Managua, 7 de noviembre 2023, proyección de“Carlos, el amanecer ya no es una tentación” en conmemoración al 47 Aniversario del paso a la Inmortalidad del Padre de la Revolución

En conmemoración al 74 Aniversario del paso a la Inmortalidad del Padre de la Revolución Sandinista, Carlos Fonseca Amador, la Cinemateca Nacional de #Nicaragua proyecta el documental venezolano dirigido por Thierry Deronne : ‘Carlos el amanecer ya no es una tentación»

Estudiantes conmemoran el 85 aniversario del natalicio del comandante Carlos Fonseca

En el marco del 85 aniversario del natalicio del comandante en jefe de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca Amador, estudiantes representantes de grupo y miembros de la UNEN, fortalecieron su formación histórica con el documental “Carlos el amanecer dejó de ser una tentación”. La producción, dirigida por Thierry Deronne, narra la lucha del padre y fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, desde la óptica de sus principales compañeros, como el comandante Tomás Borge Martínez y otros colaboradores históricos. Al concluir el documental, los jóvenes participaron en un conversatorio, en el que analizaron la importancia del rescate de la historia y la lucha del comandante Carlos, desde sus cimientos marxistas, la influencia de la revolución cubana y la lucha del general de hombres y mujeres libres, Augusto C. Sandino.

Fuente : https://farem.unan.edu.ni/notas-informativas/estudiantes-conmemoran-el-85-aniversario-del-natalicio-del-comandante-carlos-fonseca/

Doris Tijerino Haslam, Rosa Argentina Ortiz y Margine Gutiérrez

Doris Tijerino Haslam- Rosa Argentina Ortiz y Margine Gutiérrez, tres históricas militantes sandinistas, comparten sus vivencias como prisioneras en las cárceles de la dictadura Somocista hasta su liberación en agosto de 1978, luego del asalto al Palacio Nacional.

Rosa Argentina Ortiz, capturada en la montaña en 1976, Doris Tijerino es capturada por primera vez el 15 de julio de 1969, en el mismo operativo en el que cae combatiendo Julio Buitrago Urroz.

Margine Gutiérrez, es capturada en Managua en octubre de 1977.

Enlace del programa : https://radiolaprimerisima.com/wp-content/uploads/2021/09/Doris-Tijerino-Rosa-Argentina-Ortiz-y-Margine-Gutierrez-19-08-2016.mp3

Fuente : https://radiolaprimerisima.com/entrevistas/doris-tijerino-haslam-rosa-argentina-ortiz-y-margine-gutierrez/

Dr. Aldo Díaz Lacayo abre Cátedra Universitaria “Comandante Carlos Fonseca Amador”

Jueves 24 de Junio 2021 | Nohemy Sandino

Dr. Aldo Díaz Lacayo abre Cátedra Universitaria “Comandante Carlos Fonseca Amador”
El destacado historiador, destacó que, Carlos Fonseca, tiene suficientes elementos que aportan y consolidan el pensamiento de Sandino. Foto: El 19 Digital

La reserva moral de lealtad, decisión, voluntad ideológica, calidad humana y sobre todo valentía del Padre de la Revolución Popular Sandinista, fue resaltada en la inauguración de la Cátedra Universitaria “Comandante Carlos Fonseca Amador”, impartida por el doctor Honoris Causa en Humanidades, Aldo Díaz Lacayo.

Desde el auditorio Fernando Gordillo en la UNAN-Managua, el destacado intelectual e historiador inició con una exposición de su propia interpretación de Carlos Fonseca, una interpretación que ha venido desarrollando por muchos años a través del estudios y análisis, además su labor como editor de la obra fundamental del Comandante Carlos.

Con todo ese bagaje que yo he venido acumulando sobre Carlos, voy a hablar de mi propia interpretación de lo que es Carlos Fonseca, como una charla distinta, que yo creo que va a entusiasmar, porque hay cosas poco conocidas, describiendo de Carlos Fonseca su gran personalidad humana y política como una personalidad arrolladora”, expresó.CATEDRA

Como ejemplo de ello, resaltó, cuando Carlos, estando en Costa Rica, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional de ese país, lo invita a dar una entrevista:

Solo una personalidad como la de Carlos Fonseca, podría proyectarse a tal grado, que la propia Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea lo invitara. Es decir, eso dice mucho de la formación de la personalidad, de su voluntad de lucha, de su necesidad de defender la lucha revolucionaria, incluso en instancias oficiales, eso dice mucho”, comentó el historiador.

Apropiarnos del nacionalismo y antiimperialismo

En su ponencia, desatacó el surgimiento de Carlos, como un líder revolucionario, sólido y de principios extraordinarios.

Al tratar de describir la posición del comandante Carlos Fonseca en estos tiempos, cuando arrecian las agresiones del imperialismo, recordó que, “basta leer la obra de Carlos, para darse cuenta de que su antiimperialismo y nacionalismo cruzan transversalmente toda su obra. Es decir, con la independencia, que la tenía, una actitud abierta en términos de principios, era un hombre muy sólido».

Al finalizar su ponencia, se realizó una ronda de preguntas y respuesta, en la que los asistentes querían saber cómo retomar el legado del comandante Carlos en la coyuntura actual.

CATEDRA

El destacado historiador subrayó que Carlos Fonseca tiene suficientes elementos que aportan y que consolidan el pensamiento de Sandino.

Sandino tiene 4 ejes fundamentales, el nacionalismo, el antiimperialismo, el latinoamericanismo, el internacionalismo y la decisión de Patria Libre o Morir. Esos principios que orientan la revolución, son principios que debemos aplicar en cualquier coyuntura”, recordó.

¡Ni un paso atrás!

El Dr. Aldo Díaz Lacayo también apuntó que las palabras del comandante Daniel Ortega en su discurso de este 23 de junio, en homenaje al comandante Carlos Fonseca Amador, fueron las más correctas.

Yo creo que, lo que Daniel dijo ayer: ¡Ni un Paso atrás!, eso es lo correcto, porque la mediática está haciendo creer que es un problema de represión política, que no es un problema judicial. Cuántas cosas están saliendo y cuántas cosas van a salir. Debemos tener confianza en que lo que se está haciendo es lo correcto, con independencia de las dificultades que eso implica, con la mediática internacional”.

Manifestó que, “si no estamos convencidos de que, Daniel, el Gobierno, el Sistema Judicial, están en lo correcto, no vamos a tener la voluntad política para resistir. Ese es un análisis introspectivo, no hay que guiarse por lo que se ve, por lo que se oye, sino por las convicciones, la seguridad, el enfoque, de que somos una revolución que estamos actuando revolucionariamente”.

Compartió que para que el aprendizaje de Carlos se traslade a la coyuntura actual es un asunto de circunstancia y de voluntad, que invita a estudiar y analizar primeramente las circunstancias actuales.

Tenemos que hacer una reflexión analítica de la circunstancia actual y que cuando hablo de la circunstancia actual, no solo me refiero a Nicaragua, sino a la circunstancia global”, dijo.

El Vicerrector general, Dr. Luis Alfredo Lobato Blanco, destacó que esta Cátedra está centrada en la figura memorable, histórica y permanente del comandante Carlos Fonseca.

Carlos es el ayer, el hoy y el siempre. La figura de Sandino, una figura nacional y universal y hablar de Plan de Desarrollo Humano es hablar esencialmente de programa histórico de Frente Sandinista de Liberación Nacional”, expresó.

El Consejo Universitario a solicitud del consejo de Facultad de Ciencias Económicas y de la comunidad universitaria, planteó la apertura de esta cátedra, concebida para tener conferencias, debates, actividades culturales, concursos, ferias, y actividades académicas, como un espacio de formación integral, dentro de la dinámica enseñanza-aprendizaje, resaltando el legado, los principios y valores de comandante Carlos Fonseca Amador.

Fuente : https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:117575-dr-aldo-diaz-lacayo-abre-catedra-universitaria-comandante-carlos-fonseca-amador

Comandante Guerrillero David Blanco Núñez, compañero de Carlos Fonseca

Uno de los guerrilleros mas queridos de la montaña. Nace en El Viejo, Chinandega, el 3 de marzo de 1949.  En 1972 pasa a la clandestinidad y después de recibir entrenamiento en Cuba, se integra a la Columna Pablo Úbeda en la montaña, donde llegó a ser segundo al mando. 

En esta entrevista, David, narra lo duro del trabajo  de la guerrilla en la montaña, su relación con extraordinarios militantes sandinistas como Martiniano Aguilar, Carlos Agüero y el mas grande Carlos Fonseca Amador.

Fuente de este articulo : https://radiolaprimerisima.com/entrevistas/comandante-guerrillero-david-blanco-nunez/

Federico, el jefe del FSLN durante la etapa de acumulación de fuerzas en silencio

18 Octubre 2019

Federico, el jefe del FSLN durante la etapa de acumulación de fuerzas en silencioPedro Arauz Palacios usó varios seudónimos, uno para cada acción, «Pepe», «114», «Eustaquio», «Eulogio», pero el más conocido fue Federico Lugo Valencia, y en ocasiones Jorge Luis o Noel.

Nació el 6 de septiembre de 1949, en Diriomo, Granada. Hijo de Augusto Aráuz Miranda y de Socorro Palacios López. Se bachilleró en el Instituto Nacional de Oriente en Granada.

Luego, en 1966, continuó sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), en la carrera de Ingeniería Civil, en donde se incorpora al Frente Estudiantil Universitario (FER), destacándose por su valiosa contribución al fortalecimiento de este movimiento. Alcanzó el cargo ejecutivo de Secretario de Relaciones Obreras del FER, en esta función se destacó por ampliar el vínculo del movimiento estudiantil con las organizaciones de masas.

Meses después se incorpora al Frente Sandinista de Liberación Nacional y crea la escuela militar dentro del FER, lo cual permitió enriquecer las filas de la organización.

Para el año 1968, el FSLN le asigna la responsabilidad de coordinar la movilización y los contactos de Julio Buitrago, quien era el principal responsable urbano de la organización. Además, por su capacidad y responsabilidad, a Pedro le delegaban tareas importantes.

Después de la muerte de Julio Buitrago el 15 de julio de 1969, a Pedro Arauz –que había adoptado el seudónimo de «Federico»– se le asigna la responsabilidad de trasladar a León a los compañeros que habían quedado desconectados de la organización en Managua, por la represión de la Guardia Nacional.

A partir de ese momento, se desliga del FER, pasa a la clandestinidad y se consagra por entero al FSLN. Junto a Juan José Quezada, Edgard Munguía y otros compañeros, se dedica a trabajar para el resurgimiento de la organización.

Coordina una célula en la que estaban integrados Mario Benavides, René Núñez, Julio Avilés, Cristian Pérez, Juan José Quezada y Luisa Amanda Espinoza. En tres meses, logran estructurar de nuevo al FSLN, dando golpes militares en varias partes del país.

Entrenamiento en Palestina

Para proyectar a nivel internacional al FSLN, a Pedro Arauz y a Juan José Quezada se les asigna la misión de secuestrar un avión de LANICA, la línea aérea del dictador, que viajaría a El Salvador, y desviarlo a Cuba. La acción se lleva a cabo el 4 de noviembre de 1969, realizándola con todo éxito. Ambos compañeros salvan la vida y llevan el avión a La Habana. Este fue el primer secuestro aéreo que realizó la organización.

La operación se realizó en conmemoración al segundo aniversario de la caída de Casimiro Sotelo y estaba combinada con dos acciones más: una recuperación bancaria en León, a cargo de Leonel Rugama, Roger Núñez, Mauricio Hernández y Enrique Lorente, y la colocación de bombas en Managua a cargo de Cristián Pérez.

Posteriormente, para promover al FSLN, Pedro hace una gira por Cuba, Francia y Suiza. Con Patricio Arguello, Eduardo Contreras y Juan José Quezada viaja al Oriente Medio para participar en entrenamientos militares en los campamentos palestinos de Al-Fatah.

En 1970 participa en varios secuestros aéreos, dando gran impulso al FSLN en el campo internacionalista. Por su participación en el movimiento palestino, Pedro Aráuz y los otros compañeros son nombrados ciudadanos honorarios de ese pueblo valiente y heroico.

Acumulación de fuerzas en silencio

A mediados de 1970, el FSLN recibe un duro golpe pues la mayoría de los miembros de la dirección urbana fueron capturados por la Guardia Nacional. Esto provoca que Pedro Aráuz regrese a Nicaragua en 1971 para reorganizar al FSLN, iniciando la etapa de Acumulación de Fuerzas en Silencio. El énfasis fue ligar a la organización nuevamente a las masas y preparar sus cuadros políticos y militares, para volver a enfrentarse militarmente a la Dictadura Somocista.

Pedro radica en León en donde se destaca como organizador. Bajo su dirección se desarrolló una eficaz labor del FSLN y del FER en los barrios empobrecidos de la ciudad, especialmente en la comunidad indígena Sutiaba. Gracias a su papel en el desarrollo de la organización, León se convirtió durante mucho tiempo en el centro político operativo del FSLN.

En esos años, organizó varias escuelas militares en Occidente, en la clausura de los cursos «Federico» estaba presente dando el incentivo moral y enseñanzas que motivaban a los compañeros a ser mejores revolucionarios. Se destacaba por su experiencia en cuanto al trabajo político y el reclutamiento de nuevos cuadros, labor que era difícil por la represión de la guardia somocista.

Se reunía frecuentemente con el Comité Regional de Occidente para estudiar la situación del país y elaborar los documentos políticos y militares de la organización. En la discusión y elaboración de muchos de estos documentos Federico fue una pieza fundamental.

Para 1973 Federico ya era miembro suplente de la Dirección Nacional del FSLN. Óscar Turcios y Ricardo Morales eran los únicos miembros que estaban en el país. Los demás estaban presos o en el exterior.

Primer Responsable del FSLN

El 18 de septiembre de 1973 caen en Nandaime Ricardo, Óscar, Juan José Quezada y Jonathan González, lo cual descabeza el movimiento a nivel nacional. Carlos Fonseca y los otros miembros de la Dirección Nacional en el exterior deciden nombrar a Federico como Primer Responsable del FSLN en el interior del país. Asume la tarea con entrega e iniciativa.

A partir de ese momento, delega responsabilidades en varios cuadros del FSLN para impulsar el trabajo en Matagalpa, Nueva Segovia, Estelí, Madriz, Carazo, Rivas, Managua, León y Chinandega.

Federico logra ligar al FSLN con una serie de sectores antisomocistas, incluyendo grupos religiosos y crea los mecanismos adecuados para estrechar los vínculos con la montaña. Federico en corto tiempo logra recuperar el trabajo organizativo en todo el país.

Durante diez meses, se mantuvo sólo al mando de la dirección urbana de la organización. Fue uno de los principales organizadores de la exitosa acción del 27 de diciembre de 1974, ejecutada por el Comando Juan José Quezada, mediante la cual el FSLN logra la libertad de 14 de sus principales cuadros políticos.

Sin embargo, a partir de 1975, la operación desató una brutal represión de la guardia somocista en las ciudades, campo y montaña. Es incesante la captura de militantes, correos y colaboradores, tanto en la vida legal como clandestina. Federico, como jefe de la organización, adoptas las medidas necesarias para hacer frente a la represión y mantener activa a la organización.

En junio de 1975 Federico es ratificado como Primer Responsable en el país miembro de la Dirección Nacional en reconocimiento a su heroico y valioso trabajo realizado.

Pedro había creado una escuela conspirativa en las filas del FSLN, y una las primeras redes de comunicación de la organización a nivel regional. Su aporte a la formación ideológica de los militantes se reflejaba en varias de sus obras escritas, publicadas en folletos que circulaban a lo interno de la organización revolucionaria.

En febrero de 1976 viajó a Honduras y México, aquí se reúne con Daniel Ortega y Eduardo Contreras, para abordar el problema de la unidad fracturada a partir de 1975, y coordinar el ingreso al país de Carlos Fonseca, misión que logra cumplir con éxito semanas después.

En abril de ese año, Federico garantiza el traslado de Carlos Fonseca a la montaña. Luego se encarga de preparar las condiciones para realizar en una fecha que sería determinada por el líder del FSLN, una reunión de todos los cuadros de dirección de la organización en la zona guerrillera de la montaña.

Sin embargo, esa reunión nunca se pudo realizar porque Carlos cae en combate en Zinica el 8 de noviembre de 1976 y un día antes, caen en Managua en dos operaciones separadas, Eduardo Contreras y Carlos Roberto Huembes, y otros compañeros.

La muerte de Carlos y los otros dirigentes profundiza la división interna del FSLN, pues la comunicación entre todos los que estaban en el país y en el exterior queda prácticamente interrumpida.

En es en esas circunstancias que los compañeros Daniel Ortega, Víctor Tirado y Humberto Ortega, deciden iniciar acciones ofensivas a partir de octubre de 1977.

La primera operación se realiza el 12 de octubre, cuando se crea el Frente Norte Carlos Fonseca, y bajo el mando de Daniel Ortega, una nutrida columna de guerrilleros integrada entre otros por Víctor Tirado, Germán Pomares «El Danto» y Francisco Rivera Quintero, ataca exitosamente varias posiciones de la Guardia Nacional en San Fabián, en Dipilto y en San Fernando, en el departamento de Nueva Segovia.

La ofensiva de octubre continúa el 17 de octubre, con los ataques a los cuarteles de la Guardia Nacional en San Carlos, Río San Juan, y en Masaya.

Ese mismo día, Federico estaba en una casa de seguridad en Los Altos, Masaya, sin estar informado previamente de ambas operaciones militares. Cuando se da cuenta de lo que ocurre en la ciudad de Masaya, sale rumbo a Managua por la carretera a Tipitapa.

Federico no había detectado que las agencias de seguridad del somocismo lo habían detectado y habían preparado una emboscada en el empalme de Tipitapa a Managua, en donde habían instalado un retén. Pedro desciende del vehículo en el cual se transportaba y cuando la Guardia pretende capturarlo, dispara con su pistola, abate a uno de los guardias y muerte acribillado a balazos, cuando solo tenía 28 años.

¿Qué es el sandinista?

Por Pedro Arauz Palacios

EI sandinista es aquel que no vacila y tiene fe en el triunfo final, que fundamente su firmeza en lo inexorable de nuestra Revolución, que tiene fe en el triunfo revolucionario y que está seguro de que las fuerzas del pueblo y del FSLN van a lograr su Victoria final.

El militante sandinista es aquel que logre romper el estrecho marco burgués que nos influencia y logre proyectarse en el desarrollo de la lucha con una nueva personalidad y nueva actitud, consciente del papel decisivo que juega dentro del proceso Revolucionario que estamos viviendo.

El militante sandinista es aquel que aspira a ser el Hombre Nuevo de Nicaragua e impulsa a nuestra juventud y a nuestro pueblo en aras de un internacionalismo militante y un espíritu de sacrificio a toda prueba.

La disciplina del militante sandinista es consciente y se apoya fundamentalmente en la justeza de la lucha que se libra y en la superioridad absoluta que desde el punto de vista político militar que los contingentes sandinistas libran en la montaña, campos y ciudades de nuestro suelo patrio.

Como defensor del decoro nacional, de nuestra soberanía, de los intereses populares, el militante sandinista hace gala de un profundo respeto al pueblo, de iniciativa y audacia, de férrea voluntad y un alto espíritu de sacrificio y un desprendimiento total, dispuesto a derramar sangre propia y la ajena en aras de los anhelos libertarios del pueblo de Sandino.

Un sandinista es aquel que empuña el acero libertador y cada día está más dispuesto a verter sus últimas gotas de sudor y sangre por ese grandioso ideal por el que tantos valiosos e irremplazables hermanos han dado la vida: la Patria Libre.

Sandinista es aquel que los golpes y reveses, que son saldos inevitables de esta lucha a muerte, lejos de amedrentarlo, lo enardecen y llenan de coraje, disponiéndolo cada vez más para el combate libertario definitivo

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/blogs/2543/federico-el-jefe-del-fsln-durante-la-etapa-de-acumulacion-de-fuerzas-en-silencio/

Otto Casco salió de Pancasán a navegar en el Lago de los Cisnes

Otto Casco salió de Pancasán a navegar en el Lago de los CisnesPor Mirna Mendoza (*)

Busco un espacio en la montaña, entre la Reserva Natural de Sierra Quirragua y Paipí, entre San Ramón y Matiguás, donde se eleva un cerro Cónico de la época terciaria, ahí en ese espacio se levanta Pancasán, ante este altar de la Patria me inclino, porque ahí están sueños repletos de amor y de historia victoriosa.

Pancasán –que en vocablo Sumo significa «Cerro de la Danta» o «Cerro del Tapir»– que acogió a hombres valientes, héroes de la Patria Sandinista, rodeado de belleza natural donde crecen cedro real, laurel, guarumo, bálsamo, níspero, nogal, elequeme, roble, orquídeas, begonias y helechos, testigos vivos de esa heroica gesta, al igual que los campesinos que pueblan esas tierras.

El lápiz y el papel nos brindan algunos datos, otros están en el silencio y no deben permanecer en el olvido. Antes de que mi vida se acabe, con estas letras escritas con el corazón y lo que mi mente recuerda, daré testimonio sobre Otoniel Casco Montenegro.

Lo conocí joven, ya era bachiller y había intentado ser Hermano Cristiano de La Salle, pero no fue su camino. Yo cursaba el último año de magisterio. Por coincidencias de la vida, Otto me presentó a Moncho (Ramón Rizo, con quien años después me casé) y yo le presenté a Francis, que luego fue la esposa de Otto. Estrechamos amistad hasta los últimos días de la vida de cada quien.

Viene a mi mente recuerdos que me hacen escribir y que Otto permanezca vivo. Hago memoria. ¿Cómo lo recuerdo? ¿Qué le digo a las generaciones presentes y futuras?

La música, la lectura y una inmensa capacidad de amar la vida, a niños y adultos, siempre fueron su norte, su bella compañía. Obligaba al estudio, ¡cómo admiraba la literatura! Y a su edad ya poseía una pila de libros que devoraba con entusiasmo y esa era la conversación del día.

Otto me inició en la literatura, para mí desconocida, con la obra La Madre, de Máximo Gorki.

– Léelo, me dijo. Y luego preguntó: «¿ya terminaste? Sólo una vez no basta. ¡Volvé a leerlo! ¡Dale! Después lo comentamos. ¿Te das cuenta cómo Pavel influye en su madre para que se haga revolucionaria? Los hijos, también podemos incidir en nuestros padres».

¡Qué gran afinidad a la literatura rusa!

En otra oportunidad me dijo: «Aquí tenés «La guerra y la Paz», de León Tolstoi.

Lo empecé varias veces, pero nunca lo terminé. Pienso que antes de que mi vida y mis ojos se apaguen habré leído esos gruesos volúmenes.

Yo era aficionada al Rock, al Chachachá, al Twist, a boleros y tangos, los ritmos de moda de aquellos días, que escuchaba en el vetusto tocadiscos de mi casa. Recuerdo el cambio de gustos: empezamos con Ray Conniff y poco a poco entró Mozart, Beethoven con la Quinta Sinfonía y Balada para Elisa, Tchaikovski con el Lago de los Cisnes y Cascanueces. Cuanta sabiduría poseía Otto en tan poca edad, que evidencia su sensibilidad. Me empujó a la música clásica, casi sin darme cuenta.

Para esos años, entre 1965 y 1966, ya se avizoraban sus ideales. ¡Cuánto amor expresaba a las niñas y niños del barrio! Su vida cómoda, no le impidió ver la oscurana que nos rodeaba: crímenes, ley fuga, torturas, cárcel. Siempre estaba recordando historias donde hubo jinoteganos dando su aporte. Por ejemplo, relataba el asalto a Caratera, donde participa Cristóbal Villegas; admiraba a Fadel Abdalah, una historia viviente que recorría las calles del pueblo evidenciando los machetazos, la tortura y disparos que no terminaron con su vida, y que con mucha dificultad se desplazaba. Nuestra generación y otras más lo recuerdan.

Otto también se sentía orgulloso de Tobías Gadea, que participa en la fundación del FSLN, hijo de Úrsula Gadea, que apoyó la lucha de Sandino. Esa historia se la trasmitía Carlos Rizo, quien contaba que en la casa de su madre, doña Teresita de Rizo, estuvo unos días Iván Sánchez.

Con una mochila cargada de historia, un poco a la fuerza porque estaba bien enamorado de Francis, a quien llamaba «mi adorada esposa», y con una niña que venía en camino, Otto se fue a estudiar Derecho en la Universidad de Chile. Me pidió que escribiera cada 15 días y en sus cartas, siempre sus repetidas preguntas: «¿Cómo está mi esposa? ¿La has acompañado al médico? ¿Qué tanto crece la barriga? ¿Va bien el embarazo? Creo que esta separación no la aguantaré».

Un día de septiembre que no recuerdo, mandó a decir «doy marcha atrás». Solo aprobó el primer semestre. Regresó a Jinotega con las completas porque a los pocos días nació Hanrriette Katarine.

Recuerdo que vi un recorte de periódico donde los estudiantes chilenos estaban en protesta y unos carabineros los rodeaban y reconocí a Otto por su enorme cabeza, aunque estaba de espalda. Siempre se vinculó a la lucha en cualquier lugar donde se encontrara.

No sé la fecha exacta, pero a inicios de 1967, ya su compromiso y vínculo con el FSLN era una realidad. Lo que sí sé, es que en junio de ese año ya estaba en Pancasán graduándose de guerrillero, pues la montaña era lo que más le gustaba.

Los sobrevivientes atestiguaron que Otto fue capturado vivo, pero lo asesinaron. El Batallón Somoza, con más de 400 guardias, entabló un combate atroz y posteriormente la «operación limpieza».

Nuevamente su adorada esposa estaba embarazada y volvía a bregar un camino del que Otto no regresaría. No pudo conocer su hija Derlhy Mathely.

Ella me ha preguntado: «¿Por qué se fue y no me conoció?». Y yo le he dicho: «Él tenía la esperanza del triunfo, participaba en construir una nueva Patria, para ti, tu hermana y todo este pueblo».

Mis niñas –como yo les decía– esa parte les tocó vivir, pero siempre el destino tiene sorpresas. Encontraron un hombre que las cuida, encontraron un padre en Danilo, que las ha colmado de amor y llenó ese espacio al igual que su madre.

En cualquier lugar del espacio que se encuentren nuestros Héroes, reiteramos nuestro recuerdo, cariño y compromiso de continuar lo emprendido por ustedes.

¡Honor y Gloria!

A los Héroes y Mártires de Pancasán

Silvio Mayorga, de Nagarote, estudiante de Derecho.
Rigoberto Cruz, (Pablo Úbeda), Dirigente campesino.
Carlos Reyna, de Managua, alfabetizador.
Carlos Tinoco, de Corinto.
Francisco Moreno, de Managua, estudiante de secundaria.
Nicolás Sánchez, de Corinto.
Ernesto Fernández, de Masaya.
Fermín Díaz
Felipe Gaitán
Otoniel Casco Montenegro, (Otto) Jinotega, Estudiante de Derecho en Chile.
Oscar Danilo Rosales Argüello, médico, catedrático, de León
Oscar Armando Flores
Fausto Heriberto García

A la sobreviviente Gladys Báez

A todos los sandinistas históricos que forjaron esta gesta

 (*) Policía Retirada, que ama y respeta esa institución. Honor y Gloria a los 22 policías asesinados y los casi 500 heridos por construir esta Patria Nueva. Pancasán vive.

Juancito, uno de los más queridos y ejemplares guerrilleros del FSLN

Juancito, uno de los más queridos y ejemplares guerrilleros del FSLNTexto redactado sobre la base del testimonio de su hermana mayor, Guadalupe Muñoz Flores, y de otros relatos de compañeros que lo conocieron

Juan de Dios Muñoz nace el 8 de Marzo de 1950 en el popular barrio San Felipe, en la ciudad de León. Su madre fue Lilian Leonarda Flores Reyes, conocida como Lila Flores, y su padre Santiago Muñoz González, quienes procrearon 5 mujeres y un varón: Guadalupe, Lilian, Juan de Dios, Eugenia, Lucia y Mercedes Muñoz Flores. Luego, Lila se casó nuevamente con Enrique Bolaños, con quien procreó a Enrique Bolaños Flores.

Juan de Dios vino al mundo en una casa muy humilde y lo ayudó a nacer bisabuela Marcela quien era partera, en un ambiente empobrecido, común en un país donde estaba implantada una dictadura nefasta que iba carcomiendo las entrañas de un pueblo subyugado por años de terror. La relación constante con sus vecinos también empobrecidos lo hace comprender que tiene que construirse un camino para liberarse de la miseria y explotación en la que estaba sumido el pueblo por una minoría.

Inició sus estudios en la escuela Simón Bolívar de León, en donde cursó su primaria; luego inicia la secundaria en el Instituto Mariano Fiallos Gil en donde llega hasta segundo año por falta de recursos económicos que lo empujan a aprender distintos oficios para poder mantenerse a él y ayudar a su familia. Es así que en poco tiempo empieza a trabajar como radiotécnico en el mismo taller donde le habían enseñado, que pertenecía a Tulio Rivera, taller que se encontraba en la esquina del costado sureste de la iglesia de San Sebastián, a una cuadra al sur del Comando GN.

Guadalupe, la hermana mayor, también militante sandinista y colaboradora histórica del FSLN, relata que Juan de Dios desde muy joven tenía inquietudes políticas. Cuenta que antes que él tomara la decisión más importante de su vida, participar en la lucha antisomocista, permanecía en constante reflexión. Quería mucho a sus hermanas y no le gustaba ni siquiera que fueran solas a las ventas. Precisamente eso le abrumaba, pues no quería dejarlas solas, pero él quería una Nicaragua libre y legar a su familia la libertad.

Así, a los 20 años toma la decisión de iniciar militancia política y en 1970 participa en la primera caminata de maestros de León a Managua, quienes luchaban por incrementos salariales y mejoras en sus condiciones laborales, en manifestaciones estudiantiles y otros eventos en contra de la injusticia de la Dinastía Somocista.

Reclutado por Edgard Munguía

Poco a poco se fue identificando más con la lucha del FSLN que para 1971 ya realizaba trabajos organizativos de masas y de agitación en los barrios de León en conjunto con el movimiento estudiantil universitario. Aunque Juan de Dios no estudiaba en la universidad, él se había vinculado a través de la lucha y de su trabajo como obrero con los dirigentes estudiantiles, como Edgar Munguía y Camilo Ortega. De esa estrecha relación es que Juan de Dios Muñoz pasa a formar parte de las Filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

El 11 de abril de 1972 se desprende de su familia sin avisarle a nadie. Su mama pensó que él se iba a Costa Rica. Después Juan de Dios le escribió varias cartas en donde le explicaba que se había integrado al FSLN y había pasado a la clandestinidad por las amenazas de muerte que había recibido de parte de la Guardia Somocista. A raíz de la decisión de su único hijo varón, Lila Flores empezó a colaborar con los sandinistas con toda alma y corazón, con toda su entrega, ofreciendo su vivienda como casa de seguridad.

La Dirección Nacional del FSLN lo identifica como uno de los compañeros de mayor calidad humana y revolucionaria, y lo selecciona para que con otros 18 compañeros, reciba en Cuba adiestramiento militar guerrillero. Juan de Dios marcha a La Habana el 15 de julio de 1972.

Sus compañeros en ese curso lo recuerdan por su carácter fraterno y muy exigente para cumplir las decisiones que tomaba el grupo. Como parte de su formación política, Juan de Dios recorrió muchas ciudades y pueblos de Cuba, conociendo centros de trabajos, hospitales, áreas de producción agrícolas, centrales azucareras, escuelas, etc.

El 4 de mayo de 1973, sale de la Habana en compañía de los compañeros Francisco Rivera y Humberto Ortega Saavedra rumbo a Nicaragua. Para despistar a la Dictadura, salen de La Habana, pasan por Colombia y llegan a Chile, en donde gobernaba la Unidad Popular con el Presidente Salvador Allende. Finalmente parte hacia Nicaragua, ingresando a finales del mes de mayo de ese año.

Inicia la construcción de redes de apoyo

Una vez en el país, la dirección del FSLN lo traslada a una casa de seguridad en Managua donde está un poco tiempo en donde le orientan trasladarse a trabajar en el norte del país, en las montañas de Matagalpa. Para encubrir su llegada a la zona, se hace pasar como un damnificado del terremoto que había destruido la capital en diciembre de 1972, a quienes popularmente se les conocía como «terremoteado». En esos primeros meses de 1973, decenas de miles de managuas que se quedaron sin vivienda, sin enseres personales ni trabajo, fueron recibidos por sus familias y amigos en casi todas las ciudades y pueblos del país. Por eso, nadie se extrañó de su presencia.

En esa zona hace contacto con un compañero que tenía una hacienda a 100 Km de Matagalpa, quien lo hace pasar como trabajador de su hacienda y también envía a Managua a recibir un curso de quince días para aprender a manejar la motosierra. Al regresar a la finca, conjuga su trabajo de motosierrista y con las tareas de la organización, hasta que finalmente se entrega a tiempo completo al trabajo político asignado.

En el primer trabajo que hizo a las estructuras de las guerrillas el jefe guerrillero de esa zona le escogió el seudónimo de «Juancito«. Él se negó porque era su nombre propio, pero su superior insistió y es así que nace el legendario Juancito que todos los campesinos del norte y demás compañeros recordarían con respeto y admiración.

«El amor que desplegaba al trabajo propio de la organización era tremendo», recuerda uno de sus compañeros. Y en efecto, realizaba tareas importantes y delicadas, pues le habían asignado la responsabilidad de ser el puente entre los militantes clandestinos de la ciudad y los guerrilleros de la montaña. Como parte de su trabajo, llevaba medicinas, municiones y todo tipo de abastecimiento y trasladaba a compañeros a los campamentos de la montaña.

Pero además, su trabajo no solamente lo desplegaba en el departamento de Matagalpa, sino que se extendió hasta Chontales, Estelí y León; es decir, no centró su trabajo en un solo punto, sino que ramificó su accionar. Disciplinado por excelencia, Juancito no permitía que se dieran desviaciones en el seno de la militancia e incluso entre los colaboradores de la guerrilla. A la vez, era muy discreto cuando había necesidad de compartir información.

Juancito logró levantar sustancialmente el trabajo de la organización pues cuando él llegó a la zona, había muy pocos colaboradores y ninguna red de apoyo a los campamentos guerrilleros. Su trabajo fue tan importante, que sirvió de base para que años después pudiera desatarse la insurrección popular y la liberación total de Nicaragua.

El operativo en Abisinia

Mientras trabajaba en la zona, forma parte de un comando del FSLN al mando del Comandante Carlos Agüero (Rodrigo) que realiza una recuperación económica a la sucursal bancaria de Abisinia, en El Cuá, Matagalpa, el 18 de diciembre de 1974. Este hecho era una acción de distracción que había ordenado la dirección de la organización, pues se preparaba la operación «Diciembre Victorioso», ejecutada por el Comando Juan José Quezada, que consistió en la toma de la residencia del connotado somocista José María «Chema» Castillo, que se dio nueve días después, el 27 de Diciembre.

A raíz de ese suceso, la Guardia Nacional desata una feroz represión en todas las zonas campesinas del departamento de Matagalpa lo cual obliga a salir a Juancito, quien permanece cinco días en la ciudad de León. Regresa a dirigir el trabajo y al cabo de poco tiempo es integrado a la montaña como combatiente como jefe de escuadra.

Herido en una mano

En esos días de 1975 de dura lucha, donde los guerrilleros se movilizaban por toda la zona norte, la escuadra encabezada por Juancito es emboscada por la Guardia Somocista. Se entabla un recio combate. Juan de Dios resulta herido en una mano, pero se sobrepone y con gran valentía logra escapar de los guardias, aunque queda pierde el contacto con sus compañeros. Deambuló por la zona durante ocho días, durante los cuales la herida en la mano se le infecta. Finalmente logra llegar a uno de los campamentos guerrilleros, de donde lo trasladan a Matagalpa para curar la herida infectada de su mano.

Con un espíritu de lucha inclaudicable, estando en recuperación, con su mano sana realiza trabajos manuales como cartucheras, tirantes y otras piezas que todo guerrillero necesita. Más tarde, como responsable político-militar, realiza círculos de estudio y escuelas militares con los compañeros que deben pasar a los campamentos guerrilleros y, una vez preparados, él mismo los traslada a la montaña (Pancasán, Zinica, Fila Grande).

En una de esas misiones de traslado a los campamentos, debido a un descuido se hiere levemente con su arma, pero aún así logra llegar al campamento guerrillero donde permanece recuperándose durante un tiempo, el cual aprovecha para convivir con los campesinos, por quienes estaba decidido a luchar hasta las últimas consecuencias.

Después, le orientan hacerse cargo del traslado de Managua a los campamentos de la montaña, a numerosos compañeros que son preparados para sumarse a la guerrilla. En ese ir y venir pasan los meses de 1975 aprendiendo, enseñando y poniendo en la práctica todos sus conocimientos.

En abril de 1976 siendo responsable de una escuadra guerrillera, se interna en las montañas de Zinica y se incorpora al campamento bajo el mando de Carlos Agüero.

Pierde uno de sus ojos

En mayo de ese mismo año, con una escuadra de cinco guerrilleros se dirige a Yaosca, con la misión de encontrar sitios estratégicos donde ubicar a las demás escuadras. Una vez de regreso a Zinica, el comandante Rodrigo lo nombra segundo al mando del campamento, en donde ya están 35 compañeros entre campesinos, obreros y universitarios, y el Jefe del FSLN, Carlos Fonseca. A Juancito y a Francisco Rivera (El Zorro), les asignan la tarea de adiestrar en tácticas de guerrillas a los compañeros del campamento, mientras el Comandante Fonseca asume la dirección política del curso, que dura 15 días.

En agosto, sale de la montaña junto a cuatro compañeros con la misión específica de entregar la información de la brutal represión somocista contra los campesinos a un militante que estaba en la legalidad. Pero la misión es abortada porque la escuadra tuvo un combate con una patrulla de la Guardia en Yaosca y Juancito recibe un balazo en la cabeza. Pese a la grave herida, que le causa una inmediata inflamación del rostro y toda la cabeza, henchido de coraje Juancito responde al fuego y junto a sus compañeros logran evadir el cerco somocista. Hasta entonces se percata que la bala también le ha afectado uno de sus ojos. La gravedad de su herida obliga a la dirección del FSLN a enviarlo a Honduras para recibir atención médica y salvar su vida. Sin embargo, pierde completamente el ojo herido. Su familia no se entera de este acontecimiento.

La militante sandinista Rosa Argentina Ortiz describe a Juan de Dios Muñoz como «una persona con una calidad humana increíble. Lo conocí cuando baja de la montaña en 1975, herido en la mano por una bala de Gárand. Me trasladan ahí y me enseñan a curarlo. Llegaba un médico una vez a la semana a limpiar la herida. Empecé a conocer su temple de acero, porque ni arrugaba la cara cuando le curaban esa herida. Posteriormente regresa a la montaña. Cuando subo a la montaña, me integro a la escuadra que jefeaba Carlos Agüero. Juan de Dios era parte de esa escuadra, junto a tres campesinos que tenían seudónimos de números. Teníamos que hacer un recorrido para ir haciendo conciencia en todas las comarcas de Waslala: Las Vallas, Yaoska y otras. En una ocasión, estábamos en un cerro, la Guardia nos detecta y ataca, una bala hiere a Juan de Dios Muñoz en el ojo. El baqueano nos ordena tirarnos hacia el borde de un río. Veo a Juan de Dios que venía totalmente bañado de sangre. Nunca se quejó y sólo nos decía: – ¡Adelante, adelante, adelante! Ese día tuvimos tres combates».

Una vez recuperado, se traslada por veredas de Honduras a Estelí y posteriormente a Managua. Lo nombran responsable de una escuela militar clandestina. Los compañeros que fueron sus alumnos lo recuerdan como un auténtico revolucionario en todo el sentido de la palabra, con gran calor humano, con ejemplo vivo de la puntualidad, el orden, la disciplina, la humildad y su gran espíritu de lucha por los desposeídos. Además de comprender perfectamente los problemas sociales, económicos y políticos del país, se daba a entender en un lenguaje sencillo para que todos asimilaran los conocimientos, saber con certeza por qué se luchaba y cuáles eran los objetivos del FSLN.

Juancito decía: «Tenemos que dedicarnos a la Revolución. Nosotros estamos consagrados para hacer esta revolución. No disfrutamos lo que la gente normalmente hace como ir al cine, a fiestas, a pasear, etc., porque nosotros nos hemos sacrificado voluntariamente y tenemos que entregarnos a todo lo que la Revolución impone, y todos como buenos revolucionarios tenemos que cumplirlo».

Semanas más tarde, asume la responsabilidad del trabajo político en las zonas fronterizas con Honduras, en Las Segovias, y como instructor en la escuela guerrillera Claudia Chamorro.

Su hermana mayor relata que en ese tiempo ella y su mamá participaban activamente como colaboradoras y en una de las tantas cartas que ella le escribía en contestación de las que él enviaba, le dijo: «llevame hermano, quiero irme con vos». Pero Juan de Dios, además de un gran militante era un gran protector de su familia, no quería que su familia sufriera más miseria y en su carta de respuesta le dijo: «No, vos te quedás para cuidar a nuestra mamá y papá». Ella obedeció, estudió, se recibió y las palabras de su hermana para ella fueron proféticas.

Capturado y asesinado

Este trabajo realizaba cuando cae asesinado por los esbirros somocistas en la entrada norte de Estelí, desde Condega, la madrugada del 26 de agosto de 1977, junto con el ingeniero Raúl González, quien lo estaba trasladando desde la frontera hacia la ciudad.

De acuerdo con el testimonio de hermana del ingeniero González, Martha González Almendárez, «en la salida de Estelí hacia Condega, sobre la carretera Panamericana, existe un lugar que se llama El Dorado, es una finca. En la orilla de la carretera hay una especie de cerritos donde la Guardia se escondió para esperar la llegada de Raúl, ahí lo emboscaron. A Juan de Dios y a Raúl los capturaron vivos. Se supo después que los tres compañeros que venían con Juan de Dios y que eran trasladados por Raúl, pudieron huir». Juan de Dios no tenía un ojo, usaba una prótesis y en el ojo sano, tenía un balazo. A Raúl lo asesinaron a garrotazos en la cárcel de la ciudas de Estelí.

Según Martha González, el doctor Ulises González, primo suyo y de Raúl, logró ingresar a la morgue para identificar el cuerpo de su pariente. Dice Martha: «Ulises vio cerca de la mesa donde estaba Raúl, una masa, una pelota grande de sangre en el suelo, «era un bulto grande de sangre colorada». Ulises se acercó para ver de cerca de qué se trataba y se asustó cuando vio que era Juan de Dios Muñoz, «una masa de sangre». Juan de Dios no tenía un ojo, usaba una prótesis. Ulises pudo observar que en su ojo sano tenía un balazo. Ulises lo comenzó a ver a Juan de Dios y no supo si tenía en otro lugar más balazos».

Su muerte fue un duro golpe para la organización. Todos sus compañeros se comprometieron con Juancito para llevar hasta el final sus sueños de liberarse de la tiranía y construir una sociedad donde reine la justicia y la libertad.

Como la familia no sabía del acontecimiento donde él había perdido el ojo, hizo caso omiso a la noticia donde hablaban de un hondureño con ojo de vidrio que había muerto. A los tres días de su asesinato, un compañero sandinista llegó a la medianoche a avisar que el muchacho del ojo de vidrio era Juancito. Su mamá y su hermana mayor fueron a Managua llegando a las 5 de la mañana del 30 de Agosto de 1977 y encontraron el cuerpo en la morgue de uno de los hospitales.

Guadalupe Muñoz fue quien tuvo que reconocer el cuerpo. Después que se los entregaron regresaron a León, vigilados por la Guardia Somocista que ya había autorizado el permiso para poder velarlo y hacerle una misa.

El pueblo de León y sus compañeros de lucha se enteraron de la noticia y se fueron concentrando donde estaba la vela. Al ver el mar de gente la Guardia ordenó interrumpir la vela y llevar el cuerpo inmediatamente al cementerio de San Felipe. Cuando se realizaba el funeral, un hermano sandinista hizo un discurso y cuando se estaba enterrando hubo un fuerte sismo. Años más tarde, la familia accedió a trasladar sus restos al actual Mausoleo junto a otros Héroes y Mártires.

Las guerrillas latinoamericanas de los años 60, Por Germán Sánchez Otero | Revista Temas, Cuba | 11 Julio 2019

Por Germán Sánchez Otero (*) | Revista Temas, Cuba | 11 Julio 2019

¿Por qué resulta de interés revisitar y evaluar hoy los procesos de lucha armada ocurridos en la América Latina y el Caribe durante los años 60? ¿Qué experiencias negativas y positivas de esas historias pueden ser útiles para las faenas y los proyectos de emancipación actuales y futuros en el continente?

En aquella década existieron guerrillas en Perú, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Bolivia, Colombia, Argentina, Paraguay, República Dominicana, México y Haití. Cada proceso nacional encierra especificidades y determinaciones, dadas por la historia y la formación económico-social de uno u otro país, y también por las coyunturas políticas de las que brotan. El ciclo insurgente de los 60 comienza en 1959, y aunque de hecho termina entre 1967 y 1968, ocurre un último intento fallido en Teoponte, Bolivia, en 1970. ¿Por qué fueron derrotadas todas esas tentativas de tomar el poder por la vía armada? ¿Cuáles fueron las causas más comunes de sus adversos desenlaces?

Existe una extensa bibliografía de libros, artículos, documentos y testimonios, y también miles de textos secretos pendientes de desclasificación, buena parte de ellos en Cuba y en los Estados Unidos. Entre los libros, se destaca el pionero Las guerrillas en América Latina, del británico Richard Gott (1971); las imprescindibles obras de Regis Debray (1975a; b; c); y Guerrillas contemporáneas en América Latina, del profesor cubano Alberto Prieto (1990).

No pretendo aludir a cada proceso nacional, ni tampoco agotar los factores globales actuantes en la evolución de las insurgencias en aquellos años. Solo formularé algunas ideas, con el ánimo de exaltar la actualidad del tema.

I

Es ineludible, en primer lugar, abordar el nexo de tales procesos con la Revolución cubana. ¿Acaso esta se interpretó correctamente por quienes decidieron tomar las armas para alcanzar el poder, motivados por el impacto del triunfo cubano en 1959? ¿Los escritos del Che (Guevara, 1985) sobre la revolución social en la América Latina y en particular acerca de nuestra experiencia insurgente, se leyeron del modo adecuado o en verdad muchos de sus textos no se conocieron?

Si el proceso insurreccional de la Isla, entre 1953 y 1958, hubiese sido interpretado en su integralidad, varios intentos guerrilleros en los 60 no hubieran fracasado –al menos no del modo tan rápido en que ocurrió–, o no se hubieran iniciado, por carecer de las condiciones mínimas indispensables. ¿Podría afirmarse que en nuestros días se conoce suficientemente la experiencia cubana? He percibido, fuera de nuestras fronteras e incluso entre nosotros, que no es así.

La idea de que un foco de doce guerrilleros irradió la guerra a todo el país y derrotó a la dictadura en apenas dos años se convirtió en una simplificación romántica y mítica de lo que fue un proceso sumamente complejo y, por eso mismo, pletórico de lecciones. La primera de todas es que surgió, se desarrolló y triunfó en un país con una formación económico-social y una historia singulares, en una circunstancia política particular –la existencia de una dictadura que provocó un rechazo popular generalizado– y fue conducida por un excepcional líder.

El primer acto de Fidel Castro contra la dictadura es simbólico: una impugnación legal contra el golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952, que presenta el siguiente día ante el Tribunal de Garantías Constitucionales. Es un paso calculado con el propósito de legitimar la insurgencia armada posterior.

Aunque la acción del 26 de julio de 1953 fue derrotada y el plan abortado, resultó una victoria política y el despegue de la Revolución. Ese día se verificó por primera vez la pertinencia de la lucha armada, sustentada en el legado de José Martí, y cuyo fin inmediato era derrotar la dictadura.

En el cuartel Moncada nacen el líder y el núcleo inicial de la vanguardia de la Revolución y también su programa, La Historia me absolverá (Castro, 1953). Este expresa las razones y los objetivos del proyecto en un lenguaje claro, y a la vez evita sumar enemigos a destiempo. Por ejemplo, la palabra imperialismo no se menciona, y mucho menos lucha anticapitalista.

Al salir de la cárcel en 1955, Fidel realiza una frontal denuncia del régimen a través de los medios de prensa y ese mismo año parte a México. Declara que se marcha porque ha sido censurado y no hay garantías para ejercer las luchas democráticas. De tal manera, reafirma ante la opinión pública que el camino insurgente es el único posible para encarar y derrotar la dictadura.

El primer suceso que desmiente la versión foquista de la Revolución cubana ocurre el 30 de noviembre de 1956, en Santiago de Cuba: el alzamiento armado y popular de la segunda ciudad más importante del país, dirigido por Frank País, y previsto para que ocurriera al unísono con el desembarco de los expedicionarios del yate Granma. A estos los esperaban varios campesinos para apoyarlos en la Sierra Maestra. Celia Sánchez dirigía ese operativo desde Manzanillo, y Frank disponía de una combativa organización clandestina en Santiago. El macroescenario rural y urbano escogido para desatar la guerra fue muy fecundo.

Fidel no demora en realizar la primera acción contra un pequeño cuartel en La Plata, el 17 de enero de 1957. Participa toda la guerrilla, compuesta por veintinueve hombres en total: dieciocho expedicionarios, ocho campesinos y tres enviados por Celia. Y no se incorporan más habitantes de la Sierra Maestra por la falta de armas. La acción es un éxito rotundo y al siguiente mes, el 17 de febrero, el jefe guerrillero otorga su primera entrevista de prensa a Herbert Matthews, de The New York Times. En febrero del siguiente año sale al aire la emisora Radio Rebelde –fundada por el Che–, que se convierte en la voz cotidiana de la épica guerrillera y en vía primordial para orientar a los jefes, a los combatientes y a todo el pueblo, e informar la verdad a la opinión pública del continente. Comenzaba así a ejercitarse y a ganarse, de modo simultáneo, la brega militar y la lidia de las ideas.

Aunque Fidel concentra su atención en el desarrollo de la guerra, que es el frente político decisivo, no descuida los demás. Atiende las alianzas con otras organizaciones revolucionarias y con sectores políticos en el exilio adversarios de Batista, y también se ocupa de orientar la actividad del Movimiento 26 de Julio, dentro de Cuba y en el exterior. Discípulo espiritual de Martí, sabe que esa nueva contienda de liberación debe ser culta, abarcadora e inclusiva. Y como aquel, mantiene en silencio los propósitos de más alcance.

El 28 de mayo de 1958 la dictadura inicia una ofensiva contra el Primer Frente de la Sierra Maestra, para lo que moviliza sus mejores fuerzas élites: catorce batallones de infantería y varias compañías independientes. Despliega también artillería, tanques, aviones y helicópteros.

Fidel mueve de modo secreto todas las columnas del sur y el centro de Oriente hacia el Primer Frente, y decide que Raúl Castro permanezca en el Segundo Frente. Trescientos guerrilleros resisten la ofensiva enemiga. De acuerdo con el plan de defensa, ceden terreno, hostigan, desgastan y agotan al adversario. En julio pasan al contrataque, y tras treinta y cinco días de combates rechazan y destruyen virtualmente a la flor y nata de las fuerzas armadas de la dictadura.

A estas alturas, la guerrilla se ha convertido en una guerra de posiciones y de movimientos. De inmediato, en agosto de 1958, Fidel lanza la contraofensiva estratégica, con instrucciones precisas a Camilo Cienfuegos y Che, para que avanzaran hacia occidente con sus columnas reforzadas. Él se queda con apenas treinta combatientes, sin jefes experimentados y, a la vez que dirige todo el escenario bélico y político nacional e internacional, garantiza el entrenamiento de mil reclutas, a los que logra armar, forma cuadros en el combate de manera acelerada; dirige la conquista de todas las plazas militares de Oriente, e implementa, junto con las fuerzas de Raúl y Juan Almeida, la toma de Santiago de Cuba.

Cuando Batista y varios de sus más cercanos secuaces abandonan el país el 1 de enero de 1959, la dictadura ya estaba derrotada tanto en el plano militar como en el moral y el político. Con un mínimo de armas y un máximo de moral y de sabiduría política y bélica, la Revolución logra triunfar en un plazo brevísimo sobre un enemigo que parecía invencible.

II

Entre 1959 y 1961, las primeras guerrillas en América Latina surgen, casi todas, de grupos sin preparación ni estrategia idónea. Fueron experiencias costosas en vidas humanas y en saldos políticos. Pronto Cuba fue acusada de dirigir tales movimientos, cuando realmente la dirección cubana siempre practicó la solidaridad más auténtica, y por eso mismo actuó de modo coherente con la idea de que las revoluciones no se exportan y, al contrario, estallan a la hora precisa de cada país.

La Isla aportó a los revolucionarios latinoamericanos y caribeños, sobre todo, el ímpetu de sus triunfos, sus rebeldías y herejías. Provocó que reverdeciera el proyecto bolivariano y martiano de emancipación continental, colocó el marxismo en un lugar protagónico.

A partir de 1962, Cuba ofreció entrenamiento a muchos guerrilleros y también apoyo logístico, e incluso ejerció la solidaridad mediante combatientes cubanos en el terreno mismo. De modo explícito, consagró su derecho a apoyar por todos los medios a quienes luchaban en sus propias naciones contra gobiernos antinacionales, y aliados del imperio en la agresión contra Cuba.

Hay que interpretar de manera serena las lecciones de ese tiempo, para contribuir a elucidar problemas de hoy y mañana, semejantes a los de ayer, e incluso más difíciles de resolver. ¿O es que alguien piensa que esta opción de lucha revolucionaria fue borrada para siempre de nuestras tierras, repletas de conflictos, pero también de historias de liberación y de un elevado potencial para conquistarla? Las estrategias de insurgencias armadas futuras, que a mi juicio serán inexorables, no saldrán de un manual de guerrilla, sino de la interpretación crítica de las praxis anteriores y de las entrañas del país donde se decida desarrollar.

Una de esas lecciones es que durante el período insurreccional en Cuba hubo armonía entre el programa de la Revolución y su carácter real inmediato, o sea, un proyecto democrático y nacional de complexión popular. Ni antimperialista, ni anticapitalista y menos aun explícitamente socialista.

Mutatis mutandis, después de que Cuba se declara socialista en 1961, aunque los movimientos armados latinoamericanos enarbolaran programas democráticos, nacionalistas y alianzas amplias, incluso con sectores burgueses, el carácter político de las guerrillas cambió radicalmente. Porque el antimperialismo, el anticapitalismo y el socialismo formaban parte ineludible de su genética, lo hicieran o no explícito.

La guerra revolucionaria es ante todo una pugna de ideas y de acciones políticas. Fidel supo neutralizar, entre 1956 y 1958, a una gran parte de la clase dominante cubana e incluso al gobierno de los Estados Unidos. Al mismo tiempo aisló a la dictadura en el ámbito político nacional e internacional. La decantación de este amplísimo haz de fuerzas sucedió por etapas. No hubo restas prematuras. La amplitud del programa inicial permitió una posterior depuración natural, resultante del conflicto clasista. Tal paradoja devino fortaleza: radical en los métodos de lucha, la Revolución cubana en sus inicios fue comedida en cuanto a las metas inmediatas. Esto le permitió ganar tiempo para afirmar una vasta base de apoyo social, político y militar y sorprender al imperialismo, que reaccionó demasiado tarde.

Pero las posteriores insurgencias armadas de la región, sobre todo en la década que analizamos, adquieren un significado diferente. De 1962 en adelante revolución significa derrocamiento del poder burgués, enfrentamiento al imperialismo y al capitalismo, y opción socialista. A partir de ese momento, aunque se oculten los objetivos, el imperio y las oligarquías ya no se equivocan, y actúan en consecuencia. Este factor pesó mucho en contra de los procesos armados después de 1959.

El Pentágono, la CIA y los gobiernos de los Estados Unidos tomaron muy en serio a los que consideraban seguidores del camino insurgente de la Isla, y desplegaron todo su poder. Primero imaginaron una fórmula de apariencia reformista, la Alianza para el Progreso. Y después activaron la lucha contrainsurgente, con acciones preventivas y de neutralización en el escenario social, pero donde los nuevos métodos y recursos militares cobraron un relieve principal, ahora con el antídoto específico contra la guerra irregular. Ya no se enfrenta a la guerrilla con tanques, aviones y artillería. El empleo de la nueva doctrina militar es un factor clave para entender por qué las guerrillas resultaron casi siempre aisladas y derrotadas. Además de los errores propios, entre ellos las desviaciones foquistas y el llamado vanguardismo.

III

Es imprescindible detenerse en los aportes analíticos del Che, realizados muchas veces en defensa de la experiencia original de la Revolución cubana. En ese tiempo, una parte de la izquierda regional se empeñó en demostrar que esta era excepcional, mientras otros revolucionarios la copiaron de modo acrítico y hasta caricaturesco.

El pensamiento del Che acerca de la revolución incluye conceptos entretejidos, tales como el imperialismo y el subdesarrollo, las clases sociales y sus luchas, el papel del Estado y el carácter de la revolución. También sus ideas abarcan los temas de estrategia y táctica, vanguardia, y sujetos sociales de la Revolución. De su análisis de la sociedad latinoamericana y el escenario mundial nace su certeza acerca de la posibilidad del cambio revolucionario de naturaleza socialista en el continente. Y también se derivan sus ideas sobre cómo alcanzarlo.

Ciertos énfasis y filos polémicos de sus conceptos están marcados por los debates que se vio obligado a emprender frente a sectores tradicionales de la izquierda latinoamericana, que querían convertir el triunfo de la Revolución cubana en una excepción histórica. Casi todos eran partidos comunistas seguidores de la línea internacional y de los enfoques políticos de la poderosa Unión Soviética. Muchas veces tales concepciones y posturas políticas representaron un factor de contención a posibles procesos revolucionarios, como al parecer ocurriera en mayo de 1968 en Francia, o en 1966-67 en Bolivia.

Ello explica la insistencia del Che en determinadas lecciones de la Revolución cubana. No es casual que comience de este modo su primera obra que aborda el tema: «La victoria armada del pueblo cubano sobre la dictadura ha sido, además […] un modificador de viejos dogmas sobre la conducta de las masas populares de la América Latina» (Guevara, 1985, t. I: 31). Él nunca la reduce a una repetición dogmática: «La Revolución cubana ha mostrado una experiencia que no quiere ser única en América». Y critica a quienes «tratan de implantar la experiencia cubana sin ponerse a razonar mucho si es o no el lugar adecuado» (t. IX: 209).

A la vez, es menester prevenirnos contra el empleo extemporáneo de algunas afirmaciones o tesis suyas en las actuales circunstancias políticas del continente y del mundo, pues algunas no resultaron válidas en el decursar de la historia. ¿Qué pensó, por ejemplo, sobre la vía armada y en específico respecto a la lucha guerrillera?: «Es importante destacar que la lucha guerrillera es una lucha de masas, es una lucha de pueblo» (t. I: 33). Esa misma consideración, con palabras semejantes, la encontramos al menos en diez lugares diferentes de sus escritos (37, 179 y 205; t. IX: 30 y 237).

No deja espacio para las ambigüedades: «Queda bien establecido que la guerra de guerrillas es una fase de la guerra que no tiene de por sí oportunidades de lograr el triunfo» (t. I: 37). «Ahora bien, es preciso apuntar que no se puede aspirar a la victoria sin la formación de un ejército popular» (205).

Sostiene que en la América Latina existen las condiciones objetivas para la revolución. Esa conclusión la deduce de sus vivencias en el continente y de sus estudios desde los años juveniles sobre la historia y las sociedades latinoamericanas. De tal convicción, fundada en un saber científico, no razona que sea posible iniciar la lucha armada en todas partes y en cualquier momento:

Esa violencia debe desatarse exactamente en el momento preciso, en el que los conductores del pueblo hayan encontrado las circunstancias más favorables. (105).

Dependen, en lo subjetivo, de dos factores que se complementan y que a su vez se van profundizando en el transcurso de la lucha: la conciencia de la necesidad del cambio y la certeza de la posibilidad de este cambio revolucionario. (195).

A tales factores y a las condiciones objetivas une otro elemento también subjetivo: «la firmeza en la voluntad de lograrlo». Y agrega el último, de índole objetivo: «las nuevas correlaciones de fuerzas en el mundo» (105). Siempre tiene en cuenta el repertorio de variables que considerar en el inicio y desarrollo de la lucha armada y nunca abona consignas, dogmas, ni clichés.

¿Por qué enfatiza la importancia de las condiciones subjetivas y el papel activo de la vanguardia? Frente a la «cultura política» defensiva de la espera, yergue junto a Fidel, la cultura política de la voluntad y de la ofensiva:

El deber de los revolucionarios latinoamericanos no está en esperar que el cambio de correlación de fuerzas produzca el milagro de las revoluciones sociales en América Latina, sino aprovechar cabalmente todo lo que favorece al movimiento revolucionario ese cambio de correlación de fuerzas y hacer las revoluciones. (208).

Tal criterio no pasa por alto el tema de la estrategia y las tácticas:

Los revolucionarios no pueden prever de antemano todas las variantes tácticas que pueden presentarse en el curso de la lucha por su programa liberador. La real capacidad de un revolucionario se mide por saber encontrar tácticas revolucionarias adecuadas en cada cambio de la situación, en tener presente todas las tácticas y en explotarlas al máximo. (33)

¿Acaso el acelerado curso de la actual ofensiva imperialista y de la ultraderecha en la América Latina y el Caribe no obligan también a los entes revolucionarios a plantearse fórmulas y actuaciones acordes con los métodos antidemocráticos, que de modo creciente practican varios gobiernos de la región?

La dirección cubana no negó jamás, en aquellos años, la lucha cívica y en particular la electoral. Baste recordar la solidaridad de Fidel hacia Allende. En varias ocasiones, el Che aborda el tema:

Sería error imperdonable desestimar el provecho que puede obtener el programa revolucionario de un proceso electoral dado; del mismo modo que sería imperdonable limitarse tan solo a lo electoral y no ver a los otros medios de lucha, incluso la lucha armada, para obtener el poder […] pues si no se alcanza el poder, todas las demás conquistas son inestables, insuficientes, incapaces de dar las soluciones que se necesitan. (t. X: 33).

Una vez más aparece ese eje central de sus ideas, que es también el de Fidel: la conquista del poder. Motivación, por cierto, presente en casi todas las insurgencias armadas latinoamericanas desde 1959, y que ha disminuido o desaparecido en buena parte de la izquierda de nuestro tiempo.

También el Che aclara la distinción entre lucha pacífica y vía pacífica, y señala las consecuencias de esa confusión: «Recuérdese nuestra insistencia: tránsito pacífico no es logro de un poder formal en elecciones o mediante movimientos de opinión pública sin combate directo, sino la instauración del poder socialista, con todos sus atributos, sin el uso de la lucha armada» (t. IX: 229).

Reiteradas veces aborda la función de la clase obrera y el campesinado en la revolución. Por ejemplo, refiriéndose a la relación guerrilla-campesinos-obreros, afirma que la primera debe buscar el apoyo de «las masas campesinas y obreras de la zona y de todo el territorio de que se trata» (t. I: 189).

No desarrolla suficientemente sus criterios en torno al lugar que le corresponde a las luchas reivindicativas y políticas obreras, ni tampoco a la inserción de ese bregar en un proceso revolucionario signado por la lucha armada, cuyo escenario principal lo ve en el campo, por razones que explica muchas veces. Sin embargo, no deja de formular la siguiente noción, como parte de la estrategia que considera acertada:

[L]a posibilidad de triunfo de las masas populares de América Latina está claramente expresada por el camino de la lucha guerrillera, basada en el ejército campesino, en la alianza de los obreros con los campesinos, en la derrota del ejército en lucha frontal, en la toma de la ciudad desde el campo, en la disolución del ejército. (t. IX: 237)

Esta última afirmación muestra el apego del Che a la experiencia cubana. En nuestros días, es menester –y posible– asumir un relato más abarcador y a tono con las nuevas realidades de cada país. Considerar, por ejemplo, los cambios ocurridos en las estructuras de clases a consecuencia de las mutaciones de las formaciones sociales capitalistas de la región; la transnacionalización y privatización extrema de las economías; el crecimiento de los sectores marginales e informales; la disminución de la clase obrera y la modificación de su composición, con mayores niveles de explotación e integración al status quo; la disminución neta del campesinado tradicional y la agudización de la crisis social derivada del modelo neoliberal.

Durante los últimos cincuenta años, ocurren diversas experiencias que enriquecen el antecedente cubano. Por ejemplo, los procesos insurreccionales en Nicaragua y en El Salvador, entre 1977 y 1985, hacen importantes aportes. De igual modo, la rebelión militar del 4 de febrero de 1992 en Venezuela nutre el acervo de la lucha armada revolucionaria, patriótica y democrática en el continente.

De conjunto, los impactos políticos y sociales y los correlatos –tanto nacionales como hemisféricos– que se derivan en el presente siglo de los procesos de cambios abiertos por la Revolución bolivariana, a partir de 1999, han creado un terreno fértil para el avance de proyectos progresistas e incluso radicales, como ha sucedido en la propia Venezuela y en Bolivia. A la vez, varios mostraron ciertas debilidades de partidos de izquierda y centroizquierda, una vez que asumieron los gobiernos centrales, casi siempre en alianzas con entes burgueses de centro.

El primero y el más importante error es haber creído que controlaban el poder del Estado, cuando en verdad solo disponían apenas de una parte de este, sobre todo palancas del Ejecutivo. La otra grave deficiencia es haberse desconectado de los movimientos sociales y suponer que con mejoras parciales del nivel de vida popular se obtendría un apoyo masivo en las urnas. También muchos dirigentes partidistas fueron seducidos por la miel de los cargos y, en no pocos casos, los imantó la corrupción. Más recientemente, la nueva ofensiva imperial y de las clases pudientes en varios países –Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, etc.– evidenció el cálculo triunfalista erróneo que primó en no pocas fuerzas y líderes de la izquierda y la centroizquierda.

IV

El proyecto revolucionario continental que el Che decide iniciar en Bolivia con el apoyo de Cuba tiene su razón estratégica propia y también posee la marca de la coyuntura. Entonces era necesario y urgente dar un fuerte impulso a la lucha armada en la región y demostrar en grande la viabilidad de otras revoluciones, por ejemplo, en Venezuela. También la causa de Vietnam convocó la epopeya internacionalista del Che en Bolivia. Por encima de la derrota en este país, el núcleo fecundo de esa decisión histórica pervive; de ello es prueba el afán emancipador e integracionista creciente en la región, incluida la Bolivia de Evo Morales, marcada por la irrupción del pueblo profundo que hace muchos años descubriera el Che.

Define con precisión la correlación entre lo nacional y lo continental y el factor tiempo en la lucha revolucionaria latinoamericana: «Habíamos predicho que la guerra sería continental. Esto significa también que será prolongada»(t. I: 206). En consecuencia, de ningún modo «podemos decir cuándo alcanzará estas características […] ni cuánto tiempo durará» (201). Así pues, el sentido regional de la lucha revolucionaria no significa esperar a que esta comience en todos los países, ni se desarrolle por igual en ellos: debe iniciarse «cuando las condiciones estén dadas, independientemente de la situación de otros países» (202).

A partir del criterio de que los Estados Unidos van a intervenir en un momento del desarrollo de la revolución –por razones conocidas– sostiene: «Dado este panorama americano, se hace difícil que la victoria se logre y consolide en un país aislado» (201). Tal criterio se ratifica en nuestros días, por ejemplo, con la arremetida brutal del imperio contra Venezuela, el aumento del cerco a Nicaragua, y la retoma de sus políticas más agresivas respecto a Cuba.

A mediados de los 60, la lucha armada a escala continental no exhibía un saldo favorable. Fue preciso tratar de asegurar un mínimo de coordinación y un máximo de convergencia entre las fuerzas revolucionarias. Sin absorber la diversidad de los procesos políticos nacionales, se buscó ayudar a ordenarla con una labor prioritaria: la lucha armada para alcanzar el poder del Estado. De ese propósito salió la iniciativa de realizar la Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), en agosto de 1967, que marcó el apogeo visible de tal esfuerzo de coordinación y de convergencia política de las luchas revolucionarias nacionales. Su objetivo principal no se proclamó: ensanchar en toda la región las bases de apoyo al proyecto del Che, para esa fecha ya en Bolivia.

El origen y la razón de ser de OLAS radicaba en el proyecto de lucha continental guevariano. Por eso se extingue con él en octubre de 1967. La historia, en su devenir, una vez más no fue rectilínea. Si la revolución en nuestra América no pudo tomar entonces el curso continental imaginado –signado por la lucha armada–, su calendario, itinerario y escala posterior debían ser otros. Y así ha sucedido.

El dilema mayor es que el Che tiene razón cuando proclama la conocida alternativa: revolución socialista o caricatura de revolución. Pero, ¿cómo lograr tamaño propósito? Su proyecto de lucha y de liberación continental en aquellas circunstancias es tal vez la pista de una posible respuesta. Herencia conceptual que Hugo Chávez recrea como el socialismo del siglo XXI.

V

En nuestro continente no ha habido recesos históricos, como pareciera que ha ocurrido en Europa y en los Estados Unidos después de 1968: cuando las insurgencias resultaron neutralizadas o asfixiadas en una subregión o en determinados países, han reaparecido en otros sitios.

Luego de los fracasos relativos de los intentos armados en aquella década, sin solución de continuidad, y en el escenario represivo creado por las dictaduras militares en el cono sur durante los años 70, surgen en Uruguay, Brasil, Argentina y Chile organizaciones armadas o de resistencia en las ciudades, con diferentes métodos y caracterizadas por una enorme constancia y heroicidad. Y aunque no logran el poder, mantienen en jaque a esos regímenes y aportan legados muy importantes para el posterior curso político de esas naciones.

El ciclo de los 70 incluye la novedad del experimento socialista pacífico y democrático en Chile, que confirmó de manera dramática la decisión del imperio y las oligarquías de destrozar sin escrúpulos los cimientos de sus propios mitos democráticos, frente al peligro de perder su poder. La década aporta también dos procesos nacionalistas liderados por sendos líderes militares en Perú y Panamá (Juan Francisco Velasco Alvarado y Omar Torrijos), que marcan hitos favorables al avance antimperialista y de los movimientos populares. El decenio concluye con la victoria de la Revolución sandinista, en julio de 1979, que veinte años después de Cuba reafirmó la viabilidad del camino insurgente armado, y reveló otra vez los ingredientes políticos y militares que Fidel consideró indispensables para lograr una victoria revolucionaria: el pueblo, las armas y la unidad. En este caso, como en Cuba, el objetivo volvió a ser derrotar una tiranía y reconstruir el país sobre la base de un programa holgado y con alianzas amplias.

También frente a la Revolución sandinista, aunque las definiciones políticas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) fueron cuidadosas, e incluso se afilió a la socialdemocracia, los Estados Unidos actuaron, aplicando la conocida guerra sucia. Asimismo, frustraron el triunfo pleno del Frente Farabundo Martí en El Salvador. Ambos procesos, desfavorecidos por la abrupta extinción de la Unión Soviética y el llamado campo socialista, tomarían otra forma, más funcional al sistema, en el presente siglo.

En 1989 –año en que se desploma el muro de Berlín– sobreviene el «febrero venezolano», el histórico Caracazo. Este hecho representó la explosión social más grande de la historia de ese país y fue también la primera rebelión espontánea de un pueblo contra el neoliberalismo a escala mundial. Pero a diferencia del Mayo francés, el 4 de febrero de 1992 surge otra, liderada por el teniente coronel Hugo Chávez, que pronto sería el guía de la revolución más original ocurrida en América desde 1959.

En todos esos hechos y procesos ulteriores a los 60, donde los imposibles no se respetaron y se fecundaron con sangre las utopías, está el legado de aquellos guerreros. Muestra de ello es, precisamente, la influencia que recibiera Chávez, desde su adolescencia y juventud, de las luchas guerrilleras en su país, y su admiración hacia el Che y Fidel. Por ejemplo, a los 19 años, siendo cadete, en un ejercicio militar en que participara en septiembre de 1974, escoge estar en el grupo de supuestos guerrilleros y adopta con íntima satisfacción el papel del Che (Chávez, 2018: 138). Tres años después, como subteniente en un batallón contrainsurgente, discute consigo mismo la posibilidad de pasarse al grupo guerrillero contra el que luchaban, y no lo hace entre otras razones por la manera turbia y criminal en que actuaba dicho grupo, infiltrado por la CIA. Razona, además, que la oportunidad de la guerrilla había pasado en Venezuela.

Poco tiempo después, decide organizar un movimiento clandestino dentro del ejército y planear una rebelión cívico-militar para desarrollar un proyecto de orientación bolivariana. En ese quehacer, mantiene nexos con ex comandantes guerrilleros, como Douglas Bravo y Alí Rodríguez. Varios de ellos, como este último y Julio Escalona, ocuparán cargos relevantes en el gobierno bolivariano a partir de 1999. Para esa fecha, el presidente Chávez ha convertido al Che en una de las figuras cumbres de su panteón de héroes y guías. Mientras que Fidel es su más alta referencia revolucionaria viviente.

VI

Retomo la pregunta inicial de este artículo y arriesgo algunas respuestas:

● Toda victoria de la contrarrevolución se alimenta de los errores y de las desviaciones que surjan en el campo revolucionario, sean de índole militar, política, teórica o ética. Los revolucionarios no actúan solos. Sus adversarios poseen suficiente poder, astucia y experiencias para utilizar tales agujeros dentro de uno u otro ente de la izquierda, a fin de dividirlo y dinamitarlo.

● Quienes opten por una estrategia de lucha armada deben saber que se trata de una decisión sustantiva, de largo aliento e implicaciones formidables. La guerra no se improvisa, ni tampoco hay que temerle si solo existe esa alternativa para avanzar por el carril revolucionario. Toda línea política no fundada en el análisis del escenario y del movimiento real –nacional, regional y mundial– es no solo inoperante, sino peligrosa. Puede conducir a la derrota y retardar el curso de la revolución deseada.

● No es cierto que la política sea el arte de lo posible. Ese suele ser un falso consuelo, el reducto de los conservadores, de los mediocres, a veces de los cobardes. Las revoluciones que palpitan en una encrucijada histórica hay que diagnosticarlas con rigor, fomentarlas y conducirlas sin temor, y crear las condiciones materiales, políticas y culturales para hacerlas triunfar en todos los espacios y tiempos. Y luego defenderlas por medio del ejercicio democrático del poder del pueblo y con la hegemonía de un proyecto socialista auténtico.

● La disposición a morir y a todo tipo de sacrificio es una condición indispensable, pero no suficiente. Lo más difícil y decisivo es contribuir a que las clases populares, desde sus propias bregas, concienticen y avancen hacia proyectos de liberación social y nacional.

● Formar y seleccionar a los líderes es primordial. Debe primar en ellos el altruismo, la creatividad, la disciplina, el sentido de la organización eficaz y el interés por la teoría revolucionaria. Tienen que ser portadores genuinos de una cultura democrática que irradie respeto y solidaridad entre todos los luchadores. Deben moverse y actuar «en la calle» y en los campos, y aprender del pueblo más que de los sabios; estar prestos a identificar dónde se equivocaron, y si hay que corregir saber buscar el camino. Un auténtico líder debe ser capaz de entregarlo todo, incluso sacrificar el tiempo familiar y, si fuera necesario, dar la vida.

● Ninguna política trasciende a la historia si no accede al dominio del sentimiento. Porque los pueblos que hacen la historia no se movilizan si su voluntad no está sacudida por emociones e imágenes arraigadas en su pasado.

● Hay personas que sin ser revolucionarias son mejores en sus sentimientos y en la actitud hacia determinados temas humanos que algunos militantes de izquierda.

● Es necesario dialogar con los ciudadanos que piensan y actúan diferente; los revolucionarios no debieran sentirse dueños de la verdad, aunque muchas veces tengan la razón.

● La gente pobre, y en general los explotados no simpatizan con la revolución a ultranza. Hay momentos de crisis social y política en que se movilizan y entienden un proyecto de cambio con más rapidez, pero en todo momento se requiere llegar a sus mentes con verdades y con el ejemplo de quienes las profesan.

● El sistema de dominación capitalista ha logrado reproducirse sobre todo por su capacidad de ganar las conciencias de los humildes. Por eso es usual que muchos de ellos voten por sus enemigos de clase. Pero en vez de condenar a quienes sufragan contra los candidatos de la izquierda, o no se movilizan en el combate revolucionario, cualquiera que este sea, hay que buscar los modos de imantarlos, y para ello resulta imprescindible comprender las causas profundas de su conducta, y descubrir –y rectificar con premura– aquellas relacionadas con errores y debilidades de la izquierda, que tributan a las actuaciones equívocas del pueblo.

● No se debe subestimar ni un ápice a los adversarios de dentro y de afuera. Hay que conocerlos más y mejor. Adelantarse a sus tácticas y procederes. Hacer trabajo de inteligencia en sus filas, para saber qué piensan y qué hacen. Y qué proyectan hacer. El sistema dominante utiliza sin ambages sus poderosos instrumentos visibles y soterrados, y quien se proponga derrotarlo debe implementar las réplicas pertinentes. La ingenuidad en política es siempre mortal.

● Usar métodos conspirativos, guiados por el precepto martiano de que «en la política, lo real es lo que no se ve». Imaginar variantes para engañar a los adversarios y conocer sus debilidades, saber atacarlos por los flancos y buscar fórmulas para dividirlos.

● Diseñar la estrategia y las tácticas, con apego a las circunstancias concretas de cada país. Escoger y atacar los puntos débiles del adversario y preparar muy bien el momento para emprender cualquier batalla frontal. Mantener la iniciativa de modo tesonero y creativo.

● Propagar ideas y emociones por todas las vías posibles y en formas atractivas y comprensibles, y usar las tecnologías y los métodos de comunicación más modernos. Evitar la tentación de las acciones exhibicionistas, la política como show, los efectos efímeros. No mentir jamás.

● Trazar líneas diferenciadas hacia las organizaciones religiosas y proceder con los creyentes a nivel personal.

● Aprender con humildad de la gente; mandar obedeciendo. No dejar nunca de tomar en cuenta la opinión del pueblo y el sentir individual y colectivo de las personas. No despreciar lo pequeño.

● Promover alianzas amplias y a la vez evitar compromisos que amarren el proyecto grande. Esto incluye mantener contactos con militares de manera selectiva y discreta.

● Hacer todo lo necesario para conseguir la unidad de la izquierda auténtica, sobre todo para la acción, y basada en un programa mínimo. Este debiera estar anclado en los asuntos y problemas de la mayor cantidad posible de ciudadanos, y con un lenguaje atractivo. Resolver con inteligencia y por etapas la ecuación de los objetivos mínimos y máximos.

(*) Sociólogo y profesor. Universidad de La Habana.

Documental ¨Carlos el amanecer ya no es una tentación¨ (Venezuela)

Formato original: Video alta definición (HDV NTSC). Duración: 1 h. 22. Producción: Las Tres Raíces, Venezuela, 2012, con el apoyo de Zin TV (Bruselas). Imagen : Henry Linares con el apoyo de Deylin Peugnet y Olivier Auverlau. Asistente de dirección : Marjorie Arostegui. Música: Philippe Tasquin. Dirección, sonido y edición: Thierry Deronne.

¨Carlos el amanecer ya no es una tentación¨ es el primer documental dedicado a rescatar del olvido la figura del “otro Che” : Carlos Fonseca Amador (1936-1976), fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Fue filmado de 2010 a 2011 en lugares claves como León, Pancasán, Zinica, Managua, Estelí, Matagalpa y La Habana al cabo de una investigación de dos años en busca de quienes lo conocieron personalmente entre lo(a)s dirigentes de la Revolución Sandinista y lo(a)s colaboradores anónimos tales como lo(a)s campesino(a)s que alimentaban a su guerrilla.  Cabe destacar el apoyo de Doris y Sara Tijerino que con su Asociación de Colaboradores Históricos recopilan la historia de la Revolución Sandinista en las montañas de Matagalpa así como la participación del Comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez (QEPD) quien nos apoyó en varias jornadas de filmación.

Contacto : thierryderonne6@gmail.com

URL de este artículo : https://filmfonseca.wordpress.com/2014/06/22/documental-%C2%A8carlos-el-amanecer-ya-no-es-una-tentacion%C2%A8/

 

Carlos Fonseca, la unidad y las victorias, por Edwin Sánchez

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I

En algunos miembros del Frente Sandinista, quizás de media data, puede haber cierta inquietud con la apertura de la organización hacia otros sectores o, inclusive, con la presencia protagónica de la juventud, como si esta política de puertas abiertas fuera a afectar el tejido histórico del único partido revolucionario de Nicaragua.

No obstante, el FSLN se afirma y confirma con los mejores valores de la nicaraguanidad, potenciándolos además, porque forman parte de sus primigenias raíces. El documento «35/19: Unido/as en victorias», dado a conocer por la intelectual sandinista Rosario Murillo, lo sintetiza. Y si algo palpita en el escrito, es el corazón de Carlos Fonseca.

Podemos reconocer que el Frente es abanico y arco iris, es el concierto de los hombres y mujeres de buena voluntad. No fue, ni es, una logia de iniciados como algunos quisieron disminuirlo en los años 80, y que gracias a Dios ya no están. Para estos, solo valían los que empuñaron el fusil, y al resto, simples mortales, los veían por encima de su bordado adoquín rojinegro. Carlos condenó estas jactancias desde 1960: «La ostentación exhibicionista representa el izquierdismo infantil».

No se trata de desconocer los méritos sino de reconocer a los que hicieron posible el 19 con las balas y los que lo mantienen con los votos, aunque sean de nueva data.

II

En nuestro país, donde la historia se construyó con fragmentos, desencuentros, divisiones, y que incluso Rubén debió llamar a la unión de tantos vigores dispersos, el sandinismo ha contado con la ventaja nacional de renovar, de fondo, la unidad.

«Nicaragua es el bien común, forjándose cada día en el corazón individual y social», es decir, lo particular y lo colectivo, lo personal y lo nacional. Este planteamiento está muy lejos de conducir al totalitarismo, palabra manida de los ultraconservadores que sí cuentan con una obcecada visión anacrónica de Nicaragua, tan así que a falta de la armada, invocan y se prestan a la intervención mediática internacional.

El documento 35/19, es una celebración de la unidad para andar. Unidad de valores supremos. Esa que nace del alma y no de los cálculos. Que no surge de hoy, sino que es un largo camino y que empezó en el movimiento de unos cuantos caminantes, cuando las paralelas libero-conservadora habían reducido a Nicaragua a una historieta. Y eso era, en sus penosas páginas,  «lo correcto», lo «establecido», o, con la asistencia del pensamiento hegemónico, la «voluntad» de Dios.

Para lograr lo que parecía una formidable ilusión, Carlos debió dar un paso que movería la realidad, al interpretar el ser nicaragüense: «Es fundamental en el Frente Sandinista la unidad entre los verdaderos revolucionarios y los verdaderos cristianos» (Mensaje al Pueblo de Nicaragua, octubre de 1970). Y a los cristianos no les puso apellidos ni credos: los identificó a partir de su praxis.

Carlos subrayó la palabra «verdaderos». Dos emblemáticas vidas u ofrendas de sacrificio por la liberación de nuestros pueblos, le inspiraron: Ernesto Che Guevara, caído en 1967 y el sacerdote Camilo Torres, muerto en combate un año antes.

Por supuesto, Carlos, un santo casi sacado de las epístolas de San Pablo, pedía lo que hacía y algo más: supo ver que la unidad era esencial para el crecimiento y consolidación del Frente Sandinista. Unidad entre los revolucionarios, pero unidad también con el hermano gemelo del revolucionario, o hermana melliza: el cristiano, la cristiana.

El Modelo Cristiano, Socialista y Solidario germina de esta premisa. En palabras de Carlos, para el Frente Sandinista, expresión superior de la Causa de Sandino, «es fundamental».

III

Pese a las toneladas de injurias, el Frente está hecho de vigores, no de rencores. Sus directrices no derrapan en un culto al odio como sí se puede observar en ciertos dirigentes de siglas.

Desde una emisora, un ex miembro de la Junta de Gobierno trató de causar un efecto negativo, al recordar que en 1979 le comentó «muy preocupado», al comandante Daniel Ortega, que en los CDS se habían integrado miembros del recién colapsado régimen de Somoza. El hoy Presidente le dijo: «¿Y qué querés? ¿Que los mandemos a matar?».  Hasta en ese ataque se revela el espíritu humanista del líder histórico de la Revolución: el respeto a la vida.

Vale precisar, en la cancha del Frente no se juega a la revancha, como sí ocurre en un segmento de la oposición política controlada por la derecha fundamentalista.

Inclusión, no exclusión. El exhorto 35/19  de Rosario: «Nicaragua es la Unidad de Objetivos, Metas, Propósitos, y sobre todo, la Conciencia de Unidad y Respeto como factor indispensable para Vivir Mejor, Hoy, Mañana, y Siempre», se enlaza con las coordenadas trazadas por Carlos en los albores del Frente Sandinista.

«El sectarismo es el principal enemigo de la unidad. Debemos de tener el cuidado de saber distinguir entre las diversas fuerzas políticas del país, los elementos que coinciden con nuestras aspiraciones, aunque esa coincidencia sea mínima. El sectario se empeña en ver solamente lo que diferencia y lo que separa. Es muy importante comprender que en las filas del Partido Conservador hay representativos del pueblo que si son convencidos mediante una paciente explicación pueden acompañarnos en la lucha. Lo mismo ocurre dentro del gobierno, la Guardia y dentro de otras instituciones nacionales». (La lucha por la transformación de Nicaragua. CFA. 1960).

Fuente: http://www.rlp.com.ni/blogs/1266

La situación del FSLN en 1976 y la muerte de Carlos Fonseca

Foto 8 documental Carlos el amanecer ya no es un tentación

Rafael Casanova Fuertes* | Opinión

En su obra “Carlos Fonseca, sacrificado”, Jesús Miguel Blandón sugiere que el máximo dirigente y fundador del FSLN fue enviado a la muerte, pero en toda su obra, no deja claro ¿por quién o por quienes? el autor en sus argumentos, sugiere las diferencias que hubo entre Eduardo Contreras y Pedro Aráuz Palacios, al primero le acusa de disputar el liderazgo a Carlos y al segundo, de haber expresado que si Carlos ingresaba de nuevo al país, tenía que volver a ser militante de base. Si no es una acusación directa, se siembran las dudas sobre el papel de ambos.

Con todo el respeto que merece la posición, del autor, hemos de recordar que en una organización verdaderamente revolucionario, no se compite por posiciones, ni privilegios, actúan seres humanos, que aunque no perfectos, obtienen su lugar en una determinada responsabilidad, a base de haber demostrado, no solo capacidad política e ideológica, sino también una aptitud ética y ejemplar en sus actos, como entes individuales y revolucionarios. Pero además, una alta disposición al sacrificio, hasta la de dar su vida, por sus convicciones. Por tanto, las diferencias en cuanto a posiciones ideológicas o tácticas y estrategias, no conduce necesariamente, ni a ambiciones personales, ni a desear, ni mandar a la muerte a otro compañero.

Los hechos demuestran que Eduardo Contreras, un revolucionario de gran capacidad política, llenó estos requisitos hasta su muerte, a manos del enemigo el 7 de noviembre de 1976 y al momento de la salida de Carlos hacia la montaña, estaba fuera del país. Tampoco pudo ser Pedro Aráuz, el cuadro de mayor responsabilidad en el interior de Nicaragua, quien nunca desconoció su condición de máximo dirigente. Se identifica plenamente con la estrategia original del FSLN (la GPP), pero además, es quien trató de convencer a Carlos, de que las condiciones, para el ingreso a la zona guerrillera, no eran las más favorables en ese momento. La autoridad de Carlos, estaba por encima de la Aráuz y es imposible que Arauz lo haya enviado, subió a la montaña por decisión propia, consciente de los riesgos que iba a correr y que nunca fueron ajenos a su trayectoria revolucionaria.

Tras el empuje revolucionario, proveniente desde 1973 que culminó con el asalto a la casa de “Chema” Castillo, en diciembre de 1974, El FSLN, fue golpeado fuertemente en su estructura logística, incluida la muerte de cuadros, colaboradores y fue cuando emergieron en medio de la crisis, las tres tendencias. Al escindirse los denominados proletarios, en el interior del Frente, quedaron dos posiciones: quienes seguían sosteniendo la estrategia original y los que en las nuevas circunstancias, planteaban una ágil alianza política antisomocista y el traslado de la lucha hacia las ciudades. En diciembre de 1975, se produjo la llegada de Carlos Fonseca, desde Honduras, en abril de 1976, la de Daniel Ortega, Eduardo Contreras y Humberto Ortega.

Cuando estos ingresan a Nicaragua, ya el Comandante Carlos, se había internado en la montaña, porque consideró que se requería de su presencia, para fortalecer la moral de los combatientes que aún resistían en circunstancias adversas y plantear la reunión de la DN en las mismas montañas del Norte. Que a estas alturas se considere por algunos, una imprudencia, lo mismo se dijo de José Martí en 1895, tras su caída en Dos Ríos, en la lucha por la independencia de Cuba. ¿Que esto era una utopía cuando ya la posición de otros miembros de la DN, era diferente y por lo demás era difícil el ascenso de estos a la montaña? “Terco indeclinable” en su postura, en la montaña, estaban casi aislados, dos miembros de Dirección: Carlos Agüero y Henry Ruiz y estaba claro del significado moral y político, que hubiera tenido, una reunión con ellos. La lógica nos conduce a una lectura distinta a las especulaciones, Carlos estaba por la unidad, pero no desechaba el fortalecimiento de la tendencia GPP, la que consideraba como una garantía -desde de su propia concepción- para fortalecer y mantener las posiciones revolucionarias, dentro del sandinismo. Esto lo estaban haciendo todas las tendencias.

¿Que haya muerto, con la idea de que la montaña debería seguir siendo el eje fundamental de la lucha? ¿Le resta algún mérito? ¿Que la concepción de insurrección urbana y la unidad política haya sido la correcta en ese momento, entra en menoscabo de su proyección? La conclusión, es que no le resta ninguno, siguió y sigue siendo el padre de la Revolución Popular Sandinista. ¿Acaso Las tendencias unidas, no combatieron en cohesión con otras fuerzas revolucionarias y democráticas, al somocismo desde 1978? ¿Acaso no se produjo la unidad sandinista en marzo de 1979? ¿De haber sobrevivido -hipotéticamente- no hubiera estado de acuerdo? En todo este proceso, estuvo presente su tenacidad y el espíritu del fundador del destacamento revolucionario, que estuvo en capacidad de conducir al pueblo en julio de 1979, hacia su liberación. Solo puede imaginársele a la cabeza de las últimas jornadas y convertido en el máximo dirigente de la Revolución Popular Sandinista.

*Historiador y Escritor

Fuente http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/312826

La Patria, Darío, Sandino, Fonseca y Estados Unidos

16 mayo de 2014

 Por Edwin Sánchez

5173078797_81744a6c6f_bL@s nicaragüenses debemos reconocer que fue el fundador del Frente Sandinista, Carlos Fonseca, quien devolvió al primer plano nacional e internacional todos los méritos del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino.

Sandino no podía ser atrapado por el olvido, sea por miedo, por cálculo o por ignorancia. Los intelectuales de fusta conservadora creían que el canon de los ilustres, colocados a la par de los símbolos patrios, estaba completo con la galería de próceres habilitados por los presidentes de los 30 «aristocráticos» años del siglo XIX.

Darío y Sandino irrumpen para poner en pie la historia y que no se inclinara jamás ante nadie. Sandino, el más importante de todos los héroes, es uno solo con Darío en la configuración del arquetipo nicaragüense. El metapeño y el niquinohomeño, hijos de la Nicaragua rural, son los que paradójicamente le dan sentido universal a la nación, salvándola del desastroso provincianismo de la élite conservadora y sus letrados que hacían del poder su propiedad señorial.

El Príncipe de las Letras Castellanas fue despreciado por la oligarquía conservadora, que nunca le apoyó en vida a pesar de su genio. Y el muchacho elogiado por la Premio Nobel Gabriela Mistral como «hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no me toque ver otro», tenido por bandolero por las paralelas históricas que partían del pensamiento solariego de la Calle Atravesada en la Historia.

El liróforo fue abierto al mundo y el patriota lo ratifica; prosa y versos en un solo esfuerzo: «No profesamos un nacionalismo excesivo. No queremos encerrarnos aquí solos. ¡Que vengan extranjeros, incluso (norte) americanos, desde luego!». (1)

Qué tan adelantados estaban los dos constructores de la Patria, y qué grande se ven en el Siglo XXI, cuando la derecha más atrasada de todos los tiempos, y su partido impreso, andan con un «pánico» prestado al «¡Ahí- vienen -los- rusos!», película rodada en el año de la Guerra Fría de ¡1966!

Darío y Sandino señalaron las despiadadas políticas de lo peor de los Estados Unidos que les tocó vivir y sufrir; el primero solidario con el presidente, general José Santos Zelaya, víctima de la política de la intolerancia practicada por la Casa Blanca, y Sandino organizando a su Pequeño Ejército Loco para enfrentar a la mayor potencia que jamás se conoció desde que la humanidad salió de Mesopotamia.

Ambos, Darío y Sandino, coincidieron, sin compartir el calendario, su visión de conjunto de Estados Unidos; su magisterio fundacional de la patria no derrapó en un odio supremo al país de las barras y las estrellas. Su defensa de la dignidad nacional provenía del corazón, no del hígado; correspondía a un hondo procesamiento del intelecto y no de las arengas de baratija, comunes a los gamonales decimonónicos.

Rubén destacó las alturas magníficas de una patria del tamaño de Benjamín Franklin, sus «ejemplos buenos y dignos de imitación» como la «máquina universitaria» y «el mecanismo pedagógico de los norteamericanos», propuestos como modelos en Latinoamérica por su «empuje, constancia e iniciativa». No obstante, se empequeñece con el espíritu de los Theodore Roosevelt: «Todo lo monopolizan, todo lo toman, esas gentes de los Estados Unidos… Y se imponen y se introducen en todas partes…».

Su escrito es fulminante: «Mas hay que advertir una cosa. Sin sus peligros y exageraciones, bien venga la influencia del alma norteamericana. Aprovéchese lo que debe seguirse, síganse los ejercicios de la energía. Mas no se pierda lo bueno y asimilado de otras civilizaciones». (2)

Sandino, en su mensaje al pueblo surgido de los inmigrantes del Mayflower, descubre sus sentimientos: «Necesitamos conocernos para que nuestra vida continental sea de cooperación. Los pueblos hispanoamericanos y los del norte deben de ser como hermanos que cuiden juntos del continente. Mirando hacia el Pacífico y hacia el Atlántico. Repito, como hermanos, pero que ninguno quiera atentar contra la libertad o la independencia del otro. Así, hermanos del continente americano, el Nuevo Mundo debe ser la tierra de los pueblos efectivamente libres. Un saludo y mi abrazo fraternal al pueblo de los Estados Unidos. Patria y Libertad». (3)

Patria, no patio trasero

Hicieron patria, la colmaron de contenido, y no se dejaron someter al envolvente rezago secular de los señorones que no distinguían la huerta del municipio, la finca del departamento y la hacienda de la nación, hasta concluir, en esa nefasta escala piramidal de la mediocridad neocolonial que Nicaragua, por tanto, no era país, sino patio trasero de los Estados Unidos.

Por eso la intelectual Rosario Murillo ha proclamado de donde soplan los Nuevos Tiempos: «Darío, el Inmortal, el Poeta Universal; y Sandino… esas dos Vertientes son parte profunda de nuestra Identidad Nacional».

El presidente Barack Obama puede dormir tranquilo en Washington, sabiendo que la Embajada de Nicaragua en Estados Unidos nunca haría lo que sí hicieron sus predecesores, Herbert Hoover y Franklin D. Roosevelt, ejecutaron con sus diplomáticos. Un hijo del periférico barrio El Laborío (Carlos Fonseca Amador), donde los españoles confinaron la mano de obra indígena de Matagalpa, lo expuso así:

«Al tramar el asesinato de Sandino, la embajada norteamericana con Mathew E. Hanna primero y Arthur Bliss Lane después, se propuso cometer un crimen perfecto, y evitar dejar la marca de toda huella. Ahora estamos en tiempo de la política del Buen Vecino y hace falta no repetir lo de Lane con Madero y Pino Suárez (presidente y vicepresidente de México), o lo de Wise con Charlemagne Peralte (patriota haitiano) en el pasado tiempo del Big Stick. Sin embargo, sabido es que no hay crimen perfecto: allí están indelebles las huellas de la mano yanqui». (4)

De Metapa, de Niquinohomo, de El Laborío, de los excluidos, es de donde nos ha venido lo mejor de Nicaragua. Por eso, cuando el Frente Sandinista incluye a los pobres no es por clientelismo, es buscar, con su protagonismo, la bendición de Dios.

Notas:

1. Con Sandino en Nicaragua. Ramón de Belausteguigoitia, p.199.

2. Rubén Darío, Escritos Políticos. BCN, pp. 305-307

3. Maldito país. José Román. 2da. Edición 2002, p. 31

4. Carlos Fonseca. Obra Fundamental. Aldilá editor,p.89

 

Fuente : Radio La Primerísima, Managua http://www.rlp.com.ni/blogs/1256

Con Carlos Fonseca en Cuba, por Mario Fulvio Espinoza

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El 29 de Diciembre de 1970 el comandante William Ramírez y el que esto escribe salimos vía aérea hacia la capital mexicana para, desde ahí, abordar el vuelo de “Cubana” que nos llevaría a Cuba para participar en el III Congreso de la organización Mundial de Periodistas (OIP) que se realizaría en la Habana en los primeros días de Enero de 1971. Viajábamos en calidad de delegados de la Unión de Periodistas de Nicaragua, pequeña organización en la que figuraban entre otros, los periodistas Raúl Arévalo Alemán, María Inés González, Álvaro Montoya Lara, Trinidad Vázquez, Alicia de Trinidad, Guillermo Vargas, Arilo Mejía, Denis Moncada Colindres, César Cortez Téllez, Francisco Pinell y Clementina Rivas. Funcionaba como enlace entre la UPN y la OIP el legendario periodista y luchador anti somocista Ignacio Briones Torres, que ya para ese tiempo gozaban de la amistad de connotados miembros de la OIP como, Genaro Carnero Checa, Luis Suarez, Ernesto Vera, Rafael Roncagliolo, Hernán Uribe, Freddy Balzán, Eleazar Díaz Rangel y otros, además de contar con el aprecio de los dirigentes del buró europeo de la OIP.

Llegamos a Ciudad México a eso de las once y media de la mañana y fuimos alojados en el Hotel Alameda, aprovechamos las horas de la tarde del día 30 para visitar en su hogar al periodista Luis Suárez y a su esposa Pepita, quienes nos recibieron con mucho afecto. De ellos recibimos las explicaciones y la logística del Congreso al que asistíamos. Aprovechamos el día 30 para visitar algunas librerías, caminar por la avenida Juárez y disfrutar la espera. Lo mismo ocurrió el 31, con la salvedad que por ser el último día del año buscamos algún lugar donde esperar el año nuevo. Con esa fin entramos a un club nocturno ubicado en la Avenida Madero, ahí nos mezclamos con la alegría de los concurrentes, hombres y mujeres cantaban, reían, comían y bebían con feliz moderación. Nos integraron al grupo y a las doce de la noche brindamos por el nuevo año. “Nunca me imaginé que íbamos a ver tanto entusiasmo, alegría y fraternidad en una noche de año viejo”, me comentó William al regresar a eso de la una de la mañana al hotel. Yo, claro, estuve de acuerdo con él.

Al día siguiente, 1 de Enero de 1971, teníamos que salir para La Habana. El vuelo de “Cubana” estaba programado para despegar a las once de la mañana, sin embargo fue notoria la displicencia con que las autoridades mexicanas trataron a la tripulación de la nave y a los pasajeros. El chequeo se realizó de una manera lenta y tediosa en una sala del segundo piso del aeropuerto, nos hicieron hacer fila para que un fotógrafo retratara, uno a uno, a todos los viajeros. “Esto es trabajo de la CIA comentaron algunos periodistas latinoamericanos que viajaban con nosotros. Al fin “Cubana” alzo vuelo como a eso de la una y media de la tarde. Dentro de la nave los periodistas viajeros armaron una gran algarabía entre vivas a Fidel y a la Revolución. En lo que a mí respecta me tocó viajar al lado de Ignacio Villa, el popular “Bola de Nieve”, notable poeta y músico que con sobrado entusiasmo me habló de la música cubana y de los adelantos que habían logrado al integrar instituciones musicales que llevaban adelante “la nueva trova” bajo el amparo de organismos culturales de su país.

En La Habana

Aterrizamos en el Aeropuerto José Martí a eso de las cuatro de la tarde y fuimos instalados en una habitación del Hotel Habana Libre, cenamos y por la noche apreciamos la alegría de los jóvenes habaneros que bailaban en las calles su nueva música, entre las piezas más sonadas estaba “La batea” y canciones de Carlos Puebla y su grupo “Los Tradicionales”. Al día siguiente, 2 de Enero, nos pusimos a redactar el informe sobre la situación de Nicaragua bajo la tiranía de los Somoza. En eso estábamos cuando nos avisaron que en el Salón Principal del hotel nos esperaba una visita. Suspendimos nuestra labor y bajamos por el ascensor. El que nos esperaba era Carlos Fonseca y dos compañeros más, Humberto Ortega y Carlos Agüero.

Cabe aquí decir que ya antes había intentado entrevistar, como periodista de Radio Centauro a Carlos Fonseca, para ello en 1968 había viajado a Costa Rica donde estaba preso y era juzgado, pero las autoridades no me permitieron verlo y me conformé con entrevistar a su esposa María Haydee Terán, que estaba en San José apoyando a su marido. La plática que tuve con ella se centró en los obstáculos que puso la justicia tica para lograr un juicio justo para el líder del Frente Sandinista.

Carlos nos saludó con un fuerte abrazo. Su estatura según mis cálculos era de 1.72 metros, quizás pesaría unas 150 libras. Su rostro era de rasgos pronunciados, cabellos negros, pómulos y mentón firmes, ojos azules, nariz alargada. Su físico lucia atlético, musculoso, presumimos que hacía ejercicios con pesas para mantenerse en forma. Carlos Agüero era un joven de piel blanca y pelo castaño, sus ojos eran azules y como Carlos se mostraba musculoso. Sin duda hacia los mismos ejercicios de pesas del Comandante. Humberto Ortega en esa época era un hombre largo y delgado, de pocas palabras. Observe que andaba una chamarra que le quedaba grande y eso hacía que su figura aparentara más altura, media quizá 1.72 metros.

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Las preguntas de Carlos

Carlos nos dio la bienvenida y nos dijo que él y sus compañeros tenían a su disposición una de las habitaciones del hotel y que nos invitaba a ella para que platicáramos sobre Nicaragua. Al notificarle que estábamos preparando un informe sobre la situación de Nicaragua y en especial la de los periodistas, se manifestó dispuesto a ayudarnos. De inmediato nos condujeron a su habitación donde comenzamos una conversación en la que Carlos llevaba la pauta, pues le interesaba saber las últimas noticias que llevábamos sobre Nicaragua. Sabíamos que estaba bien informado, pero le interesaba corroborar sus opiniones con las nuestras.

Le informamos que desde los años sesenta formábamos parte del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y destacamos nuestras luchas contra los socialcristianos para conquistar el CUUN (Centro Universitarios de la Universidad Nacional), Los líderes social cristianos eran, entre otros, Brenda Ortega, Erick Ramírez y Adán Fletes, en tanto por los del FER descollaban Manuel Elvir, Bayardo Arce, William Ramírez, Michelle Najlis, Fernando Gordillo, Ada Luz Monterrey, Hugo Mejía, Luz Danelia Talavera, Silvia Villagra y otros. En el 65 los socialcristianos tomaron la presidencia que recayó en Brenda Ortega, pero los del FER reconquistaron el poder poco después con los compañeros Hugo Mejía y Manuel Elvir.

Este tema sirvió de preámbulo a otras interrogantes de Carlos sobre los últimos combates sangrientos que sostuvieron los compañeros del Frente Sandinista contra la Guardia de Somoza. Aquí nuestro relato, como testigos presenciales de esos enfrentamientos, mereció un intenso interés del Comandante. Como periodistas (William, del radio–periódico Extra de Radio Mundial; yo de La  Prensa y Radio Centauro), nos tocó presenciar las masacres de Monseñor Lezcano, Las Delicias del Volga y del barrio de Santo Domingo. Estuvimos informando también sobre el combate de Leonel Rugama y compañeros, en una casa del Barrio del Cementerio Oriental. De todo ello informamos y Carlos Fonseca tuvo palabras de sentimiento y elogio para el heroísmo de los compañeros caídos en la lucha. Comunicamos al Comandante la corrupción que mantenían los senadores y diputados en las dos cámaras legislativas que funcionaban como marionetas serviles de los Somoza y las acciones de los esbirros connotados del tirano. No faltó el detalle sobre los niveles de analfabetismo y miseria que pasaba el pueblo, a los que se sumaba el salvajismo y crueldad de la guardia somocista. “El pueblo reclamará por la sangre de nuestros compañeros que sacrificaron sus vidas sin pedir nada, ni siquiera un pedazo de tierra para sus tumbas, como el General Sandino”, sentenció Carlos.

Carlos y Pedro Joaquín

Sabiendo que mi persona trabajaba para el diario La Prensa, particular interés manifestó Fonseca sobre la forma en que ese diario informó sobre las masacres de jóvenes sandinistas por nosotros narrados. Le expresamos que el periódico era la voz muy particular del anti–somocismo de su director, el doctor Pedro Joaquín Chamorro. El diario ha informado –dijimos– sobre los acontecimientos sangrientos en que han caído estos jóvenes, la información ha sido objetiva, sin embargo en sus editoriales al respecto, el doctor Chamorro ha manifestado que no está de acuerdo con las acciones que ha llevado a cabo el Frente Sandinista. “Condenamos ese proceder, pues no podemos estar de acuerdo con terroristas comunistas que hoy pueden poner una bomba por allá y luego explotar otra contra nosotros” había escrito el doctor Chamorro.

“Nunca va a estar de acuerdo con el Frente –dijo Carlos–, pues a pesar de que tiene en su oficina un retrato del general Sandino, no conoce a fondo su pensamiento. Él procede, desde su ego, como un conservador a ultranza. No es posible pedirle que se una a la lucha del pueblo, pues lo que él desea es derribar a Somoza para poner a otros oligarcas en el poder, más de lo mismo, una oligarquía verde que sustituye a una dictadura roja”.2

La plática continuó hasta altas horas de la noche, Carlos nos refirió que el que había secuestrado el avión de “LANICA” para conseguir su libertad y la de otros compañeros, había sido Carlos Agüero, detalle que nadie conocía en Nicaragua. Puso énfasis al asegurar que pronto regresarían a la patria para dar el golpe definitivo a la dinastía de los Somoza.

Un hombre firme y terco

Quedamos de reunirnos la noche del tres de enero para seguir redactando, con la ayuda del Comandante y sus compañeros, el informe que presentaríamos el cuatro de enero ante la Asamblea General de la OIP. Ya de nuevo en nuestra habitación, platicamos William y yo sobre la personalidad de Carlos Fonseca. “Se ve que es un hombre firme en sus convicciones hasta dar la sensación de ser empecinado y terco; pero esa es su mejor virtud ante tantos indecisos, veletas y vende patria que viven en nuestro país”, me comentó William. Yo le contesté señalando mi admiración ante los profundos conocimientos sobre la historia nicaragüense, y más acerca de la realidad política, social, religiosa y económica de Nicaragua que poseía Carlos. William comentó: “detrás de esa personalidad de acero de Carlos Fonseca está la de un hombre profundamente humano, capaz de entregar la vida por sus valores y principios. Un personaje transido de amor por su patria y por sus conciudadanos”.

Al día siguiente volvimos a la habitación de Carlos y sus dos compañeros. Trabajamos escribiendo, ampliando, aclarando y reduciendo el informe, hasta que Carlos y nosotros quedamos satisfechos y “lo aprobamos” a eso de las dos de la mañana, cuando nos despedimos y nos fuimos a descansar. Cabe añadir que el informe fue leído por el comandante William Ramírez ante el pleno de la OIP. Sobre otras actividades del evento diremos que en dos ocasiones nos reunimos con el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro, que mantuvo un dialogo intenso y extenso, pleno de anécdotas y de experiencias revolucionarias y deportivas.

Tuvimos oportunidad de conversar con el comandante José Benito Escobar, que también para ese tiempo estaba en la Habana, igual lo hicimos con Carlos Guadamuz y la que sería su esposa, la cubana Oria de Castro a la que volvería a encontrar en Nicaragua en 1980, como profesora de la Escuela de Periodismo de la UNAN. Terminado el Congreso viajé a la Unión Soviética y de ahí regresé a Nicaragua por la ruta Moscú, España, Venezuela y Panamá. William desapareció, me imagino que se quedó otros días en La Habana, o que regresó por otra ruta. A pesar que nos volvimos a ver, nunca aclaramos ese detalle.

En el aeropuerto Las Mercedes me detuvieron y me quitaron todo lo que traía. Gracias a la actitud de protesta de mis compañeros del Sindicato de Radioperiodistas de Managua que llegaron a encontrarme, me dejaron en libertad dos horas después de mi llegada. Antes de realizar el viaje, el doctor Pedro Joaquín Chamorro me dijo que al regresar escribiera mis impresiones sobre la vida en Cuba, de modo que al reintegrarme a La Prensa escribí cuatro reportajes que consideré podían interesar a los lectores nicaragüenses.

Al terminarlos se los entregué al doctor Chamorro que se retiró a su oficina para leerlos. Después me llamó. Me dijo:

 – Mirá Mario, esto que escribiste es pura propaganda comunista.

– No digo más que lo que vi y aprecié en Cuba–, le contesté.

– Esto no se puede publicar–, me aseguró tajante.

– Esa es decisión suya–, le contesté.

(*) Periodista y militante sandinista.

Fuente : Revista Correo, Managua Febrero 2014, http://www.rlp.com.ni/files/revista/1396977026_Correo%2031.pdf 

Nicaragua participa en el III Festival Cine ALBA en Bruselas con el documental «Carlos el amanecer ya no es una tentación»

Nicaragua participa en el III Festival Cine ALBA en Bruselas

Dos documentales acercarán la historia política del pueblo nicaragüense al público belga y latino

Prensa Embanic Bélgica, 19.11.2013

Del 21 de noviembre al 1 de diciembre, tendrá lugar por tercer año consecutivo la edición del Festival Cine ALBA-TCP en la capital belga. Con el objetivo de acercar la realidad social y cultural latinoamericana a los espectadores, se exhibirán dos películas por cada uno de los países participantes: Bolivia, Venezuela, Cuba, Ecuador y Nicaragua. En total, diez filmes que abarcarán tanto la ficción como el género documental.

En la presente edición de Cine ALBA, Nicaragua participa con los documentales Carlos, el amanecer ya no es una tentación de Thierry Deronne  y FSLN, 50 Años de historia, de Marcio R. Vargas que se proyectarán el 23 de noviembre y 1 de diciembre respectivamente.

El Festival se desarrollará en la sala cinematográfica del Centro Cultural Piano Fabriek, donde la Embajada de Nicaragua en Bruselas estará presente y ofrecerá unas palabras en el acto de clausura del Ciclo.

Carlos Fonseca como yo lo conocí. Por Chuno Blandón

Fuente : Revista Correo, Julio-Agosto 2013

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San Rafael del Norte es un pequeño pueblecito
de Las Segovias situado a sólo 25 kilómetros de
Jinotega. En otros tiempos había sido cuartel
general de Sandino y hasta él llegaron escritores como
el vasco Ramón de Belasteguigoitia y Carleton Beals,
quienes convivieron con el General de Hombres Libres.
En 1946, a doce años de la muerte del héroe, solamente
era un poblado frío, donde llovía todo el año y
al que sólo se podía llegar a lomo de mula. Ubicado a
1.020 metros de altura, San Rafael era una localidad de
sencillos habitantes, blancos y rubios en su mayoría,
dedicados a la ganadería y al cultivo de la caña de azúcar
los que tenían tierras. Los otros vivían de los más
variados quehaceres como matar cerdos, comerciar el
dulce, zapatería y carpintería o simplemente trabajaban
para los dueños de las fincas.

Mi tío abuelo, don Pablo Aráuz, había sido fundador
de una familia de músicos y telegrafistas. De sus hijos,
después de la muerte de Blanca Aráuz de Sandino, sólo
quedaban ya la niña Chila, la Estercita, Pedro Antonio,
Luis Rubén, Octavio y Miguel Ángel. La niña Chila, encargada
de la crianza de Blanquita Sandino, manejaba
la oficina del telégrafo, mientras que Estercita, sordomuda
de nacimiento, repartía los telegramas.

Pedro Antonio, durante 7 años secretario de Sandino,
se dedicaba ahora a la música y tocaba el trombón
de vara en las procesiones organizadas por el padre
Mamerto Martínez. En sus ratos libres jugaba en
el equipo de béisbol local y ocupaba la tercera base,
mientras mi padre se defendía en la segunda.
Luis Rubén, combatiente y ayudante eterno del
general, no recuerdo que tuviera ocupación fija. Había
quedado un poco tonto después que lo “fusilaron” durante
el genocidio que siguió el asesinato de Sandino.

A él lo habían capturado en la Vuelta de Roble, a media
legua del pueblo; la familia no había podido avisarle
para que se escondiera, de modo que el comandante
Gabriel Castillo ordenó su ejecución. Primero lo llevaron,
junto a otros sandinistas, montaña adentro y lo
tiraban a los ríos para ahogarle. Después lo sacaban
moribundo y seguían caminando. Llegaron hasta una
loma donde los mataron a todos y a él le pegaron el tiro
de gracia que le entró por la sien y le salió por el ojo.
Nadie se explicaba cómo estaba vivo, pues deambuló
gravemente herido durante algún tiempo, curándose
con liquidámbar, medicina de los campesinos, hasta
que algunos familiares lo trajeron nuevamente al pueblo
ya cuando la furia de la guardia se había calmado.
Era un hecho que ya no razonaba correctamente y,
además, hay que apuntar que toda la familia de Blanca
Aráuz había quedado bajo una extraña protecciónamenaza
con que la cobijaba Anastasio Somoza García.

Incluso se hablaba en el pueblo de que el asesino
de Sandino otorgaría una beca a Blanquita Segovia
para estudiar en el extranjero. Esta oferta jamás fue
aceptada.

Por su parte, Miguel Ángel, el burgués de la familia,
casado con la tía Lita, tenía una venta y no necesitaba
ya de tocar la trompeta.

Y por último estaba Octavio, Tavilla, ebrio consuetudinario,
que escandalizaba a los chiquillos con sus
gritos cuando andaba enloquecido por el licor.
Como toda la familia Aráuz, Octavio había querido
entrañablemente a Sandino y en su delirio, como el
nombre del patriota estaba prohibido gritaba:
– ¡Viva el hombre!
– ¿Cuál hombre? – preguntaba la gente.
– ¡El hombre, el hombre!–, repetía sin cesar y
luego corría por la plaza a refugiarse en su miserable
vivienda.

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Los bandoleros

A pesar de que Blanquita y yo éramos hijos de dos
primas hermanas, no recuerdo haber platicado mucho
con ella. La verdad es que casi no la dejaban salir. Los
muchachos del pueblo nos criábamos en un ambiente
silvestre y no conocimos ni la luz eléctrica ni el automóvil,
sino hasta cuando ya estábamos creciditos.
Sandino era un fantasma a quien nadie mencionaba,
pero que flotaba en el ambiente. El terror somocista
se había encargado de borrar hasta su recuerdo
entre los simpatizantes de su gesta.

El único movimiento opositor se produjo en 1947,
cuando las elecciones que le robó Somoza al Dr. Enoc
Aguado. Mi padre, Miguel Blandón, era el jefe de la
oposición en la localidad, y en la casa se hacía toda la
propaganda, interrumpida continuamente por la guardia
que se lo llevaba preso a Jinotega. Allí se encargaba
de sacarlo el Dr. Federico López Rivera, líder anti-somocista
de Las Segovias.

Después de eso, solamente se oyeron alguna vez
rumores de que los “bandoleros” atacarían el pueblo,
entonces los hombres se iban a dormir a los cerros
mientras las mujeres y los niños dormíamos en la iglesia,
que era la que tenía paredes más gruesas.
Además de los Aráuz había también otra familia
muy conocida en el pueblo: eran los Ubeda.
Ganaderos, cultivadores de la caña o de pequeñas
huertas, hombres de trabajo y de vida austera, sumamente
religiosos, a veces solamente se aparecían en el
pueblo para las festividades de Semana Santa.
En el Valle de Yupalí, lugar de hermosos ríos y extensos
cañaverales próximo a San Rafael, vivía don Agustín
Ubeda, quien se casó con doña Pancha Tercero.
Juntos procrearon a Melitina e Isaura Ubeda, la primera
de las cuales contrajo matrimonió con Juan José
Fonseca, unión de la que nació Agustina Fonseca Úbeda,
progenitora de Carlos Fonseca Amador.

Mi madre, Agustina Ubeda Aráuz, era prima de
Blanca Aráuz de Sandino y de doña Agustina Fonseca
Ubeda, porque en aquel pueblo tan pequeño, casi todo
el mundo era pariente.
Los barrios pobres de Matagalpa
La gente emigraba de San Rafael porque era un
pueblo sin vida. Algunos viajaban a la Costa Atlántica
donde las minas explotadas por los gringos ofrecían
oro e ilusiones a aquellos campesinos. Se iban navegando
en pipantes por los grandes ríos o por la “picada”,
infernales caminos poblados de serpientes y fieras
salvajes, atraídos por el “paraíso” de Siuna, Bonanza o
La Luz Mines Company.

Mi padre fue minero en esos lugares y ahora, ya
viejo y cansado, había ido a parar en los pozos de La
India, cerca de Matagalpa. Finalmente, llegaron a dar
con nuestros huesos a esta última localidad donde comenzó
a trabajar en carreteras.
Doña Agustina Fonseca y doña Isaura Ubeda también
vivían en Matagalpa; esta última había contraído matrimonio
con el maestro talabartero don Agustín Castillo.

Doña Agustina en cambio, pobre y sola, tenía
que trabajar como cocinera. Tuvo cinco hijos, cuatro
varones y una mujercita. Uno de ellos, Carlos,
era hijo de Fausto Amador, quien después trabajaría
como Administrador de la familia Somoza. La madre
de Carlos trabajaba como doméstica al servicio
de los burgueses de la ciudad. Alquilaba una casa
detrás de la iglesia de San José por la cual pagaba
40 córdobas, “y ni siquiera tenía una puerta fija sino
que en la noche teníamos que ponerle camas junto a
ella para que no se abriera”, según me contaría después
el mismo Carlos.

Cuando era cocinera de la familia Pineda el muchacho
llegaba por las tardes, la llamaba por la ventana y
doña Tina le daba alguna comida, de la que sobraba.
Entonces los patrones salían y lo corrían como si se
tratara de algún animal dañino.

En cambio, conservaba buenos recuerdos de Nacho
Lay, ciudadano chino propietario del Restaurante Shangai.
Allí sí lo recibían adentro y podía comer en la cocina.
Nacho Lay descubrió que Carlos era miope, pues en
el restaurante había un gigantesco reloj con enormes
letras, a las que el muchacho se acercaba mucho para
poder ver la hora. Entonces fue que le mandaron a poner
los anteojos que ya usaría toda la vida.

A finales de la década del 40 encontramos a Carlos
vendiendo melcochas y cajetas por las calles de Matagalpa,
con su pantalón chingo y descalzo, con los ojos
perdidos ayudaba ya a sostener la anémica economía
del hogar y a llevar comida a sus hermanos.
Los sábados por la noche vendía “Rumores”, un semanario
humorístico que se tiraba en la tipografía de
don Cipriano Orúe; el hijo de éste, quien después sería
su compañero en el instituto, relata que ambos salían
a vender y Carlos era uno de los que más ganaba.
“La diferencia era que yo gastaba el dinero en vagancias
y él se lo entregaba todo a su mamá, aseguraba
Cipriano Orúe Mairena.

A esta infancia miserable seguramente se refería
Carlos cuando escribió este poema, que es prácticamente
desconocido:

16 versos del molendero

Animal de madera
zopilote raro
sin alas, cuadrúpedo
sin canto de zopilote
con el lomo chato,
terroso, terrestre.
Tres veces al día
baño de los platos,
cementerio temporal
de los platos rotos.
Comedor ocasional
de los gatos.
No te pareces a tu papá carpintero.
Los ricos con sobras te alimentan
los pobres sin sobras te hacen ayunar.

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Pioneros de la lucha estudiantil

Los primeros movimientos estudiantiles de oposición
a Somoza se habían hecho sentir en Matagalpa
durante la campaña eleccionaria del Dr. Enoc Aguado,
en 1946 y 47. En el Instituto Nacional del Norte cursaban
estudios un grupo de jóvenes que fueron precursores
de la lucha a nivel de secundaria.

En aquel destartalado local, hacia donde iban sólo
los que no tenían dinero para marcharse a otro lado,
los estudiantes comenzaron a formar sus directivas y
hasta quisieron hacer una organización nacional de estudiantes
de secundaria.

Algunos de ellos pasaron a publicar un periódico
llamado Vanguardia Juvenil, órgano del Frente Juvenil
Democrático, agrupación fundada en Managua por
Álvaro Ramírez González, y que era una especie de
brazo juvenil del Partido Liberal Independiente, al
cual pertenecía el doctor Enoc Aguado.

Figuraron en el directorio de Vanguardia Juvenil
Gilberto Vargas, Luis Alberto Gutiérrez, José Ramón
Gutiérrez Castro, Salvador Vílchez, Julio Cuarezma,
Guillermo McEwans y Tomás Borge Martínez.
El día 7 de Diciembre de 1946 Tomás, que en ese
tiempo se firmaba Tomás Martínez Borge, escribía de
esta manera: “Hace pocos días se formó un Frente. . .
compuesto por reaccionarios, aduladores y cobardes,
cuyo ideal es dejar en el poder la continuación del Führer
nicaragüense y de la Gestapo Nica, para que sigan derramando
nuestra sangre de jóvenes rebeldes; para que
continúen las persecuciones, las cárceles y los clavetazos…

El fraude electoral se avecina. El Frente Juvenil Democrático
hace un llamado a los valientes de Nicaragua,
para que no se inscriban en la organización que está al
servicio de Anastasio Somoza García… Recuerden que
de nuestro triunfo depende la deseada paz, que al llegar
Argüello llega la guerra a Nicaragua”.

La pugna electoral entre Enoc Aguado, de la coalición-
libero-conservadora de oposición y Leonardo
Argüello, candidato de Somoza, continuaba siendo
tema central de los artículos de Tomás Borge y sus
compañeros del periódico Vanguardia Juvenil.
Por esa época llegó Somoza a Matagalpa a inaugurar
un hospital y entonces José Ramón Gutiérrez, Tomás
Borge y otros estudiantes regaron papelillo negro
en el puente por donde pasaría el tirano, en señal de
duelo. Luego se tomaron el campanario de catedral,
hasta ser desalojados por la guardia.

El 14 de Diciembre de 1946, Tomás Borge escribía
este interesante artículo:

Libertad de imprenta

Señor presidente, su ayuda no se necesita. ¡Váyase!
Señor dictador, llévese todo el dinero que tiene en su
bolsillo, pero déjenos en paz.
¡Váyase! Y no vuelva nunca, que si no necesitamos la
ayuda de una nación extranjera, muchos menos necesitamos
la de un opresor.
Nos avergonzamos de que usted sea nuestro presidente…
Recuerde que nosotros no suplicamos. Solamente
es un consejo para que la sangre de la ciudadanía
no se revuelva con la suya.
¡Váyase! Le conviene a su patria, a sus intereses, especialmente
a Ud. No le pedimos la libertad, la exigimos.

Tomás Martínez Borge

En este mismo número aparecía un artículo-semblanza
del candidato opositor, Dr. Aguado firmado por
Julio Cuarezma y otro sobre el futuro fraude electoral
de Salvador Vílchez. Somoza le robó las elecciones a
Aguado y luego derrocó al mismo candidato que había
impuesto, Leonardo Argüello. De ahí en adelante
la dictadura se vio consolidada tras sucesivas administraciones
de presidentes muñecos.

José Ramón Gutiérrez Castro, Tomás Borge
Martínez y Douglas Stuart editaron todavía otro periódico,
Espartaco. Después, relata Gutiérrez que él tuvo
que abandonar los estudios y marcharse del país,
habiendo vivido en Guatemala, donde conoció las interesantes
experiencias del proceso nacionalista que
en aquella nación llevaban adelante los presidentes
Arévalo y Arbenz. Allí tuvo acceso por primera vez a
los libros socialistas y marxistas.
Carlos Fonseca Amador, se matriculó en 1950 en el
instituto de Matagalpa.

Hacia el año de 1953 Gutiérrez Castro regresó de
Guatemala y se encontró con una cantidad de jóvenes
talentosos en el instituto.

Entre todos ellos, afirma, Carlos era el que tenía
condiciones óptimas para ser un buen revolucionario
porque era estudioso, con un coeficiente de inteligencia
superior al de todos y principalmente era un
auténtico proletario. El marxismo le cayó como el vestido
que desde hacía mucho tiempo estaba esperando
– relata Gutiérrez Castro. Cuando conoció a Carlos,
éste quería ser como San Antonio y mucho visitaba la
iglesia de San José, pero poco tiempo después se interesaba
vivamente por los libros que le mostraba su
compañero. Ambos se hicieron excelentes alumnos
de francés, ya que muchos libros de marxismo sólo se
publicaban en ese idioma. También leían una revista
china llamada “Verdes Campos”.

Carlos era ya famoso en el colegio, porque solamente
él se había leído la colección “Historia de los
Estados Unidos” que estaba en la biblioteca. Hacia el
año de 1954 se trasladó el instituto al local del hospital
viejo, que era un poco más grande y allí logró juntarse
una pléyade de jóvenes valores entre los cuales
destacaban Carlos Fonseca, José Ramón Gutiérrez,
Francisco Buitrago Castillo, Cipriano Orúe Mairena,
Raúl Leclaire y otros.

En el plano político nacional en ese mismo año de
1954, el dictador Somoza García ahogaba en sangre la
conspiración del 4 de abril, asesinando a gran cantidad
de civiles y militares en los cafetales de Diriamba.
Segovia fue el primer grito

El primero de Agosto de 1954, cuatro meses después
de la masacre, Carlos Fonseca Amador fundó su
revista Segovia. La bautizó con el nombre de la región
donde él y Sandino levantaron su fusil libertario.
Era una revista totalmente diferente a las demás
publicaciones de secundaria que se habían hecho hasta
la fecha.

Hablaba de temas sociales, económicos y políticos
que no eran habituales en los estudiantes de la época.
La gente qué trabajaba en Segovia tenía grandes
habilidades artísticas, poéticas y literarias.
Rápidamente la publicación cobró prestigio nacional
y en ella comenzaron a colaborar Manolo Cuadra,
Coronel Urtecho y otras plumas muy conocidas algunas
de las cuales usaban pseudónimos para firmar los
artículos.

Guillermo Rotschuh Tablada y Manolo Cuadra ejercieron
desde entonces una tremenda influencia entre
aquellos inquietos estudiantes.
El primer número traía un editorial firmado por
Carlos, saludando a los lectores y trazando la línea
política de la publicación. También exhibía un artículo
breve de Cipriano Orúe donde relataba una visita que
habían hecho a Manolo Cuadra, el poeta proletario, en
la ciudad de Managua.

Así narraba Orúe su encuentro con el poeta: “Me
encontré inesperadamente en una calle de Managua,
rumbo a la casa de Manolo. Llegué y vi en ella a un hombre
sentado en una mecedora, que emanaba aires de pobreza.
Me habló de literatura, de García Lorca, no podía
faltar Alfonso Cortez y fue tema principal; también Pablo
Neruda que ocupó gran parte de la charla. Va arrastrando
un mundo, dijo del chileno… salimos a la puerta
y me despidió con un abrazo”.

En otro artículo, Francisco Buitrago Castillo, caído
posteriormente en la primera incursión sandinista en
Bocay, escribe: “En la virginidad de estas montañas
frías, aún no enteramente explotadas por el extranjero
mercantil y ambicioso… De aquí hemos surgido nosotros,
rebosantes de la fecundidad de estas colinas, henchidos
de ideales tan grandes como la majestad de estos
pinos gigantescos que nos acarician y de este espíritu
bravío del que todo segoviano es dueño. . . Luchamos
y estudiamos para que en un no lejano día. . . los ahora
estudiantes segovianos sepamos, pictóricos de honor,
ocupar con la frente erguida… el lugar del soldado, listo
al llamado de la patria y anhelante de empuñar las armas
del pensamiento, para extender sus dominios en el
campo de las artes, las ciencias y las letras”.

En estos escritos ya se avizoraba el carácter bravío
de los que serían fundadores del Frente Sandinista.
Hay que hacer notar que el colegio era público, dirigido
por autoridades pro somocistas, de modo que
hacían bastante con abordar en la revista esta clase
de temas.

Debajo de la firma de Francisco Buitrago Castillo,
venía un anuncio de la revista que decía: “Enseñe a
leer a su sirvienta y hará la mejor obra de su vida”. En
la portada aparece un retrato dibujado del dirigente
opositor Dr. Carlos Arroyo Buitrago, padre del mártir
sandinista Carlos Arroyo Pineda, quien era profesor
del instituto.

Francisco Buitrago Castillo, había llegado ese año
al colegio procedente de Terrabona, su pueblo. Era
proletario como todos los que allí estudiábamos y estaba
en carácter de alumno interno; desde que conoció
a Carlos caminaron juntos hasta que Chico murió
en el Bocay. Fue, entre todos, el que mejor aprovechó
las enseñanzas de Fonseca.

cf23

Rebeldes y poetas

Aquellos muchachos eran rebeldes con inclinaciones
poéticas y literarias. Viajaban a Managua a buscar
anuncios con que mantener la revista, a editarla y
a contactarse con el poeta Manolo Cuadra y el poeta
Guillermo Rotschuh, quien era director del Instituto de
Managua, “Ramírez Goyena”.

“Una vez – relata el estudiante Gilberto Rodríguez
Valdez– vi a Carlos solo, pensativo, reclinado sobre el
muro del colegio. Le pregunté qué le pasaba. Acabo de
llegar de Managua, poeta, me contestó. Fui a ver al oculista.
Me dijo que tengo que escoger entre dejar de estudiar
o quedarme ciego.
– Y usted, ¿qué va a hacer, poeta?– preguntó Rodríguez.
– Pues nada, me voy a quedar ciego porque el estudio
es mi vida– , respondió Carlos.

Carlos también tuvo estrecha amistad con Rodolfo
Solari, bohemio chileno que había ido a dar con sus huesos
a Matagalpa. Era todo un intelectual y aun cuando
andaba ebrio – sus borracheras duraban meses – imponía
el sello de su personalidad en las más baratas
cantinas.

Solari, con el paso del tiempo, marcharía de nuevo
a Chile y ocuparía cargos prominentes en el gobierno
de Salvador Allende.

El número 3 de Segovia, publicado en octubre
de 1954, tiene organizado su indicador así: Director,
Carlos Fonseca Amador. Co-director, Cipriano Orúe
Mairena. Gerente Francisco González. Jefe de Redacción
Francisco Buitrago Castillo. Redactores, Lelia
López y Armando Castro. Asesor Artístico, Arnoldo
Blandón. En el editorial Carlos Fonseca habla de la
conquista de América por España y del aniversario de
fundación de las Naciones Unidas, ambas efemérides
de Octubre:

América fue vencida y tuvo que comprar al precio
que fuera la cultura europea… España vendió muy
cara su piel blanca y sus catedrales… Aunque vendida y
aunque comprada la civilización no germinó en el nuevo
mundo para beneficio común. Nuestra rencura política,
social y económica no es por voluntad de Trujillo, Batista
o de Pérez Jiménez. No, los actuales americanos no nacimos
hoy. El vientre donde se forjaron está en la Era
Colonial… Pero no blasfememos contra España… Pedir
bondad a España conquistadora es pedir peras al olmo.
Así son los imperios, malos por estructura”.

Nótese que Carlos menciona en su artículo a Batista,
Trujillo y Pérez Jiménez y no a Somoza, ya que, como
repito, estudiábamos en un colegio público, regentado
por oficialistas y con beca del gobierno.
En la segunda parte de su artículo Carlos se refería
a los objetivos de la ONU, a su lucha por la paz y al peligro
de que fuera dominada por una potencia mundial
en su exclusivo beneficio:
…y también los trabajadores del mundo desean
que la paz envuelva la tierra. Especialmente me refiero
a los trabajadores, porque cuando las guerras mundiales
suceden, la carne humana con que tales guerra se
hartan, es carne de trabajadores… con las guerras todos
sufren, pero los trabajadores más porque sacrifican
inútilmente su sangre y su sudor”.

Como vemos, su conciencia de clase estaba ya
completamente definida.

En 1954 se formó en Matagalpa la primera célula
de estudios marxistas, la cual funcionaba en la casa del
líder obrero Tomás Pravia (a) “Colocho”, ubicada en el
Barrio de Palo Alto, que 24 años después sería teatro
de grandes batallas durante las insurrecciones del
FSLN en 1978. A la casa de “Colocho”, que después defeccionaría,
concurrían a dar conferencias dirigentes
comunistas de Managua, como Manuel Pérez Estrada
y los hermanos Lorío.

Llegábamos muy misteriosos, tocábamos la puerta
y pasábamos de largo, íbamos con los cuellos altos, tapándonos
hasta la mandíbula, según habíamos leído en
una novela de conspiraciones contra el dictador Rosas,
de Argentina”, afirma Cipriano Orúe, quien después se
haría somocista.

Carlos en el Instituto Nacional del Norte (Eliseo Picado)

Carlos en el Instituto Nacional del Norte (Eliseo Picado)

La estrella de oro

La noche del 2 de marzo de 1955 sería inolvidable
para Carlos Fonseca y para todos nosotros, sus
compañeros. Esa noche recibió su diploma de Bachiller
en Ciencias y Letras acompañado por su madre,
doña Tina. Fue quizás la única noche feliz que
ambos tuvieron.

La crónica del acto de clausura fue escrita por su
amigo José Ramón Gutiérrez y dice, entre otras cosas:
Esta es la promoción nona de bachilleres del I.N.N.
Cinco muchachos que salen con licencia para entrar a la
Universidad. Esta nuestra pequeña fábrica que se llama
instituto, siempre estará lista y limpia para darnos más
jóvenes preparados, jóvenes pobres hijos de pobres. Los
estudiantes que han salido del I.N.N. son tocios cosechados
entre el pueblo, hijos de mecánicos, albañiles,
zapateros, costureras, pulperas, etc.; los hijos de los
ricos y riquitos tienen mucho dinero para irse a USA y
grandes centros de estudios donde la fatuidad y el lujo
se atumultan, se olvidan de su clase y de su raza. Son
cinco los de esta promoción. Carlos Fonseca Amador,
hijo de una mujer pobre, honrada cocinera que se ha ganado
su vida luchando con miserables salarios. Carlos ha
conquistado LA ESTRELLA DE ORO, distinción que da el
Instituto a los alumnos que, como él, han aprobado sus
cinco años llevándose el primer puesto. Es el primer caso
hasta la vez.

Carlos Fonseca Amador, director de Segovia, pasó
una infancia en pugna con la realidad de la vida, al lado
de su madre obrera, en medio de la escasez, de los víveres
caros, del mal sueldo, de la luz del candil y las privaciones
que da la insuficiencia de una mujer sola. Carlos
vendió melcochas por las calles, con sus pantalones chingos
y sus grandes ojos gatos, miopes. Fue voceador de
periódicos y cobrador de recibos, supo del gusto que tiene
la necesidad y pisoteó con sus pies descalzos los prejuicios
que empiedran las avenidas de los rancios burgueses.
Carlos Fonseca Amador ha triunfado. Su talento no se ha
perdido. Me siento orgulloso de ser su amigo, soy predilecto
de los humildes que llevan buenos sesos y corazones
pesados, grandes y blancos.

En su artículo de corte inconfundiblemente clasista,
José Ramón se refiere al nombre de la promoción,
que era el del maestro Elíseo Picado, el mismo que
actualmente lleva el Instituto Nacional de Matagalpa.

Esta promoción de los cinco continuó no pudo tener
mejor tino que ponerle el nombre del maestro Picado,
asoleado por los años, perseguido por los reaccionarios,
censurada su enseñanza libre por los enemigos de la libertad.
Es con esté nombre de combate, con el nombre
de un maestro obrero, dé un obrero honrado, de ese santo
laico e inmortal que la promoción nona ha pasado a la
posteridad. Adiós amigos, que el viaje les sea cómodo y
el tiempo propicio”.

J. R. Gutiérrez Castro.

Esa misma noche, según reza otra crónica de la
misma revista, Carlos fue condecorado por el director
del Instituto, con la Estrella de Oro.
También fue premiado como el mejor alumno de
francés por el profesor Félix Pedro Aráuz, quien le
entregó un libro y un cheque de cincuenta córdobas.
Como apuntáramos antes, Carlos estudiaba francés
en los libros de marxismo que llegaban a sus manos.

Él despidió la promoción Elíseo Picado, y Segovia
apunta que “el Br. Carlos Fonseca Amador se despidió
del INN. Quiso al despedirse decir a los padres de
familia asistentes qué era el INN. Y lo dijo. Dijo que el
Instituto Nacional del Norte era el mejor. Quizás y ojalá
todos los padres de familia hagan lo que pidió el Br.
Fonseca Amador. Darle a sus hijos la mejor instrucción
poniéndolos en el INN”.

Matagalpa octubre 2010. Frente a la casa esquinera donde nación Carlos en 1936, varios niños nos ayudan a recrear la época en que Carlos vendía dulces de nancite y periódicos para ayudar a su madre, una costurera pobre.

Matagalpa octubre 2010. Frente a la casa esquinera donde nación Carlos en 1936, varios niños nos ayudan a recrear la época en que Carlos vendía dulces de nancite y periódicos para ayudar a su madre, una costurera pobre.

Nido de guerrilleros

En aquel vetusto instituto daban clases una serie de
maestros laicos, venidos desde abajo, hijos de obreros
que estaban libres de todo prejuicio. Eso compensaba
en mucho la miseria en que vivíamos los que allí nos
dábamos a la tarea de estudiar. Más que un instituto
parecía un reformatorio y en el internado se aprendía
pronto a robar comida para poder sobrevivir.

Los internos eran mantenidos por becas de 120
córdobas que daba el gobierno a los que venían de
otros pueblos segovianos o a los que, viviendo en
Matagalpa, no teníamos techo ni comida seguros
para seguir adelante. Allí se templó el carácter de
muchos que en el futuro engrosarían los primeros
destacamentos guerrilleros. De allí salieron además
de Carlos y Tomás Borge, Chico Buitrago, Cristóbal
Villegas, Chuno López y muchos más.

Al marcharse Carlos la revista Segovia quedó
bajo la dirección de Cipriano Orúe y continuaron haciéndose
los círculos de estudios a cargo de Moncho
Gutiérrez, el mismo Orúe, Chico Buitrago y un elemento
de la nueva cosecha, Marcos Altamirano.

Se leía el Manifiesto Comunista, artículos sobre la
revolución industrial, periódicos obreros, etc.
Marcos había entrado en contacto con Carlos en
1955, podía decirse que eran amigos del vecindario
en la Plaza El Laborío, ya que Carlos vivía detrás de
la misma en una cuartería ubicada frente a la familia
Rodezno. Carlos y Marcos hacían estudios en esa casa
y en ellos participaba doña Tina. Leían la historia del
Partido Comunista de la Unión Soviética, Viñas de Ira
de Steimbeck, así como La Madre, de Gorki.
Su madre estaba tan identificada con él, que en
1957 le zurció en las solapas del saco las credenciales
que llevaría en su viaje a la URSS.

Los dos estudiantes eran miembros del Partido Socialista,
que en esa época se dedicaba casi solamente a la lucha
sindical. Las labores que hacían principalmente eran
las de vender el periódico del Partido, UNIDAD, del cual
colocaban 300 números. La venta duraba dos días ya que
recorrían los barrios, entraban a las casas y le leían al futuro
cliente un artículo del periódico. Se invitaba a la familia
del comprador también para que participara en la plática
sobre el periódico, de modo que este comprador se convertía
al mismo tiempo en un simpatizante del partido.

Luego juntos todos opinaban sobre la lectura del
periódico de la semana anterior. En opinión de Carlos la
venta del periódico debía de convertirse en escuela y las
bibliotecas debían de popularizarse a través de las barberías,
ya que afirmaba que el barbero era el intelectual
del barrio, en cuyo taller se platicaba de política y problemas
sociales, al contrario del salón de belleza, donde
los temas abordados son mucho más domésticos.
Se entabló así entre ellos una relación tan fraterna
que cuando Carlos se tuvo que ir a la Universidad,
Marcos le hacía la visita a doña Tina para averiguar
qué era lo que le hacía falta.

En una ocasión los dos camaradas se fueron a jugar
una mesa de billar en el barrio Guanuca y al regreso,
cuando pasaban frente al comando, platicaron sobre
la disciplina de los militantes. Marcos sostenía que los
simpatizantes debían ser secuestrados, humillados y
hasta golpeados y sólo los que pasaran esa prueba debían
ser aceptados en la organización, la cual tendría
que ser cerrada.

Pero Carlos protestaba, pues sostenía que eso sería
utilizar los mismos métodos del somocismo. “Eso sería
no tenerle amor a lo compañeros”–, afirmaba. Según
Carlos el amor debía de ser la base de la disciplina de
los militantes. Esta idea se cumpliría a lo largo de la
vida del Frente.

Según Marcos uno de los libros que influyó más
en esta postura humanista de Carlos fue “Reportaje
al pie de la horca” de Julius Fucik, periodista checoeslovaco:
“… Fucik va a denunciar a sus compañeros,
porque lo han amenazado con matar a su madre e
hijos. Entonces escucha el gemido de un preso que se
arrastra y decide no hablar…”. También Viñas de Ira
de Steimbeck, “cuando la mujer le da de beber leche
de su pecho a un dirigente obrero”, cuenta Marcos
Altamirano.

El barrio El Laborío y su plaza fue escenario de
muchas conversaciones entre ambos muchachos.
Esa misma plaza de Laborío nos sirvió de refugio
cuando se gestó la huelga general en el Instituto
como protesta por la mala alimentación que se nos
daba a los internos.

El principal líder de los internos era Francisco Buitrago
Castillo y los externos estaban jefeados por Marcos
Altamirano y Adán Ruiz, quienes sostenían que
había que pedir la destitución del director dándole a la
huelga un carácter político.

La huelga recibía el apoyo total del barrio de Laborío
por el trabajo político que se había hecho en ese
sector. Los boletines del Comité de Huelga eran mimeografiados
en el hospital por un simpatizante.
En los cines, cuando estaban las luces apagadas,
se arengaba al pueblo. Una noche los internos salimos
del colegio y dormimos en casa de Adán Ruiz, frente a
la plaza, la cual fue patrullada por la guardia durante
toda la noche.

Finalmente, Chico Buitrago y Marcos Altamirano
fueron amenazados con la expulsión sin opción a matrícula
en otro instituto.

La huelga terminó y se produjo una división de criterios
entre Marcos y Chico. El periodista Manuel Díaz
y Sotelo visitó en aquella ocasión el instituto por invitación
dé Marcos Altamirano.

La influencia de Carlos seguía presente en el centro,
ya que visitaba a todos sus compañeros y a Marcos
Altamirano, quien con el tiempo llegaría a ser Secretario
General de Juventud Patriótica Nicaragüense.
Carlos se encontraba en Managua, viviendo en
casa de su padre don Fausto Amador, por primera vez.
Nunca conoció lo que fueron los resentimientos y se
llevó muy bien con sus hermanos de padre. También
con la esposa de don Fausto, doña Lolita quien llegó a
tenerle cariño.

A esa casa llegaba a traerlo el poeta Guillermo
Rotschuh,. quien le dio el cargo de bibliotecario en el
Instituto Ramírez Goyena.

Rotschuh fue uno de los intelectuales izquierdistas
que por mucho tiempo se mantuvieron infiltrados en
el Ministerio de Educación Pública, hasta ser purgados
por el último de la dinastía.

En esa época, dice José Ramón Gutiérrez, que Carlos
se contactaba con Tomás Borge ya que ambos fueron
a Juigalpa, a la casa de Rotschuh.

En Febrero de 1956 apareció el número 11 de SEGOVIA,
bajo la dirección de Francisco Buitrago, quien
me había solicitado una colaboración humorística.
En una de las sátiras me refería a la polémica que
se había desatado entre José Ramón Gutiérrez y unas
señoritas profesoras de la ciudad, bastante reaccionarias
por cierto, quienes incluso lo habían llevado a los
tribunales. A Carlos le gustó mucho la sección y un día
que me lo encontré en casa de Moncho me felicitó.
Dijo que yo dominaba bien el género satírico y que
debía seguir cultivándolo. Me recomendó a algunos
humoristas rusos y prometió conseguirme libros.
Amenazas de reelección

Carlos se matriculó en la Universidad Nacional en
1956; cuando el viejo Somoza estaba en plena campaña
reeleccionista. Fue escogido como directivo del
Centro Universitario y pasó a dirigir el periódico oficial
del máximo organismo estudiantil.

Una fotografía en la que Somoza aparecía junto a
Perón, Trujillo y Pérez Jiménez, en la reunión de presidentes
de Panamá, fue publicada por El Universitario.

Vivía en la Casa del Estudiante, que pagaba la Universidad
para los alumnos sin recursos. Allí lo visitaba
Tomás Borge, quien se desempeñaba como corresponsal
de La Prensa y escribía poemas y cuentos para
la Revista Cuadernos Universitarios.

Según dice un pensionista de dicha casa, el Dr.
Gussein, discutían hasta altas horas de la noche sobre
política. Carlos leía sin cesar al extremo de que a veces
no salía a comer. No se sabe si porque la lectura lo
abstraía o porque no tenía dinero. O por las dos cosas.
Víctor Manuel Gussein cuenta que le pagó un mes
de comida en la pensión más barata de León, la que
tenía el sugestivo nombre de “La Bella Lola”, ubicada
frente al mercado.

“Al parecer los fines de semana Carlos se iba a trabajar
a Corinto. Hacía mucho ejercicio físico y era el
único que se podía hacer el “cristo” en el trampolín de
la casa”, afirma Gussein.

Así llegó el 21 de Septiembre, cuando Rigoberto
López Pérez ajustició al viejo Somoza en la Casa del
Obrero de León, desatándose una de las más feroces
represiones que ha conocido la historia de Nicaragua.

Tomás y Carlos fueron detenidos y torturados. Pero
Carlos estuvo solamente un mes preso, no así Tomás
cuya prisión se prolongó.

Tomás y Carlos eran militantes del Partido Socialista
Nicaragüense por lo que al salir éste último, bastante
enfermo, el P.S.N. lo envió a Costa Rica, desde
donde partiría hacia la capital de la Unión Soviética
como delegado Juvenil del Partido al VI Festival Internacional
de la Juventud y los Estudiantes. Así viajó por
varios países socialistas y a su regreso editó un folleto
titulado “Un nicaragüense en Moscú”, que tuvo resonancia
nacional.

Hasta el momento de viajar Carlos de Nicaragua a
Moscú, sólo había llegado a la capital soviética el dirigente
obrero Francisco Bravo.

A través de ese folleto por primera vez daba a conocer
a los nicaragüenses lo que era la Unión Soviética
y predicaba sin temores las bondades del sistema socialista.
La represión no se hizo esperar y Carlos fue
nuevamente detenido y torturado. Después de eso
ya el gobierno de Luis Somoza no lo dejó en paz y en
repetidas ocasiones fue a parar a las mazmorras del
régimen.

A través de su madre Carlos me envió el folleto autografiado
que conservé por mucho tiempo junto a los
ejemplares de Segovia que hoy ilustran este trabajo.
Campaña pro libertad de Borge

En 1957 Carlos organizó una movilización estudiantil
a nivel nacional pidiendo la libertad de Tomás Borge,
todavía detenido desde la muerte del viejo Tacho. Al
instituto de Matagalpa llegó como delegado Enrique
Morazán, quien encabezó diversas manifestaciones en
las calles de la ciudad, las cuales terminaron en casa de
la mamá del dirigente preso.

En 1958 se expulsa a Fonseca Amador del país y
Luis Somoza lo manda en helicóptero a Guatemala,
donde los exiliados le consiguen trabajo en una feria.
A principios de 1959 viajó a Cuba donde se puso en
contacto con el proceso revolucionario que ejercería
determinante influencia en su formación política. Allí
se preparaba para participar en la que después sería
conocida como la invasión de El Chaparral, organizada
por grupos de izquierda que intentaban derrocar
a Somoza.

Es importante subrayar que el primer movimiento
armado en que Carlos participa es el único con carácter
definidamente anti-imperialista que se había dado
en Nicaragua, después de la muerte de Sandino.
En La Habana Carlos tiene oportunidad de darse
cuenta de que “no es oro todo lo que brilla” y que hasta
la capital cubana había llegado toda una gama de personajes
oportunistas y aventureros tanto de izquierda
como de derecha.

Políticos que, aprovechándose de la simpatía que
la revolución nicaragüense despertaba entre los cubanos,
recogían dinero durante el día y por la noche se lo
gastaban en El Tropicana y otros cabarets.
Dirigentes de izquierda como Noel Guerrero y otros
que se paseaban armados hasta los dientes acompañados
de guardaespaldas, y que a la postre fallaron en
el momento en que más se les necesitaba.
Y hombres, en fin, como Chester Lacayo que
habiéndoseles dado toda clase de apoyo por parte
de la Revolución Cubana, se vendieron a la CIA y
organizaron movimientos fantasmas contra Nicaragua
en un intento de inculpar a Cuba para justificar
una agresión a la isla.

Indiscutiblemente, un hombre inteligente y honrado
como Carlos Fonseca, tiene que haberse dado cuenta
de que una revolución debe de hacer un estricto proceso
de selección entre sus cuadros si no quiere fracasar.
– ¿Qué fue lo que pasó con la revolución mexicana?
– me dijo en una oportunidad. Pues cuando tomó el
poder todo mundo se metió al Partido de la Revolución
y entonces hubo mucha corrupción. Los resultados son
muy claros.

En el capítulo correspondiente a la invasión de El
Chaparral se dan datos sobre lo que puede significar la
mala escogencia de los cuadros dirigentes, cuando en
ella influyen sentimientos personales.

Es casi seguro también de que allí pudo observar
con mayor detenimiento a muchos comunistas que se
explayaban en explicaciones teóricas sobre el proceso
nicaragüense, pero quizás eran menos dispuestos que
cualquier no iniciado a aportar un poco de sacrificio
por la revolución popular,

En El Chaparral Carlos se destacó como combatiente;
su leyenda se inició en ese lugar. Casi moribundo
fue trasladado a un hospital de Tegucigalpa de donde
–otro dato que lo retrata de cuerpo entero– se fugó sin
estar totalmente curado y unos amigos le prestaron
atención médica para su convalecencia.

Rigoberto Palma, un viejo comunista que murió
siendo miembro del Comité Central del Partido Socialista
Nicaragüense, habló con nosotros refiriéndose a
ese momento.

Declaraba Palma que él era el responsable por parte
del Partido en el movimiento de El Chaparral y que
Carlos era militante de la organización, pero cuando
ésta ordenó a todos trasladarse de nuevo a Managua
clandestinamente, el joven se negó a ello, pues había
decidido tomar su propio camino.
– “Yo me vine a Managua y él se regresó a Cuba”–
declaró Palma.

Rigoberto Palma, fue un comunista honrado y
afirmaba que en su partido no habían dos militantes
iguales a Carlos Fonseca, a pesar de que tenían
concepciones diferentes acerca de lo que debía ser
la lucha en Nicaragua.

¿Qué razones indujeron a Fonseca Amador a romper
con el partido? No es muy difícil averiguarlo si se toma
en cuenta que en esa época el Partido no tenía mayor
desarrollo orgánico ni un completo dominio del marxismo
leninismo y, en consecuencia, falló en el examen de
la realidad nicaragüense por lo cual no puso el suficiente
interés en integrar a su táctica política la lucha armada
en el contexto de la lucha contra la dictadura.
Carlos Fonseca había puesto en evidencia a aquellos
marxistas que únicamente andaban recitando
a los teóricos, y luego viajaban a la URSS, sin que de
esto saliera ningún provecho para la clase que decían
representar.

Poco después la historia le daría la razón al salir a luz
pública la polémica entre Fidel Castro y los comunistas
venezolanos, y mucho después el encuentro entre el Che
Guevara y el comunista boliviano Mario Monje. Carlos
había clarificado lo que después sería conocido como la
“izquierda tradicional”.

father3

El 23 de julio

El 23 de Junio de 1959 se había producido la masacre
de El Chaparral y ese mismo día se regó el rumor de
que Carlos Fonseca Amador había muerto. Dramáticamente
hizo el anuncio el Br. Manolo Morales en el atrio
de la iglesia La Merced, lo que dio comienzo a una manifestación
que fue disuelta por la guardia frente a la
iglesia El Calvario, en León.

Precisamente ese año en la universidad entrábamos
en calidad de novatos, entre otros, Sergio Ramírez,
Rolando Avendaño Sandino, Julio Briceño, etc.
Habíamos tenido que interrumpir varias veces el
curso por el asunto de Olama y Mollejones y toda la
agitación que se vivía en esos días. Logramos ponernos
en contacto nuevamente con Francisco Buitrago
Castillo, quien estudiaba Odontología y era miembro
del Centro Universitario. Mantenía sus estudios con un
trabajo de laboratorista que había logrado obtener en
Salubridad Pública.

La campaña de agitación estudiantil en protesta
por los compañeros masacrados se prolongó, y sucesivos
actos y asambleas se escenificaron en el local de
la Universidad.

Los más visibles dirigentes estudiantiles como
Alejandro Serrano, Fernando Gordillo, Humberto
Obregón, Manolo Morales, Joaquín Solís Piura, Luis
Felipe Pérez y el mismo Francisco Buitrago se encargaron
de anunciar que en vez del tradicional desfile
de novatos se efectuaría una velada fúnebre y una
manifestación de protesta.

El 23 de Julio de 1959, un mes después de la masacre
de El Chaparral, a las tres de la tarde salimos con
nuestras escarapelas negras del Paraninfo Universitario.
Hablaron en la velada Alejandro Serrano y Rafael
Ugarte, ambos compañeros de casa.

El recorrido se prolongó durante algún tiempo. Nos
encontramos con el batallón Somoza entre la Casa
Prío y la Librería Recalde, viniendo por la Calle Real.
En esa esquina un guardia hizo ademán de introducir
su bayoneta en el pecho de Julio Briceño, y éste, sin
demostrar ningún temor, se abrió la camisa y le dijo:
– ¡Máteme!

La guardia no quería que entráramos al parque,
porque frente a él se encontraba el comando departamental,
y nos fuimos nuevamente a la Universidad
donde la manifestación terminó. Pero, poco antes de
marcharnos, Fernando Gordillo se paró en la plazoleta
del edificio central y dijo que había estudiantes detenidos,
que fuéramos a sacarlos.

Marchamos por la Avenida Central, doblamos por el
parque La Merced y caminamos nuevamente hacia la
Casa Prío, donde fuimos detenidos un grupo que llevaba
la bandera de la UNAN y de Nicaragua. Fuimos llevados
al comando donde estuvimos unos momentos manos
arriba hasta que salió del edificio el coronel Tacho Ortiz,
quien ya seguramente con la orden del Comandante Federico
Prado, ordenó que se nos dejara en libertad.
Entre el club social y la Librería Recalde, detenidos
por un cordón de guardias, nos esperaba el grueso
de la manifestación. Allí estaba Celen Ordóñez, viejo
compañero del instituto y ahora estudiante del Calasanz,
a quien habíamos reclutado hacia pocos momentos
para que engrosara la manifestación. Gonzalo
Alvarado, estudiante del Instituto nos suplicó que le
prestáramos un momento la bandera que tan orgullosamente
exhibíamos. Se la entregamos, y al volver
la cara vimos cómo un oficial lanzaba lo que después
sabríamos era una bomba lacrimógena.

El artefacto estalló tan cerca que me puso totalmente
ciego y sordo, de modo que no escuché los
balazos ni los gritos de los heridos. Corrí a la loca y
me metí en el restaurante El Rodeo. Hasta después
me asomé por la ventana del alto y vi lo que había
sucedido. Entre los heridos, Gonzalo Alvarado había
perdido una pierna y Celan Ordóñez tenía varios tendones
del muslo destrozados.

El curso se interrumpió, las protestas se generalizaron
en todo el país y tras ser detenido después de una
manifestación en Matagalpa, marché a Costa Rica.

* Primera parte del capítulo con el mismo nombre,
del libro Entre Sandino y Fonseca de Jesús M. Blandón.

URL de este artículo : https://filmfonseca.wordpress.com/2013/12/16/carlos-fonseca-como-yo-lo-conoci-por-chuno-blandon/

Las ideas de Carlos Fonseca y el sandinismo en el siglo XXI

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7 noviembre de 2013. Por Edwin Sánchez.

Hay dos temas sobre los que reflexionó y escribió Carlos Fonseca Amador en la primera edad del Frente Sandinista, y uno más de cohesión: el antiimperialismo responsable, atender la realidad propia en vez del inútil esquematismo, y la hermandad, nacida del ejemplo de Cristo. En la base de estas consideraciones prevaleció la visión y praxis del general Augusto César Sandino.

Si algo deben reconocer los adversarios del FSLN es que el pensamiento de Carlos hizo del movimiento una organización revolucionaria muy juiciosa. En los años de la lucha guerrillera urbana y rural, aún en medio del fenómeno de la división, no se registraron atentados terroristas.

Con todo y la amarga campaña mediática que el sandinismo enfrentó desde sus inicios, incriminados de ser agentes del terrorismo internacional, vinculados a organizaciones «mal vista» por Occidente, la dirigencia del Frente en su desarrollo nunca puso en peligro la vida de seres inocentes.

No se trataba de aventureros y putschistas, seudomarxistas y cualquier corriente en boga del ultraizquierdismo, del cual todavía hay ciertos suscriptores que denigran al liderazgo histórico del Frente Sandinista de «abandonar» la revolución. Y por revolución entienden someter a Nicaragua a planteamientos superados. Pueden considerar, incluso, reaccionario que el FSLN asuma los Nuevos Tiempos: Dios, el porvenir, la verdad y la vida, el respeto al prójimo, al hermano.

Pueden calificar de «pecados» la solidaridad y el cristianismo, el entendimiento con los empresarios y los trabajadores. Acusar, además, a la juventud de «ignorante» por no endiosar a los antiguos cuadros intermedios de la década de los 80, y atribuirle el «delito» — no son atenuantes las razones del calendario— de no haber participado con las armas en la mano en el derrocamiento de la dictadura de Somoza. Es evidente que esas críticas revestidas de misticismo con fondo social reaccionario, revelan la incurable enfermedad infantil del izquierdismo que sufren algunos.

Quisieran una confrontación irracional, extemporánea y desgastante primero contra el empresariado; anhelan desde su vetusto esquema que el Gobierno Sandinista rompa con el FMI y se enfrente a los Estados Unidos. Quisieran que el presidente Daniel Ortega dirigiera y controlara la economía y por último anulara todo vestigio de emprendedurismo y cooperativismo. Esto para «probar» de qué material revolucionario está hecho el FSLN de este siglo.

Ningún proceso socioeconómico y político está exento de errores, máxime cuando en el pasado, una potencia agredió al país, pero no sería revolucionario repetir en minúscula, los yerros que en mayúscula contribuyeron a generar desde sus espacios de poder, aquellos que ahora se dan un falso baño de democratismo que en su oportunidad histórica estuvieron lejos siquiera de intentar.

La población y su protagonismo en el FSLN es la tarea actual. Los que enarbolaron sin ninguna creatividad la deplorable consigna de «Dirección Nacional: ¡Ordene!», son los que más ardidos se sienten cuando mejor se habla de cristianismo, socialismo y solidaridad. El Pueblo Presidente es un avance para rectificar aquel retroceso, de cuya mala hora aún hoy, como terminación del Premio Mayor, algunos reclaman posiciones, admiración y hasta culto.

Tanto ayer como ahora, en palabras del propio Carlos Fonseca, hay desde el FSLN un antiimperialismo responsable, no locuritas izquierdosas. La revolución es cambio no estancamiento, es inclusión, no exclusión: el verdadero enemigo es la pobreza y todo aquello que contribuya a que el país no salga del subdesarrollo.

La dialéctica de Carlos

Contrario a lo que la propaganda enemiga, incluido luchadores antisomocistas, infamaba al fundador del FSLN, no fue un dogmático. Huyó de las copias mecánicas de experiencias ajenas, estimuló como letra fundamental del sandinismo, estudiar los escritos, proclamas y pensamiento del General de Hombres Libres, para crear una doctrina revolucionaria nacional. La realidad de Nicaragua era la condición primera de toda obra de nuevo tipo.

La flexibilidad, escribía Carlos en 1975, es la «norma que ayuda a ver una serie de situaciones, matices que rebasan la alternativa blanco-negro». Ya muy temprano, en 1960, afirmaba: «La lucha revolucionaria, para culminar victoriosamente, necesita poseer una extraordinaria flexibilidad…».

«Debemos velar porque los progresos teóricos estén vinculados a nuestra práctica local concreta, ya que de lo contrario se cae en un estéril dogmatismo».

«Tenemos que evitar la simple imitación de las experiencias de otros países. Como siempre, es imprescindible nuestra situación concreta, y nuestros intereses concretos».

Respecto a Estados Unidos

«Nuestra organización en su pasado ha tenido cuidado en lo que se refiere a buscar el enfrentamiento físico con las fuerzas norteamericanas en el país. Por una razón de sensatez elemental, se ha tenido en cuenta por nuestra parte la excesiva limitación de nuestras fuerzas, lo que contribuiría a dificultar grandemente una lucha exitosa».

«La cuidadosa actitud del Frente Sandinista debe ser tenida muy en cuenta para demostrar que no practicamos un antiimperialismo ciego, sino un antiimperialismo responsable, fiel continuador de la actitud adoptada por nuestros antepasados».

«No ha sido un afán belicista lo que ha determinado las resistencias antiyanquis de 1855 a 1857; de 1909 a 1910; de 1912 y de 1926 a 1933. Ha sido el empecinamiento norteamericano lo que ha obligado a nuestro pueblo patriótico a emprender la lucha armada».

Posible entendimiento con Estados Unidos

En el valiosísimo ensayo «Nicaragua Hora Cero» (1969), Carlos da muestra de que su liderazgo no es obcecado, que no lo atan los manuales ni reduce a los clásicos del socialismo científico a una lectura maquinal.

En el citado estudio de la historia de Nicaragua, deja ver que un movimiento progresista sólido, durante la Segunda Guerra Mundial, hubiera considerado una potable relación con los mismos Estados Unidos, impulsada por dignos objetivos, al padecer la nación su propio Hitler bananero. Una vez más, el continuador de Sandino deja claro que no hay un odio per se a la potencia del Norte.

«El imperialismo yanqui, enemigo tradicional del pueblo de Nicaragua, se convirtió en un aliado del frente mundial antifascista. La falta de una dirección revolucionaria en Nicaragua impidió que esta realidad fuera interpretada correctamente, y Somoza se aprovechó de la situación para consolidar el dominio de su camarilla».

Cristianismo y Socialismo

Carlos Fonseca reivindicó el tratamiento evangélico de «hermano» para toda la militancia.

En una referencia sustancial a Jesucristo, en la Proclama del FSLN, 1969, para aquellos que rechazan el cristianismo en el partido como invento de última hora, subraya: «Hace dos mil años hubo un redentor, quien para explicar quiénes eran sus hermanos, dijo que sus hermanos eran aquellos que hacían la voluntad de quien estaba en los cielos, de donde según Él, procedían la justicia y la verdad».

«Ese es mi hermano y hermana, dijo aquel redentor. Hermano llamaba Augusto César Sandino a quienes lo acompañaban empuñando el fusil guerrillero en la resistencia contra los agresores yanquis».

En la misma proclama, sostiene con sabiduría: «La reivindicación socialista y la emancipación nacional, se conjugan en la Revolución Popular Sandinista. Nos identificamos con el socialismo, sin carecer de enfoque crítico ante las experiencias socialistas».

Carlos define para la Historia las coordenadas del verdadero Sandinismo: «En política es imprescindible trazar lineamientos de acuerdo con la realidad concreta, y buscarle hábilmente el lado ventajoso de cada factor». Indispensable, para que nunca más vuelva la «falsa república» (*).

(*)Término acuñado por José Santos Zelaya en referencia a la Nicaragua dominada por la oligarquía. Carlos Fonseca lo reivindica en un escrito de noviembre de 1975, perseverante en su concepción de que se parta de la experiencia nacional y no de «la repetición excesiva de lemas revolucionarios procedentes del exterior».

Fuente: http://www.rlp.com.ni/blogs/1150

Pancasán, la guerrilla rural y Daniel en la montaña

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26 agosto de 2013

Por Edwin Sánchez

Pancasán es como un Aleph, «punto que contiene todos los puntos» del FSLN, solo que más verdadero que el de Borges, relatado por el propio Borge. Ahí está la historia condensada del Frente Sandinista, y por ahí gravitan hechos, pasajes históricos, aliento, vida, sueños y hasta visiones y misiones cumplidas. Es poema y génesis. Pancasán tiene mucho que hablar aún hoy.

Carlos Fonseca escribió que en 1967 «acontece un doble hecho: se confirma hasta la saciedad incluso con rasgos sangrientos (22 de enero), la disposición conciliadora de la dirigencia burguesa-oligárquica; se reafirma la decisión del FSLN de empuñar resueltamente las armas contra la tiranía».

Y luego dirá con la seguridad de un profeta: «En Pancasán no todo fue derrota…Unas cuantas decenas de guerrilleros lograron permanecer en la montaña en el curso de muchos meses, causándoles bajas a la Guardia y adquiriendo una experiencia que será medular en el desarrollo de la Guerra de Liberación del pueblo de Nicaragua». Notas sobre la montaña. (1)

En la montaña, el Jefe Político-Militar, es Carlos Fonseca, a su vez, Responsable General del FSLN. Responsable Militar: Oscar Turcios. Abastecimiento: Rigoberto Cruz. Inteligencia: Silvio Mayorga. Información: Carlos Reyna.

El Mando de la Resistencia Urbana, estructurada en febrero de ese año crucial: Responsable General: Rolando Roque. Responsable Militar: Daniel Ortega. Inteligencia e Información: Julio Buitrago. Departamentos: Jorge Guerrero. (2)

¿Qué vio el «hermano terco, indeclinable» en Daniel para darle la mayor responsabilidad de la Resistencia Urbana en febrero de 1967? ¿Qué olfateó en aquel muchacho que recién había cumplido los 21 años de edad? (La Libertad, 11 de noviembre de 1945).

El sello de la montaña

El Frente Sandinista debía demostrar su indeclinable compromiso con la patria. Abrir un frente guerrillero, el primero que se haría después de Sandino, desde adentro, no invasivo del exterior. Así marca la diferencia con anteriores experiencias armadas. El esfuerzo militar requería fondos para reimpulsar la lucha y establecer un destacamento.

Había quedado demostrado que con la oposición conservadora el pueblo no tenía cómo salir de Somoza. Por eso, el 22 de junio de 1967, detalla Tomás Borge, una escuadra urbana penetró la sucursal Kennedy del Banco de Londres y Montreal. No era un asalto más y a un kindergarten: el objetivo escogido temerariamente estaba ubicado a menos de una cuadra de la Cuarta Sección de Policía de Managua (cárceles de La Aviación). ¿A quién se le ocurre meterse en el vecindario policial?

En el operativo, recuerda el comandante Borge, participaron el responsable militar de la Resistencia Urbana, Daniel Ortega; Selim Shible, Jorge Sinforoso Bravo y Axel Somarriba. A pesar de su alto cargo, el comandante Ortega ordenó la acción y participó en ella. Obtuvieron 225 mil córdobas, «suma sin precedente», escribió el finado miembro de la Dirección Nacional histórica. Y la escuadra guerrillera se retiró en calma, en un taxi color azul, placa 849.

Aquel recupere se convirtió en los campamentos donde se preparaba la base rebelde de Pancasán en arroz, sal, confites, azúcar, avena, «todas las palabras que se hacen agua en la boca de un guerrillero». (3)

Había un flujo de cuadros de la ciudad a la montaña, burlando no solo a la Guardia, sino a la eficaz red de orejas y esbirros. Borge relata: «Gladys Báez estaba en una casa de seguridad en Managua, junto con Selim Shible, cuando se le ordenó incorporarse a la guerrilla».

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Guerrillero urbano-guerrillero de la montaña

Es de destacar la anotación que hace el fundador del Frente Sandinista del hoy Presidente de la República en esos años en que el Ejército de Anastasio Somoza había demostrado su crueldad al masacrar a manifestantes en las calles de Managua, y cuando Tacho inaugura su poder a sangre y fuego. Subraya que Daniel Ortega «estuvo cuatro veces en Fila Grande y Pancasán, compartiendo el oficio urbano con el de guerrillero rural».

Con Gladys subieron a la montaña, además de Daniel, Efraín Sánchez, Eulalio y Chico Chiquito. (4)

Se puede leer fácil, pero en el contexto, los jóvenes se enfrentaban nada menos que al mayor aparato represivo y mejor entrenado que contaba el presidente Lindon B. Johnson en Centroamérica. La Guardia Nacional le daba «estabilidad» a la región.

Borge dice que viajaban en un jeep, en una trocha que el conductor iba abriendo a punta de imaginación en una escarpada del fragmento de cordillera conocido como Fila Grande. De pronto, el motor se paró y rápidamente inició un retroceso peligroso; los frenos no funcionaron, ni la doble ni los cambios, y aquellos guerrilleros sin poder controlar el vehículo estuvieron a punto de perecer en un guindo, de no ser por la Providencia: un árbol, como en las películas de Spielberg, les detuvo en su caída final hasta donde «ni los zopilotes bajaban».

A como pudieron salieron. Y retando más al peligro mortal, extrajeron mochilas y alimentos. «Daniel Ortega ordenó que el vehículo fuera enviado al fondo del precipicio, adonde hubieran perecido todos». (5)

Un detalle cambia la historia

«Estábamos dispersos cuando a la guardia Nacional detectó nuestra presencia guerrillera. Silvio Mayorga se trasladó con un pequeño grupo hacia el Kiragua para almacenar alimentos y ropas….

«Al Chelito Moreno, que acompañaba a Silvio, se le rompió durante la marcha una de las bolas del pantalón verde olivo, y, por ese orificio fatal, se le cayeron algunos tiros 30.06. Estos fueron encontrado por la guardia, alertada ya por mujeres cortadoras de café, quienes días antes vieron pasar a un grupo de hombres extraños, tal vez cuatreros». (6)

Cuando entró el enemigo por Matiguás, Germán Pomares, Chicho, Eulalio, Chico Chiquito y yo nos regresamos a Fila Grande, donde estaban Carlos (Fonseca), Oscar Turcios y Daniel Ortega. No se sabía nada de Silvio y su gente, refiere Borge.

No es reinvento de la historia. El testimonio del comandante Borge, avalado por las prestigiosas firmas de los escritores de la talla de Eduardo Galeano y Mario Benedetti, Carlos Martínez Rivas y Guillermo Rothschuh Tablada, ofrece un dato que resume toda una vida de luchas e ideales, aun cuando no se sepa si se va a salir vivo o muerto, conociendo únicamente que el enemigo ya rondaba en uno de los filones de la cordillera.

De nuevo, aparece Carlos, «derribando los muros de la noche», con otra decisión, con «sus ojos azules generosos, apuntando firmes hacia el futuro»: «Carlos ordenó a Daniel Ortega volver a Managua, junto con Leopoldo Rivas, que estaba enfermo. Daniel partió a regañadientes, porque prefería compartir nuestra suerte». (7)

Los que murieron aquel 27 de agosto fueron: Silvio Mayorga, Rigoberto Cruz (Pablo Úbeda) Francisco Moreno (El Chelito), Otto Casco, Nicolás Sánchez –el Tigre del Cerro Colorado–, Fausto García, Carlos Reyna, Ernesto Fernández (el Masaya) Carlos Tinoco. Oscar Danilo Rosales fue capturado y la dictadura no respetó su vida.

«Fue un encuentro desigual. Pelotones de soldados, armados con fusiles ametralladoras y granadas de mano rodearon a la pequeña unidad guerrillera. El aguacero de fuego no impidió que los sandinistas se defendieran con sus estropeadas escopetas y sus carabinas». (8)

El punto de todos los puntos

Pancasán-1967 fue un punto donde convergen todos los puntos del FSLN. Marcó una generación y definió el camino. Fue cuando los sandinistas que se ganaron el relevo del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino en sus propias montañas, dieron un paso de madurez, al redactar los estatutos del FSLN y el Juramento Sandinista: «Juro defender con las armas en la mano el decoro nacional y combatir por la redención de los oprimidos y de los explotados de Nicaragua y el mundo».

Es cuando la comunidad universitaria es estremecida en su conciencia por el doctor Oscar Danilo Rosales cuando renuncia a ser Residente e Instructor de la Cátedra de Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, porque «el deber de todo intelectual revolucionario es engrosar el Ejército de Nicaragua, que bajo los ideales de Sandino, se cobija bajo las siglas de FSLN».

Es cuando Carlos Fonseca cargaba la responsabilidad de la Historia, además del peso de su mochila descomunal de 100 libras, un Garand, una carabina 22 y una pistola 45. Ahí estaba la limpia convicción de las nuevas generaciones de sandinistas.

Días cuando en la comarca El Bálsamo, cerca del Cerro Colorado, donde entrenaban a 14 jóvenes campesinos en las artes de la guerrilla, en montaje y desmontaje de fusiles automáticos y subametralladoras, se oyó la voz del máximo líder del FSLN que mantiene las puertas abiertas, en el Gobierno Cristiano, Socialista y Solidario, a la sociedad del conocimiento: «Y también enséñenles a leer».

Es el punto donde el FSLN se perfila con mayor nitidez como la única organización con posibilidades de convertirse en la vanguardia verdadera del pueblo nicaragüense. (9)

Es el tiempo que vendrá con fuerza en 1977-79, en la unidad de las columnas revolucionarias: la Resistencia Urbana, con la participación directa de Oscar Turcios, Primer Responsable Militar de la montaña y Daniel Ortega, Primer Responsable Militar Urbano, además de sus operaciones en el Norte, «lleva a efecto varias acciones de recuperación económica», testimonia Humberto Ortega.

La derrota militar no le cambió la hoja de ruta al Frente. Y guerrilleros todoterreno, columbrando por encima de las circunstancias, insistieron, obstinados, en la victoria : «Daniel Ortega envía el 13 de noviembre de 1967 al Danto, Germán Pomares, a Costa Rica, junto con Romeo López, a comprar un lote de armas. Cinco días después, el 18 Daniel es capturado y brutalmente torturado, iniciando su última y más larga prisión que se prolonga por más de 7 años». (10)

El hoy Presidente entraba a la cárcel justo una semana después de haber cumplido 22 años. Demasiada historia en tan poquísimos calendarios. Por eso, cada noche Sin Fronteras William Grigsby nos recuerda con Bertolt Brecht: «Hay hombres que luchan un día y son buenos…Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son imprescindibles».

Referencias

1. Carlos, el Eslabón Vital. Instituto de Estudio del Sandinismo, 1985.

2. La Epopeya de la Insurrección. Humberto Ortega. 2010.

3. La Paciente Impaciencia. Tomás Borge. 1990

4. Idem.

5. Idem.

6. Idem.

7. Idem.

8. Idem.

9. Apuntes de historia de Nicaragua. Tomo II. 1980.

10. La Epopeya…

Fuente : Radio La Primerísima http://www.rlp.com.ni/blogs/1106

Carlos Fonseca perdura por su ejemplo y sus ideas

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Correo, sept.-oct. 2009

 

El año en que nació Carlos Fonseca, Estados Unidos fundó la dinastía somocista. En aquél 1936, el 23 de junio, la cocinera de origen campesino Agustina Fonseca parió al primero de sus seis hijos en el barrio El Laborío de Matagalpa, fruto de un furtivo romance con Fausto Amador, el contador de una mina de propiedad norteamericana.

Ciento sesenta y ocho días después, Anastasio Somoza García se hizo del poder político mediante un amañado proceso electoral celebrado el 8 de diciembre, en el cual no tuvo rival. El Consejo Nacional de Elecciones lo ungió como presidente, con 109,597 votos y solo 169 personas se atrevieron a votar por dos partidos que aparecían en las boletas pero cuyos candidatos se habían retirado de la competencia, una vez que supieron a quien había apadrinado la embajada norteamericana.

Veinte años después, el poeta Rigoberto López Pérez hizo justicia y acabó con el asesino del General Augusto C. Sandino. En su ensayo “El Principio del Fin de la Dictadura”, publicado en Cuba en 1972, Fonseca describió al justiciero como “un gigante ético; es el hombre justo, cumplidor del deber”. Carlos recuerda que “solo dos años después de 1956, empuñan de nuevo el fusil guerrillero supervivientes veteranos del ejercito de Sandino, encabezados por el anciano Ramón Raudales, patriarca de blanca barba que cae abatido en su querida montaña segoviana. Y cinco años mas tarde de la acción del 21 de septiembre, se integra la fuerza revolucionaria que procede a denominarse Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que conquista con las armas la vanguardia del combate popular de Nicaragua”.

 A lo largo de 1961, Carlos fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional, junto al coronel Santos López, Fernando Gordillo, Germán Pomares, Silvio Mayorga, Jorge Navarro, José Benito Escobar, Carlos Reyna, Enrique Lorente, Faustino Ruiz, Francisco Buitrago, Iván Sánchez, Tomás Borge, Rigoberto Lopez Cruz, Oscar Benavides, Germán Gaitán, Bayardo Altamirano, entre otros jovencitos de la época, Un año antes de la fundación del FSLN, el 1 de marzo de 1960, Carlos escribe un documento poco conocido llamado “Breve análisis de la lucha popular nicaragüense contra la dictadura de Somoza”, cuya esencia esboza casi con exactitud matemática, lo que sería la estrategia de la fuerzas revolucionarias para derrocar a la Dictadura Somocista: lucha armada, ejército guerrillero, huelga general, insurrección popular. En aquél momento, Carlos sólo tenía 24 años.

Estos son extractos de aquél documento:

 La Juventud es la protagonista

La insurrección popular armada es la médula de la lucha contra la dictadura. La lucha, de acuerdo con las circunstancias geográficas de nuestro país y de la gran fuerza material del ejército de la dictadura, tendrá que ser de tipo guerrillero, tipo que tantas victorias produjo al glorioso general Augusto César Sandino, cuando combatía en Las Segovias contra la infantería de marina de Estados Unidos de Norteamérica.

La lucha sandinista en definitiva demostró que nuestro pueblo puede librar victoriosas batallas contra enemigos muy poderosos materialmente. Es evidente que deberán ser superadas toda una serie de deficiencias de tipo político y militar que en las acciones del último intenso año se han padecido. Este es un asunto que merece estudio especial.

Hay un problema que se debe señalar aquí y es que la unidad es necesariamente fundamental para el progreso de la insurrección. Sobre la unidad hay que aclarar muchos puntos para que se llegue al convencimiento de que no es una cuestión formal y pasiva, sino todo lo contrario un factor vivo, esencialmente dinámico. Incluso podemos decir que la unidad sin acción no es unidad, sino grotesca caricatura de la unidad.

En su lucha, el Ejercito Defensor del Pueblo Nicaragüense deberá contar con el auxilio del Frente Interno de la Resistencia El FIR deberá instruir al pueblo, en forma clandestina, acerca de los objetivos de la lucha. El FIR deberá emplear métodos clandestinos y secretos de lucha, al margen de las leyes reaccionarias de la dictadura.

La importancia del FIR es grandísima aun en el caso de que la guerra contra la dictadura no fuese demasiado prolongada. La lucha será larga, hasta lograr el control político de la totalidad del país.

En ese lapso el FIR preparará las condiciones para que pueda declararse la huelga popular de brazos caídos, que será el golpe final y definitivo que marcará el derrumbe del aparato de la dictadura. La huelga, al mismo tiempo, liquidará toda maniobra tendente a mediatizar la revolución y permitirá que el poder sea asumido por el Ejercito Revolucionario, que vendrá a ser, como dijera el patriota de la independencia cubana Antonio Maceo, “el pueblo uniformado”.

 Anteriormente ya quedó expresado el importante papel que puede jugar en el conjunto de la lucha revolucionaria la actividad legal de determinadas organizaciones y personalidades.

La juventud del pueblo nicaragüense siente y comprende que es la más vinculada al triunfo de la lucha contra la dictadura. Siente que lo que se decide en esta contienda es el futuro de Nicaragua y que el futuro pertenece a la juventud. Es por eso que la juventud nicaragüense, que ansia un porvenir de libertad y progreso, combatirá a la dictadura sin regatear sacrificios ni esfuerzos. En estos momentos la juventud nicaragüense funde sus anhelos en el lema glorioso de Augusto César Sandino: Libertad o muerte.

Después de la espectacular acción guerrillera del 27 de diciembre de 1974, encabezada por Eduardo Contreras y Germán Pomares, el FSLN vivía una agitada discusión interna. El “Asalto a la Casa de Chema Castillo”, como se conoce aquella acción –que retuvo durante tres días a docenas de funcionarios somocistas en la vivienda del ministro de agricultura de la dictadura– catapultó al FSLN como alternativa de poder, liberó a 14 de sus dirigentes (entre ellos Daniel Ortega, Lenín Cerna y Jacinto Suárez) y obligó a Somoza a difundir en cadena de radio y televisión el rosario de denuncias de la bestial represión que sufrían los campesinos del norte del país.

La victoria sandinista, con sus fotografías de los 14 muchachos y muchachas vestidos de verde olivo y sus rostros cubiertos por pañoletas rojinegras, despertó la admiración de la juventud nicaragüense de todas las clases sociales. Centenares de jóvenes se incorporaron a las filas guerrilleras, en el campo y la ciudad, y la pequeña estructura clandestina del FSLN apenas pudo absorberlos.

A partir de 1975, la organización guerrillera vive una intensa discusión interna, en la cual no siempre hubo la madurez suficiente para armonizar las contradicciones sobre la estrategia y la táctica adecuadas para continuar la lucha revolucionaria. Carlos Fonseca, que fungía como Secretario General, estaba en Cuba, y hasta La Habana llegaron docenas de cartas y comunicados en donde unos y otros se acusaban y se descalificaban entre sí. Algunos hasta cuestionaban la autoridad de su máximo dirigente.

A pesar de que estaba físicamente imposibilitado de afrontar la dura vida guerrillera, debido a su aguda miopía, Fonseca decide retornar clandestinamente a las montañas segovianas. A finales de 1975, poco antes de ingresar al territorio nicaragüense a través de Honduras, Fonseca escribió sus reflexiones “Sobre algunos de los problemas que en la actualidad tiene ante sí nuestra organización, el Frente Sandinista”, que tituló  “Síntesis de algunos problemas actuales”, reproducidas en 1981 en el libro “Bajo la bandera del sandinismo”, de la Editorial Nueva Nicaragua, de acuerdo a una copia mecanográfica hasta ese momento inédita. Un año después de escribir ese documento, el 8 de noviembre de 1976, Carlos Fonseca cae en combate en las selvas de Zinica.

Estas son algunas de esas reflexiones:

Nuestra superioridad moral

Es conveniente prestar mayor atención aun, a una de las particularidades de la situación concreta en que nos corresponde combatir. Esto se refiere a la descomunal superioridad moral que nos favorece, a la descomunal superioridad de la justeza de la causa que nos toca defender.

Es de sobra conocido que en toda sociedad dividida en clases se da una lucha en que la razón está de parte de los explotados, mientras que los explotadores carecen de ella. Sin embargo, la evidencia de tal razón varía de una situación a otra. Compárense por ejemplo los casos de Suecia, Venezuela, Perú, con el de Nicaragua. En el cuadro de tal diferencia entre la causa que nos toca defender a nosotros y la que le toca defender a la fuerza enemiga, se presenta el contraste entre la alta combatividad de nuestro destacamento y la putrefacción de la fuerza somocista. Es tal superioridad la que explica que el enemigo, pese a que ha utilizado todos los medios de que ha dispuesto, no ha podido liquidar la fuerza popular en el curso de más de cuarenta años de represión, igualmente, ha sido incapaz de detener el crecimiento de la fuerza popular con las persecuciones que se intensifican año tras año desde 1956 hasta el año actual, y que han tenido particular relieve en Yaule, El Chaparral, El Dorado, Río Poteca, Río San Juan, Río Coco, Río Bocay, Pancasán, Zinica, Boca de Piedra, Las Delicias del Volga, barrio El Redentor, Nandaime, El Sauce, etcétera. Hay que remitirse a esta superioridad moral, probada hasta la reiteración previamente, para comprender cómo el 27 de diciembre de 1974, una escuadra de doce hombres precariamente armados, reduce a la impotencia al enemigo somocista que dispone de gran poder económico y de un poder militar que incluye miles de hombres, cañones, tanques, aviones, etcétera.

Es la particular superioridad moral que nos favorece, lo que explica que en el exterior círculos políticos hostiles a la lucha armada revolucionaria en otros lugares, no rechacen de plano o muestren cierto grado de aprobación a la lucha que sostiene el Frente Sandinista. En tal sentido ha sido la actitud de órganos de prensa como El Día de México, The New York Times, La Nación de Costa Rica, algún periódico gubernamental de uatemala. Por supuesto que no estamos olvidando la demagogia que se da en esas actitudes, que por otro lado se manifiestan sólo en determinados momentos y no de manera permanente. Lo que se quiere decir con todo esto es el interés de tener presente siempre en nuestra actividad, en la debida medida, la especial superioridad de la causa de Sandino sobre la causa de Somoza.

Con lo dicho queda claro el aislamiento de Somoza en el panorama de las fuerzas internacionales.

Naturalmente que hay que distinguir que no ocurre lo mismo con relación a la oposición o seudooposición burguesa, a lo que tiene que contribuir la demostración por nuestra parte de los nexos de tal sector con la camarilla de Somoza, especialmente el enriquecimiento que han alcanzado bajo el dominio del régimen somocista. Más adelante volveremos de nuevo en relación con el punto presente.

Radical y radicalismo

A todos los militantes de la organización, plenamente identificados con las tradiciones del Frente Sandinista, nos preocupa la necesidad de la más completa materialización de los factores que habrán de garantizar que nuestro destacamento esté en condiciones de conducir el proceso hacia la más profunda transformación de la sociedad nicaragüense.

No hace falta explicar lo justo de esta inquietud de la militancia. Sin embargo, hace falta aclarar y superar toda una serie de confusiones que están vinculadas a esta inquietud. En primer lugar es preciso señalar que es unánime el deseo de que nuestro destacamento sea un destacamento radical estricta disciplina, audacia en la acción, primordial la defensa de los más explotados. Empero, debemos encontrar la diferencia esencial entre lo radical y el radicalismo, siendo este último solamente una mera caricatura de lo primero. El recto estilo radical, al mismo tiempo que aspira a los máximos objetivos, sabe combinar esto con el cumplimiento de toda una serie de tareas inmediatas. Por su lado el radicalismo, que es estéril como método, se inclina solo por lo máximo, renunciando a la actividad intermedia, que muchas veces es ineludible para alcanzar lo máximo; de modo que si se renuncia como regla a lo intermedio, lo que ocurre es que tampoco se llega a lo máximo. Viene al caso hacer alusión a la infinidad de ejemplos que demuestran que el radicalismo conduce al conservadurismo, la explicación no es complicada el cúmulo de ilusiones infundadas, son necesariamente desvirtuadas por la realidad, por la practica, de modo que de un aparente super-optimismo se pasa a un real pesimismo.

La “frase revolucionaria”

Declamar el nombre del socialismo y el título de las más conocidas teorías revolucionarias, no garantizan la profundidad de las transformaciones que nos proponemos. En una palabra la fraseología revolucionaria no garantiza la profundidad del cambio, y más bien al contrario, puede dificultarlo y hasta impedirlo, al implicar toda una vía equivocada.

Podemos encontrar palabras en nuestro vocabulario histórico tradicional y en la propia riqueza del idioma, para dar la imagen del carácter radical de nuestro proceso, sin necesidad de apelar a los más conocidos clisés.

 A veces se afirma, para justificar la ostentación de las frases revolucionarias, que la experiencia cubana no permite ya sorprender al imperialismo. A esto hay que responder que tal premisa no autoriza para provocar al enemigo. Esta misma respuesta va implícita en los ejemplos de Vietnam del Sur, Laos, Cambodia, e incluso también en Corea del Sur. En tales lugares se abstienen de declarar su vinculación a una teoría determinada, y lo mismo con relación al objetivo socialista. Esto no se opone a que se utilice un lenguaje para dirigirnos a la militancia de vanguardia, y otro para dirigirnos a las amplias masas populares. Este asunto tiene que ver también con la necesidad de medir en su adecuada proporción toda una serie de prejuicios reaccionarios que el enemigo está en condiciones de inculcar al pueblo.

Debemos perfeccionar un estilo propio para agudizar de acuerdo a las condiciones concretas del país la lucha de los explotados contra los explotadores, de los obreros contra la burguesía. Es conveniente reflexionar en relación con la inmensa carga socialista que contiene la denuncia del enriquecimiento ilícito de la familia Somoza, lo mismo que el mayor enriquecimiento de la seudooposicion burguesa al amparo del régimen somocista. Se da el caso que a nosotros no nos corresponde descubrir las leyes universales que conducen a la transformación de la sociedad capitalista en una sociedad de hombres libres; nuestro modesto papel es el de aplicar esas leyes ya descubiertas a la situación de nuestro país. ¿Quiere decir esto que han sido erróneas las referencias que se han hecho en el pasado a la teoría marxista y la mención del término socialismo? No, no ha sido erróneo, ya que en toda una fase ha sido necesario educar a promociones de militantes en el espíritu de las ideas proletarias, lo que garantiza una tradición de ese tipo en el tiempo que queda por delante. Aunque hay que señalar también, que en la medida en que lo ha permitido la madurez de los cuadros, el Frente Sandinista siempre se preocupó por buscar un estilo propio para dirigir a las masas en la lucha por el cambio revolucionario.

Podemos agregar a lo expresado en el presente punto, que lo importante no es declamar frases de los grandes revolucionarios universales, sino aplicar en la realidad con creatividad sus enseñanzas. En todo caso esos revolucionarios no han legado meras frases, sino toda una acción creadora. Es útil conocer detalladamente el peligro que ha significado el radicalismo y lo necesario que ha sido derrotarlo en las grandes experiencias históricas.

(…) No queremos terminar el presente punto sin referirnos a la conveniencia de buscar en los representativos de la cultura nacional del pasado, las expresiones patrióticas y contra la explotación, y difundir con amplitud tales citas. Esas referencias sí prestigian el lenguaje más radical.

Penetración antipopular

En la fase actual es más evidente que nunca el estrepitoso fracaso del enemigo en el  propósito de destruir al Frente Sandinista. Este progreso en el desarrollo de nuestra fuerza nos obliga a prestarle atención a otros peligros que se presentan. Al mismo tiempo que el enemigo no descansará en el afán de reprimirnos, en mayor medida que antes hará uso de la astucia. Y al decir esto último no nos referimos propiamente a las medidas que ha de tomar Somoza, sino el conjunto de la clase enemiga, incluido el propio imperialismo. No se necesita mucha perspicacia para adivinar que el enemigo tratará de penetrar la organización, nuestras filas mismas, a través de personas que pueden hacerse pasar por sandinistas, para más adelante provocar escisiones mediante grupos de sandinistas “democráticos”.

Indicios de tal posibilidad y peligro se ve en la pose del señor P.J. Chamorro, quien en su oficina se atreve a ostentar la imagen de Sandino. Nos estamos, pues, refiriendo a un peligro proveniente de la margen derecha del proceso. Este peligro exige el mayor rigor en el reclutamiento de nuevos miembros, teniendo en cuenta de manera estricta la procedencia social, es decir, que provengan de las clases explotadas. Cualquiera diría que nos estamos refiriendo a un lugar demasiado común en los elementos de la organización revolucionaria; pero ocurre que a veces se habla de que basta con tomar en cuenta en la persona su disposición de participar en la lucha, y que no tiene por qué valorarse si la persona procede de uno u otro sector social.

En este aspecto, así como en muchos otros, tenemos que aprender humildemente, y dejar a un lado la pretensión de inventar, de las ricas experiencias mundiales que estamos obligados a conocer aunque sea de manera rudimentaria, de no ser posible un conocimiento mayor. Al mismo tiempo que debe velarse porque en las filas del Frente Sandinista predominen los miembros provenientes del pueblo explotado, hay que considerar una seria asimilación de los principios revolucionarios que guían nuestra actividad. Al señalar que debemos evitar la simple “frase revolucionaria”, tenemos que acompañar esto de una profunda identificación con los principios revolucionarios. Es natural que esta asimilación sí a mayor en las personas que desde edad temprana se vinculan a la lucha, lo que permite que su personalidad se forme en el molde de los principios revolucionarios. Con esto se indica la importancia que tiene en las condiciones de nuestro país la joven edad de quienes ingresan a la organización. Todo esto que estamos diciendo nos permite considerar la cuestión de no preocuparnos solamente por la simple penetración de vulgares delatores en las filas, sino también de ejercer vigilancia ante el peligro de la infiltración ideológica o de tipo político. Esto también hace ver la importancia de no descuidar nunca la educación política de miembros, simpatizantes, colaboradores y afiliados. No importa que muchas veces tal educación sea demasiado elemental.

Lo más grave es que se den situaciones en que no exista ningún tipo de educación política. Esta educación contribuirá en mucho a salirle al paso con éxito a las maniobras divisionistas que no será extraño que el enemigo ponga en práctica.

El seudoradicalismo

Por otro lado desde la margen izquierda del proceso nos amenaza como peligro el “radicalismo”, del cual ya hemos hablado algo. Igual que en toda una serie de actitudes erróneas, no debemos de cerrar los ojos ante la parte positiva, por ínfima que ésta sea, encubierta bajo tales actitudes erróneas.

En el caso del radicalismo hay que reconocer que en cierta medida refleja el celo por cuidar el ritmo de índole revolucionaria del proceso. Pero ocurre que tal ritmo se pretende sostener con medidas fáciles, que excluyen el trabajo paciente, la vinculación con las masas populares, la selección de las mejores personas inmersas y dispersas en el seno de la multitud. A quien comete errores hay que ayudarlo a superarse; en este sentido al que incurre en la desviación radicalista hay que reconocerle la dosis de preocupación a favor del contenido revolucionario del proceso, pero al mismo tiempo orientarlo respecto a las medidas que más eficazmente contribuirán a garantizar el auténtico contenido revolucionario del proceso: combinación de la teoría revolucionaria con la práctica concreta en que actuamos; estrecha vinculación con las masas populares; asimilación de la experiencia que se desprende de la práctica de nuestra fuerza combativa; crítica constructiva que permite la superación de las debilidades y errores; mayor esfuerzo en el conocimiento de los problemas nacionales, locales y parciales; homogeneidad ideológica en las filas de nuestro destacamento. Todo permitirá comprender que la garantía del contenido del proceso no depende de un hecho o de una frase aislada, es decir, que no se puede de un tajo resolver este importante problema de la actividad revolucionaria.

Ante la seudooposición burguesa

No es difícil observar el cuidado que en su actividad habitual ha tenido el Frente  Sandinista para salirle al paso al peligro que representa en la situación del país la pseudo-oposición burguesa.

Este cuidado se manifiesta en el contenido de los documentos que se exigió publicar al enemigo con motivo del combate del 27 de diciembre. Es evidente que en el futuro inmediato se hará necesario tomar medidas para desenmascarar a tal sector político. Esto no quiere decir que se debe hacer tabla rasa del cuidado que se ha tenido en el pasado. Es necesario que tengamos en cuenta las opiniones que sustenta nuestro pueblo, a fin de canalizarlas en todo lo positivo que sea posible.

Esto exige que ataquemos con plena razón, o sea que nos informemos de la mayor manera factible, a fin de que se comprenda mejor toda la razón que nos asiste, prefiriendo los datos convincentes sobre los calificativos subjetivos. (…)

Hay que tener en cuenta que debemos de disponer de medios para que tal propaganda cause un verdadero impacto en la población. Se trata de avanzar aún más en la liquidación de la influencia de la casta política tradicional. También se hace necesario demostrar con cifras, nombres, lugares, etcétera, los nexos de esos elementos con el imperialismo, nos referimos a los nexos políticos y económicos.

Ante la intervención imperialista

De la misma manera, nuestra organización en su pasado ha tenido cuidado en lo que se refiere a buscar el enfrentamiento tísico con las fuerzas norteamericanas en el país. Por supuesto que no ha sido una cuestión de evadir tal responsabilidad. Por una razón de sensatez elemental, se ha tenido en cuenta por nuestra parte la excesiva limitación de nuestra fuerza, lo que contribuiría a dificultar grandemente una lucha exitosa. Además se ha tenido en cuenta que la desocupación oficial del país por las fuerzas norteamericanas militares, constituye una conquista histórica de nuestro pueblo a raíz de la resistencia emprendida por el ejército popular de Sandino a la cabeza de la nación.

La cuidadosa actitud del Frente Sandinista debe ser tenida muy en cuenta para demostrar que no practicamos un antiimperialismo ciego, sino un antiimperialismo responsable, fiel continuador de la actitud adoptada por nuestros antepasados. En efecto, no ha sido un afán belicista lo que ha determinado las resistencias antiyanquis de 1855 a 1857, de 1909 a 1910, de 1912 y de 1926 a 1933. Ha sido el empecinamiento norteamericano lo que ha obligado a nuestro pueblo patriótico a emprender la lucha armada.

Hay que recordar que estuvo en manos de nuestra organización la suerte de un jefe de la misión militar norteamericana, pero nosotros no nos dejamos arrastrar por la simple oportunidad tísica, tomando correctamente en cuenta de manera principal la situación política. También hay que recordar las medidas que se contemplaron cuando se  expusieron algunas ideas en el tiempo previo al combate del 27 de diciembre. No se ha tratado de temor al imperialismo, sino de la preocupación de hacer ver a las masas y a la opinión pública la alta responsabilidad en los métodos de lucha del Frente Sandinista.

Seguramente en la nueva fase que esta en desarrollo será necesario golpear directamente contra los intereses norteamericanos en Nicaragua. Esta a la vista la creciente  intervención yanqui en el país, aunque eso no quiere decir que necesariamente llegarán al desembarco masivo de tropas, pero tampoco puede descartarse esa posibilidad. Por otro lado nosotros tampoco podemos estar esperando que se dé tal desembarco masivo, para proceder a actuar. El objetivo nuestro no es sólo impedir tal intervención, sino también frenarla, y en todo caso hacer fracasar los fines que se propone tal intervención.

Todo esto no quiere decir que debemos olvidar el cuidado, la reflexión con que el Frente Sandinista ha contemplado el enfrentamiento directo con el elemento yanqui. De modo que es necesario no escatimar los medios que permitan no sólo hacer ver que tenemos razón, sino que se vea en la mayor proporción posible la razón que nos asiste.

La copiosa experiencia nacional antiyanqui ofrece ejemplos tanto en lo negativo como en lo positivo.

No queremos dejar de señalar cierto aspecto poco conocido relativo al fusilamiento de los norteamericanos Cannon y Groce en 1909 en las postrimerías del gobierno de Zelaya. Todos sentimos legítimo orgullo al ver la energía con que las autoridades nacionales, en un paréntesis de patriotismo, responden por la hollada soberanía nacional. Sin embargo, es poco conocido el debate que surgió en los círculos antiimperialistas del país en relación con la corrección con que Zelaya tomó medidas contra la recrudecida intervención yanqui en Nicaragua.

Se sabe por lo menos de un documento suscrito en 1924 por Escolástico Lara, que después se identificó con la lucha de Sandino, y otras personas de espíritu patriótico y de origen popular. En tal documento, al mismo tiempo que se condena la intervención yanqui, se expresa desacuerdo con la forma en que fueron fusilados Cannon y Groce, señalándose que esto fue precipitado por parte de Zelaya, y que hubiera sido más ventajoso mantenerlos prisioneros por más tiempo, con lo que se hubiera encontrado en mejor posición para exigir el cese de la intervención en el país y al mismo tiempo  denunciar ante la opinión pública de Estados Unidos y demás países, la agresión norteamericana. Como es sabido, el fusilamiento de los norteamericanos mencionados fue utilizado como pretexto por el gobierno norteamericano para multiplicar la intervención en Nicaragua.

Consideramos de mucho interés detenerse a pensar en el problema que plantea el documento de Lara y demás, a que hacemos referencia.

Terror revolucionario

Otro rasgo que se ha dado en forma pronunciada en la actividad pasada del Frente Sandinista, es el cuidado con que se ha practicado el terror individual contra el enemigo. Ha predominado la preocupación por desarrollar la fuerza colectiva capaz de enfrentarse al principal instrumento represivo del enemigo la Guardia Nacional. Es útil detenerse a pensar el papel positivo que ha desempeñado esta línea en el desarrollo de la vinculación con las masas y la organización de éstas. Con lo que se ha expresado no se niega el papel que el terror revolucionario ha desempeñado en la montaña, especialmente en la tase más reciente.

Esto reflejaría que se ha hecho un uso flexible de tal terror, tomando en cuenta la diferencia de condiciones que se presentan en la montaña en comparación con el campo y la ciudad. A la hora de volverse necesario extender el terror revolucionario a otros puntos del país es importante no dejar a un lado la tradición de cuidado con que por lo general se ha abordado esta faceta de la acción sandinista.

Es importantísimo poner en primer plano la conveniencia política, en qué medida la acción de que se trata contribuirá al desarrollo fundamental de nuestra lucha. También es conveniente no perder de vista los antecedentes de terror revolucionario con la participación determinante de las masas populares, tal como ha acontecido en la montaña y en Lomas de Panecillo, en este último caso con la movilización de la comunidad de Sutiava. Insistimos en la importancia de ajusticiar con criterio político, ya que en muchos casos determinados elementos enemigos por sus fechorías merecen la muerte, pero el interés general del movimiento no permite hacer realidad tal muerte. Es importante alimentar la atmósfera que permite sentir que son las masas populares mismas las que de manera creciente se alzan contra la tiranía y que por consiguiente no se trata de la conjura de un grupo de personas. En lo que se trata de ajusticiamientos, igual que en otras esferas de nuestra actividad, tenemos que evitar la simple imitación de las experiencias de otros países.

Como siempre, es imprescindible nuestra situación concreta, y nuestros intereses concretos.

Nuestra unidad interna

Resultaría fructífero detenerse a reflexionar, en relación con la utilidad que de por sí ha traído al progreso del Frente Sandinista la unidad, que en lo fundamental ha predominado en la ya larga actividad que se ha desplegado desde el momento de la fundación.

Con esta afirmación no se pretende ocultar la necesaria discusión interna que ha  acompañado nuestra actividad, pero que al revés de otras experiencias no ha degenerado en estériles escisiones.

Esta unidad ha permitido una concentración de las energías, lo que ha facilitado quizás decisivamente el progreso del movimiento, hasta convertirse cada vez en mayor grado en la primera fuerza política del país.

Es necesario velar por la continuación y desarrollo de esta tradición unitaria, que es motivo de orgullo de los combatientes sandinistas.

Persuasión y no polémica

Naturalmente que la unidad no es opuesta a la existencia de un auténtico espíritu crítico en nuestras filas, por el contrario, tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad. Hay que entender que una crítica mal entendida que expone a la unidad pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario. Es conveniente desarrollar el estilo de persuasión y no de polémica en nuestra forma de emprender la crítica. Darle énfasis a los propios puntos de vista no exige necesariamente adoptar una postura polémica. Tal vez ayude a respaldar esto que decimos, recordar que resulta anacrónica la extrema vehemencia que se dio en la discusión entre marxistas y bakuninistas, o entre bolcheviques y mencheviques, esa vehemencia extrema resultó justificada en una época en que se estaban descubriendo por primera vez las leyes que rigen el transito de la sociedad capitalista a la sociedad sin clases. A nosotros nos corresponde en nuestro espacio histórico poner en práctica, aplicar tales leyes ya descubiertas.

A veces sin faltar la buena fe se puede caer en la imitación del polemismo de los primeros revolucionarios, incluso esto es menos difícil que la búsqueda para acertar en la solución de los problemas generales. Por otra parte los excesos polemistas no pueden distraer energías que podrían rendir mayor provecho al atender toda una cantidad de problemas pendientes. En la discusión interna cada uno debería tener presente que lo que conviene a los intereses del movimiento, de la clase y de la nación, es convencer y no vencer a la otra parte. Estas son palabras que otros han dicho con motivo de otras situaciones, pero que nosotros pensamos que vienen al caso en lo que estamos apuntando. La persuasión exige tener en cuenta la dosis de razón, por ínfima, por pequeñita que sea, en la opinión que cada uno expresa.

Teoría y dogmatismo

Una cosa que cualquiera entiende es el determinado progreso que en cuanto a lo ideológico se registra dentro del Frente Sandinista. Sobra decir lo necesario que resulta para el éxito de los fines que se propone nuestro destacamento, que ese progreso ideológico no se detenga. Al mismo tiempo debemos velar porque los progresos teóricos estén vinculados a nuestra práctica local concreta, ya que de lo contrario se cae en un estéril dogmatismo.

En este sentido puede ayudaren mucho la modestísima tradición teórica de nuestra organización: en ella la teoría en lo fundamental ha ido ligada a la propia práctica del movimiento.

Tenemos que cuidarnos del palabrerío seudomarxista, que suele dar apariencias de marxismo, pero que en el fondo es sólo materialismo económico; una falsificación del marxismo. El materialismo económico únicamente le concede importancia a los hechos económicos, como generadores de los hechos políticos. A este respecto estaría bien recordar la aclaración de Engels en una carta a F. Mehring en la que señala que en una primera etapa de la difusión del marxismo, se hizo útil para contrarrestar las concepciones idealistas tradicionales, darle un énfasis unilateral a los hechos económicos, y que una repetición mecánica de esto impedía la correcta aplicación de la teoría revolucionaria.

Sandino y Farabundo Martí

El inagotable caudal patriótico y revolucionario de la lucha de Sandino, no facilita a veces extraer las ricas lecciones propiamente políticas que ella contiene. En esta oportunidad deseamos hacer mención a la forma en que Sandino se refería a diferencias que surgieron, evitando la diatriba y el polemismo verbal. Nos basta con referirnos a las palabras con que en 1933 dio respuesta cuando se le preguntó sobre lo que había motivado la separación entre él y el comunista salvadoreño Agustín Farabundo Martí; Sandino no atacó ni mucho menos a A.F. Martí, su respuesta fue así: “Nos separamos colmados de tristeza y en la mayor armonía, como dos hermanos que se quieren, pero no pueden comprenderse”.

Las experiencias legadas

Insistimos en lo ya expresado acerca de nuestro papel de aplicar modestamente las ricas experiencias de los explotados de los demás países que han derribado los sistemas de opresión en cada caso.

Precisamente uno de los privilegios que nos favorecen es el rico caudal de experiencias que nos toca heredar, lo que incluye la victoria cubana, la experiencia más próxima a nuestro medio histórico. En esta labor es importantísimo saber sintetizar las más diversas inquietudes que surgen entre nuestros cuadros y militantes, tratando más de combinar tales inquietudes que de oponerlas unas contra otras.

Modestia revolucionaría

La modestia revolucionaria ha tenido ejemplos relevantes entre los combatientes que han pasado por nuestras filas. Se trata de una cualidad que tiene más importancia de la que a primera vista puede parecer. La modestia facilita, quizás en muchos casos decisivamente, la vida colectiva, la actividad de un conjunto de personas. Precisamente la conciencia colectivista, la conciencia de que es la energía de un conjunto de hombres lo que integra la vanguardia, es imprescindible en el espíritu militante. Ese espíritu colectivista, que lo sustenta la modestia, debe convertirse en una pasión en el militante revolucionario.

La modestia frena la ostentación de los méritos propios y no impide reconocer los méritos ajenos, lo que contribuye grandemente a la fraternal comprensión entre los militantes.

Sinceridad

En un documento elaborado recientemente por la organización se señala la sinceridad como una de las cualidades que deben desarrollarse en el militante sandinista. Hay que convencerse de que la referencia a esa cualidad no tiene estrechas miras moralizadoras, independientemente de que el revolucionario debe sustentar una moral nueva, superior. La sinceridad ejerce una función importante en la atención oportuna a los problemas que siempre debe enfrentar el movimiento. Es necesario fortalecer la práctica entre los  militantes de referirse a los problemas que les preocupan, sin esperar a que se den todas las condiciones que hagan más fácil expresar las opiniones de que se trata. Hay que recordar que la sinceridad no se opone al fraternal respeto que debe regir las relaciones entre los combatientes sandinistas. Es constructivo que cada cuadro y cada militante recuerde el papel de estos factores en la labor que han debido realizar. No dudamos que esto ayudara a estimar estas cualidades en su justa dimensión. No podemos soñar en que sea posible eliminar totalmente los casos de actitudes bruscas, opuestas a la fraternidad, opuestas al respeto y la sinceridad. Ante tales casos, estamos obligados a conservar la serenidad, y a buscar en la brusquedad que se dé, lo justo que haya aunque sea poco, y separarlo de lo que sea maleza o basura. Es educativo recordar con detenimiento el título que ostentan los combatientes sandinistas: hermano.

Todo esto tampoco es opuesto al empleo de la energía y el rigor, tan necesarios en la dura vida clandestina y guerrillera. De lo que se trata es de ser enérgicos y rigurosos sin olvidar el respeto, la sinceridad, la fraternidad.

Rendimiento de cuadros

Aquí deseamos tratar el punto de la necesidad de mejorar las condiciones que permitan un rendimiento aun mayor de nuestros cuadros. A este respecto tenemos en cuenta normas aplicadas en otras experiencias revolucionarias:

a) Conocimiento de la actividad productiva; esto evita situaciones en las que el militante sólo aporta en función del conocimiento físico, por decirlo así, de las personas, dándose el caso de militantes que no rinden de acuerdo con el sector productivo al que están estrechamente vinculados como trabajadores explotados; todo esto sin incurrir en una contraposición, sino logrando una combinación entre el trabajo conspirativo y militar con el trabajo político;

b) Compenetrarse de los intereses concretos del sector popular al que se está vinculado, o sea que no es suficiente con saber que el sector popular de que se trata es explotado y oprimido en general, sino conocer detalles fundamentales de la situación particular;

c) Asimilar la experiencia de que son portadoras las propias masas a las que el cuadro está vinculado; la vanguardia revolucionaria no puede proponerse solamente enseñar a las masas populares, sino que al mismo tiempo debe aprender y saber ser discípulo de las masas populares (puede recordarse que los soviets, poder local de los explotados rusos, no fueron una invención de la vanguardia, sino creación de los mismos explotados, creación que la vanguardia supo valorar para luego generalizarla), esto permite que las formas de lucha y organización no aparezcan enteramente como una invención artificial de la vanguardia, sino que lleven la marca del carácter de nuestro pueblo;

d) Conocer el estado de ánimo de las masas, esto, igual que los otros puntos señalados, exige la utilización de cuestionarios, o sea preguntas elaboradas, que nos faciliten una comunicación política con la gente del pueblo que atendemos directamente, cuando se habla de cuestionarios, aparte de que pueden ser escritos, también pueden ser  memorizados y aplicados verbalmente, también hay que estar atentos a las palabras y hechos espontáneos de las masas.

Los puntos que en este apartado se han señalado, a la vez que pueden ser utilizados a nivel local, regional y zonal, pueden tener utilidad a nivel nacional.

Tradición revolucionaria nacional

En la educación política de nuestra militancia y de nuestro pueblo, tenemos que utilizar en una medida todavía mayor que en el pasado, los textos revolucionarios que representativos de nuestro pueblo han emitido en el curso de nuestra tradición histórica. Todo lo positivo que encontraremos en tales textos debemos difundirlo. Incluso es posible recuperar determinado lenguaje del pasado que tiene sorprendente vigencia. Por ejemplo José Santos Zelaya denominaba “falsa república” a la república dominada por la “oligarquía”. No contribuye a fortalecer la imagen nacional del movimiento la repetición excesiva de lemas revolucionarios procedentes del exterior, cuando en nuestra tradición se dan expresiones con igual significación que pueden ser utilizadas como lemas. Es cosa confirmada que en la resistencia patriótica de 1912 la consigna principal fue “Muera el imperialismo”; aparte de que Zelaya en 1909 condenó en ocasiones memorables al “imperialismo” (es varios años después, a partir de 1916, que el conocido libro de Lenin populariza este término). Es bastante elocuente el hecho de que un catedrático de la universidad africana de Senegal haya publicado en años recientes un trabajo titulado La negritud en la obra de Rubén Darío. Ahí se logra extractar el interés de Darío por los  pueblos y la cultura negros. Por su lado los revolucionarios nicaragüenses puede decirse que todavía no se han decidido por encontrar la médula patriótica y popular en la obra y vida de Darío. Desde los tiempos de la lucha contra Walker hasta los años de lucha contra la tiranía somocista, aparecieron toda una serie de textos que requieren ser seleccionados  y editados en un volumen, cuya difusión contribuiría a sostener la confianza en la  capacidad de lucha por la liberación nacional y social.

Trato a microgrupos

La labor de persuasión que en otro punto señalamos para el tratamiento a determinados elementos del grupo socialista, podría tenerse en cuenta para el tratamiento a cierto elemento confundido en los microgrupos seudoizquierdistas.

El principio de no subestimar a nadie es una regla de oro en el logro de la más completa unidad. Sin pretender restarle méritos al trabajo de reclutamiento emprendido en los últimos tiempos, no sería malo pensar sobre cuántos elementos no han podido ser atraídos hacia nuestras filas, por alguna limitación de nuestro trabajo. Esto exige que reparemos esa limitación nuestra. La política de persuasión por nuestra parte se funda en la infinidad de razones que tenemos a nuestro favor.

Pero estas razones no caen todas por su peso, no se hacen evidentes en su totalidad a muchas personas, aunque éstas tengan inquietud revolucionaria.

Nuestros cuadros y militantes tienen que cuidarse de no olvidar muchas de esas razones en ningún momento, y ello nos ayudará a ser más persuasivos. Por supuesto que no deseamos hacer el ridículo de pretender encontrar una fórmula que permita hacer  militante a cualquiera.

Nuestra preocupación es la de no perder influencia, por un desperdicio de paciencia. Se trata de no olvidar aquello de que “cuando se nos agote la paciencia, buscaremos más paciencia”. Por otro lado, si bien esos microgrupos como tales nada positivo realizan, es mucho el daño que pueden hacer, al convertirse en carne de provocación en determinados momentos críticos del accidentado proceso revolucionario.

1354155275_Portada 6La Revista Correo es una publicación bimestral, sin fines de lucro, fundada en noviembre de 2008, con sede en Managua, Nicaragua, creada, producida y realizada por el Colectivo «Sandino Vive».

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Apuntes sobre el pensamiento de Carlos Fonseca, Manuel Moncada Fonseca

 

22 junio de 2013

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Por Manuel Moncada Fonseca, Revista Libre Pensamiento.

 

Conferencia ofrecida a los trabajadores y trabajadoras de la Secretaría de la Presidencia (SEPRES) el miércoles 19 de junio de 2013

 

 

 

I. Introducción
Leer a Carlos Fonseca es descubrir los ejes esenciales de la realidad histórica nicaragüense, entendiendo por tal no sólo el pasado, como suele pensarse, sino también el presente y la potencialidad de desenvolverlo hacia horizontes que den o puedan dar a la nación posibilidades de felicidad creciente.
Hablar de Carlos Fonseca no se reduce a su persona, sino a todo el entorno histórico de nuestro país. No es así posible referirse a él sin tomar en cuenta sus estudios sobre Sandino, su lucha, sus compañeros de lucha, su vida y su legado político-ideológico. No resulta pues fortuito que hable y escriba profusamente sobre el héroe de las Segovias y haga referencia a los antecedentes más remotos de su gesta. Tampoco lo es que asuma constantemente el análisis  de lo que caracterizó a la dictadura somocista, a la oposición burguesa y a la permanente resistencia que el pueblo libró en contra de las distintas formas de opresión a la que ha sido sometido; lucha de la que él mismo fue no sólo testigo y protagonista sino también, sobre todo, su impulsor más importante.
Si para Sandino Benjamín Zeledón fue la clave de la realidad nacional, para Carlos Fonseca, Sandino fue la antorcha que iluminó con su lucha,  sus ideas, su genio y patriotismo a toda prueba, toda la lucha ulterior del pueblo no sólo hasta el derrocamiento de la dictadura somocista en 1979, sino hasta el presente, en el que su legado está presente en todos los proyectos que impulsa el FSLN  en el poder.
II. Breve comparación entre Sandino y Carlos Fonseca
 
Sandino nació el 18 de mayo de 1895 en condiciones de extrema pobreza; murió asesinado el 21 de febrero de 1934, por órdenes del imperio y la dictadura somocista en ciernes. No pudo cumplir los 40 años.
Carlos Fonseca nació el 23 de junio de 1936, murió combatiendo a la dictadura somocista el 8 de noviembre de 1976. Apenas pudo llegar a los 40 años.
Sandino fue hijo natural de Margarita Calderón, una campesina, y de Gregorio Sandino, un terrateniente medio. Carlos Fonseca fue también hijo natural. Fausto Amador, su padre, fue un funcionario de la dictadura somocista y antes administrador de la mina la Reina en San Ramón, Matagalpa, fundada en 1938 por inversionistas yanquis. Su madre fue Agustina Fonseca Úbeda, campesina y cocinera.
Tanto Sandino como Carlos Fonseca, al tiempo que se interesaban vivamente por la realidad local a cuya transformación radical dedicaron todas sus energías y sus vidas, comprendían a la nación como parte inseparable del mundo y, particularmente de Nuestra América.
“Diga usted a Hispanoamérica que mientras Sandino aliente, la independencia de Centroamérica tendrá un defensor. Jamás traicionaré mi causa. Por esto me llamo hijo de Bolívar…” [1]
Carlos Fonseca, por su parte, hablaba de la necesidad de alzar los ideales de Carlos Marx, Camilo Torres, el Che y muchos otros héroes del mundo.[2] Hacía ver la esperanza que produjo en el pueblo nicaragüense la victoria del pueblo venezolano en enero de 1958, contra la dictadura de Pérez y Jiménez y Pedro Estrada;[3] de forma semejante se expresó de la victoria del pueblo cubano en su lucha contra la dictadura batistiana, el 1 de enero de 1959, anotando que ella daba nuevas esperanzas a nuestro pueblo que la acogía como propia.[4]
Veamos algunos de los hilos esenciales que Carlos Fonseca descubre en Bajo la bandera del sandinismo.
 
III. Análisis histórico-políticos[5]
En sus Análisis histórico-políticos, al hacer referencia a lo que él llama “La lucha por la transformación de Nicaragua”, resalta que la lucha contra la dictadura somocista no implica un simple cambio, sino un cambio radical traducido en la liquidación del sistema económico y político que impera en Nicaragua, sustituyéndolo por uno nuevo y superior. No es casual que coloque a Nicaragua como parte inseparable del mundo oprimido por el imperialismo cuya capital reside en Washington. En correspondencia con ello, el país posee una estructura económica que en su mayor parte responde a las demandas del mercado externo, fenómeno  que, a lo interno, se expresa como monocultivismo. De esta suerte, las mejores tierras se encuentran bajo el poder de la oligarquía terrateniente.
Caracterizando siempre las estructuras socio-económicas del país, Carlos Fonseca acota que las mismas personas que controlan el aparato estatal del mismo, controlan igualmente  su vida económica. A la vez, sirviendo los intereses foráneos de EEUU, la dictadura funge como agencia del Departamento de Estado de EEUU. Y desde luego, los invasores yanquis, obligados por los patriotas sandinistas a desocupar el territorio nicaragüense, crearon a la Guardia Nacional como sostén fundamental de la dictadura somocista.
Ante este panorama que favorece a los menos en detrimento de los más, éstos se interesan en que en Nicaragua triunfe una revolución que los convierta en dominadores y a los primeros en dominados.
Pero Carlos Fonseca no hace su examen de la realidad sólo desde la óptica de los grandes autores más visibles de las contradicciones de clase (pueblo vs. dictadura), sino también desde la de quienes formalmente, no de fondo, conforman la oposición al somocismo: los conservadores, cuyos intereses representan a los grandes ricos, comerciantes millonarios, empresarios y latifundistas. Estas fuerzas, organizadas en el Partido Conservador, tienen como meta única “sustituir a los Somoza en el primer lugar como millonarios.” No representan así “intereses irreconciliables con la dictadura.” [6]
Dictadura, oposición, pueblo y lucha armada
Sobre esta base, Carlos Fonseca plantea:
“En gran medida la camarilla conservadora se encuentra interesada en la continuación del somocismo si la caída de éste lleva a una revolución que liquide la explotación brutal del pueblo. Este señalamiento trae la explicación sobre la causa por la cual el Partido Conservador no ha sido capaz de dirigir con éxito la lucha opositora y también explica los numerosos pactos que se han puesto en práctica con la camarilla dictatorial.”[7]
Como contraparte de lo arriba señalado, los sectores más combativos del pueblo, particularmente los estudiantes y los jóvenes de la clase media urbana,  buscan nuevos caminos para derrocar a la dictadura.
La conclusión inequívoca a la que llega Carlos Fonseca consiste en que con la lucha legal no se puede alcanzar ninguna victoria, sobre todo considerando que la dictadura es un régimen de fuerza y no de ley.” En este sentido, resulta absurdo que el pueblo levantela ley contra la fuerza, el código contra la bayoneta.” [8]
Necesidad de otras formas de lucha 
Pero la lucha armada, por importante que sea, no puede por sí sola conducir a la victoria del pueblo. Por lo mismo, esta forma de lucha debe forzosamente aprovechar las puertas legales, por pocas y limitadas que sean, para denunciar los problemas que el pueblo soporta. Igual pasa con la actividad clandestina, que debe estimarse auxiliar importante de la lucha armada.  Esta actividad debe ocuparse de la organización de mítines relámpagos, pintas, etc.[9]
Sin embargo, la lucha armada no equivale para Carlos Fonseca, a terrorismo. Por ello, declara que las fuerzas revolucionarias se declaran enemigas del uso de bombas y sabotajes aislados como base de la lucha contra la dictadura. Para él, resulta erróneo asumir “que la zozobra producida por las bombas”, pueda liquidar al régimen dictatorial. Tampoco se trata de descartar esas formas de lucha por completo; se debe recurrir a ellas como auxiliares de una acción armada determinada, evitando que ello pueda dar lugar a víctimas inocentes. [10]
La unidad en la acción, sin sectarismos
Empero, ningún triunfo resulta posible sin la unidad en la acción; sin sectarismos de ningún tipo. Sólo así son alcanzables los objetivos revolucionarios. Mas, ello es alcanzable solo en la medida que la dirección de la lucha exitosa contra el régimen opresor se encuentre en manos revolucionarias que cuenten, además, con el respaldo del campesinado poniendo en práctica “una línea agraria de entregar la tierra.” [11]
El éxito de la lucha depende, así mismo, de la capacidad autocrítica de las fuerzas revolucionarias; del estudio permanente de la experiencia de lucha propia y la de otros pueblos hermanos.[12]
Breve estudio de la lucha popular nicaragüense: la GN, la dictadura y la complicidad conservadora
En su Breve estudio de la lucha popular nicaragüense contra la dictadura de Somoza, Carlos Fonseca aborda tópicos diversos que complementan el panorama anteriormente expuesto.
Lo primero que sale a flote en este análisis es que la Guardia Nacional es el principal instrumento para garantizar el sostenimiento de la dictadura, al grado que la historia de ésta es la de aquélla. Profundizando al respecto de este asunto, Carlos Fonseca añade que los métodos criminales adoptados por el Somocismo en función de consolidar su poder, cuentan con el aplauso de los líderes del Partido Conservador, al que llama “tienda política de la oligarquía feudal”,  tal como queda demostrado con el banquete que diera en Granada tras el asesinato de Sandino el 21 de febrero de 1934 para festejar el hecho, ante confesión que hiciera Somoza asumiendo su responsabilidad por dicho crimen y el de muchos patriotas que seguían al héroe. No resulta sobrancero decir que, para Carlos Fonseca, la instauración del Somocismo debe considerarse “parte del plan fascista internacional de implantar gobiernos basados en la fuerza reaccionaria”. No extraña que Somoza García, durante algún tiempo, exhibiera en su despacho fotografías de Hitler, Mussolini e Hirohito, las cuales retiró tras el ataque japonés a Pearl Harbor.[13]
Caracterización del régimen somocista
Entre los objetivos del régimen somocista, Carlos Fonseca señala:
1. Servir de centro de conspiración contra gobiernos caribeños legítimamente electos que cuentan con voluntad, mayor o menor, de proteger los intereses de sus propios pueblos. En Guatemala, Carlos Castillo Armas, para derrocar a Jacobo Árbenz -lo que acaeció el 19 de febrero de 1954-,  contó con aviones que la dictadura somocista le facilitó; en Costa Rica, Pepe Figueres (padre), mismo que en algún momento hizo reclamos a los monopolios, el 8 de enero de 1955 se vio agredido por Somoza García; en Cuba, el dictador Fulgencio Batista masacró al pueblo con tanques que el somocismo le envió.
2.   Ultraje a los valores nacionales, como la memoria de Rubén Darío, al darle su nombre a la principal condecoración del país, otorgándosela, además, a gente de la peor ralea del continente y del mundo.
3. Adopción de una naturaleza dinástica a raíz del ajusticiamiento de su fundador, Anastasio Somoza García, el 21 de septiembre de 1956. Así las cosas, la presidencia del país la asume Luis Somoza Debayle (quien, el 2 febrero de 1957, mediante una farsa electoral es electo presidente hasta 1963), lo que contó con el respaldo de Thomas Whelam, embajador de EEUU en Nicaragua, ello mientras su hermano, Anastasio Somoza Debayle, contando con el mismo respaldo,  se colocó al frente de la Guardia Nacional.
4. La economía del país se conserva en un nivel semifeudal y semicolonial, sobre todo porque la parte fundamental de su producción se orienta a los mercados externos, esencialmente a EEUU y porque la mayor parte de los productos que importa son manufacturados. No es fortuito que el principal terrateniente y el primer rico del país sea la familia Somoza. La dictadura ha reducido al pueblo a soportar una vida llena, por completo, de las peores calamidades, entre otras, la desocupación, los bajos salarios, el analfabetismo, enfermedades, etc. Más del 50 % de las personas que mueren en Nicaragua son menores de 4 años. No hay así pobre en el país que no haya sufrido al menos el fallecimiento de uno de sus hijos.
5.  Son durísimas las penalidades que soportan los trabajadores de las minas de oro, plata y cobre en manos de compañías extranjeras.[14]
Algunas conclusiones en torno a la lucha popular
Tras el análisis breve de la lucha popular contra el somocismo, Carlos Fonseca, hace algunas conclusiones:
1. La salida electoral es una farsa hipócrita sobre todo por el carácter represivo de la Guardia Nacional y la recurrencia a los fraudes electorales por parte del régimen.
2. El Partido Conservador y otros elementos vacilantes son, como los Somoza, traidores a Nicaragua.
3. La insurrección popular armada es la médula de la lucha contra el somocismo.
4. La unidad es, necesariamente, fundamental para que la insurrección progrese. Y ésta requiere sin falta de unidad en la acción.
5. El Ejército Defensor del Pueblo  Nicaragüense debe contar con el apoyo del Frente Interno de la Resistencia, mismo que debe hacer uso de “métodos clandestinos y secretos de lucha, al margen de las leyes reaccionarias de la dictadura.”
6. La actividad legal de determinadas organizaciones y personalidades puede jugar un papel importante en la lucha revolucionaria.
7. La juventud nicaragüense del pueblo está vinculada al triunfo contra la dictadura en tanto que siente y comprende que lo que está de por medio es el futuro de Nicaragua.[15]
Mensaje a los estudiantes revolucionarios, abril de 1968
En su Mensaje a los estudiantes revolucionarios, publicado en mimeógrafo en abril de 1968, hablando en nombre del FSLN, Carlos hace referencia a las dificultades con que se ha tropezado el movimiento armado revolucionario para desarrollarse, lo que atribuye a la política oportunista seguida por los que llama falsos marxistas, quienes renuncian a la lucha armada para conquistar el poder y han acaparado la dirección del movimiento revolucionario por décadas, imprimiéndole métodos de trabajo pacifiqueros. Por el contrario, anota, la decisión del FSLN de recurrir a la lucha  armada demuestra que los militantes de esta agrupación son la fuerza con mayor ansia por la transformación de Nicaragua y el establecimiento en ella de un régimen revolucionario.[16]
Estudiantes revolucionarios y estudiantes guerrilleros
Enfatiza, además, que los combatientes de procedencia estudiantil han ocupado un lugar destacado en la germinación de la lucha armada. Sin embargo, hace la distinción entre los estudiantes guerrilleros que han derramado su sangre y los estudiantes revolucionarios que se han quedado en las aulas de brazos cruzados. El movimiento estudiantil organizado, acusa, se ha limitado a lanzar proclamas de pésame; no se ha concentrado en asambleas fraternales, no ha proclamado en las calles su identificación con los ideales de los combatientes del pueblo. Pero, inmediatamente advierte que la responsabilidad de ello recae en la indisciplina del movimiento estudiantil y en la penetración capitalista de las universidades del país.[17]
Desenmascaramiento del Plan Nacional de Desarrollo de la Universidad
Carlos desenmascara el carácter reaccionario del “Plan Nacional de Desarrollo” de la Universidad Nacional de Nicaragua, que habla de coexistir pacíficamente, entenderse, dialogar, transigir y respetarse mutuamente, conceptos que consideran la lucha como algo que rebaja la función de la universidad. En realidad de lo que habla ese documento es de coexistir no solo con la oligarquía capitalista local sino también con el imperio yanqui. Además, en él se divorcia la cultura de su base: la plena liberación nacional. La pretensión señalada, acusa Carlos Fonseca,  conlleva a la aplicación de las teorías pedagógicas de la revista Life que inculca que los programas educativos deben ocupar la mayor parte posible del tiempo de los estudiantes, con el objeto de impedirles que dispongan de tiempo para participar en la lucha popular.[18]
Estudiantes de enseñanza media y universitaria deben respaldar lucha popular
Los estudiantes de enseñanza media o universitaria no deben dar la espalda a las mayorías oprimidas. Por su instrucción, ellos cuentan con mayor facilidad para conocer las causas que provocan los problemas que afectan a la nación, lo cual multiplica el deber que tienen de ser parte del combate popular.  Por otro lado, sus espíritus no han sido penetrados muy hondo por las mentiras y vicios a los que da lugar la sociedad capitalista. Se trata, pues, del sector de la población que con más dificultades se ve enajenado por esta sociedad. Por ello, la relación entre fuerza estudiantil y política resulta inevitable. Y aquéllos que se oponen a este vínculo concreto, hablan en contra del pueblo. Aunque no en contra de toda política porque en verdad desean ver a los estudiantes identificarse con la política más reaccionaria.
Siendo el sector que más ansias demuestra por los cambios radicales, los estudiantes, por algún tiempo, deben ser la fuerza que deba encabezar la lucha popular, lo que no significa negar el papel que en ello deben desempeñar el sector obrero y el sector campesino. Más bien implica vincularse estrechamente a ellos, lo que incluye la investigación de los problemas que los aquejan, acudir a la fábrica, comarca y latifundio en que se desenvuelven. Ello se hace primordial para movilizar a ambos sectores en contra de sus enemigos.
Carlos luego advierte que con el desarrollo de la organización guerrillera rural, el Partido Conservador y el Partido Social Cristiano, identificados con el capitalismo, lejos de quedarse de brazos cruzados echarán a andar maniobras en su contra; pretenderán una componenda que cambie sólo de nombre el aparato estatal somocista para conservar incólume el poder económico de los capitalistas locales y extranjeros.[19]
Contra penetración capitalista de la Universidad. Crítica a rectores
En la misma tónica, Carlos advierte contra la penetración capitalista en la enseñanza y en la universidad. Critica a los rectores de las universidades por identificar a éstas con la formación de un hombre culto y no la de “un patriota, de un ser humano consciente de poner sus conocimientos al servicio de la patria, al servicio de la humanidad.”
Sin embargo, tratando de obstaculizar la identificación estudiantil con el pueblo, las autoridades universitarias, el Instituto Nicaragüense de Desarrollo (INDE) y el Instituto Nicaragüense de Promoción Humana (IMPRHU) conciben planes para desviar sus inquietudes hacia cosas inocuas como la de hacer participar al movimiento estudiantil en campañas de alfabetización a ciertas personas del pueblo. Lo que en sí no es malo, el problema radica en la pretensión de dirigir sus inquietudes esencialmente a este tipo de labores.[20]
En el ámbito de la lucha nacional, Carlos acusa la necesidad de que en un programa revolucionario se debe desenmascarar demagogia socialcristiana que pretende la conciliación de clase; es decir, entre ricos y pobres, la que, como muestra la experiencia internacional, no es alcanzable.[21]
Rescatar universidad para el pueblo, demiurgo de la misma
Una de las exigencias planteadas ante la acción estudiantil “es la obligación de rescatar la universidad para el pueblo, la universidad se sostiene con el sudor del pueblo trabajador. La cultura proviene del trabajo milenario de los pueblos. De manera que el legítimo dueño de la universidad es el pueblo.” Pero obsérvese ahora esta nota que no puede pasar desapercibida: “… la razón de ser del movimiento estudiantil revolucionario, no puede consistir exclusivamente en obtener posiciones en las directivas estudiantiles. En  nombre de la habilidad para ganar fuerzas en las elecciones estudiantiles se ha llegado a renunciar a las demandas revolucionarias, a la ligazón con la amplia masa.”[22]
 
Lucha de clases, empleo de la violencia y falta de conciencia revolucionaria
En “Nicaragua Hora Cero”, Carlos Fonseca trae a colación una idea de gran importancia para comprender la realidad histórica nicaragüense y, particularmente, lo relativo a la lucha de clases, idea que reproducimos íntegra:
“Un rasgo notable en la historia de Nicaragua, en particular en la etapa que se inicia con la independencia de la dominación española en 1821, es el empleo de la violencia en el relevo de las distintas fuerzas políticas, representantes de las clases explotadoras, que se han disputado la hegemonía del poder. Los cambios pacíficos entre los distintos bandos de las clases dominantes, un tanto frecuentes en otros países de América Latina, en Nicaragua no han tenido lugar. Esa experiencia tradicional predispone al pueblo de Nicaragua contra las farsas electorales y a favor de la lucha armada.”[23] 
Sin embargo, sostiene que otros rasgos de nuestra historia consisten en que, pese a que el pueblo ha tomado las armas, encabezado por individuos que no podían de ningún modo encausar su lucha hacia cambios revolucionarios; ha faltado una profunda conciencia revolucionaria, lo cual vincula con el oscurantismo ideológico de la época colonial  que ha seguido pesando decisivamente impidiéndole al pueblo marchar a los combates con conciencia plena del cambio social. En él ha pesado más el instinto que la conciencia.[24]
Lucha se desarrolló sin la presencia de un proletariado industrial
Señala Carlos Fonseca que, de 1926 a 1936, la lucha del pueblo nicaragüense:
“[…] se desarrollo sin existir un proletariado industrial. La incipiente burguesía traicionó al pueblo nicaragüense y se entregó a la intervención yanqui. La burguesía no pudo ser relevada de inmediato de la vanguardia de la lucha popular por un proletariado revolucionario. La resistencia sandinista, que se convirtió en la heroica vanguardia del pueblo, presentaba una composición casi absolutamente campesina y precisamente en este detalle reside la gloria y la tragedia de aquel movimiento revolucionario. Fue una gloria para el pueblo de Nicaragua que la clase más humilde respondiera por el mancillado honor de la patria y al mismo tiempo fue una tragedia porque se trataba de un campesinado sin nivel político alguno […] Esto condujo a que una vez asesinado Sandino su movimiento no pudiera tener continuidad.” [25]
Carlos acota que el periodo que va desde el asesinato de Sandino en 1934, hasta el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, se caracterizó principalmente por la interrupción de la lucha armada tradicional como forma sistemática para combatir al somocismo. Ello lo vincula con esta otra característica principal del periodo, a saber, “el dominio casi total que el sector conservador ejerció sobre la oposición antisomocista.” No obstante, todo esto que duró 25 años, fue el precedente de una nueva etapa de lucha que se origina con la lucha armada y el triunfo revolucionario, en 1959, contra la dictadura batistiana en Cuba.[26]
Y, en su “Síntesis de algunos problemas actuales”, refiriéndose a las acciones del enemigo de clase del pueblo nicaragüense, Carlos hace esta importante advertencia:
“No se necesita mucha perspicacia para adivinar que el enemigo tratará de penetrar la organización, nuestras filas mismas, a través de personas que puedan hacerse pasar por sandinistas, para más adelante provocar escisiones mediante grupos de sandinistas “democráticos”. Indicios de tal posibilidad y peligro se ve en la pose del señor P.J. Chamorro, quien en su oficina se atreve a ostentar la imagen de Sandino.”
Mas no se trata simplemente de preocuparse  por “vulgares delatores en las filas, sino también de ejercer vigilancia ante el peligro de infiltración ideológica o de tipo político. Eso también hace ver la importancia de no descuidar nunca la educación política de miembros, simpatizantes, colaboradores y afiliados.”[27]

 

IV. Carlos Fonseca al rescate de Sandino[28]

 

Viva Sandino y otros escritos de  Carlos Fonseca Amador 

 

Carlos Fonseca, en su obra Viva Sandino (1985), acota que para tener una visión completa de la lucha que Sandino encabezó, así como de la gloria y la tragedia que la envolvieron, es imprescindible resaltar la condición de istmo de la geografía de Nicaragua, su ubicación estratégica; valorar la fecundidad del suelo, la codicia y la soberbia del gobernante local, la gran rebeldía del pueblo y apreciar la forma en que inciden sobre el país los acontecimientos internacionales.[29] No por casualidad, habla de “los más remotos antecedentes del destino histórico del pueblo nicaragüense”, mencionado en  primera instancia a Colón y a los exploradores y conquistadores que le sucedieron, quienes, desde inicios de la conquista, convirtieron a la tierra nicaragüense en su presa, hecho que no se acogería de rodillas por chontales, dirianes, nagrandanos y matagalpas.[30]

 

Más adelante, al hacer referencia a “la guerra de los indios” que estalló en Matagalpa en 1881, guerra que él estima “síntoma visible de la descomposición del sistema feudal”, Carlos Fonseca expresa: “La “guerra de los indios” de 1881 debe anotarse como un antecedente de la colosal guerra de guerrillas que cerca de medio siglo después encabezará Augusto César Sandino. Tómese en cuenta que la zona de Matagalpa está ubicada en lo que sería uno de los extremos de la amplia región del país en que llegaron a operar los guerrilleros sandinistas”.[31]

 

Al valorar la etapa que se inicia con la retirada de los invasores estadounidenses, Carlos Fonseca sostiene que la comprensión de la misma requiere “contemplar la actitud del movimiento revolucionario internacional hacia los patriotas nicaragüenses, lo mismo que aspectos notables de la situación política interna de Nicaragua”.[32] Señala que aunque Sandino contó con una correcta táctica militar, ella “no pudo estar correspondida de una adecuada estrategia política” que diera continuidad a la lucha de forma indefinida; pero el patriota contó en cambio “con un pensamiento en el que a la vez está clara su conciencia del papel determinante que desempeñó la lucha armada en la búsqueda de la definitiva independencia nacional, es también evidente su identificación con ideas avanzadas de reivindicación social”.[33]

 

De inmediato, Carlos Fonseca nos dice que no es cierto que el héroe segoviano careciera de principios programáticos, ligados no sólo a la expulsión del interventor extranjero, sino también a la eliminación de lo que lesionara la soberanía nacional.[34] La debilidad del movimiento sandinista no estuvo, pues, en los principios programáticos sino en la estrategia de lucha y los medios para hacer realidad las metas del movimiento. Es más, dicha debilidad no la contempla Carlos Fonseca como algo subjetivo sino primordialmente como corolario de “la limitación que las condiciones generales impusieron a la lucha sandinista”.[35]  Más aún, señala que a lo largo de la lucha sandinista de 1927-1934, se advierte en ella “la identificación con las ideas sociales lindantes con el socialismo”.[36]

 

Nosotros, con base en los escritos de Sandino advertimos que, en efecto, hay un pensamiento en el héroe que yendo más allá del liberalismo lo hace declarar, en mayo de 1933, su condición de “comunista racionalista” [37]; dirá que jamás tuvo disputas ideológicas con Farabundo Martí, comunista salvadoreño que peleó en sus filas  y, más aún, en noviembre de ese mismo año, declararía que estaba de acuerdo con todas sus ideas. Pero, bajo condiciones creadas por la intervención  militar yanqui, insistirá en que su lucha tenía un carácter de liberación nacional, antes que un carácter inmediatamente social. [38]

 

Precisamente al periodista vasco  Ramón de Belausteguigoitia, que conversó con el héroe sobre diversos temas, entre ellos los sociales, Sandino le expresa que en distintos momentos trataron de darle a su lucha, de naturaleza nacional, un “carácter más bien social”.  Recalcaba que el movimiento que él había encabezado era nacional y antiimperialista, manteniendo la bandera de la libertad de Nicaragua y de Latinoamérica.  Ello no niega, sin embargo, que ignorara lo social y, por eso agregaba que su movimiento es popular y preconiza “un sentido de avance de las aspiraciones sociales”.[39]

 

Carlos Fonseca, por ello, devuelve las críticas hechas a Sandino a aquéllos que, desde la izquierda y desde lo que él llama “pacifismo utópico”, no brindaron a la lucha que el héroe encabezó el apoyo necesario.[40]

 

Sobre las consecuencias que tuvo la paz en 1933, Carlos Fonseca expresa que el carácter negativo de las mismas no dependía de las negociaciones de esa paz en sí misma “sino del cúmulo de dificultades” presentadas “lo cual truncó la perspectiva política de la lucha sandinista”.[41] En otro escrito suyo sobre el héroe, intitulado “Crónica Secreta.  Augusto César Sandino ante sus Verdugos” (1981), Carlos Fonseca manifiesta que de la atenta observación de “documentos  esenciales, resalta la conclusión inequívoca de que Sandino no confió para nada en la contraparte, con la que le correspondió discutir, en los meses inmediatos a la expulsión de los ocupantes armados norteamericanos”.[42]

 

Sandino, en efecto, habló de la persecución criminal de que eran víctimas sus soldados por parte de la guardia [43]; de seguir sorteando los peligros mientras las cosas no llegaran a su punto en Nicaragua,[44] e incluso de que el no viviría mucho tiempo pero que, de todos modos, quedaban sus muchachos para darle continuidad a la lucha emprendida.[45]

 

Sergio Ramírez Mercado, cuando su pluma estaba al lado de las mejores causas escribió sobre Sandino: “El Muchacho de Niquinohomo”, “Sandino Clase e Ideología”, “Vigencia del Pensamiento Sandinista”, “El Alba de los Desterrados”.  En su ensayo histórico “Sandino Clase e Ideología” anotaba  que “en última instancia lo que persiste en Sandino es el proyecto fundamental de la toma del poder.  Ninguna reivindicación social, ninguna idea de nacionalización de recursos naturales […]  ninguna idea de cambio estructural en la producción, educación, desarrollo técnico, se pudo concebir sin el desplazamiento de las paralelas históricas oligárquicas amarradas al imperialismo y sin el advenimiento de una forma de poder popular”.[46]  En “El Muchacho de Niquinohomo”, Ramírez sostiene: “El hecho de que la Guardia Nacional entraba a cumplir un papel de ejército de ocupación no le pasaría nunca desapercibido” a Sandino.[47]

 

Edelberto Torres Espinoza, en su obra Sandino y sus Pares (1981), hace un extenso estudio sobre el héroe nicaragüense, referido a distintas facetas de la vida y de la lucha del mismo. Es una obra ampliamente documentada lo cual le da un gran valor a su contenido.  Mas nuestro objeto, en lo que atañe a esta obra, es sólo  observar la valoración que su autor da a la paz suscrita en 1933.  Un sólo párrafo -que transcribimos a continuación- bastará para ello:

 

“Sandino tenía el hábito de reflexionar detenidamente sobre los problemas de su preocupación, la guerra, la vida ultraterrena, el destino de América, la vida del pueblo  nicaragüense  y sus causas.  Ahora tiene que afrontar el transcendental problema político de la paz.  Su decisión fue sabia y acorde con la finalidad de su pertinaz oposición armada al imperialismo: optó por la paz”.[48]

 

 

 

V. Epílogo

 

Conducida por el FSLN y teniendo como timoneles al Comandante presidente Daniel Ortega y a la compañera Rosario Murillo, la Nicaragua de hoy transita  hacia cambios cada vez profundos que, desde luego, están lejos de llegar a su culminación, a lo que Sandino llamada llevar las cosas hasta su punto.

 

En ella, se han restablecido derechos y se han establecido nuevos. Hay múltiples proyectos puestos en marcha. Se refieren a la salud, la educación, la vivienda, las calles, la infraestructura, la generación de energía, la reducción de la pobreza en general, la producción; y no faltaba más, a la materialización de ese viejo sueño de construir un canal interoceánico sobre su territorio, en función no sólo de sus ciudadanos, sino de todo los habitantes del mundo. Se refieren, igualmente, a la consolidación del poder ciudadano en todos los sentidos y a la de las relaciones internacionales, así como a otros asuntos tan vitales como  la paz mundial y la preservación del medio ambiente.

 

Por sobre todas las cosas, se refieren a aquel principio bolivariano de alcanzar la mayor cantidad posible de felicidad, aplicado, en este caso, a la nación nicaragüense en su conjunto, pero  también a los pueblos del mundo sin excepción, a cuya felicidad nuestra nación quiere contribuir con el ejemplo que ella irradie y con lo que la misma pueda humildemente ofrecerles.

 

Estamos hablando de que en Nicaragua se está cumpliendo el mandato de Sandino, de Carlos y de todas las personas que en ella nacieron y murieron por la plena liberación nacional y social del gran demiurgo de la historia en cualquier rincón del planeta: el pueblo.   

 


 

[1] Sandino, Augusto C. El pensamiento vivo. Tomo 1. Editorial Nueva Nicaragua. Colección Pensamiento Vivo, 1984. p. 269.

 

[2]. Fonseca, Carlos. Bajo la bandera del sandinismo. Tomo 1. Managua,  Nueva Nicaragua, 1982.  p. 66.

 

[3] Ibíd. p. 45

 

[4] Ibíd. p. 46.

 

[5] Ibíd. pp. 23-141, escrito suscrito el 8 de octubre de 1976.

 

[6] Ibíd. pp. 25-26.

 

[7] Ibíd. pp. 26-27.

 

[8] Ibíd. p. 27.

 

[9] Ibíd.p. 29.

 

[10] Ibíd.p. 32.

 

[11]  Ibíd.p. 34.

 

[12] Ibíd. pp. 37-38.

 

[13] Ibíd. pp. 39-40.

 

[14] Ibíd. pp. 40-42

 

[15] Ibíd. pp. 52-54.

 

[16] Ibíd. p. 56.

 

[17] Ibíd. pp. 57-58.

 

[18] Ibíd. p. 59

 

[19]  Ibíd. 60-63.

 

[20] Ibíd. p. 63.

 

[21]  Ibíd. p. 69.

 

[22] Ibíd. pp. 71-72.

 

[23] Ibíd.  p. 81.

 

[24] Ibíd. pp. 81-82.

 

[25] Ibíd. pp. 82-83.

 

[26] Ibíd. p. 84.

 

[27] Ibíd. p. 100.

 

[28] Esta parte de nuestro escrito, con leves modificaciones y correcciones, está tomada de un trabajo más amplio que intitulamos “¿NECESITÓ SANDINO UNA MEJOR VISIÓN?”  http://www.rebelion.org/docs/112613.pdf

 

[29] Fonseca Carlos. Obras. Tomo 2. Viva Sandino. Recopilación de textos del Instituto Estudios del Sandinismo. Editorial Nueva Nicaragua, 1985. p. 22.

 

[30] Ibíd. pp. 23-24.

 

[31] Ibíd. p. 34.

 

[32] Ibíd. p. 66.

 

[33] Ibíd. pp. 67-68.

 

[34] Ibíd. p. 68.

 

[35] Ibíd. p. 68.

 

[36] Ibíd. p. 68.

 

[37] Sandino, Augusto C. El Pensamiento Vivo. Introducción y notas de Sergio Ramírez. Editorial Nueva Nicaragua, Managua 1984. Tomo 2. p. 338.

 

[38] Sandino, A.C. Ob. cit. Tomo 2. p. 366.

 

[39] Belausteguigoitia, Ramón.  Con Sandino en Nicaragua.  Editorial Nueva Nicaragua. 1981. p. 181.

 

[40] Fonseca, Carlos. Tomo 2. El Pensamiento Vivo. Ob. cit. pp. 73-75.

 

[41] Ibíd. p. 77.

 

[42] FonsecaCarlos. Obras.  Tomo 1. Bajo la bandera del sandinismo. Editorial Nueva Nicaragua. Ob. cit. p. 412.

 

[43] Sandino, A.C. El Pensamiento Vivo. Ob. cit. Tomo 2.p. 373.

 

[44]  Ibíd. p. 356.

 

[45] Ibíd. p. 381.

 

[46] Ramírez, Sergio. Sandino: Clase o Ideología. En: El Alba de Oro. La Historia Viva de Nicaragua.  Siglo veintiuno editores, segunda edición, 1984. p. 135.

 

[47] El Muchacho de Niquinohomo”. Ibíd. p. 50.

 

[48] Torres, Edelberto. Sandino y sus pares.  Editorial Nueva Nicaragua. Febrero de 1983. p. 278.

Estrenos de marzo 2013 : Argentina y Francia

El viernes 22 de marzo 2013 el documental «Carlos el amanecer ya no es una tentación» será exhibido en su versión subtitulada al francés en el Cine Jean Eustache, de Pessac en Francia, a las 7 PM, en el marco de los «XXXèmes Rencontres des Cinémas Latino-Américains», véase www.fal33.org

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El domingo 24 de marzo 2013 el documental será exhibido en el Cine Cosmos Av. Corrientes 2046 a las 10:30 PM, en la Sección «Panorama latinoamericano» (fuera de competencia) del Festival Internacional de Cine Político http://www.ficip.com.ar/

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“Carlos el amanecer ya no es una tentación” visible en toda Venezuela (enero 2013).

Ciudad Caracas 5 enero 2013

En enero 2013 la Cinemateca Nacional exhibe “Carlos el amanecer ya no es una tentación” en toda Venezuela. Cabe recordar que todo este sistema de salas regionales lo constituyen espacios rescatados por el Poder Popular junto al Gobierno Bolivariano. Este esfuerzo del equipo de la Cinemateca Nacional contribuye así con el objetivo inicial de “Carlos el amanecer ya no es una tentación”: transmitir la memoria subversiva de pueblo a pueblo.

Caracas:

– Sala de La Cinemateca Nacional, Museo bellas Artes (metro Bellas Artes): lunes 7 de enero, 6:30pm y 12 de enero, 6:30pm

– Sala Celarg, Avenida Luis Roche, Altamira Norte (Metro Altamira): sábado 5 de enero, 3pm y viernes 11 de enero, 5pm

Maracay, Estado Aragua: Sala regional de la Cinemateca, av. Las Delicias, antigua sede Corpoindustria, el sábado 5 de enero 5:00 pm y el viernes 11 de enero 3:00 pm.

Guanare, Estado Portuguesa: Centro de Cultura Carlos Emilio Muñoz, Carrera 5 con calle 16, sábado 5 de enero 7:00 pm y viernes 11 de enero, 5:00 pm.

Maracaibo, Estado Zulia: Cinemateca Nacional, El Pinar, Calle 115 y avenida 23, Parroquia Manuel Dagnino, al lado del módulo policial, sábado 5 de enero 7pm, y viernes 11 de enero 5pm.

Valera, Estado Trujillo: Cinemateca Valera, Sector la Plata, Avenida Independencia, frente al hotel Albergue Turístico, sábado 5 de enero, 6pm y viernes 11 de enero, 4pm

Barcelona, Estado Anzoátegui, Sala de la Cinemateca Barcelona, Av. Paparoni con Calle Las Flores, sábado 5 de enero 5pm y viernes 11 de enero, 3pm

Calabozo, Estado Guárico, Cinemateca Calabozo, 1ra avenida, Centro Administrativo, esquina vía a La urbanización Simón Rodríguez, sábado 5 de enero, 5pm y viernes 11 de enero, 3pm.

San Cristóbal, Estado Táchira, Sala San Cristóbal, Avenida Carabobo con Carrera 7, Plaza Ríos Reyna, Al frente de la Biblioteca Pública “Ruiz Pineda”, San Cristóbal. Sábado 5 de enero 6:30pm y viernes 11 de enero 4:30pm

San Carlos, Estado Cojedes, Cinemateca San Carlos, calle Independencia 17-215, cruce con Virgen del Valle,  23 de enero. sábado 5 de enero 6:30pm y viernes 11 de enero, 4:30pm

Cumaná, Estado Sucre, Sala Cumaná, Avenida Perimetral, Sector El Monumento, Parroquia Santa Inés, sábado 5 de enero 5:30pm y viernes 11 de enero, 3:30pm

San Fernando, Estado Apure, zona adyacente al terminal de pasajeros “Humberto Hernández”, con entrada por la Av. España, sábado 5 de enero 6:30pm y viernes 11 de enero, 4:30pm

Puerto Ayacucho, Estado Amazonas, Av. Rio Negro con calle Atapabo, Parroquia Fernando Girón Tovar, Municipio Atures, sábado 5 de enero 6:30pm y viernes 11 de enero, 4:30pm

Pampatar, Estado Nueva Esparta, Cinemateca Pampatar, Prolongación 3 de mayo, vía La Caranta, Municipio Maneiro, sábado 5 de enero 6:30pm y viernes 11 de enero, 4:30pm

San Felipe, Estado Yaracuy, Cinemateca San Felipe, Av. San Felipe El Fuerte, a 20 metros del circuito judicial penal, sábado 5 de enero 6pm y viernes 11 de enero, 2pm

Macuto, Estado Vargas, Sector La Guzmania, Av. La Playa, al lado de la antigua estación de bomberos, parroquia Macuto, sábado 5 de enero 3:30pm y viernes 11 de enero, 4:30pm

El Festival de Cine de Margarita es un espacio para el encuentro, por Yennifer Calvo (Ciudad Caracas)

 

30/10/12.- El director de origen belga, pero nacionalizado venezolano, Thierry Deronne, participante en el Quinto Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño Margarita 2012, celebró la realización de este evento que se inició el 25 de octubre y finalizará el 1 de noviembre, y aseguró que el mismo es propicio para el encuentro, el debate y la discusión entre países hermanos.

“Estar aquí es un privilegio porque estamos integrándonos como nunca antes en América Latina (…) Juntos somos fuertes, unidos podemos impulsar la creación de nuevas leyes, nuevos espacios, conversar sobre el futuro de la televisión pública y eso es un factor clave para que podamos constituir una fuerza cultural en la región, que poco a poco nos libere de la esclavitud mediática que nos empobrece y nos incomunica”, expresó.

Deronne es uno de los seis competidores de la categoría Largometraje Documental Nacional. Su trabajo, titulado Carlos el amanecer ya no es una tentación, que fue proyectado por segunda vez el pasado sábado a las 3:00 de la tarde en la Sala 5 del Centro Comercial Sambil (la primera fue en la Sala Venetur el viernes), cuenta la vida del intelectual, guerrillero y forjador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Carlos Fonseca Amador, asesinado en 1976, tres años antes de la Revolución Nicaragüense.

EL SEGUNDO CHE

Explicó que el documental tiene como propósito resumir en 87 minutos la historia olvidada de un gran héroe de la Patria Grande, él lo califica como un segundo Che. “Este trabajo quiere sacarlo del olvido (…) Necesitamos conocer nuestro referente para seguir creciendo como latinoamericanos porque uno de los trabajos de los medios dominantes es borrar nuestra historia, dejarnos como pequeños huérfanos. Este material es, modestamente, una piedrita más en la construcción de nuestra historia, nuestro modelo”, reflexionó.

Este el primer documental dedicado enteramente a la vida de Fonseca Amador. El cineasta, quien se dedica a promover las realizaciones comunitarias, vio en el proceso político venezolano un punto de partida para desarrollar este trabajo.

Durante dos años, anduvo entre Caracas, Managua y las montañas del norte de Nicaragua reconstruyendo la historia personal, social y política del combatiente latinoamericano.

Allá, el documentalista encontró testimonios de las generaciones nuevas, los comandantes del Frente Sandinista y esos personajes anónimos pero vitales para la guerrilla: los campesinos que daban comida y preparaban los caminos a los guerrilleros. Por tal motivo, este filme resulta un relato de la memoria popular que combina archivos y vivencias.

Entre los entrevistados en el trabajo audiovisual también están Carlos Fonseca Terán, hijo del héroe revolucionario; y el comandante Tomás Borge. Fue precisamente un verso de Borge el que dio nombre al documental. Carlos el amanecer ya no es una tentación fue la frase que pronunció al recibir los restos de Fonseca en la plaza de la Revolución en Managua, además es parte del Himno de la Unidad Sandinista.

CARRERA POR LA ESTATUILLA

Este filme compite con Fuego sobre el Mármara (2011), de David Segarra; El santo salvaje (2011), de John Petrizzelli; 1992-1993: la Rebelión popular (El pueblo en las calles), de Liliane Blaser; De navíos, ron y chocolate (2011), de Malena Roncayolo; y Cabrujas en el país del disimulo (2012), de Antonio Llerandi.

El jurado encargado de seleccionar al ganador del pelícano en esta sección está conformado por Alexandra Kleyman (Venezuela), Elías Jiménez (Guatemala) y Rosa Rovira (Cuba). Además, al finalizar cada proyección el público tiene la oportunidad de manifestar, por medio de votación, si le gustó o no la película.

YENNIFER CALVO
ENVIADA ESPECIAL A MARGARITA

URL del artículo : http://www.ciudadccs.info/?p=348639

 

Estrenado en El Salvador el documental «Carlos el amanecer ya no es una tentación»

Cineforo en presencia de la Embajadora de Nicaragua Sra. Gilda Bolt (derecha, de pie)

El 5 de septiembre 2012 a las 6PM el Centro Cultural “Nuestra América” (San Salvador) estrenó el documental “Carlos el amanecer ya no es una tentación” en presencia de la Embajadora de Nicaragua Gilda Bolt y del director venezolano Thierry Deronne. Al finalizar la exhibición la Embajadora expresó que “cuando muchos documentales no te dan la Historia sino por pinceladas, este reconstruye una secuencia muy completa” y después de saludar la memoria del Comandante Borge, quien se hace presente en la obra como uno de los testigos principales, recordó la necesidad estratégica de la transmisión de la memoria histórica a la juventud. Durante el debate otros participantes relacionaron esa labor con el trabajo histórico que se debe fortalecer en El Salvador.

«¿Por qué haber realizado este documental?» : Deronne contó que durante los años 80 estuvo trabajando en la zona de Matagalpa, ciudad-cuna del líder sandinista, donde conoció a un amigo de juventud de Fonseca el poeta Marcos Altamirano (QEPD) y que hoy en día la reflexión del Comandante Chávez sobre la necesidad de «dejar de importar modelos ajenos ya que tenemos nuestros propios referentes, aquí, en Nuestra América» lo estimuló a regresar a Nicaragua para investigar y entender cómo se construyó la síntesis nacional del sandinismo. A otra pregunta sobre el método elegido para retratar la vida de Carlos Fonseca, el director contestó que no se quiso narrar esta trayectoria “desde las cómodas bibliotecas de unos historiadores acompañados por unas diapositivas ” sino desde el escenario de aquellas montañas lluviosas, frías, donde pasaban hambre los guerrilleros, y desde la memoria viva del pueblo, siguiendo el estilo del dibujante mexicano Rius (ver documento a la derecha) y sus numerosos personajes populares quienes desde los márgenes de las biografías comentan los hechos, preguntan, añaden datos o hacen chistes. Cabe destacar que este cineforo fue organizado gracias al apoyo de la asociación ACISAM. El documental “Carlos el amanecer ya no es una tentación” ha sido donado a la Embajada de Nicaragua en El Salvador.

Fotos: Sergio Sibrián

URL de este artículo : https://filmfonseca.wordpress.com/2012/09/27/estrenado-en-el-salvador-el-documental-carlos-el-amanecer-ya-no-es-una-tentacion/

Trailer de «Carlos el amanecer ya no es una tentación»

Este es el primer documental dedicado a rescatar del olvido la figura del «otro Che» que fue Carlos Fonseca Amador (1936-1976), intelectual y guerrillero nicaragüense, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, asesinado por la Guardia Nacional somocista tres años antes del Triunfo de la Revolución.

El filme narra la vida de Fonseca Amador desde sus años de niño pobre en Matagalpa hasta su larga marcha llena de fracasos y de reinicios como constructor del FSLN.
Fue filmado entre 2010 y 2011 en lugares claves como León, Pancasán, Zinica, Managua, Estelí, Matagalpa y La Habana, al cabo de una investigación de dos años que permitió combinar los archivos fotográficos y fílmicos con la memoria popular y los testimonios de sobrevivientes tales como los campesinos que alimentaban a la guerrilla de Fonseca.

Cabe resaltar el apoyo de Doris y Sara Tijerino que con su Asociación de Colaboradores Históricos recopilan la historia de la Revolución Sandinista en las montañas de Matagalpa así como la participación del Comandante Tomás Borge quien nos acompañó durante varias jornadas de filmación.

Las Tres Raíces Producciones, Venezuela 2012. 

Realización: Thierry Deronne.

Imagen : Henry Linares, con el apoyo de Deylin Peugnet y Olivier Auverlau.

Asistente de realización : Marjorie Arostegui.

Música : Philippe Tasquin

Con el apoyo de Zin TV (Bruselas)

Duración: 1 h. 28.

Formato original: HDV NTSC.

Para mayor información véase por favor el sitio del documental :

http://www.filmfonseca.wordpress.com

Material fotográfico (II) : la primera experiencia guerrillera de Carlos Fonseca (El Chaparral, 1959)

Guerrila del Chaparral en la cual participa el joven estudiante Carlos Fonseca, apoyada por el Che Guevara y el presidente de Honduras Ramón Villeda Morales, masacrada mediante un operativo conjunto de las Fuerzas armadas hondureñas junto a la guardia nacional de Somoza (1959)

En León donde Carlos estudiaba derecho los estudiantes salen a protsstar entre otros motivos por la masacre del Chaparral. La guardia nacional de Somoza reprime la marcha y asesina a varios estudiantes.

Videograma del documental «Carlos el amanecer ya no es una tentación» (Venezuela 2012)

Carlos recibe la visita de su madre en un hospital de Tegucigalpa mientras se repone de la grave herida de la bala que le perforó un pulmón, antes de ser trasladado a Cuba. Abajo, el historiador Aldo Diaz Lacayo que también combatió en El Chaparral narra esta experiencia y la importancia que tuvo el análisis de las causas del fracaso por Carlos Fonseca. Videograma del documental «Carlos el amanecer ya no es una tentación» (Venezuela 2012)El historiador Aldo Diaz Lacayo que también combatió en El Chaparral narra esta experiencia y la importancia que tuvo el análisis de las causas del fracaso por Carlos Fonseca. Videograma del documental "Carlos el amanecer ya no es una tentación" (Venezuela 2012)

Bolívar, Sandino y la nacionalidad latinoamericana

Sandino, exaltador de la nacionalidad latinoamericana

Caracas, 18 May. AVN.- Este 18 de mayo 2012 conmemora un aniversario más del nacimiento del líder guerrillero nicaragüense Augusto César Sandino, quien es oriundo de la ciudad de Niquinohomo, en el departamento de Masaya, exaltador del ideario nuestroamericano heredado de Simón Bolivar y la Revolución Mexicana.

Nacido en 1893, Sandino luchó contra la intervención estadounidense en Nicaragua. A partir de 1926, luego de regresar de Honduras, Guatemala y México, donde trabajó en ingenios azucareros y pozos petrolíferos, emprendió la batalla contra las fuerzas ocupantes que se encontraban en territorio nicaragüense desde 1916 defendiendo los intereses de las transnacionales de Estados Unidos.

Nicaragua estaba afectada además por el convenio Bryan-Chamorro, que concedía a Estados Unidos los derechos de construcción de un canal intereoceánico y una base naval en el golfo de Fonseca; y el tratado Stimson-Moncada, firmado el 4 de Mayo de 1927, entre el enviado plenipotenciario de Washington Henry Stimpson y el general José María Moncada. También conocido como Pacto del Espino Negro, mediante este acuerdo el gobierno de turno y la infantería de marina de los Estados Unidos de América impusieron la rendición y el desarme del Ejército Constitucionalista y la supervisión de las elecciones por parte de los marines estadounidenses.

Este pacto marcó el inicio de la intensa lucha de Sandino, quien se opuso al acuerdo y decide continuar la lucha hasta expulsar a los marines, teniendo que enfrentarse a traidores e invasores, en una larga lucha de liberación nacional.

Simón Bolívar en la lucha de Sandino

El ideario de la lucha de Sandino estuvo construido en base a los pensamientos de Simón Bolívar. Esto se ve reflejado en el manifiesto escrito el 20 de marzo de 1929, que el líder guerrillero nicaragüense tituló «Plan de realización del supremo sueño de Bolívar», enviado a los 21 mandatarios latinoamericanos de la época.

Este plan se constituye como uno de los antecedentes más importantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Sandino señala la necesidad de la creación de la Nacionalidad Latinoamericana al estar » hondamente convencidos como estamos de que el capitalismo norteamericano (EEUU) ha llegado a la última etapa de su desarrollo, transformándose como consecuencia, en imperialismo, y que ya no atiende a teorías de derecho y de justicia pasando sin respeto alguno por sobre los inconmovibles principios de independencia de» los Estados de América Latina, señala parte del texto.

El proyecto, que invita a la creación de una Alianza Latinoamericana, declara «abolida la doctrina Monroe y, de consiguiente, anula el vigor que dicha doctrina pretende poseer para inmiscuirse en la política interna y externa de los Estados Latinoamericanos»

Declara además «reconocido el derecho de alianza que asiste a los veintiún Estados de la América Latina Continental e Insular, y por ende, establecida una sola nacionalidad denominada nacionalidad latinoamericana, haciéndose de ese modo efectiva la ciudadanía latinoamericana».

Además invita a crear una Corte de Justicia y un Ejército Latinoamericano, para la defensa de la soberanía de América Latina.
A la sede de la corte le concede la denominación de Simón Bolívar, a quien califica de «egregio realizador de la independencia Latinoamericana» y «máximo forjador de pueblos libres».

También establece la creación de un órgano financiero común, con el objetivo de hacerse cargo de «la construcción de obras, materiales y vías de comunicación y transporte». Invitan a los Estados Latinoamericanos a fomentar «de manera especial el turismo latinoamericano de manera de promover el acercamiento y mutuo conocimiento entre los ciudadanos» de las naciones del continente.

Sandino contó con el comunista salvadoreño José Farabundo Martí como colaborador importante para consolidar el mensaje político e ideológico de su movimiento.

En 1934, tras una invitación convertida en una emboscada asesina, el líder nicaragüense cayó baleado a manos del entonces jefe de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza.

Sandino es el referente ideológico del actual gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de la revolución promovida por este movimiento que acabó con la dictadura somocista en 1979.

Fuente : AVN,

http://www.avn.info.ve/contenido/sandino-exaltador-nacionalidad-latinoamericana

Edgar Romero AVN 18/05/2012 09:47

Apuntes iniciales sobre FSLN, por Tomás Borge

Este es un texto histórico. Escrito en 1981 y publicado por el Ministerio del Interior, Tomás Borge describe los principales eventos que marcaron la fundación, desarrollo y triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

 

 

Ahora, en memoria del último sobreviviente de la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), publicamos el texto íntegro.

 

 

PRESENTACIÓN

 

 

La Dirección Política del Ministerio del Interior inicia la Colección «Perfiles» con este breve ensayo trabajado con el conocimiento y la práctica revolucionaria, junto con las experiencias de su constante batallar contra la oprobiosa tiranía somocista, del Comandante de la Revolución, Miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y Ministro del Interior, Tomás Borge Martínez.

 

 

Esta es una primera entrega de lo que será en el futuro un libro que el Comandante Borge está preparando en medio de sus ocupaciones diarias.

 

 

Estos apuntes iniciales están destinados a llenar un vacío hasta hoy existente y por tanto el presente trabajo constituye una fuente de consulta y estudio para los militantes del FSLN y de todos los combatientes del Ministerio del Interior en general. Seguramente será bibliografía de consulta para historiadores y estudiosos de Nicaragua y de otros países que ven en la Revolución Popular Sandinista una fuente de riqueza para los revoluciones de América Latina, a partir del camino transitado por un pueblo que luchó con su vanguardia hasta culminar con el triunfo el 19 de Julio de 1979, y que está construyendo con optimismo, aunque padezca sacrificios y limitaciones, un porvenir libre de opresiones y miserias.

 

 

PATRIA LIBRE O MORIR

 

 

COMANDANTE GUERRILLERO Y DE BRIGADA

 

 

OMAR CABEZAS LACAYO

 

 

JEFE DE LA DIRECCIÓN POLÍTICA DEL MINISTERIO DEL INTERIOR

 

 

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I. SANDINO AYER, HOY Y SIEMPRE

 

 

Quienes mataron a Sandino creyeron haber matado a la Revolución y creyeron haber matado hasta la posibilidad de la Revolución. Esta especie de superstición, parecida al fetichismo, de la cual todo mundo ha sido en alguna forma víctima, no es ajena a la dimensión con que se pretende situar a los individuos más allá de la historia o convertirlos en arquitectos exclusivos de la historia.

 

 

La otra cara de esta moneda grecorromana y un tanto escolástica es negar a ultranza el papel de los individuos en la historia. Sin embargo, la historia, -que no es un simple ruido, como afirmaba Montesquieu- se da bajo determinadas condiciones y está regida por leyes que actúan con independencia de la voluntad individual. Se equivocaron, por lo tanto, una vez más en este caso concreto, quienes pretendieron reducir al polvo de la amnesia a quien se convirtió en algo más que el arquetipo del pueblo nicaragüense. Las condiciones materiales que habían permitido a Sandino santificarse para señalar el camino de las luchas del pueblo siguieron vigentes después de su muerte con la dominación política y económica de los Estados Unidos; siguió vigente el egoísmo cotidiano de las clases explotadoras locales y desde luego la existencia de un instrumento de coerción: el ejército, que se puso el seudónimo de nacional. Por eso los disparos que mataron a Sandino no fueron un final sino el prólogo de un nuevo principio, de un salto que arranca con vocación de persistencia, al fundarse el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

 

 

La capacidad objetiva de la Guardia Nacional, instrumento de la dominación yanqui, fue el seguro de vida de la sobreexplotación contra el pueblo nicaragüense.

 

 

El dominio de este órgano brutal de represión y la muerte de Sandino convierten el período que va de 1934 a 1956 en un oscuro y triste paréntesis que se expresa en la práctica, como ya hemos dicho en otras oportunidades, aunque tal vez con otras palabras, en un descenso del movimiento revolucionario. El pueblo siguió luchando con terquedad, débil, desnutrido en lo orgánico y en lo ideológico. ¿Qué hacía falta en aquel momento? Hacía falta, sin duda, una dirección revolucionaria. Fue en toda esa época, la oposición burguesa la que suscribió la lucha contra el somocismo en un largo período de compraventa de la que siempre salió beneficiado el astuto y cruel padrino de la dinastía Somoza, Las condiciones objetivas -y ya nosotros y ustedes, nos hemos familiarizado con este tipo de conceptos- eran visibles y dramáticas: hambre, miseria, desnutrición, analfabetismo, inseguridad social, una cultura ridícula, dulzona e importada como los chiclets Adams. Las condiciones subjetivas, organización y conciencia eran invisibles por ser en aquel momento virtualmente inexistentes. Esta contradicción entre condiciones objetivas y subjetivas dio como resultado algo que marchó abriéndose paso como la luz en un túnel hasta que el pueblo descubrió que sin una vanguardia no era posible derrotar a la dictadura somocista.

 

 

II EL DESARROLLO CAPITALISTA DEL CAMPO

 

 

Con el cultivo del algodón a partir de la década del 50 se inician las tolvaneras y el complemento de toxinas importadas a la pobre y criolla alimentación de nuestros trabajadores agrícolas y se concreta históricamente el desarrollo del capitalismo en Nicaragua bajo la estrecha vía de la agricultura mono-exportadora, cuya estructura productiva está ligada a la demanda del mercado mundial capitalista. El algodón impuso el sello o le dio el carácter de agroexportadora a la economía nicaragüense y fue un síntoma importante en el proceso de desarrollo de las relaciones de producción capitalista en la agricultura; se acumularon excedentes que se aplicaron a la ampliación del área algodonera; a la construcción de algunas viviendas de mal gusto como pueden ustedes observar en León y otras ciudades de Nicaragua, a las visitas periódicas de estos algodoneros al museo del Louvre y a la formación de una parte del sistema financiero privado. Esto incidió en la consolidación del Estado y en el desarrollo de algunas actividades industriales y comerciales relacionadas especialmente con el deslumbrante e inestable mercado del algodón. El resultado necesario, que no fue posible contabilizar igual que las pacas del algodón en el Banco de América, fue una mayor polarización dentro de una realidad histórica que por regla general se quiere negar en los púlpitos y en las tertulias de la burguesía. Una polarización entre las clases explotadas y los explotadores, situándose en nuestro país en un extremo a la burguesía agroexportadora y los grupos comerciantes industriales y en el otro a los trabajadores agrícolas. Es así que se rotura el proceso de proletarización que se inició a fines del siglo XIX con el cultivo del café y que conllevó a una mayor concentración de las tierras y finalmente el desarrollo tecnológico de la producción algodonera, lo que a través del gobierno somocista y sus leyes trae como consecuencia la agudización de la lucha de clases entre explotadores y explotados.

 

 

III LA CRISIS ECONÓMICA DE 1956-63

 

 

La crisis económica del 56, iniciada desde luego en los mercados capitalistas, somete a la economía nicaragüense a las fluctuaciones cíclicas de la demanda externa, (descenso en el precio del café y del algodón y disminución de los volúmenes de exportación). La crisis del modelo agroexpotador golpea las tasas de ganancias y acrecienta el malestar popular. Sin embargo, el proletariado agrícola y semi-proletariado, nacidos junto con las motas del algodón, así como el incipiente proletariado urbano, no son capaces todavía de responder colectivamente a la represión y a la miseria. Eso explica por qué no hay una organización política con lucidez estratégica para rebasar el estancamiento, el mutismo y la inanición.

 

 

Dentro del marco de estas condiciones es que se produce el ajusticiamiento de Somoza García, el viejo, por Rigoberto López Pérez, quien el 21 de Septiembre de 1956 marcó el principio del fin de la dictadura, de acuerdo con la voluntad expresa del héroe, lúcidamente explicada, por cierto, por Carlos Fonseca y complementada esta explicación, por José Benito Escobar. Después de Rigoberto, 20 movimientos armados se suceden a lo largo de la crisis rompiendo este paréntesis fatal.

 

 

A partir de los años 60 se comienza a impulsar el proyecto de integración económica centroamericana. Dicho proyecto se inscribe, con una sonrisa más amplia que los recursos comprometidos, con la estrategia desarrollista cuyo intento de frenar el auge insurreccional fue infinitamente menos eficaz que los errores derivados de las concepciones mecánicas de los revolucionarios de América Latina entusiasmados y deslumbrados por la victoria de la Revolución Cubana.

 

 

La Alianza para el Progreso correspondía a un nuevo período expansionista de la inversión extranjera norteamericana. Esta se dirigía ahora principalmente al sector industiral ya que la concepción original del Mercado Común Centroamericano procedía de la CEPAL y su concepción desarrollista de como superar el subdesarrollo. Los planes iniciales concibieron un desarrollo industiral equilibrado. Este proyecto abstracto fue rápidamente distorsionado por las condiciones que impuso el financiamiento. El Mercado Común no era más que el marco político institucional que permitía el traslado y reubicación del capital local y extranjero en el sector industrial como un intento de solidificar las bases de acumulación de ese sector. Intento distorsionado porque dentro de la estrategia integracionista no se contemplaba la Reforma Agraria y la redistribución del ingreso como una pre-condición del desarrollo industrial.

 

 

IV CONDICIONES INMEDIATAS PARA LA CREACIÓN DE LA VANGUARDIA

 

 

La acción de Rigoberto, tal como se ha repetido muchas veces, no fue un acto terrorista, pero no podemos resignamos a decir eso nada más, hay que decir también que obedecía a las condiciones del subdesarrollo y atraso económico y cultural bajo las cuales se tiende a individualizar los conflictos sociales. A una expresión individualizada tan dramática como la de Somoza correspondía en aquel momento una respuesta de ese mismo carácter, esto explica también el por qué una dictadura personal militar era el instrumento adecuado para garantizar la dominación extranjera y oligárquica.

 

 

La acción de Rigoberto puso de manifiesto que el dictador no era físicamente invulnerable y ello constituyó el primer paso para que la conciencia del pueblo llegara a captar las fuerzas sociales que se esconden detrás del poder aparentemente personal.

 

 

La acción de Rigoberto, génesis de acciones populares y movimientos armados, fue la primera parte del novenario con que respondió nuestro pueblo al alegre y canibalesco liderazgo de la oposición burguesa, el reinicio del movimiento popular y los primeros movimientos que se dan alrededor del enorme sepulcro de Sandino antes de su resurrección. La Revolución cubana, como lo observa Carlos Fonseca influyó en Nicaragua aún antes de su culminación victoriosa. Como lo señaláramos en el librito «CARLOS, EL AMANECER YA NO ES UNA TENTACIÓN»: «La victoria de la lucha armada de Cuba más que una alegría es el descorrer de innumerables cortinas, fogonazos que alumbran más allá de los dogmas ingenuos y aburridos del momento. La Revolución cubana fue ciertamente, un escalofrío de terror para las clases dominantes de América Latina y un violento atropello a las de repente tristes reliquias con las que habíamos iniciado nuestros altares. Fidel fue para nosotros la resurrección de Sandino, la respuesta a nuestras reservas, la justificación de los sueños, de las herejías de unas horas atrás». Pero las acciones represivas de la dictadura sólo eran la expresión a nivel político de uno de los rostros de la contradicción. Las clases populares buscaron, entre gritos recién estrenados, su expresión política en Juventud Patriótica, huelgas magisteriales, huelgas obreras, manifestaciones estudiantiles, tomas de tierras, creación de sindicatos y confederaciones obreras y campesinas y poco después en esa especie de preámbulo que se llamó Nueva Nicaragua.

 

 

En esta agitación popular se incluyeron sectores que nunca se habían manifestado abiertamente en contra del régimen somocista. La agitación puso de relieve la incapacidad congénita de la burguesía nicaragüense o más exactamente la ausencia de una burguesía nacional con capacidad para asumir la dirección del movimiento antisomocista. Los movimientos armados cubrieron de sangre y reiteración la geografía nicaragüense aunque no lograron incorporar en aquel momento a todo el pueblo a la lucha armada. Tratamos de explicarlo por la diversidad de la composición social, ideologías y programas políticos de los

 

 

grupos guerrilleros. Hasta ese momento no había una teoría que permitiera determinar las fuerzas en conflicto jerarquizándolas estratégica y tácticamente.

 

 

V LA NECESIDAD DE UNA VANGUARDIA

 

 

Todas las acciones espontáneas con que las masas iluminaron esta fase inicial de ascenso revolucionario, nos sirvieron para detectar el potencial revolucionario del pueblo nicaragüense y se puso de relieve la carencia de una dirección y de una organización revolucionaria. Sin una vanguardia el potencial revolucionario no podía convertirse en un poderoso puño popular capaz de derribar a la dictadura somocista. De todo ello se dedujo el requerimiento de esa vanguardia que pudiese dar forma organizativa a la transpiración, cólera e intuición del pueblo. En esta fase de ascenso existían -repito- condiciones económicas para la creación de la vanguardia revolucionaria. Sobre la base de estas condiciones objetivas también se habían venido forjando algunas condiciones subjetivas a las que faltaba una ideología o una teoría que las ordenara o le diera coherencia, y por lo tanto, capacidad de aglutinamiento.

 

 

VI FUNDACIÓN DEL FSLN

 

 

En Julio del 61 surge el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Este acontecimiento histórico significó la alternativa popular opuesta a la alternativa burguesa reformista en la lucha contra el somocismo. No podemos hablar de una vanguardia sin una teoría de vanguardia. Al referirnos a la creación de la vanguardia debemos subrayar el rescate que Carlos Fonseca hizo de Sandino y de sus ideas revolucionarias. Carlos vio en Sandino y sus ideas no un símbolo etéreo, no un símbolo abstracto, sino la guía para la comprensión de la realidad nicaragüense y su transformación revolucionaria.

 

 

Podríamos decir que el pensamiento de Sandino se resume en dos grandes ideas rescatadas por Carlos Fonseca:

 

 

Sólo los obreros y campesinos son capaces de luchar hasta el fin contra el imperialismo y sus representantes políticos locales. Con esto la intuición de Sandino captó ante todo el carácter clasista del movimiento revolucionario, la lucha de clases como motor de la historia. Además de señalar a los obreros y a los campesinos como los sujetos fundamentales de esta lucha, captó la forma popular que necesariamente debía de adoptar el movimiento revolucionario en Nicaragua.

 

 

En las condiciones económicas, sociales y políticas de Nicaragua la lucha armada era la única vía que podía conducir hacia la transformación revolucionaria de la sociedad. Dicho desde ahora, esto parece una afirmación demasiado obvia, pero en aquel momento cuando las contradicciones conceptuales estaban jugando su papel, era muy importante rescatar esta idea esencial de Sandino: «La libertad no se conquista con flores sino a balazos», dijo el General y esto se convirtió para nosotros en un hermoso lugar común, en un axioma para la formación de un ejército popular, inicialmente guerrillero, para la conquista de la liberación nacional y con la base de granito, suficiente desde el punto de vista de la conciencia, para la defensa de la soberanía nacional.

 

 

En estas dos grandes ideas se resume la estrategia que nos condujo a la victoria: la combinación de la lucha guerrillera con el movimiento de masas, a través de una dialéctica en la cual los guerrilleros se convirtieron en pueblo y el pueblo en ejército.

 

 

Estas ideas eran ineludibles, de raíces enterradas en Nicaragua, conjugadas con la teoría revolucionaria con que se sintetizan las experiencias de todas las revoluciones. Y fue la aplicación de esta concepción, sin dogmatismos y creadoramente la que condujo a que un puñado de hombres revolucionarios fundaran el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1961. El surgimiento del Frente Sandinista confirmó la veracidad de las palabras de Sandino cuando afirmó: «Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte, y si morimos no importa, nuestra causa seguirá viviendo, otros nos seguirán». La causa de Sandino efectivamente había seguido viviendo y el Frente Sandinista no hacía más que asumirla bajo condiciones materiales distintas y bajo la guía de una teoría revolucionaria. La causa de Sandino desafió peligros, traiciones, convirtió a los vacilantes en estatuas de sal. La causa de Sandino sigue y seguirá viviendo.

 

 

VII PRIMERAS EXPERIENCIAS DEL FSLN

 

 

A. Río Coco y Bocay (1963)

 

 

La lucha armada se inicia con la guerrilla del Río Coco y Bocay en 1963 y fue la primera acción preparada por un grupo revolucionario más o menos homogéneo desde el punto de vista militar, más o menos homogéneo desde el punto de vista político-ideológico; es decir, las contradicciones inevitables que surgen en todo movimiento revolucionario no eran de principios, aquellos hombres estuvieron unidos primero por las concepciones ideológicas, después por las terribles privaciones que pasaron en las amargas horas de la lucha armada inicial y finalmente por las rachas de pesimismo que suelen atenazar a los hombres en los momentos más difíciles y por el optimismo básico inicial que supo imprimir en aquellos momentos cruciales nuestro hermano Carlos.

 

 

Téngase en cuenta que en esa época en América Latina se había divulgado una interpretación esquemática de la Revolución cubana que aislaba la guerra de guerrillas del movimiento de masas. Nos hemos referido ya a la concepción distinta de que partía el Frente Sandinista de Liberación Nacional y este tema alguna vez debería estudiarse para analizar un tanto la lucha de los pueblos en América Latina, sus dificultades, sus fracasos, sus logros. Sin embargo la unidad entre la teoría y la práctica no es algo que se da cíesele el comienzo y de una vez por todas, sino que es algo que es preciso conquistar a través de la lucha misma, y este principio lo tuvo que reconocer la vanguardia desde este primer momento, desde esta primera experiencia armada. En río Coco y Bocay se había preparado una mínima infraestructura de masas en apoyo a la guerrilla, no dentro de la zona donde se inició la lucha guerrillera, porque algunos esfuerzos que se hicieron en ese sentido, se estrellaron contra la terquedad de algunas concepciones mecanicistas y aunque algunos lograron concebir la necesidad de condiciones adecuadas antes del inicio de la guerrilla en las regiones aledañas al Río Coco. Sin embargo se hizo un esfuerzo por el lado de Wiwilí precisamente; esfuerzo que no se supo aprovechar y fueron razones de otra índole donde tuvo que ver el buen o mal humor de alguien y la naturaleza de la incidencia de las lluvias y otros factores los que condujeron a la guerrilla a una zona cuyo territorio no había sido explorado previamente y donde había una población que no había sido trabajada políticamente. El error táctico dentro de una concepción general acertada, se convirtió para nosotros en una primitiva y difícil escuela que nos reafirmó lo justo de la concepción general y reveló desde el comienzo la importancia del trabajo entre las masas y con las masas. La experiencia del Río Coco y Bocay constituyó una derrota; no exactamente una derrota desde el punto de vista militar, porque los principales problemas que se tuvieron ahí no se originaron en los encuentros armados, sino precisamente en la ausencia de condiciones inmediatas sobre el terreno para la supervivencia de la guerrilla. No existían líneas de abastecimiento, la naturaleza es muy inclemente ahí, y se carecía hasta de comida, de ropa y finalmente de armas, lo que condujo, pues, a la decisión de regresar a la base original. Pero esta experiencia coincidió e incidió también con un descenso temporal del movimiento antisomocista. Esto se debió, además, a que en el plano económico se da un período de auge, la mejor época del somocismo desde ese punto de vista, que fue aprovechado a cabalidad por los grupos más dinámicos de la burguesía. Tales grupos eran capaces de combinar sus intereses agroexportadores y comerciales con la nueva coyuntura de industrialización ligada a la política económica estatal.

 

 

En lo político los condicionamientos de la nueva estrategia desarrollista del imperialismo para América Latina, la llamada Alianza para el Progreso, que algunos de ustedes quizás ya ni siquiera recuerden, fue la respuesta que dio Kennedy a la Revolución cubana en América Latina, pero de todas maneras esta famosa Alianza que fue tan publicitada incidió en alterar la fachada externa de muchos lugares en América Latina y en lo que se refiere a Nicaragua le dio cierto ropaje a la dictadura somocista. Así, surge como variante de la forma de dominación política de la dictadura, este régimen civilista y maquillado de René Schick, cuya estadía en el poder posibilita más que nada la reorganización de la política burguesa en el marco de una lucha estrictamente electoral. Esta situación produjo cierto pesimismo en lo que respecta a la posibilidad de darle continuidad a la lucha armada, pero ya el FSLN existía con su voluntad de lucha, y se había organizado más allá de los factores extra guerrilleros a diferencia de otras agrupaciones de América Latina que habían sido constituidas como agrupaciones exclusivamente guerrilleras, y que al desaparecer como guerrilla desaparecerían como organización. Nosotros nos expandimos más allá de una concepción guerrillera, rebasamos ese límite, y al desaparecer temporalmente la guerrilla continuó existiendo el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

 

 

Las maniobras civilistas no podían tener éxito dadas las condiciones del proceso económico que pretendía superestructural- políticamente y en efecto la descomposición creciente del sistema y el ascenso revolucionario que se había iniciado en el 56 con el ajusticiamiento de Anastasio Somoza trajeron como resultado el fracaso de dichas maniobras 10 años después. Ello condujo a la dictadura a optar por la alternativa militar con el propio Somoza a la cabeza en el 67, sobre todo después de las actividades del 22 de enero, que se desnuda por completo la voluntad represiva de la dictadura somocista que tiene su culminación precisamente en la masacre del año 67 cuando don Fernando Agüero todavía andaba repartiendo sonrisas y promesas falsas.

 

 

La Vanguardia convirtió la derrota militar del año 63 en una escuela. La corrección de sus errores le permitió sobrevivir y crear algún tiempo después cierto aparato clandestino en las ciudades, logró realizar alguna propaganda armada, golpes económicos, difundir materiales Sandinistas, siempre hermosos, algunos de ellos ingenuos pero no carentes de determinadas profundidad que sabía imprimirles Carlos Fonseca; montar pequeñas escuelas de entrenamiento. La experiencia del Coco o Wankí, como le llaman los miskitos, y Bocay constituyó una derrota lo cual coincidió con un descenso temporal del movimiento antisomocista, sin embargo, logró establecerse entre 1963 y 1966 cierto contacto con las masas en barrios, centros laborales, medios estudiantiles y sindicatos en el campo. Este trabajo entre las masas fue llevado a cabo no sólo a través de los organismos intermedios del FSLN, tales como los Comités Cívicos Populares, el famoso Frente Estudiantil Revolucionario (FER), sino también a través de una alianza temporal con el Partido Movilización Republicana, que dejó de existir poco después y el Partido Socialista Nicaragüense que todavía sigue existiendo.

 

 

A partir de 1967, el FSLN estableció un contacto directo con el pueblo utilizando para ellos sus propios mecanismos fundamentales clandestinos desde donde se desarrollan los mecanismos abiertos.

 

 

B. PANCASAN (1967)

 

 

En el curso del año 1966 el FSLN, procede a la preparación de la acción guerrillera de Pancasán y sale un comunicado firmado por dirigentes del Frente Sandinista, entre las cuales estaba la firma de la Compañera Doris Tijerino que se firmaba Conchita Alday. En esta experiencia por primera vez la guerrilla logró desprenderse del carácter invasionista que la había definido, porque en Pancasán las acciones armadas fueron organizadas no en Honduras, sino en las montañas del centro del país. Es en Pancasán y Fila Grande donde se centran los trabajos de la preparación guerrillera con el apoyo de campesinos de la región y donde empiezan a destacarse compañeros como Oscar Turcios y Rigoberto Cruz, que ya había estado, este último, en la incursión armada del año 63 y otros compañeros. En esta jornada la vanguardia sufrió una derrota militar que después analizara con mucha propiedad Ricardo Morales y cuando nosotros empecemos a analizar más profundamente esta historia vamos a tener en cuenta toda esa bibliografía que recoge esas situaciones. Sin embargo esta experiencia tuvo un significado inmenso para la lucha revolucionaria; se reafirma la lucha armada al confirmarse la imposibilidad de lograr el derrocamiento de la dictadura militar por medios pacíficos. Cuando digo se reafirma, es que el pueblo nicaragüense adquiere conciencia de que sólo la lucha armada es la única capaz de derrotar a la dictadura somocista. Esto significa un total descrédito para los llamados métodos cívicos de lucha, que después fueron famosos a pesar de todo, desde los púlpitos de nuestras Iglesias católicas de parte de algunos jerarcas, que siempre insistieron en la necesidad dé la lucha cívica hasta en los últimos momentos de la dictadura somocista. Sin embargo en la conciencia del pueblo esta posición se desacredita y adquiere fuerza el requerimiento de la lucha armada.

 

 

El 22 de enero la oposición burguesa conduce al pueblo a la masacre y se inicia, el último capítulo de la vigencia de la burguesía, como sector social rector de la lucha antisomocista en nuestro país. Ese día junto con los campesinos que murieron se sepulta la posibilidad de que la burguesía, nicaragüense pueda conducir la lucha antisomocista en nuestro país. No sólo por lo que ahí ocurrió, sino que después de la masacre de centenares de nicaragüenses, esta oposición burguesa se replegó cómodamente y pactó con el régimen somocista. En el año 1971 Fernando Agüero firmó un pacto político con Somoza, que le llamaron el Kupia-Kumi. Y el objetivo fundamental de ese famoso pacto Kupia-Kumi, firmado por Somoza y Agüero, no era recuperar la paz en Nicaragua, que desde el punto de vista de las posibilidades de la burguesía, no estaba de ninguna manera en peligro, significó el proyecto de aplastar el movimiento revolucionario nicaragüense. Es por eso que pese a la derrota militar que significó Pancasán y Fila Grande, para el Frente Sandinista esta lucha tuvo un inmenso significado ya que logró arrancar definitivamente del pueblo nicaragüense la influencia, convenciéndolo, a pesar de que eran cuatro pelagatos los que en aquel momento encabezaban la lucha, de que la nuestra era la única organización verdaderamente capaz de representar los intereses populares, y la única fuerza capaz de enfrentar en serio a la dictadura somocista, lo cual elevó la autoridad moral y el prestigio político del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Ya para este período el Frente Sandinista ha logrado la creación del destacamento de vanguardia que sobrevive a pesar de los golpes serios que recibimos. Ustedes recuerdan que por el lado de Pancasán masacraron a un grupo de compañeros entre los cuales estaba Silvio Mayorga y no hubo ningún sobreviviente en esa escuadra guerrillera que dirigía Silvio y donde estaban concentrados una serie de cuadros extraordinariamente valiosos del Frente Sandinista, entre ellos Rigoberto Cruz, el Chelito Moreno y otros, para no mencionarlos a todos. Ya teníamos un aparato clandestino en la ciudad, lo cual nos permitía alguna propaganda armada y actos de recuperación económica, que nos ayudaban a soportar la enorme escasez de recursos que teníamos en aquel momento.

 

 

Había días en que los combatientes en la clandestinidad no tenían ni para el pan nuestro de cada día, ni para la tortilla, tampoco había recursos para transporte, para llevar las cosas a las montañas y no había recursos para mantener a los guerrilleros y el extraordinario espíritu de sacrificio que tuvieron algunos compañeros en ese momento al igual que lo habían tenido antes, en el 63, es digno de ser recogido en las páginas de la historia de nuestra organización. Ya tenía cierta difusión política la propaganda Sandinista, ya habíamos hecho algunas pequeñas, muy pequeñas escuelas de entrenamiento, que después de la acción del 27 de diciembre adquirieron un nuevo nivel, ya habíamos puesto a prueba los incipientes mecanismos de contactación con las masas a través de lo que nosotros empezamos a llamar, creo que desde aquel entonces, organismos intermedios, los Comités Cívicos Populares y el FER, que desempeño un papel extraordinariamente importante.

 

 

En 1967, hicimos un esbozo de programa y unos estatutos y apuntes sobre la línea estratégica del Frente Sandinista, que posteriormente sirvieron de base para un mayor desarrollo de este programa y de estos estatutos. Ya, incluso, teníamos actividad internacionalista, porque fue en ésta época que muere heroicamente en defensa de los intereses del pueblo palestino el compañero Patricio Argüello, ya estaba incorporado también como expresión internacionalista a nuestras filas el compañero Víctor Tirado López. Ya hemos hecho un análisis crítico de la concepción del foco guerrillero, que despertó tanto entusiasmo entre los combatientes por la liberación nacional en América Latina y que Carlos Fonseca y todos nosotros vimos con algo más que suspicacia. Este análisis crítico nos fue de mucha utilidad para encontrar un camino adecuado en la estrategia.

 

 

VIII ETAPA DE ACUMULACIÓN DE FUERZAS EN SILENCIO (1970-74)

 

 

Después de Pancasán el Frente Sandinista se replantea la lucha guerrillera, la creación de un frente en las montañas de Matagalpa y Zelaya, y aunque hubo cierto reordenamiento en nuestras filas, no se abandona la idea del combate guerrillero y se empiezan a preparar condiciones en las montañas. Se logran crear también dentro de esta misma concepción algunas unidades de combate tácticas en la ciudad. Sin embargo, la alimentación de estas columnas guerrilleras y su supervivencia exigían o requerían una ligazón estrecha con los barrios, con los sindicatos, por eso es que el Frente Sandinista empieza a desplegar un trabajo de penetración en distintas ciudades del país especialmente en León pero también en Managua, en Masaya, en Matagalpa, en Chinandega. El objeto de este trabajo fue organizar a los barrios para que lucharan por mejores condiciones de vida a partir de reivindicaciones inmediatas, es decir, luchando por el agua, por la luz, los servicios médicos etc., sin caer en el reivindicalismo, en la reivindicación como fin. A diferencia de otros grupos que convertían la reivindicación en un objetivo en sí mismo, para nosotros realmente era un medio para buscar, detectar dentro del pueblo a sus mejores hombres e inculcarles a esos hombres que debían organizarse para la toma del poder. Eso es algo muy importante, porque nosotros tuvimos olfato de poder desde el primer momento y ese olfato lo fuimos desarrollando y trasmitiendo a nuestros cuadros aún cuando los captáramos a través de las luchas reivindicativas. Se trataba en fin de lograr un vínculo estrecho entre el trabajo en los barrios y el trabajo en la montaña al cual se le proporcionaban en aquel momento los mayores esfuerzos.

 

 

Debido a estos últimos, la vinculación con las masas se mantuvo a través de los organismos intermedios como el FER y a través de las movilizaciones masivas para la libertad de los preso políticos. Alrededor de la lucha por la libertad de los presos políticos nos pusimos en contacto con los más sensibles y combativos núcleos cristianos dentro del movimiento estudiantil y estábamos conscientes en esa época de que esas banderas que levantábamos o que levantaba el movimiento estudiantil eran banderas del Frente Sandinista y esas banderas había que sostenerlas y así se fue forjando el carácter de la lucha, forjamiento que se expresó a lo largo de toda esa historia en hechos extraordinariamente heroicos, como el de Julio Buitrago, porque Julio Buitrago no es una anécdota; Julio Buitrago no es un hecho aislado; Julio Buitrago es la respuesta de toda una filosofía y de toda una actitud frente a la vida; Julio Buitrago, no actúa como actuó tan solo porque él tenía valor personal, claro que lo tenía sino porque es la respuesta, el resultado de toda una concepción, de toda una actitud en la lucha revolucionaria y así como los que estaban en huelga de hambre no cedían a la tentación del alimento para conquistar algo, tampoco los que ofrecían resistencia al enemigo cedían ante el peligro y eran capaces como Julio de ofrendar su vida sin vacilación alguna. Fue creándose un estilo que en definitiva logró transmitirse a todo el pueblo. Estas movilizaciones a las que me refería, producto de un amplio trabajo de masas que realizó la vanguardia durante los años del 70 al 75, fueron el factor que hizo posible salvarle la vida a muchos compañeros que estaban prisioneros. En esta etapa la Vanguardia actuaba sin presentar deliberadamente combate a las tropas somocistas, sino solamente con la táctica de esquivar el combate. Este respondía a la estrategia militar adoptada en esos años que consistía en acumular tuerzas pero sin aparecer públicamente y la de no presentar combate más que en los casos que ello fuera inevitable. Se trataba de combatir no cuando el enemigo quisiera, sino cuando la Vanguardia lo considerara conveniente. Aquella etapa es hoy muy ampliamente conocida como acumulación de fuerzas en silencio.

 

 

IX DICIEMBRE VICTORIOSO: ROMPIMIENTO DEL SILENCIO

 

 

Acumulación de fuerzas en silencio que fue rota el 27 de diciembre de 1974 por el Comando Juan José Quezada, dirigido por el Comandante Eduardo Contreras, Miembro de la Dirección Nacional del FSLN, acción que asestó un duro golpe a la dictadura militar somocista; y yo enfatizo lo del Comandante Eduardo Contreras, porque por ahí he visto algunos escritos donde se dice que esta acción fue dirigida por Germán Pomares y por Eduardo Contreras, y nosotros debemos de ser fieles a la verdad histórica. Gemían Pomares tiene suficientes méritos para que le atribuyan acciones en las que él no tuvo la responsabilidad que se le atribuye, porque Gemían Pomares es mil veces héroe y el Comandante Eduardo Contreras fue quien tuvo el mérito de haber dirigido esa acción. Debemos tener la decencia de estar por encima de cualquier resabio sectario, acumulándole a otros el honor de haber realizado la jefatura de una acción que no realizó. Digo esto, porque este es un caso que puede reproducirse en otros aspectos. Eduardo Contreras, al dirigir este comando tuvo una virtud, que consistió en que no se quitó el antifaz y permaneció en el anonimato hasta que el enemigo descubrió por su propia cuenta quien era, a diferencia de algunos otros que en cuanto pudieron y tuvieron la menor oportunidad se quitaron el antifaz para que todo mundo los mirara como a los graneles chavalos, como los grandes héroes de la película. Y con la toma por asalto a la casa de un somocista, la Vanguardia rompió la etapa de acumulación de tuerzas y con la acción del 27 de diciembre del 74 aceleró el proceso de descomposición del régimen y el desarrollo del Frente Sandinista; en efecto, puso de manifiesto la fragilidad de la dictadura al verse ésta obligada a liberar a los presos y a publicar un pronunciamiento revolucionario por la radio y la televisión y hasta en el periódico, a entregar un millón de dólares y a ceder un avión que transportó al comando victorioso y a los reos liberados a Cuba.

 

 

Estos logros del FSLN, atestiguan que nuestra organización era la única fuerza de Vanguardia que tenía nuestro pueblo y también fue importante porque tuvo una enorme repercusión internacional, que contribuyó en alguna medida al aislamiento de la dictadura y a que fuese conocido mundialmente y se acrecentase el prestigio internacional del Frente Sandinista. Incluso hombres como Torrijos empezaron a vernos con mayor atención y a prestarnos ya alguna ayuda y hasta nuestros amigos estratégicos empezaron a fijarse con más seriedad en nosotros.

 

 

X PRESENCIA POLÍTICA DEL FSLN

 

 

Desde el 75 la lucha popular, pese a la represión somocista no sólo se mantuvo, sino que se fue intensificando más y más. En lo que respecta a la Vanguardia, la represión no permitió realizar acciones militares de envergadura y fue una época dolorosa porque cayeron valiosísimos militantes del Frente Sandinista, entre ellos nada menos que Carlos Fonseca, al día siguiente, el mismo Eduardo Contreras, luego ese gran combatiente que se llamó Carlos Agüero, el campesino Jacinto Hernández, Pedro Aráuz, Carlos Roberto Huembes, Filemón Rivera, Mauricio Duarte, René Tejada, la compañerita Arlen Siu, Edgard Munguía, Crececio Rosales, Augusto César Salinas, Bonifacio Montoya, entre otros muchos. La muerte de Carlos por supuesto fue interpretada como un triunfo por la reacción y la dictadura, se consideró que con su muerte prácticamente cesaba la lucha Sandinista. Se vuelve a repetir el fenómeno: cuando muere Sandino creen que ya terminó todo para Nicaragua, que Nicaragua va a ser la eterna colonia de los norteamericanos. Muere Carlos Fonseca y se considera, que ya el Frente Sandinista está liquidado para siempre. Me acuerdo yo con qué cara de triunfo llegaron a decírmelo cuando estaba en la cárcel, pensaban que estábamos locos, porque nosotros insistíamos en que el triunfo todavía era nuestro. Por eso es que cuando nosotros dijimos en la cárcel: «Carlos Fonseca es de los muertos que nunca mueren», lo que quisimos decir es que las clases revolucionarias no mueren, los obreros y los campesinos son inmortales como su proyecto histórico, eso fue, lo que quisimos decir. Carlos no podía morir porque era una síntesis, una idea no sólo inteligible sino madura para la cosecha; Carlos murió, pero no murió, eso es lo que no entendían nuestros enemigos. Carlos no murió, porque son los pueblos los que hacen las revoluciones; no son otra cosa que la resurrección de los héroes.

 

 

A primera vista, sin embargo, los resultados de la represión justificaban las ilusiones de los Guardias Nacionales y de la reacción. Las necesidades de una lucha organizada habrían impuesto una especie de división del trabajo que distribuía a los militares del FSLN, en actividades complementarias en la montaña y en la ciudad y en lo que respecta al trabajo con las masas. Los golpes de la dictadura convirtieron esta división del trabajo en un relativo aislamiento de sus diversos elementos entre sí. Y la percepción de la realidad a través de experiencias distintas condicionadas por esa división del trabajo, sobre la base del aislamiento condujeron, entre otros factores, a la formación de tres tendencias en el seno del Frente Sandinista de Liberación Nacional, a las cuales, según yo entiendo, nadie las quiere mencionar en las escuelas, como que si hubiesen sido un pecado mortal y yo creo que eso forma parte de nuestra historia y tenemos que hacer el esfuerzo por analizarlas. Porque yo he visto algunos documentos nuestros donde se analiza la historia de nuestra organización y parece que nunca hubo tendencias internas dentro del Frente Sandinista. ¡Y las hubo! Y todo mundo lo sabe, además. Hay que analizar esta experiencia y nosotros pensamos que el factor del aislamiento es uno de los elementos que contribuyó, entre otros, a la existencia de esas tendencias; porque la existencia de las tendencias no deteriora la imagen de la Revolución. Lo grande de esta Revolución es que hayamos sido capaces de unirnos a pesar de las tendencias y hayamos dado el ejemplo a los pueblos de América Latina de los que significa la madurez de los revolucionarios nicaragüenses. Eso es lo grande y lo importante de nuestra experiencia, y por lo tanto, para resaltar esa grandeza tenemos que decir que estuvimos divididos en algún momento de nuestra historia, pero que tuvimos la madurez suficiente para unificamos.

 

 

Sólo quienes ignoren que el movimiento histórico se desarrolla a través de contradicciones, y quienes ignoren que una organización política no es más que el instrumento que la lucha de clase, podrían concluir que con esto el Frente se disolvería en fracciones que dispersaría las luchas populares en acciones aisladas sin ningún efecto de magnitud sobre la dictadura. En realidad las tres tendencias seguían reivindicando el nombre del Frente Sandinista y el Pueblo nunca dejó de reconocer más que a un Frente Sandinista y todos los compañeros saben que los compañeros combatientes de las tres tendencias de aquel momento gritaban: ¡Patria Libre o Morir! Y luchaban en las mismas trincheras y derramaban juntos su sangre. ¿Qué extraño tiene entonces que nos hayamos unido?

 

 

Por eso la necesidad de la unidad en un plano superior que sintetizara las experiencias distintas, ya estaba colocada como una primera piedra con la continuación del movimiento popular. En las ciudades se prosiguieron las huelgas de hambre por los reos políticos y se agudizaron los problemas laborales, como producto del entreguismo a mayores niveles de nuestra economía y de la voracidad del capital extranjero; continuaron los movimientos de protesta a favor de los derechos humanos, se dieron tomas de tierras en Tonalá, Sirama y San José de Obraje, como respuesta al despojo masivo de los campesinos de occidente. Los militantes Sandinistas impulsaron campañas de alfabetización, proyectos de mejoramiento comunal movimientos juveniles y culturales, incluso el movimiento Gradas fue considerado como un organismo intermedio que nos ligaba a las masas y todo esto tenía el objetivo de proyectarse en los diferentes sectores sociales. En el exterior, en diferentes países, se crearon Comités de Solidaridad con el pueblo nicaragüense, impulsado por militantes de la Vanguardia.

 

 

Como respuesta al empuje popular, la reacción y el imperialismo activan el Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA). A Nicaragua llegaron -desde luego, en el tiempo de Somoza- asesores militares brasileños, colombianos, centroamericanos, vietnamitas -del Vietnam reaccionario de entonces- y desde luego, yanquis, para aplastar la lucha armada del pueblo nicaragüense.

 

 

XI INICIO DE LA OFENSIVA ININTERRUMPIDA: Octubre de 1977

 

 

El descenso relativo en que cayó la vanguardia en el plano militar después de 1974, se interrumpe en 1976 con la ofensiva Sandinista que se inicia con la toma del cuartel San Carlos, continúa con la toma del poblado de Mozonte, el ataque al cuartel principal de Masaya y la toma del cuartel de San Fernando.

 

 

Octubre de 1977 ocurre gracias a una modalidad de carácter ofensivo que se da a la lucha armada en un momento en que la crisis del somocismo es muy aguda. Esta crisis aguda del somocismo se inició después del terremoto de 1972 y se acentuó aún más después de 1974. La corrupción del somocismo aunque afectó en lo fundamental a las masas, también tocó los intereses de la burguesía pequeña y media, lo que produjo la ampliación de la base opositora a la dictadura. A esto hay que agregar que los mismos sectores empresariales comenzaron a perder la confianza en la capacidad de Somoza; es decir, Somoza empezó a ser un obstáculo en el desarrollo capitalista de Nicaragua, incluso para la preservación del orden burgués y el cada vez mayor cuestionamiento internacional del régimen por su política torpe y represiva. Inclusive, como en las condiciones particulares de nuestro país, la familia Somoza y sus allegados tenían una gran voracidad de riqueza y de poder, empiezan a utilizar los aparatos del Estado, en beneficio de ese apetito empieza a crecer la dictadura somocista con toda su proyección económica en desmedro de un sector amplio de la burguesía afectada por esta imposibilidad de Somoza de repartir todas las riquezas del país en iguales partes entre toda la burguesía.

 

 

Las exenciones económicas, la facilidad de préstamos bancarios, el contrabando inclusive, en beneficio de un sector minoritario provoca contradicciones con un sector de la burguesía que tiende a sustituir la ausencia de facilidades, a modernizarse y esta contradicción económica se expresa después en términos políticos y es por eso que nosotros escribimos una carta desde la cárcel diciendo: «Está a punto de aparecer un partido de la burguesía, aunque ya es demasiado tarde para ella». Poco después surge un partido, conocido como el MDN, que efectivamente llegó demasiado tarde. La burguesía, realmente no tenía un partido. El partido liberal era un partido de los Somoza que respondía a intereses de una oligarquía muy centralizada alrededor de una familia y el partido conservador era de los terratenientes, una especie de partido de la antihistoria. Un partido moderno de la burguesía no había aparecido en este país y ni siquiera llega a ser un siete mesino, y al fin y al cabo no logra sobrevivir sino artificialmente a través del cordón umbilical que lo une al imperialismo.

 

 

Atrapada la burguesía entre la voracidad del imperialismo que bajo las circunstancias de la crisis le reducía su cuota de ganancias, la pérdida de actividades económicas a favor de los grupos somocistas (construcción, seguros, urbanización, banco, financiadores, etc.) y el auge de la lucha popular no le quedó a esa clase más alternativa que la de cambiar desesperadamente de ropaje y tratar de ganar la dirección de la lucha antisomocista. ¿Pero qué podía hacer un siete mesino en aquel momento? Los Róbelo y demás señores del COSEP fueron conducidos por la fuerza de los hechos a incertarse dentro del esquema de desarrollo -que para ellos fue una especie de camisa de fuerza- de la lucha popular.

 

 

Mientras la dictadura perdía terreno tanto nacional como internacionalmente la guerrilla libraba una tenaz lucha con el objetivo de contrarrestar la iniciativa militar que desde finales de 1975 el somocismo le había arrebatado. Esta actividad guerrillera conjugada con la actividad diaria desplegada por el FSLN, a nivel nacional motivó el fracaso de los planes del enemigo orientadas a la eliminación de la Vanguardia.

 

 

Ante la aguda crisis de la dictadura somocista, el imperialismo y la reacción maniobraron con el objetivo de darle una salida a la misma. Con este fin buscaron como hacerle ciertos ajustes al sistema somocista pero sin tocar para nada las bases de sustentación del sistema: el poderío económico y la guardia nacional. Fue así como Somoza se vio obligado a levantar el estado de sitio y la ley marcial y a convocar las elecciones municipales. Con estas medidas el régimen intentaba mejorar su desacreditada imagen ante la opinión pública precisamente para hacerle el juego a esta posibilidad y claro, estas maniobras se dan también en un momento en que el enemigo imperialista y el enemigo local se están haciendo expectativas en el sentido de que han logrado, por lo menos si no liquidar, reducir las capacidades de lucha del Frente Sandinista; piensan que estamos muy golpeados y cuando se decide a pasar a la ofensiva militar de Octubre de 1977, nuestro objetivo es hacer fracasar las maniobras del enemigo. De tal forma que se logró retomar la iniciativa y cuando en Octubre recuperamos esta iniciativa, ya no la volvemos a perder.

 

 

Octubre fue un logro histórico porque hizo fracasar las maniobras del enemigo, y porque estas acciones fortalecieron la hegemonía de la vanguardia en las masas y la confianza de estas en sus propias fuerzas. Todas estas razones llevaron al somocismo a cometer uno de sus errores más graves: asesinar a Pedro Joaquín Chamorro. Este se había convertido en líder de la incipiente burguesía nacional, y a través de la actividad periodística de muchos años había logrado captar la simpatía de amplios sectores de nuestro país. El crimen motivó a las masas a lanzarse a las calles -(ustedes lo vieron mejor que yo, porque yo estaba preso)- para expresar con violencia revolucionaria su repudio y resulta que en esas manifestaciones se expresa de una manera abierta y pública, la identificación de las masas con el Frente Sandinista de Liberación Nacional donde el pueblo reitera que el Frente Sandinista es la única posibilidad de enfrentamiento con la dictadura somocista.

 

 

XII LAS ACCIONES POPULARES: RESPUESTA A LAS ACCIONES MILITARES DEL FSLN

 

 

Tanto las acciones de Octubre como las acciones armadas que la vanguardia desplegó en Febrero de 1978 (acciones de Granada y Rivas y la toma del campamento anti-guerrillero en Santa Clara, Nueva Segovia), perseguían el fin de mantener vivo el espíritu de lucha del pueblo, lo cual fue logrado, ya que el ánimo de las masas para combatir vino a multiplicarse como los panes en el desierto. Todo el impacto de esas acciones tuvo su máxima expresión, en la insurrección de Monimbó. Aunque Monimbó no fue planificado por la vanguardia, fue una respuesta ante el incentivo de las tomas de ciudades que el FSLN, había realizado días antes. No obstante, el FSLN, logró ponerse al frente de la insurrección de Monimbó multiplicó la moral y los esfuerzos de todo el pueblo, estimulado por el accionar creciente de las unidades de combate del FSLN, en el campo y la ciudad. Todo estaba listo para la insurrección.

 

 

XIII LA TOMA DEL PALACIO (1978)

 

 

Otro hecho significativo que contribuyó a elevar la moral combativa del pueblo y demostró la incapacidad del régimen somocista para detener el avance de la lucha popular, fue la toma del Palacio Nacional del 22 de Agosto de 1978, por el Comando Sandinista «Rigoberto López Pérez».

 

 

Esta operación que fue denominada «Muerte al somocismo, Comandante Carlos Fonseca Amador» fue dirigida por Edén Pastora, el traidor. Tal como un día de estos lo aclaró Humberto Ortega, en un interesantísimo e integral análisis que hizo sobre la actividad de este sujeto, originalmente estaba programado GERMÁN POMARES para dirigir la acción del Palacio, pero Pomares no pudo asumir esa responsabilidad por razones de salud. La toma del Palacio tuvo un gran impacto, no sólo en el pueblo sino también en la opinión pública internacional, pero ahí sucedió algo que no se conoce muy bien o que no se ha explicado lo suficiente y es que Pastora revela su falta de consistencia ideológica y política en ese momento, porque cuando nosotros llegamos a la cárcel de Tipitapa, nos encontramos con él y nos damos cuenta que hay un grupo de compañeros nuestros que no están incluidos en las listas de prisioneros liberados, no porque fueran omitidos deliberadamente, sino por culpa de cierto desorden. En ese instante nosotros le dijimos a Pastora que al tener a los rehenes ahí también teníamos la posibilidad real de sacar a los otros compañeros de la cárcel. Y él se niega. Nosotros insistimos y después se dijo que habíamos tenido un primer pleito y eso fue cierto, tuvimos una discusión muy seria, porque nosotros, insistíamos en que se solicitara la liberación de esos compañeros cuyos nombres habían sido omitidos de la lista. Pero él ya había logrado su objetivo: el objetivo de convertirse en lo que ahora tal vez le llamaría Reagan «un paladín». El resto de la historia ya ustedes la conocen, está bajo los reflectores filmando ahora la vieja película en la que soñó actuar como primer protagonista, aliado del imperialismo y en un fraterno, estrecho y amoroso abrazo con los guardias asesinos. Ya el había logrado su objetivo y yo establecía la comparación entre lo que hizo el Comandante EDUARDO CONTRERAS o lo que hicieron los otros compañeros que participaron en la toma del Palacio como Hugo, Chombito, la Dora María, todos andaban con sus pañuelos y él, sonriente posando en la escalinata de un avión…

 

 

Sin embargo, fue el traidor el principal responsable militar de la acción. El error no es de él sino de nosotros por no haber tenido la visión, el olfato que nos hace falta a veces para detectar a los traidores, que a lo mejor todavía existen en nuestra camisa como alacranes, y debemos tener el olfato de darnos cuenta quiénes son. Y yo no creo que se vayan asustar algunos por ahí, porque sólo el que tiene chollado el cuerpo es el que puede sentirse aludido.

 

 

XIV LA INSURRECCIÓN DE SEPTIEMBRE DE 1978

 

 

Mermada la imagen del dictador, presionado por el recambio que a través de una oscura política de Derechos Humanos, trata de imponer el Presidente norteamericano Cárter, el somocismo se ve precisado a utilizar cada día más la fuerza bruta contra el pueblo; ello conduce a acciones como la de Septiembre de 1978 que abre el camino de la victoria. Se dan las insurrecciones de Estelí, Masaya, León, Chinandega y levantamientos populares en algunos barrios de Managua. El pueblo a través de estas luchas le empieza a perder el miedo a la Guardia Nacional, es la luz a que yo me refería en el cuentecito que les hicimos a los niños, cuando el viejo barbudo le recomendó a Juan Sin Miedo que se convierta en luz y la luz es la ausencia del miedo. Y entonces el pueblo empieza a empujar hacia adelante y pasa a la ofensiva y aunque Septiembre no fue el derrocamiento de la dictadura; fue, creo en alguna forma, una victoria estratégica nuestra. Fue un logro histórico porque la vanguardia salió de ahí fortalecida, crecida, preñada. Su nivel de captación se elevó a miles, a un pueblo entero; creció en armas y creció más que en armas en decisión y en confianza.

 

 

XV LA MEDIACIÓN

 

 

El auge de la lucha estaba vanguardizado por una organización revolucionaria por lo que el imperialismo y la reacción empezaron a ver con temor, el peligro en que estaban sus intereses. Entonces inventaron la mediación que consistía en quitar al dictador y mantener un somocismo sin Somoza. Somoza que era un prepotente no acepta y propone celebrar un plebiscito que nunca llegaría a realizarse. La mediación unía, a través de componendas, los intereses del partido corrupto de Somoza, la genocida Guardia Nacional, los Partidos políticos de oposición burguesa y a la iniciativa privada, pretendía unir las fuerzas opresoras y explotadoras que se encontraban dispersas y en oposición a Somoza. De esta manera buscaban aislar y destruir el movimiento popular revolucionario.

 

 

Estas maniobras de mediación se estrellaron con la unidad de la vanguardia, con la alianza política de los partidos y organizaciones revolucionarias del país que orientaba el FSLN, a través del Movimiento Pueblo Unido (M.P.U.), con la amplia alianza del M.P.U., con los partidos y organizaciones antiimperialistas y antidictatoriales, que formaron el Frente Patriótico Nacional, chocaron con la unidad de toda la Nación que se estructuró en torno al Frente Sandinista que siguió combatiendo dentro de su vocación con las armas en la mano hasta el final. Las vacilaciones que existían fueron neutralizadas por la voluntad de combate en su forma superior, de parte del Frente Sandinista.

 

 

XVI LA OFENSIVA FINAL: GUERRA VICTORIOSA

 

 

Entonces se empiezan a elaborar planes insurreccionales en base a las experiencias de lucha alcanzadas por el pueblo, donde se combinaron las acciones militares de los destacamentos armados, los levantamientos populares y la huelga general que desempeñó un papel complementario y muy importante y la insurrección final que se inicia en el mes de Mayo del 79.

 

 

La huelga general convocada por el Frente y la combinación de la misma con la sublevación de las masas le dieron finalmente al pueblo lo que al pueblo le correspondía y lo que era inevitable históricamente porque se habían conjugado todos los factores exactos en el momento oportuno y en los lugares oportunos, es decir: la victoria del pueblo nicaragüense.

 

 

El 19 de Julio de 1979 fue posible gracias a la lucha que durante muchos años nuestro pueblo libró contra la dictadura militar somocista. Fue posible por el surgimiento de una vanguardia revolucionaria cuyo principal fundador, Carlos Fonseca, ha sido colocado con toda justicia en el lugar donde sólo caben los Santos, los héroes, los inmortales.

 

 

El 19 de Julio fue posible porque tuvimos un importante momento de madurez histórica, marginando la búsqueda del poder personal en aras de la unidad revolucionaria, poniendo por encima de todo los intereses de la Patria.

 

 

XVII EL FSLN Y EL 19 DE JULIO

 

 

El 19 de Julio fue apenas el comienzo. Todavía nos esperan en el camino grandes peligros. El individualismo acecha taimado en los pliegues de la noche, el poderoso imperialismo trata de inventar la máquina que haga retroceder la marcha de la historia y mientras tanto nos araña y muerde con ferocidad de tigres.

 

 

Nosotros tenemos confianza en los trabajadores, en este pueblo que nació para hacer historia y que es un experto forjador de nuevas victorias.

 

Fuente : Radio La Primerísima

http://www.rlp.com.ni/noticias/general/119398/apuntes-iniciales-sobre-fsln

Material fotográfico (I) : la época de Sandino

Rufo Marín, héroe sandinista

El General Benjamin Zeledón

La ocupación militar estadunidense de Nicaragua

El General Sandino posa junto a su futuro asesino el director de la Guardia Nacional y aliado de los EEU, Anastasio Somoza

La ocupación norteamericana

Casa natal de Sandino

Sandino rodeado por su esposa, miembros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional y colaboradore(a)s

Rebelde sandinista

La madre de Sandino

Abelardo Cuadra

«Cuando me muera, que me entierren al lado de Carlos Fonseca»: Tomás Borge

El Comandante Tomás Borge de regreso para el rodaje a la cárcel donde lo torturaron nueve meses en 1971. Los somocistas querían saber entre otras cosas donde se ocultaba Carlos Fonseca. Pero este se negó a moverse de su casa de seguridad porque como lo dijo a sus compañeros sabía que Tomás no iba a hablar. «Aquí hay que hacer un múseo para los jóvenes» exclama Borge al observar el deterioro de este sitio histórico. Detrás de Tomás Borge se ve a la asistente de producción Marjorie Arostegui. Managua 30 de septiembre 2010.

Managua, Loma de Tiscapa, 30 de septiembre 2010. Primer día de filmación. El equipo filma el encuentro inesperado del comandante Tomás Borge con una joven estudiante que no sabe quien fue Somoza. Se impresiona Borge y al seguir su caminata exclama : «¡Qué increíble! ¡Que conste! No sabe quien fue Somoza esta joven estudiante. (Luego, más pensativo: ) Ves, no fuimos.. lo suficientemente… sabios, debimos enseñar a los jóvenes de ahora lo que fue el somocismo.»

«Cuando me muera, que me entierren al lado de Carlos Fonseca»

Managua. Radio La Primerísima. | 25 julio de 2010

El único sobreviviente de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Comandante Tomás Borge Martínez, desea que lo entierren al lado de Carlos Fonseca Amador el día que parta de este mundo, según sus propias declaraciones en una extensa entrevista publicada este domingo en el portal Oficial El 19 Digital.

A continuación parte de la entrevista:

– Comandante ¿cómo se integra usted a la lucha armada contra la dictadura somocista?

Yo me integro a la lucha antisomocista a los 13 años, hace ya bastante. Yo me acuerdo, cuando en Matagalpa salieron las primeras manifestaciones contra Somoza, sentí la vocación de la lucha desde que tenía 13 años, sentí una emoción especial, y me incorporé a la lucha antisomocista desde los 13 años. Yo saqué un periódico y el jefe de la Guardia de ahí me sacó de Matagalpa, como era amigo de mi padre, dijo… “para no matarlo, mejor que se vaya para Managua.” ¡A los 13 años!

Pasaron los años, llegué a la universidad, junto con Carlos Fonseca, sacamos un periódico, vino la muerte de Somoza, caímos presos, estuve dos años y medio en la cárcel. Carlos encabezó la lucha por sacarme, finalmente salí. Nos encontramos después en el exilio, en Cuba sobre todo. Yo me entrené militarmente, soy Sub-Teniente, no soy Comandante, porque me gradué en una Academia Militar; mi grado de Comandante es político, y Sub-Teniente de militar. Me sirvió haber estado en una Academia, para darles clases, darles entrenamiento militar a los compañeros del Frente Sandinista.

Fundamos el Frente Sandinista con Carlos, Silvio Mayorga, el Coronel Santos López, Faustino Ruiz, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, y otros. Desgraciadamente, murieron todos; el único que murió por causas naturales fue el Coronel Santos López, los demás murieron en combate o asesinados por la Guardia. Y yo te digo, honestamente, hubiera dado ¡cualquier cosa! por ser yo el muerto y no Carlos Fonseca.

– Comandante, precisamente sobre eso ¿qué significó para usted, haber crecido y luchado al lado del Comandante Carlos Fonseca Amador?

Carlos y yo nos conocimos en Matagalpa, muy jóvenes, él era un poco menor que yo, pero éramos chavalos los dos. Una vez llegó Somoza a Matagalpa y, un grupo de muchachos, me acuerdo de Carlos, Jaime Vargas y otros, no le dimos la mano a Somoza cuando nos quiso dar la mano a los estudiantes. Me quedé viendo a Carlos Fonseca, en aquel momento, con sus ojos miopes, en ese momento no andaba anteojos, o los andaba, no me acuerdo, pero de todas maneras, quedó viendo a Somoza, todo serio, y no le dio la mano; y yo por supuesto tampoco, siguiendo el ejemplo de Carlos Fonseca. Fue el primer ejemplo que me dio Carlos Fonseca.

Seguimos siendo amigos, y un día de tantos, Carlos encontró unos libros de Marxismo y nos fuimos donde una tía mía, que quedaba a la orilla del Río Matagalpa, y empezamos a estudiar Marxismo. Después nos vimos en la universidad, fundamos “El Universitario”, y después, en Tegucigalpa, Honduras, el Frente Sandinista.

Carlos hizo la primera guerrilla en Río Coco o Wangki, en el Bocay. Pero el hombre que mandaba en ese momento, se llamaba Noel Guerrero… no era mal hombre, pero, por rivalidades con Carlos, no le permitió que llegase a la montaña, y Carlos, a pesar de que él quería, no pudo incorporarse a la guerrilla con nosotros. Allá, esa guerrilla… estuvimos en el Río Wangki, en Walakistán y en Raití, hasta ahí llegamos. Y de ahí la guerrilla se dispersó y regresamos. Carlos organizó entonces una nueva guerrilla en Pancasán, junto con Oscar Turcios, Silvio Mayorga y yo, que éramos los Jefes de esa Guerrilla, y Rigoberto Cruz. Como ya ustedes conocen, esa Guerrilla fue acribillada a balazos, en un golpe artero que dio la Guardia, donde murió Silvio, Francisco Moreno y otros compañeros.

Por suerte, Carlos no estaba en ese grupo, nos venimos para Managua, empezamos a reorganizar el Frente Sandinista, ya bajo la dirección directa de Carlos Fonseca. Ahí ocurrieron sucesos como el de la muerte de Julio Buitrago, Aníbal Castrillo, Leonel Rugama, y otros hechos heroicos, que despertaron a la juventud de Nicaragua, que en masa quiso ingresar a las filas del Frente Sandinista. Estos fueron los grandes reclutadores, Julio Buitrago, Leonel Rugama, fueron reclutadores de jóvenes, por su ejemplo extraordinario de heroísmo. Decía Carlos Fonseca, refiriéndose a Julio: “podrá en el mundo haber héroes tan grandes como Julio, pero no más grandes”. Y el ejemplo extraordinario de Julio y de Leonel también, sirvieron para estimular la presencia de jóvenes en el Frente Sandinista.

– ¿A qué se refería usted cuando en la cárcel dijo: que Carlos Fonseca es de los muertos que nunca mueren? ¿Y cómo le impactó haber perdido a su amigo?

Yo estaba en la cárcel cuando llegó Nicolás Valle Salinas, así se llama el Coronel de la Guardia, el de Novedades, a decirme que Carlos había muerto; entonces yo dije esa frase que se volvió célebre. Una frase, donde yo quise decir que Carlos era inmortal. Lo dije de una manera un tanto original, que se grabó en la conciencia de los nicaragüenses. Y cuando se inicia la bellísima canción de Carlos Mejía Godoy sobre Carlos Fonseca, al inicio él puso esa frase, cuando yo la pronuncié por primera vez en México, en un mitin, él la grabó, y después la puso encabezando esa canción.

Después, García Márquez escribió un libro sobre Salvador Allende… Y pone: “Salvador Allende es de los muertos que nunca mueren”. Y yo le digo al Gabo… “me plagiaste, Gabo; lo malo va ser que van a creer que yo te plagié a vos.” Bueno, él me plagió. La verdad es que esa frase ha sido repetida numerosas veces por mucha gente, y es una frase, al parecer, afortunada. Porque Carlos, en efecto, ¿cuándo va a morir? ¡Nunca va a morir! La única esperanza que tengo yo cuando me muera, es que me entierren al lado de él; aunque yo no voy a ser de los muertos que nunca mueren, pero voy a estar acariciando los huesos de Carlos Fonseca, lo que algún día quiero, el día que me muera.

– ¿Cómo le afectó la muerte de su amigo entrañable, Carlos Fonseca?

¡Imaginate vos! Fuimos amigos, verdaderos hermanos, fundadores del Frente Sandinista, ambos de Matagalpa, compartimos muchas horas juntos en las Casas de Seguridad; nos peleábamos a veces… Carlos tomaba mucho café, cuando no había café le dolía la cabeza; y un día que no había café y le dolía la cabeza, me dice: “¿no tenés una pastilla para el dolor de cabeza?” “Ahí, le digo, en la mesa de noche”. Y se fue. Yo tenía una compañera que tomaba píldoras anticonceptivas, y se tomó una píldora anticonceptiva, y pasó una semana molesto conmigo. Yo no le di mi brazo a torcer, hasta que él comprendió que había sido injusto conmigo, y me volvió a dirigir la palabra.

Muy pocas veces discutimos. Me acuerdo, cuando después de varios años de haberse ausentado Carlos de Nicaragua, regresó; estaban contra él varios compañeros de aquel entonces, Víctor Tirado, Henry Ruiz, Plutarco Hernández, un tico, estaban contra él; en las reuniones se burlaban de Carlos, y él les reclamaba, porque Víctor había sido en otro momento muy cercano a Carlos, y Plutarco también. Pedro Aráuz, que ahí estaba también, y que estaba contra Carlos, le dije: “¿por qué no lo conocés? Cuando lo conozcás vas a cambiar de parecer”. En efecto, cuando Carlos vino, Pedro Aráuz cambió inmediatamente de parecer, y me dijo: tenías razón, Carlos Fonseca es un extraordinario compañero.

Carlos, cuando lo vi después de tantos años, pegaba unos brinquitos de alegría cuando me vio, que nunca lo voy a olvidar. Pero además, me tenía un enorme cariño y una gran confianza. Cuando yo caí preso, Carlos ordenó que nadie se moviera de ninguna Casa de Seguridad, porque él estaba seguro de que yo no iba a hablar. Pero además, me dice Lumberto Campbell, que en una casa que quedaba en la Carretera a Masaya, que yo conocía, por supuesto, ahí dejé a Carlos; cuando yo caí preso ahí estaba Carlos, y Pedro Aráuz que estaba en Carretera a Masaya.

Y me dice Campbell que un día suena el teléfono, y entonces preguntan: ¿Quién es? ¿No vive ahí fulano de tal? Una llamada rara… no, aquí no vive. Entonces dice Carlos, nos vamos a ir de esta casa, no vaya a ser que caiga en manos de la Seguridad, y crean que fue Tomás el que la delató. No se fueron de la casa, porque en aquel momento era dificilísimo cambiar de casa; yo me acuerdo, no pasó nada. Pero te expongo esa expresión para decirte el cariño, la confianza, la delicadeza también de Carlos Fonseca hacia sus compañeros.

– ¿Qué fue lo más difícil de su lucha contra la dictadura, Comandante?

La división interna del Frente Sandinista, fue el momento más duro para mí; y después de eso, lo más alegre fue la unidad. La unidad que se realizó en Cuba; las tres Tendencias que había en aquel momento, nos juntamos con Fidel Castro, que fue el padrino de la unidad, como ha sido el padrino de tantas cosas buenas; el hombre más extraordinario en la historia de este Continente, después de Bolívar, junto con Sandino y otros, Fidel Castro, irrespetado por algunos, dicho sea de paso.

– Comandante, tenemos entendido que cuando usted estaba en la cárcel, escribió un poema dedicado a una de sus hijas. ¿Qué pensaba en ese momento?

¡Ah! No, cuando yo estaba en la Seguridad, en la Loma de Tiscapa, que dicho sea de paso, ayer estuve con unas amigas mías, en las cárceles de la Seguridad. Y yo le voy a pedir públicamente a Daniel, que rehabilite esas celdas, para que los jóvenes puedan ver lo que era el somocismo. Porque el somocismo, ya mucha gente no lo recuerda, las nuevas generaciones no recuerdan todas las barbaridades, los crímenes que cometía el somocismo.

Y ese es un ejemplo muy visible de las torturas, porque ahí hay constancia, en esas celdas, de las argollas, los aires acondicionados; ahí me metieron en una celda, me desnudaron, en el suelo, con el aire acondicionado, durante un mes o más, y ahí me torturaron, me pusieron una capucha, y me la pusieron durante 9 meses. Ese lugar debe ser rescatado, para que los jóvenes, los estudiantes de este país, vayan a ver las barbaridades que cometía la Seguridad de Somoza.

Pero además, recordarles ahí, tal vez, que Somoza asesinó durante su dictadura, más de 200 mil nicaragüenses, y lo peor es, no tanto que Somoza haya matado a tanta gente, que haya torturado de una manera brutal a tanta gente, ¡sino que algunos dicen que Daniel Ortega es peor que Somoza! ¿Cómo se atreven a decir eso…? Cuando la historia de Somoza es la historia del latrocinio, de la tortura, del asesinato, de la barbarie. ¡Yo no sé…! La gente ya no recuerda, las nuevas generaciones, porque bueno, ¿hace cuántos años se fue Somoza de aquí? Hace 30 años.

Entonces, los que tienen 30 años, ¡ya no se acuerdan de las barbaridades que hizo Somoza! Hay que recordarles, hay que hacer una campaña aquí. Yo invito al Frente Sandinista, para que haga una campaña, desnudando las barbaridades que hacía la tiranía de Somoza. Que los jóvenes vayan a visitar la cárcel donde fuimos torturados, donde estuvimos todos nosotros, y vayan a ver todo lo que hicieron. Ahí, pegado a esa celda, está el archivo de la Policía, yo creo que hay que sacar ese archivo. Me dijeron ayer los de la Policía que están pensando sacarlo y hacer un Museo de la Policía; creo que es bueno hacer un Museo de la Policía, pero dejar intacta esa celda donde están todas las constancias de las torturas que realizó la Seguridad contra los sandinistas ¡durante años!

Y poner en evidencia los crímenes que cometía el somocismo, el latrocinio, la robadera, la corrupción que había, y que se le quite a las nuevas generaciones la idea… mirá, en este momento, dice la señora de los Derechos Humanos, que “la dictadura de Daniel Ortega es peor que la de Somoza”. Yo le reclamé un día públicamente, ella dice que cuando yo estaba preso me defendió, puede ser, era su deber; pero además, le agradezco que me haya defendido, pero yo estuve 9 meses esposado y encapuchado, ¡era justo que me defendiera…! ¿Qué ciudadano nicaragüense ha estado preso, encapuchado y esposado durante 9 meses, durante el Gobierno de Daniel Ortega? ¿Cuál? Pero además, no sólo encapuchado, esposado y torturado, sino… ¿cuál ha estado preso, simplemente preso? ¡No hay un solo prisionero político!

¿Cuándo ha estado preso Eduardo Montealegre, o Arnoldo Alemán, por razones políticas? Arnoldo estuvo preso por acusaciones de corrupción, pero por razones políticas ¡no ha estado preso nadie en este país! No sólo eso, no hay un solo exiliado, ¿quién está exiliado? Hay exiliados económicos, pero exiliados políticos, ninguno.

Además, ¿cuándo la Policía ha lanzado un garro-tazo aquí, o una bomba lacrimógena? ¿Cómo puede hablarse de una dictadura que no ha lanzado nunca una bomba lacrimógena? Me parece que hay que resucitar las barbaridades que hizo el somocismo. Yo invito al Frente Sandinista para que haga una campaña, haciendo evidente todas las barbaridades, para que nadie se atreva a pensar siquiera, que este Gobierno verdaderamente democrático, profundamente humanitario; que este Gobierno que nunca ha rajado una cabeza, que nunca ha lanzado una bomba lacrimógena, que nunca ha echado preso a nadie, que no ha mandado al exilio a nadie, pueda compararse con aquel Gobierno de 200 mil asesinatos, de torturas horribles, de latrocinio, de robadera, de corrupción… ¡hay que poner en evidencia eso!

Yo invito al Frente Sandinista que lance la campaña, denunciando las barbaridades horribles, pero ¡inenarrables, inconcebibles casi! que hizo Somoza. Fijate que en las montañas de Matagalpa, a un compañero que era colaborador nuestro, ¡lo despellejaron vivo con una cuchilla de afeitar! ¿Cómo puede compararse aquel Gobierno con este Gobierno?

Pero doña no sé cómo, de los Derechos Humanos, y no sólo ella, también algunos compañeros que fueron nuestros, de la época del primer Gobierno dicen lo mismo; que además, cuando yo fui Ministro del Interior, yo eché presa a un montón de gente para defender a la Revolución. Todos los que conspiraban contra el Gobierno Sandinista, yo los mandaba a la cárcel; y se fueron al exilio un montón, huyendo de las medidas que nosotros tomábamos para defender a la Revolución… ¡y ellos estaban en el Gobierno!

¿Acaso el Vicepresidente no era Sergio Ramírez? ¡Que no me diga que no aplaudía todas las medidas que nosotros tomábamos! ¿Acaso no estaba ahí Henry Ruiz, que era el Ministro de Planificación? ¿No estaba por ahí la Dora María Téllez, que era Ministro de Salud? Y todos estaban contentísimos, y decían que era un Gobierno Revolucionario, democrático. Y ahora, que no hay ni siquiera eso, porque en aquella época había presos políticos, yo los mandaba a echar presos, yo era el Ministro del Interior, la Policía, la Seguridad del Estado. No echan en cara lo que hicimos, porque ahí estaban ellos, echan en cara lo de ahora, que no hay nada… ¡completamente inconcebible!

Yo les digo a los nicaragüenses que abran bien los ojos, frente a esta hipocresía, frente a esta demagogia, frente a esta mentira organizada y orquestada con fines odiosos, por cierto, para evitar la inevitable victoria del Frente Sandinista.

– ¿Qué piensa Comandante de estas personas que durante la Primera Fase de la Revolución ocuparon importantes cargos, y que ahora están renegando del Frente Sandinista?

Eso es lo que te estoy diciendo, que son unos hipócritas, que son demagogos, que son men-tirosos… ¡me produce tristeza! no creás que eso me produce odio, ni siquiera malestar, sino una gran tristeza, pensar que aquellos compañeros que estuvieron con nosotros en aquellos momentos difíciles, que se enfrentaron a la agresión norteamericana, estén ahora con esas posiciones tan contradictorias con la realidad… es triste, ¡muy triste, por cierto!

Fuente : http://www.rlp.com.ni/noticias/81353/cuando-me-muera-que-me-entierren-al-lado-de-carlos-fonseca-tomas-borge

Entrevista colectiva de periodistas a Carlos Fonseca, Costa Rica, 1969.

Fecha: 1969 09 04

Veinte periodistas, de los cuales diez eran nicaragüenses, habían colocado sus grabadoras en el amplio escritorio del salón de conferencias de la Guardia Civil, en espera del capturado jefe del FSLN.

Poco antes, este periodista de La Prensa había obtenido permiso para fotografiarlo dentro de su estrecha celda (2 por 2 metros), de las que ocupa la Guardia Civil para sus miembros que sufren castigo.

La celda estaba abierta, pero había por lo menos doce hombres armados, en torres y en las entradas de los pasillos, con la mirada fija en Fonseca.

Muy pocas veces prisioneros civiles son llevados allí. Solamente cuando la democrática República de Costa Rica tiene un prisionero en cuya seguridad entran en juego altos intereses internacionales, es recluido en ese lugar.

Para dar una idea de cómo debe de ser vigilado ese recinto, basta decir que a unos 15 metros de la celda ocupada por Fonseca está todo el arsenal de que dispone el gobierno de Costa Rica.

Antes de llegar a las celdas, se pasan tres centinelas armados que exigen plena identificación.

Ya en el recinto, hay guardias civiles armados, otros que no están de guardia y que se dedican a leer o jugar voleibol.

No nos fue permitido hablar a Fonseca dentro de su celda. Solamente fotografiarlo.

Se mostró impasible, mientras se disparaba continuamente el flash de nuestra cámara.

A la sala donde esperaban los periodistas, Fonseca entró en medio de un mayor de la Guardia Civil y del licenciado Víctor Manuel Herrera, jefe del DIC (Departamento de Investigaciones Criminales).

Brevemente el licenciado Herrera explicó que había sido comisionado por el ministro de seguridad para presentar a Fonseca a los periodistas.

El detenido llevaba camisa azul clara con rayas blancas finas, pan-
talón plomo y zapatos de gamuza café. Desabotonada la camisa en su parte superior, dejaba ver una camiseta blanca.

En el curso de la entrevista, Fonseca mostraba su nerviosismo, su ira o su impaciencia.

Ocupó los primeros minutos tratando de justificar su movimiento y procurando dar la impresión de que no está derrotado, sino que va a proseguir la lucha. En cierto momento, se comparó a Sandino.

-¿Por qué tú te entregaste sin oponer resistencia a las autoridades ticas?

-Yo no estaba en Nicaragua. Estaba en Costa Rica.

-¿Cuánto tiempo tiene de estar en Costa Rica?

-Esa es una cuestión que no puedo revelar, porque facilitaría a nuestros perseguidores una serie de indicios que podría causar víctimas entre nuestros compañeros.

-¿ Qué dices de los cargos que te hacen las autoridades ticas: una entrar ilegalmente, otra posesión de armas y otra asalto a mano armada?

-Son absurdas las tres acusaciones. ¿Qué querían? Que entrara con pasaporte de Somoza. El asunto del asalto no tiene ninguna base consistente.

-Una de las pruebas en contra tuya es que en el automóvil 725 se encontraron las camisas que te lavaba y planchaba esta señora Leandra Montenegro; el haber encontrado en tu cartapacio documentos.

-Esa misma señora también identificó a un miembro del DIC como participante en el asalto.

-¿Cuántas personas habían en tu apartamento en esta capital antes de irte para Alajuela?

-Eso pregúntaselo al DIC.

-¿Va a venir tu esposa?

-Yo he estado totalmente incomunicado. Este es el primer contacto que tengo, éste con ustedes.

-¿Cuándo te lanzaste a la clandestinidad?

-Yo seguía estudios universitarios en Nicaragua. Cuando uno es estudiante tiene la oportunidad de conocer primero que otras personas del pueblo los atropellos y sus causas. Yo consideré una obligación entregar los conocimientos que había adquirido a la lucha revolucionaria. En 1959 participé en la primera lucha armada y desde entonces he participado en la lucha sin descanso.

-Se dijo que Jacinto Baca estaba disputándote el liderato.

-En Nicaragua existe una línea correcta: la línea de la toma del poder por la lucha guerrillera con la participación de todo el pueblo de Nicaragua. En lo fundamental, el FSLN representa esa línea. Con respecto a Baca, es cierto que él ha llevado a cabo cierta actividad fuera del FSLN. Pero aquí no se trata de disputa. Los combatientes revolucionarios fraternizan. Con respecto al secuestro de Venerio y nosotros, aunque repudiamos el entendimiento conservador con el somocismo, no considerábamos conveniente el secuestro de Venerio. Nosotros consideramos que debemos concentrarnos en atacar al somocismo.

-¿Cuál de los partidos consideras más cerca de los ideales tuyos?

-Las dirigencias de los partidos tradicionales están descalificadas.

-¿Qué relación han tenido los atracos a bancos en Nicaragua con el FSLN?

-No son atracos los que hemos llevado acabo en Nicaragua. Atracos son los que llevan a cabo los individuos que despojan con afán de lucro. Son recuperaciones, son acciones de recuperación para poder financiar la lucha revolucionaria.

-En caso de que las autoridades costarricenses tuvieran que enviarte a las autoridades de Nicaragua, ¿peligraría tu vida?

-Me parece temeraria su pregunta: suponer que se puede llevar a cabo esa extradición. En Nicaragua no está garantizada ni la vida del señor obispo. Hace unos días, las tropas de choque del señor Somoza apalearon al señor arzobispo de Nicaragua. Por otra parte, yo no soy un delincuente común.

-A usted se le tiene como el autor intelectual en el asalto a la sucursal del Banco Nacional de Costa Rica.

-Esta es la mentira más grande que se ha dicho en Costa Rica.

-¿Es cierto que usted salió corriendo y se lanzó por una ventana y los detectives tuvieron que disparar?

-Yo supuse que eran agentes de Somoza. Esa idea y el hecho de que yo no tuviera arma en mano, impidió que yo me defendiera. En esa forma fue que me detuvieron, cuando hicieron disparos contra mí.

-¿En qué lugares, en qué países ha estado?

-No podría violar la discreción revolucionaria sin poner en peligro la vida de mis compañeros.

-¿Cuál ha sido el golpe más duro que ha recibido su organización?

-Nosotros hemos recibido una serie de golpes. No existe el golpe
más duro que se le puede dar a una organización revolucionaria.

-¿Has hecho algunos cursos guerrilleros en Cuba o en cualquier país socialista?

-El curso guerrillero que he seguido ha sido el de participar sin interrupción en la lucha revolucionaria. Esa ha sido la escuela mía.

-¿Es cierto que tu movimiento está casi terminado?

-Eso es falso. El FSLN es la organización que está al frente de la lucha. Somos un movimiento en desarrollo.

-¿Qué nos dice con respecto a la política norteamericana?

-Estamos en contra de esa política. Estamos por la independencia. Estamos en contra de la intervención de EEUU.

-¿Sólo a la intervención americana te opones?

-Es a la intervención que sufre Nicaragua, a la que me opongo.

-¿Es cierto que te opusiste a la muerte de Gonzalo Lacayo y que fueron tus compañeros los que la decidieron?

-Estoy plenamente identificado con todas las acciones que ha realizado nuestra organización revolucionaria.

-¿Estabas tú en la casa de «Las Delicias del Volga» el 15 de julio cuando murió Julio Buitrago?

-No puedo dar detalles de mi itinerario.

-¿Les ayuda Fidel Castro?

-Claro que sí. Fidel nos ayuda mucho.

-Sandino peleaba. Dirigía peleando. Pero usted no participa directamente en ningún movimiento.

-El plomo que tengo en mi cuerpo lo recibí en mi primera lucha armada. En las montañas de Pancasán yo tomé el fusil.

-¿Qué esperas de las autoridades costarricenses?

-De quien espero yo es del pueblo de Costa Rica, de la cultura cívica del pueblo de Costa Rica.

-Usted dice que quiere quitar a Nicaragua de la tutela de EEUU. ¿Quiere decir que usted quiere poner a ese país bajo la tutela de un estado socialista?

-Nosotros queremos un estado socialista al estilo de Nicaragua.

-¿En la línea de Fidel Castro?

-En la línea del Che Guevara y Augusto César Sandino.

-¿ Usted tuvo ocasión de conocer personalmente al Che Guevara?

-Tuve el honor de estrechar su mano.

-¿En Cuba?

-Sí.

-¿Le dio a usted entrenamiento guerrillero.

-No tuve ese honor.

-¿Carlos José Guadamuz pertenecía al movimiento de ustedes?

-Sí, ha pertenecido.

-¿Cuál es tu Dios?

-¿Ahora sos sacerdote? Mi Dios es la Justicia.

-¿Qué dices de las acusaciones que se te hacen?

-Son una novela. Por ejemplo, a mí se me quiso obligar a que pusiera mis huellas digitales sobre un papel membretado de la Zona del Canal de Panamá. Yo me opuse completamente. Me siento amenazado de ser extraditado a Nicaragua.

-¿ Usted es el jefe del Frente Sandinista de Liberación Nacional?

-Sí. Yo tengo la mayor responsabilidad.

-Entonces, ¿quiénes lo mandaron a Costa Rica?

-Mi organización. Mis compañeros de dirección.

-¿Qué dices sobre las declaraciones de tu hermano Fausto?

-Mis hermanos son los que luchan conmigo. Si ese señor a que ustedes aluden quiere ser mi hermano, que vuelva a ocupar su puesto.

-¿Qué dices sobre el cargo que se te hace en relación al asalto a la sucursal bancaria aquí en Costa Rica?

-El gran testigo de la DIC es una mujer que señaló a un agente de la DIC como que se entrevistó varias veces conmigo para planear ese asalto. Ese testigo se vuelve a mi favor, porque cómo puede ser posible que un miembro de la DIC se vaya a entrevistar conmigo para eso. ¿O será que nosotros tenemos infiltrada a la DIC?

-Tu hermano Fausto dijo que ustedes siguen consignas internacionales.

-Nosotros obedecemos la consigna internacional que lanzó desde la cordillera de los Andes, Ernesto Che Guevara.

-Su hermano dijo que usted estaba presionado dentro del Frente Sandinista por sus compañeros de dirección y que por eso sigue consignas internacionales.

-Absurdo que yo esté presionado. Me ofende haciendo ese tipo de observaciones. Si a mí alguien de nuestras filas me propone abandonar la lucha guerrillera, yo lo considero como un agente del enemigo. Es cierto que en 1965 nosotros pensamos aprovechar determinadas formas legales en el país. Pero la experiencia nos demostró que esa era una cosa que no conducía al éxito.

-Constantemente se ha dicho que no das la cara. Que otros son los que luchan en primera fila. Que Julio Buitrago por eso te estaba tomando la delantera.

-Eso no es cierto. En El Chaparral estaba en primera fila y por eso fui herido. En Pancasán estaba peleando frente a frente.

-¿Qué actividades ha realizado dentro de Costa Rica?

-Yo me encontraba cumpliendo una misión de preparar aquí una serie de materiales escritos sobre nuestras experiencias.
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FUENTE: La Prensa, Managua, 4 de septiembre de 1969. Entrevista colectiva realizada en el cuartel de la Tercera Compañía de San José, Costa Rica, donde había sido hecho prisionero ese mismo año por la Guardia Civil.

Carlos Fonseca Amador y la Revolución Nicaragüense

CARLOS FONSECA AMADOR Y LA REVOLUCION NICARAGUENSE, POR MATILDE ZIMMERMANN

Fuente: Escuela Nacional de Cuadros, http://www.revolucionsandinista.org/?p=1551

Matagalpa: los primeros años, 1936-1950
A principios de julio de 1936, una costurera matagalpina llegó al Registro Civil de la ciudad para inscribir el nacimiento de un niño de su vecina Agustina Fonseca, una soltera de veintiséis años procedente del área rural, de oficio lavandera. El secretario anotó los datos del bebé: nacido el 23 de junio, llamado Carlos Alberto Fonseca e hijo ilegítimo.’

Cuando el niño creció miró cómo su mundo estaba dominado por ásperos y a veces violentos contrastes: entre su país Nicaragua y el imperialismo de los Estados Unidos, entre los cafetaleros y comerciantes blancos de la región de Matagalpa y los cortadores de café y campesinos -abrumadoramente indios-, entre el reducido grupo revolucionario que él fundó y el poderoso y bien armado gobierno de Somoza.

Pero el primer contraste del que Carlos Fonseca Amador llegó a ser consciente debe haber sido el de su propia familia. Él vivía con su madre, su hermano mayor Raúl y, con el tiempo, sus tres hermanos menores, en una pieza sin ventanas, de unos doce pies, en el patio, al lado de la cocina de la casa de una tía. A media milla estaba la mansión donde su padre, Fausto Amador Alemán, vivía con su esposa e hijos. La residencia Amador, uno de los pocos edificios de dos pisos en Matagalpa, junto con el frontispicio de la catedral, de la que quedaba a media cuadra de distancia, dominaba el extremo norte del pueblo. En su interior los resplandecientes pisos y gabinetes de caoba, los mosaicos de azulejos, el jardín de árboles y flores y el elegante mobiliario importado, eran mantenidos inmaculados por los sirvientes que allí vivían. La madre de Carlos, Agustina Fonseca Ubeda, había llegado a Matagalpa del lluvioso poblado de montaña, San Rafael del Norte, hacia 1930. De acuerdo con un residente local y pariente lejano de Carlos. San Rafael del Norte, era «una localidad de sencillos habitantes, blancos y rubios en su mayoría, dedicados a la ganadería y al cultivo de la caña de azúcar los que tenían tierras,» y la familia Úbeda era de «ganaderos, cultivadores de la caña o de pequeñas huertas, hombres de trabajo y de vida austera, sumamente religiosos, a veces solamente se aparecían en el pueblo para las festividades de Semana Santa.

Como mucha gente rural del Norte, Agustina Fonseca, que tenía veinte años en 1930, llegó a la ciudad buscando trabajo y huyendo del estallido de la guerra. San Rafael del Norte era el pueblo de Blanca Aráuz, la esposa del jefe guerrillero Augusto C. Sandino, y las montañas segovianas que circundan el pueblo se convirtieron en zona de guerra al final de los años veinte.

Agustina, o Tina como era conocida, arribó a Matagalpa con sus dos tías, escasamente mayores que ella, Isaura y Victoria Úbeda. Tina encontró trabajo como doméstica en el Hotel Bermúdez, donde en 1933 dio a luz dos gemelos varones, Raúl y Carlos. (Este primer Carlos murió siendo un tierno.) El padre de los gemelos fue, según se dice, el teniente Pennington de la marina de los Estados Unidos, un oficial de las fuerzas antiSandino estacionadas en el Norte de Nicaragua.  Cuando Isaura Úbeda adquirió una confortable casa esquinera cerca dela Plaza Laborío, en el extremo sur del pueblo, le permitió a Tina y a su hijo Raúl trasladarse a la pieza del fondo. Esta es la casa donde nació Carlos Fonseca.

La vecina de Tina, Benita Alvarado, ha descrito los días de su amiga como difíciles y trabajosos, «su vida era lavar y planchar.» Pero Benita también se describe a sí misma y a Tina como fiesteras, muchachas a las que les gustaban las fiestas en su juventud. «Paseábamos y salíamos a bailar a los lugares que había en la salida a Jinotega.La Tinaera muy bonita, y por eso no tenía que arreglarse mucho; al contrario, en las fiestas era la más sencilla, pero la más bonita,» dijo Benita. La nuera de Agustina dijo que ella tuvo la «doble desgracia de ser pobre y bella.» Entre los pretendientes de Tina en 1935 estaba el padre de Carlos, Fausto Amador, un rico veinteañero que había regresado de la escuela en los Estados Unidos y que tenía reputación de tunante y parrandero.’

Siempre soltera, Agustina Fonseca tuvo tres niños más en los siguientes quince años. Cada vez que ella salía preñada -cuando Carlos tenía cuatro años, después cuando tenía diez, y de nuevo cuando él ya andaba en los quince- Tina y sus hijos eran echados de la casa de Isaura. Sin un centavo y sin ayuda de los padres de los niños, la familia cada vez buscaba un lugarcito donde meterse hasta que nacía el nuevo bebé. Más tarde Carlos describiría a un amigo una de estas viviendas temporales: un cuartucho alquilado por cuarenta córdobas (como cinco dólares) al mes, a la vuelta de la esquina de la casa de Isaura, «y ni siquiera tenía una puerta fija sino que en la noche teníamos que ponerle camas junto a ella para que no se abriera.»‘ lsaura siempre se compadecía al final, cuando Tina prometía cambiar de vida, y cada vez le permitía volver con la familia aumentada.

En Nicaragua, por ese tiempo, las parejas de la clase trabajadora y campesina comúnmente vivían juntas por muchos años y tenían hijos sin llegar a completar la formalidad del matrimonio. La misma Isaura Ubeda tenía este tipo de relaciones con el talabartero Agustín Castillo. Todos los embarazos de Agustina Fonseca, no obstante, parecen haber sido el resultado de encuentros sexuales de casualidad, antes que del tipo de relaciones más estables en las cuales la sociedad reconocía un vínculo familiar. Sus cinco hijos tenían padres diferentes. Amigos y miembros de la familia a quienes yo he entrevistado no creen que alguno de los embarazos de Agustina Fonseca fuera el resultado de una violación. A la vez la describen como carente de opciones en la vida después de que tuviera su primer hijo ilegítimo especialmente éste, de cuyo padre se rumoraba que era un Yanqui. Vista como «cosa dañada,» ella tenía pocas posibilidades de casarse, o de juntarse en una relación estable, o de hecho.’

La actitud estricta de Fonseca hacia el matrimonio y la monogamia puede tener origen en parte en aquellas experiencias de la infancia. A la edad de dieciocho años Carlos le dijo a su amigo cercano Ramón Gutiérrez que él nunca había tenido relaciones sexuales. Cuando Ramón le preguntó asombrado porqué, Carlos le dijo que él jamás le haría a una mujer lo que le habían hecho a su madre. Un poema que Fonseca escribió para la revista Segovia en 1954 contiene las líneas: «Está bien que…la Tomasavaya a tener hijo. Pero está mal que… el hijo dela Tomasano vaya a tener padre». En el juicio de1964, aFonseca se le preguntó acerca de lo reportado porla Guardia Nacionalde que él, después de su arresto, había necesitado tratamiento por enfermedad venérea. «Vean compañeros,» él insistió, «yo soy un asceta, casi un místico. Todo mi tiempo lo tengo dedicado a la revolución y a la patria. Todo eso es falso. Es un invento «.

Cuando Carlos Fonseca se matriculó en la universidad nacional en 1956, escribió «sirvienta» en el espacio para la ocupación de los padres. El empleado lo miró y dijo, «¿No quiere decir de oficios domésticos’?» Carlos le replicó: «No, soy hijo de una sirvienta».`

Escribiéndole a su padre en 1960, Fonseca le decía, «la vida de mi mamá es toda una tristeza, una tragedia continua». le solicitaba ayuda, no para él, sino para su madre:

Ella, la pobrecita, a esta altura de su vida no ha gozado de lo que significa vivir en un cuartito independiente. Todo el tiempo ha sido una esclava de las cocinas en que le ha tocado trabajar y que han servido también de hogar para mí…. Mi tía es una mujer con la cual mi mamá vive amargada. Pues en Matagalpa ella podría vivir en una casita alquilada que con agua y luz podría costar a lo sumo unos cien córdobas.

Ella naturalmente que se juntaría con mis hermanos maternos menores. Yo le aseguré que Ud. nos ayudaría no propiamente porque tuviera la obligación de hacerlo sino porque se podría dar cuenta que la realización de ese sueño a mí me produciría incomparable satisfacción.

Cuando ella se aparezca por la oficina yo le recomiendo que Ud. tenga presente que ella solo tristezas ha encontrado en esta vida y que por consiguiente [sic] sufre hondamente con una simple mala mirada que le hagan.»

Fausto Amador no respondió favorablemente a esta súplica. Agustina Fonseca vivió en la cocina de lsaura Ubeda hasta que murió de un derrame en 1967. Ella murió sin un centavo y sus hijos tuvieron que prestar dinero para comprar una simple caja en la cual enterrarla.

El padre de Carlos, pertenecía a una de las familias más ricas y poderosas políticamente de la región. Aunque ni en la partida de nacimiento ni en eI registro bautismal de Carlos Alberto se menciona a ningún padre, sus abuelos Amador aparecieron en la fe de bautismo de 1937 y en un momento dado, durante sus años de escuela primaria, el padre comenzó a reconocer su parentesco.

Los Amador de Matagalpa han sido prominentes cafetaleros, comerciantes y políticos desde el siglo diecinueve. El padre de Fausto Amador y abuelo de Carlos era Horacio Amador, un importante negociante de café que también poseía cafetales y varias casas en Matagalpa. Uno de los tíos de Fausto, Sebastián Amador, había sido el jefe político del departamento de Matagalpa, de1915 a1917, durante la administración del presidente conservador Adolfo Díaz. Los Amador, como la mayoría de las familias aristocráticas de Matagalpa, tradicionalmente apoyaban al Partido Conservador, pero Fausto cambió su filiación por el Partido Liberal Nacionalista (PLN) del presidente Anastasio Somoza García. En 1950 Fausto se trasladó con su familia a Managua para administrar varias de las grandes empresas de Somoza. En los años setenta él tenía una gran cantidad de tierras agrícolas en las regiones de Matagalpa y Managua; y cuatro casas lujosas en Managua, además de la mansión familiar de Matagalpa.

Poco después de que Carlos Fonseca naciera, Fausto Amador se casó con Lolita Arrieta, hija y nieta de prominentes profesionales y cafetaleros de Matagalpa. Entre 1939 y 1950, Fausto Amador y Lolita Arrieta tuvieron una hija y tres varones: Gloria, Iván, Fausto Orlando y Cairo. Coincidentemente, Carlos tenía, por el lado materno, tres hermanos y una hermana: Raúl, René, Juan Alberto y Estela. Sus relaciones más cercanas, él las desarrolló con Fausto Orlando Amador y Juan Alberto Fonseca, ambos casi una década más jóvenes.

Carlos tenía un apetito voraz y más tarde recordaría las pobrezas, humillaciones y hambre constante de sus primeros años, cuando él vendía en las calles el semanario Rumores e iba de puerta en puerta vendiendo chucherías dulces, para llevar unos cuantos centavos o algún pan a sus hermanos menores. Uno de los patrones de su madre, Salvador Pineda, la pilló pasándole a su hijo sobras de comida; después Carlos contaba: «me sacó a patadas como a un perro». Un verso en un poema de Fonseca de 1955 dice: «los ricos con sobras te alimentan». En 1956, cuando Carlos estaba trabajando de bibliotecario escolar, era muy de él meter a la cafetería del instituto al estudiante hambriento de ese día, como «invitado» suyo.»Carlos tenía una remembranza más cariñosa de otro de los patrones de su madre, Nacho Lay, el propietario del Restaurante Shangai. El dueño del restaurante chino notó que Carlos tenía que acercarse al enorme reloj de pared para saber la hora y lo mandó a ponerse sus primeros anteojos cuando tenía diez o doce años. Fonseca llevó anteojos gruesos por el resto de su vida, y algunas de sus cartas expresan la inquietud por su visión deteriorada. Un amigo de la escuela secundaria recordaba que una vez le preguntó a Carlos porqué él parecía tan triste «Acabo de llegar de Managua, poeta», le contestó. «Fui a ver un oculista. Me dijo que tengo que escoger entre dejar de estudiar o quedarme ciego».

«Y usted que va a hacer, poeta», le preguntó el amigo.
» Pues nada, me voy a quedar ciego, porque el estudio es mi vida». Un jactancioso -y falso– informe de vigilancia dela Guardia Nacional aseguraba a Somoza en 1968 que «el comunista Carlos Fonseca Amador está ahora completamente ciego».

Al final de los años cuarenta, la pobreza de Carlos fue aliviada por alguna ayuda financiera proveniente de su padre. Lolita, la esposa de Fausto Amador, lo convenció de asumir la responsabilidad por Carlos, quien tenía un fuerte parecido físico con su papá y hermanos paternos y estaba adquiriendo reputación como alumno brillante.  Carlos visitó la mansión Amador y conoció a sus hermanos paternos y a la esposa de su padre. Durante este período, Fausto Amador administrabaLa Reina, una mina de oro de propiedad estadounidense en el pueblo de San Ramón, a unos treinta kilómetros de la ciudad (allí él tenía una querida y otro hijo menor), pasando sólo los fines de semana en la casa familiar de Matagalpa. Cuando Carlos comenzó la escuela secundaria en 1950, según Nelly Arrieta hermana de Lolita, Fausto pagaba por la colegiatura cerca de diez córdobas mensuales, su alimentación en una comidería próxima al instituto, y la ropa él la compraba a un tendero local. En 1960 Fonseca escribió a Lolita Arrieta expresando su gratitud por su benevolencia y asegurándole, «la bondad con que Ud. me ha acogido tanto a mí como a todas aquellas personas que han tenido la oportunidad de estar cerca de Ud. será correspondida en la forma de unos buenos hijos». Él llegó a alabar el buen corazón de Iván y la brillantez de Fausto Orlando y a expresar su inquietud porque los valores de Gloria serían maleados asistiendo a una escuela en los Estados Unidos.»

Escritores vinculados al FSLN a menudo niegan que Carlos Fonseca tuviera alguna relación con su padre somocista. Pero las propias cartas de Fonseca y otros documentos revelan una realidad diferente y más complicada. Sus cartas personales indican que al menos hasta final de los sesenta, Fonseca imploraba la comprensión de su padre y sentía, aunque dolido, afecto intenso por él. «Deseo hablarle sinceramente», Fonseca le decía en una carta de 1960, «porque a mis seres queridos no puedo hablarles en otra forma». Y continuaba: «No es la primera vez que le manifiesto que más me satisface que mi padre me comprenda espiritualmente antes que me ayude materialmente… Muy feliz sería si Ud. se echara un viajecito aunque fuera de un día solamente por este país [Costa Rica] para verlo y conversar bastante. ¿O es que es necesario para verlo que me hieran?» En la misma carta, Carlos intentaba encontrar justificación para los nexos de su padre con la dictadura de los Somoza:

A veces me duele pensar en la posición que Ud. ocupa pero también siento legítimo orgullo cuando miro que hasta la vez nadie me ha enrostrado que mi padre es autor de mal alguno. Digo que mi orgullo es legítimo pues es rara la persona que estando en la posición de mi padre no se hunda en hediondos fangos. Y entonces creo que si mi padre hubiera vivido en un tiempo en un lugar mejor, hubiera puesto su capacidad al servicio del pueblo, de la humanidad, del progreso. Y digo entonces como repitiendo la voz de la realidad y es que no han sido la intriga y la ambición los medios que han llevado a mi padre a la posición que ocupa sino simplemente sus capacidades.

Todavía en 1967, para cuando él ya estaba bien comprometido en la política revolucionaria, Fonseca escribió una apasionada carta personal a su padre. Le explicaba porqué no le había escrito durante esos largos siete años: «supe que Ud. había expresado que yo de un momento a otro le enviaría una carta, y que lo haría en la primera oportunidad en que tuviera necesidad de dinero. Y prueba de lo excesivamente delicado que soy a veces, es que las palabras de Ud. me molestaron, y me abstuve tanto de escribirle como de solicitarle su ayuda, a pesar de que de esta última he requerido en más de una ocasión».

Carlos de hecho le pedía en esta carta a su padre un préstamo de 10.000 córdobas, que él prometía pagar en seis meses con una tasa de intereses de «un millón de gracias por ciento». Fonseca dijo a su padre, aprecio el «respeto que Ud. ha demostrado hacia la conducta que he asumido en la vida», lo que aparenta ser un pensamiento filial con los mejores deseos, y terminaba su carta con una esperanza de que el tiempo de los malos entendidos hubiera quedado atrás:

Quiero hablarle de tantas cosas, que siento que se me revuelven. He tenido deseos de verlo, de conversar largamente, deseos de oírlo, y de que me oiga. Le repito que sé que Ud. me comprende, pero […] que escuchándome me comprendería mucho más. No estoy sugiriéndole una entrevista. Por muchas circunstancias veo que ahora esto no es posible…. Durante muchos años Ud. fue la persona con quien más soñé mientras dormía. Y esos sueños tenían siempre un contenido desagradable. De un tiempo a esta parte ya no es así. Y los sueños que tengo con Ud. son gratos. He logrado comprenderlo y reconozco y agradezco su afecto fraternal [sicj.`0

Carlos Fonseca se identificaba con la clase social de su madre. Sus sentimientos por Agustina Fonseca parecen haber sido una mezcla de amor, lealtad, piedad y no poca culpa. Él arriesgaba su propia seguridad para visitarla durante sus años en la clandestinidad, y pedía a sus jóvenes compañeros del FSLN, correr el riesgo de llevarla de visita a Costa Rica y Honduras. Pero a su padre lo miraba como a un espíritu de naturaleza más intelectual. Las cartas de Fonseca a su padre están llenas de análisis históricos y literarios, cuando él trata de transmitir sus ideas y motivaciones políticas en desarrollo. Educado en los Estados Unidos, Fausto Amador era bilingüe -inglés y español- y tenía fama de brillante administrador. En el otro lado, Agustina Fonseca era conocida tanto por callada como por bella. Aún siendo joven, según dicen sus vecinos, ella «era una mujer que no hablaba». Algunos contemporáneos de Carlos que conocieron a su madre asumían que ella era iletrada, aunque podía leer y escribir.

Menos de un año después de la muerte de Agustina Fonseca, en un mensaje del Día dela Madrededicado a las mujeres cuyos hijos e hijas habían sido asesinados porla Guardia Nacional, Fonseca sostuvo que ella, eventualmente, llegó a concordar con su actividad revolucionaria: «Permítaseme evocar este día a la madre del que escribe estas líneas, mi madre proletaria, cuyos días en el mundo ya concluyeron. En su humildad llegó a comprender y a decir con satisfacción que este hijo pertenecía a la patria».` Otros residentes matagalpinos de la época la recuerdan como apenada y confundida por el radicalismo de Carlos y, desafortunadamente, no hay al respecto testimonios de la propia Agustina.

La angustia personal y la presión social que, siendo adolescente, Carlos padeció a causa de sus circunstancias familiares, fueron exacerbadas por la atmósfera pueblerina de su lugar de nacimiento. Matagalpa en los años cuarenta era un pueblo municipal y estrecho de aproximadamente12,000 a15,000 habitantes. A casi2,500 piesde altura sobre el nivel del mar, se asemejaba más a los asentamientos de tierras altas de Sudamérica o Guatemala que a las pantanosas y calientes Managua o León, las cuales llegaban a arder a temperaturas de 38 C° durante la mayor parte del año. Localizado en un angosto valle junto al Río Grande de Matagalpa, el pueblo estaba dominado por dos calles paralelas pavimentadas que conectaban con la catedral, al extremo norte del pueblo, y conla Plazade Laborío al extremo sur. Verdes colinas se levantaban a una o dos cuadras al este dela Avenida Central, justo al oeste estaban el mercado y el río. De junio a diciembre llovía casi diario, correntadas de lodo bajaban de los cerros al pueblo y el Río Grande se rebalsaba con el agua fría que se precipitaba con gran fuerza desde las montañas.

A finales del siglo diecinueve, el gobierno nicaragüense había ofrecido gratis 500 manzanas de tierra apta para el café en las montañas alrededor de Matagalpa a cualquier inversionista que plantara 25,000 árboles de café y les diera mantenimiento por cuenta propia hasta que empezaran a producir. Esto atrajo a cerca de 200 inmigrantes prósperos de Alemania, los Estados Unidos, Inglaterra, Italia y Francia.» Plantaciones de café con nombres tales comoLa Bavariay Washington aparecían en las cercanías montañosas de Matagalpa. En la escuela secundaria Carlos Fonseca tuvo amigos apellidados Büschting y Leclair.

Matagalpa se jactaba de una atmósfera más cosmopolita que la de otros pueblos de su tamaño. El Club de los Alemanes fundado a comienzos del siglo, constituyó la base para el Club de los Extranjeros, donde socializaban los ricos inmigrantes y sus hijos. Los alemanes también tenían su hostal de caza y club en las montañas, que bautizaron después comola Selva Negrade su tierra natal. Familias aristocráticas como los Amador habrían sido bienvenidos al Club de los Extranjeros, pero la élite nicaragüense tenía su propio Club Social en un cerro cercano a la catedral. Una pequeña comunidad china, encabezada por varias familias de comerciantes, tenía su propio club y cementerio. Algunos de los negocios más importantes eran la tienda de textiles y herramientas de Hüpper, la de utensilios para el hogar de Lau, la floristería Leytón, la tienda de suplementos industriales de Mixter, la compañía de transporte Siles y el restaurante «Tante Mari» de María Uebersezig. Mr. Potter pretendía que los huéspedes de su hacienda vistieran formalmente de frac para cenar y Mr. Wiley organizó el primer transporte de camiones que bajó de Matagalpa a las tierras bajas. El doctor Josephson atendía los problemas médicos de los matagalpinos de la alta sociedad. Entre las familias con las plantaciones de café más grandes estaban los italianos Vita, los norteamericanos Hawking y Sullivan, y los alemanes Boesche. Hace medio siglo Matagalpa tenía su propia sala de cine, plaza de toros y estación de trenes, ninguna de las cuales existe hoy.

Un periódico escolar matagalpino describía el pueblo en 1954, con «sus barrios irregulares, pedrosos y húmedos».
El ambiente de este pueblo es nariz de perro. Metido en un hoyo y soplado por los vientos hace circular un frío de luna de miel por las calles. Las casas son edificios en su mayoría de cemento armado o así lo parecen, propiedades de ricos cafetaleros; las hijas de estos señores se educan en los mejores colegios de Managua, Granada, León y Estados Unidos, así que no se crea que en Matagalpa hay sólo ignorantes… Matagalpa no es localista. Aquí a los chinos, turcos, yankes, jinotegas, alemanes y hasta un ruso que vive extraordinariamente, se les considera como a nativos. Bueno, los indios no son nativos.

Matagalpa tiene prácticamente dos avenidas largas de casas seguidas, generalmente hay en cada casa una venta, el pueblo da la sensación de un mercadito. Todos venden. Es el segundo departamento en comercio después de Managua, especialmente la salida a Jinotega… El Mercado Viejo, que es un Nuevo Mercado, heterogéneo y simpático, donde hay barberías, zapaterías, comiderías, pulperías y un apretujamiento humano que hace ver la necesidad de edificar colonias» .

Matagalpa y toda la región norte-central fue más afectada que la mayoría de las otras áreas de Nicaragua por el desarrollo político, económico y cultural de Honduras, El Salvador y Guatemala. La larga frontera con Honduras era excesivamente franqueable y muchas familias de las regiones fronterizas tenían miembros a ambos lados. Por más de un siglo, contrabandistas, trabajadores inmigrantes e intelectuales disidentes habían trasegado mercaderías e ideas a través de las fronteras, tanto para adentro como para afuera. Carlos Fonseca y Augusto C. Sandino eran sólo dos de los miles que buscaban refugio al otro lado de la frontera porque se hallaban en problemas con la policía en su propio país. La región de Matagalpa era también la puerta de entrada al norte dela Costa Atlántica, con sus minas de oro y sus asentamientos de indios miskitos y sumos.

A pesar de su carácter internacional, Matagalpa tenía la apariencia de un pueblo fronterizo cuando Carlos Fonseca estaba creciendo en los años cuarenta. En sus calles eran más comunes los caballos que los automóviles; así, las mercaderías eran transportadas en carretas de bueyes. Cada hotel, aún los de más categoría, contaban con un poste para enganchar las riendas de los caballos y un montoncito de heno. Los caminos que llevaban en las afueras del pueblo hacia las plantaciones de café eran transitables por carros y camiones sólo durante la estación seca, de enero a mayo. La mayoría de los negocios estaban conectados a la agricultura -comerciantes de café, herramientas y concentrado, productos veterinarios. Los matagalpinos de todas las clases sociales estaban estrechamente relacionados con el campo y
familiarizados con la vida rural. Las familias ricas como los Vogl y los Vita tenían sus residencias principales en sus haciendas de café, aunque también mantenían casas en el pueblo. Muchos de los compañeros de clase de Fonseca en la escuela secundaria, provenientes de familias de baja clase media, pasaban sus fines de semanas y vacaciones escolares en la finca familiar. Carlos mismo pasó temporadas con su tía abuela en el remoto poblado de Matiguás.

La vida comercial de Matagalpa se desenvolvía en torno al ciclo del café. Los tres o cuatro meses de la temporada de cosecha, usualmente comenzaban en diciembre, y en febrero los beneficios reventaban de café en grano, y propietarios y trabajadores tenían dinero para gastárselo en el pueblo. La mayor parte de las labores eran estacionarias, los caficultores empleaban muy pocos trabajadores permanentes en el año, pues a menudo contrataban a familias enteras, sólo para la temporada que duraba la cosecha. Durante el resto del año, llamado en Matagalpa la «temporada silenciosa», la mayoría de los cortadores de café regresaba a sus pequeñas parcelas a cultivar frijoles y maíz.

En la medida en que la producción del café aumentó en las montañas de Matagalpa, a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, los antiguos campesinos autosuficientes fueron forzados a alquilar tierras para sembrar o lanzados tierra adentro, a la frontera agrícola. Entre las dos guerras mundiales, la producción de café en el departamento de Matagalpa se triplicó, en tanto que el número de personas identificadas en el censo como agricultores se redujo a la mitad. Pero esta expropiación no fue abrupta ni completa. Aunque el auge comercial del café favorecía a los grandes productores, un significante número de finqueros medianos permaneció hasta después dela Segunda GuerraMundial, cosechando café en pequeñas cantidades a la par que productos alimenticios para la venta y el consumo local.

Los cortadores de café y los campesinos de las montañas que circundan Matagalpa eran en su mayoría indios. Se ha dado algún debate académico sobre el tamaño de la población rural de las montañas que conservaba la identificación de indio en el siglo veinte. La perspectiva tradicional ha sido que una rebelión de los indios de Matagalpa, en 1881, representó el último gesto de resistencia con una dinámica étnica fuerte y que ya para las primeras décadas del siglo veinte la población entera de la región del Pacífico podía ser considerada mestiza. En Viva Sandino, escrito en 1974, Carlos Fonseca decía de los participantes de la llamada Guerra de los Indios de 1881, «no se trata exactamente de indios, sino de campesinos mestizos que se expresan en español, que no conservan ya su lengua autóctona, aunque racialmente presenten un dominante origen indígena».`

Los recientes estudios históricos de Jeffrey Gould representan una realidad considerablemente más compleja. Aportando una significante cantidad de evidencias de la región de Matagalpa, Gould ha demostrado que a pesar de las presiones como la pérdida de la tierra comunal, la discriminación racial y los reveses militares, la población indígena preservó algunos rasgos de su culturna y formas de organización social bien entrado el siglo veinte. No fue si no durantela Segunda GuerraMundial que los indios de Matagalpa abandonaron sus trajes distintivos cuando, en el período de la guerra, un tratado con los Estados Unidos, sobre la producción de algodón condujo al fin del cultivo de dicha planta en las montañas. Al menos hasta los años cuarenta, la población indígena de Matagalpa, aunque considerablemente más pequeña que la de principios de siglo, aún se identificaba a sí misma como india y hablaba un dialecto distintivo «casi cantando», según lo describe la historiadora local Pinita Arnesto. En un escrito de principios de los sesenta Pinita hizo una detallada descripción del vestido, costumbre, lengua e instrumentos de los indios, haciendo ver que los que una vez vivieron en las proximidades del pueblo, habían sido retirados cada vez más y más a la profundidad de las montañas.` Los miembros de las comunidades indígenas eran identificados como indios por sus vecinos y empleadores y eran discriminados en lo social y económico. Durante el período de la post-guerra persistieron los elementos de conciencia étnica mezclados con los de clase, entre los cortadores de café y campesinos de la región de Matagalpa.

En los años treinta y cuarenta, durante la juventud de Carlos Fonseca, los indios de las afueras se congregaban a una cuadra de su casa, enla Plaza Laborío, para buscar trabajo. Muchas de las cañadas, o asentamientos rurales de indios, mantenían en la ciudad casas para sus miembros. El Cementerio de los Indios se hallaba no lejos de donde los ladinos, o hispanohablantes, eran sepultados. Para el Día de Año Nuevo los indios marchaban hacia Matagalpa, algunos con sus vestidos tradicionales. Al final de cada desfile, el «alcalde de vara» de los indios, designado para el año siguiente, recibía las insignias de la autoridad, un bordón con borlas de hilo. Hacia los años cuarenta estos jefes indios habían sido en su mayoría cooptados y convertidos en agentes del Estado. Una de las responsabilidades del hombre seleccionado cada año para recibirla vara, por ejemplo, era llevar a los indios a votar en las elecciones a favor del candidato somocista. El enrolamiento de los indios en los partidos liberal y conservador tenía una enredada historia que se remonta por lo menos a comienzos del siglo. Los caficultores de Matagalpa atacaron agresivamente a los trabajadores indios por dos tipos de poderes legales. Los cafetaleros querían la prohibición de la propiedad comunal de la tierra, una causa tradicionalmente liberal, pero también querían leyes aprobatorias del trabajo forzado, una demanda usualmente conservadora. Gould ha demostrado cómo los líderes liberales y conservadores trataron de implantar las políticas de la tierra y el trabajo demandadas por los caficultores, a la vez que procuraban evitar la resistencia india y, de ser posible, apelar al apoyo electoral de los indígenas.

Las relaciones laborales en las zonas cafetaleras de montaña tenían más en común con el pasado colonial que con la producción enteramente capitalista. Las formas precapitalistas, incluyendo el trabajo forzado de los indios y el endeudamiento por peonaje, persistió en Matagalpa y el vecino departamento de Jinotega hasta la primera mitad del siglo veinte. Con muchos más bajos rendimientos y elevados costos de transportes que otros productores centroamericanos de café, los nicaragüenses sólo podían competir pagando bajos salarios, requiriendo cortadores para trabajar largas jornadas diarias de extenuante labor física, sin la maquinaria disponible en otras partes y forzando a los trabajadores a aceptar como salario productos alimenticios a elevados precios en las ventas de los mismos hacendados. El racismo en contra de los indios justificaba que en Matagalpa el pago por el trabajo fuera más bajo que en otras partes de Nicaragua, apenas la mitad del salario de un cortador de la región cafetalera cercana a Managua. Las políticas de crédito usurario permitían a los cafetaleros adquirir la tierra de los pequeños propietarios, contaban además con la cooperación dela Guardia Nacionalque perseguía y encarcelaba a los indios que aceptaban adelantos de dinero en efectivo y que intentaban irse de la hacienda antes de que pasara la cosecha.»

Un mes antes del nacimiento de Carlos Fonseca, el Jefe Director dela Guardia Nacionalde Nicaragua, Anastasio Somoza García, derrocó al presidente electo, el liberal Juan Bautista Sacasa en un golpe respaldado por sectores del movimiento obrero. Dos años antes, Somoza había ordenado el asesinato del guerrillero general Augusto C. Sandino y supervisado la persecución y exterminio de la mayoría de los jefes del ejército de Sandino. Tan pronto como llegó a ser presidente, en 1936, Somoza se embarcó en políticas diseñadas para consolidar su régimen a través del fortalecimiento del aparato estatal y su fuerza policial,la Guardia Nacional.Él disfrutó de un éxito considerable incorporando sectores populares, en particular trabajadores urbanos, dentro de la maquinaria electoral de su Partido Liberal Nacionalista. El refuerzo de Somoza de las políticas crediticias y laborales beneficiando al capital exportador como un todo, le sirvió de base para una serie de acuerdos políticos con el Partido Conservador.

Los estudios sobre Nicaragua, posteriores a 1979, han hecho énfasis en el conflicto político y económico entre la familia Somoza y otra parte de la burguesía nicaragüense, pero el historiador Knut Walter alega persuasivamente que los veinte años de gobierno de Anastasio Somoza García (1936-1956) fueron «un esfuerzo no interrumpido en la formación de una alianza política y social», que resultó ser un éxito considerable. Un poder, cuidadosamente construido para compartirlo entre liberales y conservadores, según Walter, condujo a los cimientos de un estado estable «dentro del cual los productores de café y algodón, hacendados y ganaderos, industriales y comerciantes todos podían prosperar en una atmósfera tranquila». El estudio de Jaime Biderman del desarrollo del estado y la agricultura en Nicaragua durante el siglo veinte, igualmente concluye que el gobierno nicaragüense, además de servir a los intereses de la familia Somoza, «también dio respuestas a los requerimientos generales de acumulación de capital y a las necesidades de distintas fracciones de la clase capitalista». Amalia Chamorro ha utilizado el concepto gramsciano de hegemonía para Nicaragua, argumentando que Somoza gobernó no sólo mediante un aparato represivo altamente desarrollado sino también mediante una «parcial hegemonía», basada en un amplio apoyo de la burguesía de ambos partidos políticos, el respaldo de los Estados Unidos, elecciones regularmente programadas que en lo formal eran democráticas, la imagen de un estado modernizante, y la demagogia populista con  las clases bajas, particularmente con la laboral. Jeffrey Gould ha examinado en detalle la retórica populista y la imagen pro obreros cultivada por Somoza en los años cuarenta. Estos estudios revisionistas concernientes a las administraciones de Somoza García y de sus hijos Luis y Anastasio Somoza Debayle representan un desafío convincente para el estereotipo dela Nicaraguasomocista como el feudo de una poderosa familia, una nación gobernada por una «dinastía», una «mafiocracia,» o como diría un académico un «pretoriano régimen patrimonial» basado en «la exclusión política de las clases altas».

La consolidación del régimen somocista en Matagalpa en los treinta y principio de los cuarenta era un reflejo del proceso seguido en el resto del país. Matagalpa que era una plaza fuerte de los conservadores, prosperaba bajo el gobierno liberal de Somoza. Los precios del café subieron, los costos de la producción agrícola se mantenían bajos y el estado invertía dinero en la construcción del tipo de infraestructura que los exportadores necesitaban.

Los métodos de Somoza producían resentimientos y oposición. Sus amigos y parientes y los miembros del Partido Liberal Nacionalista obtenían trato preferencia) para los altos cargos en los nuevos trabajos y recibían su buena porción de las tierras y negocios confiscados a los alemanes durantela Segunda GuerraMundial. Algunos jóvenes miembros del Partido Conservador objetaban que su liderazgo pactara con Somoza por cuotas de poder. Una manifestación antisomocista irrumpió en Managua y León en 1944, conducida por jóvenes conservadores y disidentes liberales que defeccionaron del partido de Somoza para formar el Partido Liberal Independiente (PLI).3L Esta movilización encontró eco entre la juventud conservadora en Matagalpa. Estudiantes del Instituto Nacional del Norte, INN, publicaron varios números de un periódico llamado Vanguardia Juvenil al final de los años cuarenta. Estos estudiantes inconformes pudieron haber influenciado a Fonseca, aunque él no ingresó al INN hasta 1950. En 1947, cuando Carlos tenía sólo once años, él y un amigo juvenil, Manuel Baldizón, abandonaron el grado de su escuela en protesta porque su maestra anti-somocista, Lucidia Mantilla, fue destituida. Los chicos finalizaron el año escolar asistiendo a clases en la casa de la profesora Mantilla.

Doris Tijerino, nacida en Matagalpa en 1943 y más tarde dirigente del FSLN, ha descrito el enrolamiento de su madre conservadora en actividades de la oposición radical.34 Lo de la madre de Doris, no obstante, fue algo excepcional entre los terratenientes conservadores matagalpinos. En Matagalpa, como en las demás partes del país, las familias conservadoras ricas habían hecho las paces con el gobierno de Somoza al final de los años treinta. Las familias de propietarios inmigrantes, por su parte, siempre habían evitado involucrarse con los liberales o con los conservadores. Y algunos aristócratas de Matagalpa, como el padre de Fonseca, Fausto Amador, simplemente se cambiaron de bando, pasándose del de los conservadores al de los liberales. Ellos estaban en buena compañía: el liberal más poderoso de todos en Nicaragua, Anastasio Somoza García, era hijo de un caficultor conservador. La diferencia programática era mínima en todo caso.

Siguiendo la corriente capitalita posterior ala Segunda GuerraMundial, la economía nicaragüense experimentó un auge durante los cincuenta y aún más en la década siguiente. La producción de algodón se disparó hasta llegar a ser el principal producto de exportación del país; la producción y los precios del café se elevaron; y hubo un aumento rápido de empleos para la clase media en la burocracia estatal y las profesiones. A mitad de los cincuenta, Carlos Fonseca y un grupo de amigos adolescentes comenzarían a expresar su enojo moral por las miserables condiciones de vida, salud y analfabetismo de los trabajadores, campesinos y cortadores de café de la región de Matagalpa. En el contexto sin precedentes de riqueza para las clases dominantes, especialmente los capitalistas exportadores y el complaciente bienestar de la clase media, la pobreza y explotación sufrida por la mayoría de la población de Nicaragua resultaban intolerables para estos estudiantes de secundaria.

Las ideas políticas y sociales del joven Fonseca emergían en un medio donde resonaban una variedad de tradiciones opositoras. Hacia principios de los cincuenta, al menos cinco tipos de sentimientos antisomocistas o antigubernamentales se habían dejado oír en la región de Matagalpa y sus alrededores.

El primero fue el tradicional o de la oposición burguesa, representada especialmente por el Partido Conservador, aunque tambien por el ala somocista del Partido Liberal, el PLI. La resolución de los nicaragüenses ricos, liberales o conservadores, para oponerse al régimen estaba limitada por el hecho de que ellos se beneficiaban de un sistema administrado efectivamente bien por Somoza. En 1950, el «Pacto de los Generales», apadrinado por los Estados Unidos formalizó el reparto del poder entre los liberales de Somoza y la principal corriente de los conservadores. No obstante, había una división generacional dentro de la oposición tradicional, un grupo más joven, más orientado a la acción y menos subordinado apareció en la escena hacia los años cuarenta. En Matagalpa éste estaba representado por jóvenes como Tomás Borge, Guillermo McEwan, los hermanos Vargas y Ramón Gutiérrez; la mayor parte de ellos provenía de familias conservadoras y eran estudiantes del INN, al final de los cuarenta.

La región también tenía una larga historia de resistencia indígena contra los españoles y la dominación ladina, representada especialmente por la rebelión de los indios en 1881 en Matagalpa. En las primeras décadas del siglo veinte, la población indígena de las norteñas tierras montañosas, buscaba en las distintas corrientes de los partidos liberal y conservador, protección contra el despojo de sus tierras y derechos políticos. En los veinte, el propio tío abuelo de Fonseca, Sebastián Amador, había desatado una ola de terror contra las comunidades indígenas de los alrededores de Matagalpa. Carlos y sus amigos adolescentes comprendían que muchos de los pobladores rurales de su región todavía se consideraban a sí mismos indios, pero los estudiantes tendían a mirar la resistencia de los indios como algo de interés histórico antes que como una tradición viviente. Ellos repudiaban el racismo y la brutalidad con que los cafetaleros yla Guardia Nacionaltrataban a la población indígena, pero las actitudes de estos mismos estudiantes tendían a ser paternalistas. Aún después de la formación del FSLN, Fonseca y sus seguidores, nunca realmente comprendieron la profundidad de la identidad étnica en Nicaragua ni avanzaron más allá de su posición paternalista.

Un resentimiento bipartito de la intervención militar y económica de los Estados Unidos yacía en el corazón de la tercera tradición. Matagalpa y sus provincias aledañas habían sido un centro de la ocupación de los marinos norteamericanos, desde mediados de 1927 hasta 1932, y todavía dos décadas más tarde, el maltrato a los nicaragüenses por parte de los ocupantes, pero particularmente su abuso con las mujeres nicaragüenses levantaba encono. Aunque el régimen de Somoza había hecho mucho para borrar la historia de la lucha de Sandino en contra de los marinos, al menos en las áreas urbanas persistía este generalizado ánimo anti-intervencionista. Los ideólogos de ambos partidos tradicionales apelaban al sentimiento anti yanqui, aunque a la vez tenían relaciones políticas y de negocios muy cercanas con los Estados Unidos. Los conservadores precisamente pintaban al liberal Somoza y ala Guardia Nacionalcomo criaturas de los Estados Unidos, y los liberales, con igual justificación señalaban que los presidentes conservadores habían cedido los derechos sobre el canal de Nicaragua en el impopular Tratado Chamorro-Bryan y habían sido los que pidieron la intervención de los marinos. No hubo una contraparte cultural a estas expresiones de nacionalismo político de los líderes conservadores y liberales. La burguesía nicaragüense y la clase media, a lo mejor a causas de su pequeño tamaño, nunca desarrollaron una cultura nacional y permanecieron demasiado orientados hacia los Estados Unidos. Los nicaragüenses ricos iban a la escuela en los Estados Unidos, allí compraban su ropa, preferían hablar inglés en reuniones sociales, leían las versiones originales de las novelas de romance y misterio norteamericanas y amueblaban sus casas como si ellos vivieran en Miami o Nueva Orleáns. Los cines nicaragüenses presentaban las películas de Hollywood, a menudo en inglés sin subtítulos. Las normas culturales de los ricos eran traspasadas a los pobres -la única decoración en las chozas campesinas lejanas a la capital era a menudo los recortes de las páginas de la revista Life. Antes del FSLN, el único desafío a la dominación norteamericana sobre la vida intelectual, provino de la derecha, pese a la atracción de algunos cabecillas intelectuales nicaragüenses de los treinta y cuarenta al falangismo católico.

La cuarta tradición opositora, y la única con respaldo significativo de la clase trabajadora, fue la del Partido Comunista de Nicaragua (Partido Socialista de Nicaragua, PSN). Cuando primero se estableció como una organización legal durantela Segunda GuerraMundial, el partido había dado su respaldo parcial a Somoza. Entonces fue hábil para usar su legalidad y el espacio abierto por el código laboral de Somoza y desempeñar un papel  significativo en el control del movimiento obrero a la izquierda de los sindicatos somocistas.

La tradición última, la más importante para Fonseca en los sesenta y setenta, fue la abanderada por Augusto C. Sandino. En los primeros años cincuenta, a pesar de una violenta campaña para exterminar a los combatientes de Sandino y una cruzada ideológica para pintarlo como a un bandido, allá en los montes quedaba gente que había combatido en el ejército de Sandino o que le habían dado su apoyo. Casi una década más tarde, Carlos Fonseca mismo, se impondría la tarea de buscar por todo el norte de Nicaragua a estos antiguos sandinistas y aprender todo lo que él pudiera de ellos. Pero eso sería más adelante aún. Cuando Fonseca estaba en sus años finales de educación secundaria, la tradición sandinista le era menos real que ninguna otra. Y no había referencias a Sandino en las revistas culturales en las cuales Fonseca expresó al principio sus ideas políticas y sociales en 1954 y 1955

Él era residente de León en 1958, y la plaza central de Sutiava está a menos de una milla de la universidad.

Los eventos durante el curso de 1958 fueron, no obstante, empujando a Fonseca en la dirección de una ruptura con el PSN. Igual que otros estudiantes radicales de Nicaragua y alrededor de América Latina, él estaba siguiendo con creciente entusiasmo lo que estaba pasando en la isla caribeña de Cuba.

DECLARACIÓN DE CARLOS FONSECA ANTE EL JUEZ, 7 de septiembre de 1964

Tomada del diario La Prensa, Managua, 10 de julio de 1964. Texto del interrogatorio rendido por el comandante Carlos Fonseca ante el juez, el 9 de julio de 1964, luego de ser capturado en Managua el 29 de junio de ese año.

-Diga su nombre, fecha y lugar de nacimiento, ocupación y domicilio último.

-Carlos Alberto Fonseca Amador, 23 de junio de 1936, en Matagalpa. Estudiante, barrio del Country, Tegucigalpa, Honduras.

-Diga el nombre de sus padres, ocupación y domicilio.

-Fausto Amador Alemán, administrador de negocios, Managua. Agustina Fonseca, doméstica, barrio El Laborío, Matagalpa.

-Diga su estado civil.

-Soltero.

-Diga el nombre de sus parientes más cercanos, hermanos o hermanas.

-Por parte de madre: René Fonseca Marenco, de 24 años, talabartero, Matagalpa; Juan Fonseca Ubeda, 16 ó 18 años, talabartero, Matagalpa; Estela Fonseca, 11 años de edad, estudiante.

Por parte de padre: Iván Amador Arrieta, 24 años, estudia administración de negocios, y Fausto Orlando, de 19 años, ordenamiento sacerdotal.

-Diga cuántas veces ha estado detenido, y las razones de ello.

-En Nicaragua, siete; en el 56 por movimientos estudiantiles; en diciembre del 57, a mi regreso de la Unión Soviética; en noviembre del 58, por asuntos estudiantiles; en diciembre del año 1958, sin razón conocida, en Matagalpa; en marzo y abril del 59, por participar en el Movimiento de Juventud Democrática Nicaragüense; en julio del 60, sin razón conocida, en Managua; 29 de junio del 64, por actividades en el Frente Sandinista de Liberación Nacional; en Honduras, Chaparral, julio del 59, por participar en movimiento armado contra Nicaragua (caso Chaparral).

-Diga su afiliación política e ideológica.

-Miembro del Frente Sandinista de Liberación Nacional, desde septiembre de 1962, en Honduras, hasta el presente en Nicaragua, revolucionario de izquierda.

-Diga cuántas veces ha salido de Nicaragua, destino y las razones.

-Salí en 1957 a la URSS, Checoslovaquia y Alemania Oriental; en el 59, que fui expulsado a Guatemala y en 1960 expulsado a Guatemala.

-¿Ha visitado cuántas veces Cuba?

-Tres veces: julio del 59, octubre del 60, julio del 61, mientras me encontraba exiliado.

-Narre detalladamente su participación en el FLN y FSLN desde su comienzo al presente.

-Para la primera mitad del año de 1962, llegaron a Honduras Noel Guerrero Santiago, Tomás Borge Martínez, Pedro Pablo Rivas y Faustino Ruiz. Todos ellos junto conmigo discutimos la situación política de Nicaragua para ver cuáles eran las tareas de nuestro grupo en el momento. En ese tiempo la actividad política contra el gobierno de Nicaragua estaba dominada por el grupo que encabezaba el presidente del Partido Conservador doctor Fernando Agüero. Este grupo del doctor Fernando Agüero, en ese momento planeaba de la siguiente manera el rumbo de la lucha contra el gobierno: sostenía que la única garantía para la celebración de elecciones libres en Nicaragua, era la intervención de la OEA, además planteaba públicamente que de no lograrse lo anterior, sólo la lucha armada podría realizarse para lograr cambio de gobierno. Aunque el grupo de Agüero concentró el apoyo del pueblo, existían ciertos grupos de opositores que discrepaban de éste. Estos grupos estaban encabezados prácticamente, por el Partido Liberal Independiente y también estaba en esos grupos el Partido Movilización Republicana. La respuesta de estos grupos a Agüero, solamente tenía en cuenta la parte en que pedía la intervención de la OEA, y no se refería para nada a la parte en que Agüero aprobaba la lucha armada. Al mismo tiempo la posición de estos grupos que discrepaban de Agüero, contaban con el respaldo de la dirección del Partido Socialista de Nicaragua. Nuestro punto de vista resultó distinto al de Agüero y al del grupo opositor. Nosotros aunque estábamos de acuerdo, en que se debía condenar la intervención de la OEA, defendida por Agüero, creíamos que era conveniente poner de relieve la inclinación mostrada en la propaganda agüerista a favor de la lucha armada, es decir que no pensábamos como el otro grupo en que participaba el PLI y el MR, y el Partido Socialista que olvidaba totalmente esa aprobación de Agüero hacia la lucha armada.

Nosotros considerábamos que en la práctica, debido a las circunstancias del momento era imposible la intervención de la OEA, que por tanto aunque no fuera una cosa segura, por lo menos había cierta posibilidad de que Agüero participara en una lucha armada. Esto no quería decir que nosotros pensáramos que era imposible la participación de Agüero en unas elecciones, aún sin la intervención de la OEA. La postura de Agüero de dejar una puerta abierta para la lucha armada, reflejaba la gran simpatía y confianza que en ese tipo de lucha tenía la mayoría del pueblo de Nicaragua.

Además de examinar las condiciones del momento, nuestro grupo echó una ojeada a las actividades desplegadas por el Movimiento Revolucionario del 59 y del 62, y sobre todo la actividad de los grupos de tendencia revolucionaria. Nosotros llegamos a la conclusión de que la tarea inmediata de nosotros no podía ser otra que emprender la lucha armada contra el gobierno. Entonces resolvimos preparar los pasos para convertir hechos en realidad. En esos días habíamos tenido dentro de Nicaragua un fracaso al ser descubierta en Casa Colorada, nuestra actividad.

Esto nos hizo darnos cuenta de que la organización interna era muy inmadura para ser capaz de desarrollar con éxito la lucha armada. Esto también nos hizo ver que había que atender con mayor interés el frente interno; pero este problema siguió sin poder resolverse de modo satisfactorio, porque la preparación en la lucha armada en las montañas absorbió a la mayoría de nuestros cuadros. Así fue como hicimos contacto con personas de Honduras que nos pudieran hacer llegar a las montañas de la frontera con Nicaragua, para de ahí partir a crear el movimiento guerrillero.

El compañero Santos López y yo nos trasladamos al departamento de Olancho, en el mes de junio del 62 y navegamos por el río Patuca y el Huayata y penetramos a un sector de la montaña. Ahí vimos que era posible realizar el inicio con éxito de la lucha armada. Al ver la espantosa miseria que padecía la población indígena de los sumos, creímos que ese sector podía apoyar una lucha que iba a favor de su liberación.

Quedó aprobado que esa zona podía servir para nuestro trabajo. Al mismo tiempo teníamos interés que se organizara el Frente Interno, porque nos dábamos cuenta que sin eso nuestra lucha corría el peligro de convertirse en una acción aventurada, lo cual estaba en contra de nuestras convicciones y principios. Pero como lo dejé dicho atrás, no contábamos con la organización suficiente para atender al frente interno. A mí, personalmente, me preocupó mucho que se convirtiera en una aventura incierta, nuestro movimiento, porque además no sólo el frente interno estaba mal atendido, sino que también las propias actividades en el exterior sufrían de la indisciplina y de la falta de seriedad, para cumplir los acuerdos de parte de los compañeros que estaban en el exterior. Pero yo consideraba que no debía flaquear y que mi participación como la participación de cualquier compañero era todavía más necesaria, cuando las dificultades eran a su vez mayores.

Entonces procedí a discutir, a veces con paciencia, y con impaciencia la solución de los distintos problemas que teníamos desde junio. Como he dicho, hicimos el primer contacto con las montañas de la frontera; pero pasaron largos días sin que pudiésemos verdaderamente emprender el desarrollo de la organización militar, de modo que fue con mucho retraso que logramos concentrar cierto número de compañeros para prepararlos en la lucha armada. Pero a fines de 1962, a pesar de los errores de tipo práctico, ya teníamos en las márgenes del Río Coco, a cierta fuerza de hombres y armas. Ciertos compañeros pintaban un cuadro bastante optimista, con relación al futuro de nuestro trabajo, incluyendo el desarrollo de la organización insurreccional interna.

Este optimismo yo no lo compartía, yo creía en la abnegación, en el espíritu y sacrificio y en la elevada moral de los compañeros responsables del trabajo interno, pero yo estaba convencido de que hacía falta, además de la moral para lograr el éxito, una experiencia, con la que no contaban los compañeros del interior.

No se podía negar que en la segunda mitad de 1962, nuestra organización interna había alcanzado cierto mejoramiento, pero este mejoramiento era exagerado por algunos miembros de la dirección, para así justificar la falta de un mayor apoyo. La preparación de la lucha en la montaña se tropezaba con serios problemas prácticos, por ejemplo: la concentración de provisiones se dificultaba por lo alejado de la montaña y porque resultaba difícil burlar la vigilancia del gobierno de Villeda Morales. Así fue como se provocó un accidente del cayuco o pipante en el río Patuca, en el raudal de las Aguas Amarillas, y en este accidente perdimos las provisiones y pereció ahogado el compañero Julio Corrales. Este fue un momento muy difícil porque los medios económicos de la organización eran precarios.

Yo tuve que aumentar las precauciones para movilizarme, porque agentes del gobierno de Honduras se presentaron en plan de capturarme, en distintos lugares frecuentados generalmente por los exiliados nicaragüenses, como decir la casa del licenciado José María Palacios, y la del exiliado Guillermo Suárez Rivas. Entonces yo miraba que nuestro éxito resultaba difícil por dos obstáculos principales: el uno, la persecución contra nosotros, el otro nuestra insuficiente voluntad para encarar con coraje la solución de nuestros errores.

A pesar de las discrepancias que surgen entre otros compañeros y yo, continúo con mis esfuerzos para enderezar el rumbo de nuestro trabajo. Nosotros calculamos que el punto o la zona en que estábamos trabajando o sea las márgenes del río Coco, durante un tiempo iban a ser desconocidas por el enemigo. En este sentido nos provocó preocupación la noticia difundida por el gobierno de Somoza, a finales de 1962, en el sentido de que nos preparábamos para luchar en guerra de guerrillas contra el gobierno. Era evidente que marchaba con lentitud la realización de nuestra meta, porque se acercaba la farsa electoral de febrero de 1963, sin que nosotros estuviéramos en condiciones de actuar con las armas contra el gobierno.

Nosotros hubiéramos preferido actuar con las armas al realizarse esa farsa, porque en los meses inmediatos antes de las elecciones, el doctor Agüero disminuyó notablemente su acento respecto a la lucha armada.

Por tal motivo, nuestro grupo sospechó seriamente que Agüero participaría en la farsa, aunque nosotros aún en el caso de ocurrir eso, creíamos que el gobierno impondría su candidatura, o sea la de Schick, aunque fuera en contra de la voluntad de la mayoría del pueblo.

En tal caso, el fraude hubiera provocado un enorme descontento popular, el cual nosotros con las armas en la mano estaríamos en mejores condiciones de orientar a favor de la fuerza revolucionaria partidaria de una transformación en pro de las masas pobres y sufridas de Nicaragua.

En contra de mi voluntad y a pesar de los esfuerzos que hice por mantenernos presente en el curso de 1963 dentro de las fuerzas guerrilleras, debido a mis diferencias y a mis críticas hacia los métodos de trabajo que dominan en el conjunto del movimiento, yo tuve que permanecer posteriormente fuera de la zona guerrillera.

En esta forma me resultaba mucho más difícil incidir en el curso de nuestro movimiento. Sin embargo, mantuve en esta última etapa, acceso al trabajo de la montaña y logré por lo menos, aunque en parte, que fueran tomados en cuenta mis puntos de vista sobre la organización guerrillera.

Después de esto, a mediados de 1963, por fin penetró nuestra fuerza guerrillera al país, y de ahí en adelante me resultó imposible influir en el rumbo del movimiento armado, que a la altura de octubre de 1963 terminó en fracaso con el asesinato por parte de la Guardia Nacional de varios de nuestros compañeros y con la dispersión de los sobrevivientes.

Ese fracaso fue acompañado de un debilitamiento de nuestra organización interna, cuya moral sufrió un descenso sensible ante el golpe de la montaña. La organización del movimiento armado también tuvo la oportunidad de entrar en contacto con el compañero Manuel Andará Ubeda, y otros de los responsables de la expedición armada que penetró por la frontera sur a mediados de 1962, y que también terminó en el fracaso.

El golpe a Villeda
La culminación en octubre de 1963 de nuestro trabajo, con el fracaso, se vio todavía empeorado con el golpe militar perpetrado contra el gobierno de Villeda Morales. Toda esa situación termina por dispersar completamente o por desintegrar la estructura más importante de nuestra organización, que lo era la fuerza guerrillera. Esto tuvo como consecuencia una anarquía a la cual por mi situación aislada y fuera del alcance en Honduras, yo estaba en condiciones de atender lo que aún quedaba de nuestra organización. Entendí que lo más importante era el elemento que se encontraba dentro del país, y que había tenido la suficiente calidad y temple para mantener la confianza en el triunfo a pesar de los fracasos.

Primer viaje a Nicaragua
Me pareció que una conclusión o una elección importante que había que sacar, tanto de la experiencia de nuestro grupo, como de la experiencia de los demás grupos armados que habían corrido, era informarse de manera real y verdadera sobre la fuerza y sobre los hombres con que contaban en el interior del país.

Pensé trasladarme a finales de 1963, pero medité y consideré que era mejor informarse detenidamente de los que existían dentro del país y que, contando con esta información previa, me iba a resultar más provechoso el contacto que hiciera al trasladarme al interior. Estuve estudiando por un tiempo más o menos largo, en forma minuciosa la experiencia del movimiento revolucionario de Nicaragua. Así como las luchas revolucionarias de otros pueblos.

Por los informes que tuve comencé a cavilar sobre la existencia de una fuerza seria y capaz dentro de Nicaragua, pero no quise adelantar un juicio hasta antes no tocar con mis propias manos la realidad de Nicaragua

En Managua
Así fue como me traslade a fines del mes de mayo de 1964 al interior del país. Mis temores acerca de la impreparación de la organización interna para efectuar acciones combativas, resultaron dolorosa mente confirmados.

No voy a decir que esta impreparación se debía exclusivamente a la culpa de los compañeros dentro del país. El origen de esta debilidad la atribuyo a causa general.

Estaba llegando, al cabo de un mes mas o menos de permanencia en el país, a la confirmación de nuestra debilidad interna, cuando fui capturado.

-Diga la fecha de entrada al país lo mismo que el lugar de su procedencia.

-Yo entre a Nicaragua en los últimos días del mes de mayo, venia de Honduras.

-Diga usted la forma que empleo para entrar al país, tanto su itinerario de venida, como los requisitos de ley para hacerlo.

-Entre a Nicaragua conducido por un baquiano desde la población de El Triunfo, hasta la ciudad de Chinandega, o sea que lo hice en forma clandestina.

-Cuando usted dice que en la primera mitad del año 62 llegaron a Honduras Noel Guerrero Santiago, Tomas Borge, Pedro Pablo Rivas y Faustino Ruiz diga usted ¿ de dónde procedía cada uno de ellos reunidos en esa fecha?

-Creo que procedían de Cuba, excepto yo que me encontraba en Honduras.

-Diga usted con que material humano y bélico contaban ustedes para efectuar la invasión en el 63 a Nicaragua.

-El material humano estaba siendo seleccionado en el interior del país por la organización interna, y también creíamos posible reunir algunos exilados anteriores. Al final del 62, esto no había sido posible tenerlo realizado, fue hasta la mitad del 63 que ya logramos, aunque no en la medida de lo que habíamos deseado, en cuanto a la cantidad, llegamos a reunir cerca de 50 hombres. En cuanto al elemento bélico, se reunió recogiendo armas que habían quedado de movimientos armados en el pasado, y también comprando en el mercado clandestino de Honduras. El armamento consistía en fusiles Springfield y algunos Garand, subametralladoras Thompson, carabinas y granadas.

-¿En qué forma colaboro con el FSLN el gobierno cubano?

-El gobierno cubano no tuvo nada que ver en el trabajo practico y material de nuestro movimiento, simplemente nos daban aliento moral para emprender nuestra lucha.

-¿Cuáles fueron las actividades de la organización del Frente Unitario Nicaragüense, creado en Venezuela y desarrollado sus actividades posteriores en Cuba?

-Las actividades del FUN, consistían en organizar la solidaridad de los exilados antisomocistas nicaragüenses dispersos en los diferentes países de América Latina. Con relación a las actividades en Cuba, consistían en influir desde ahí ante la opinión publica internacional, para respaldar la lucha del pueblo nicaragüense. Una delegación del FUN participo en el Primer Congreso de Juventudes Latinoamericanas que se celebro en La Habana en julio de 1960. Los delegados fueron Julio Cesar Mayorga Portocarrero y Rodolfo Romero Gómez

-¿Quién ayudó tanto país como persona, en la parte económica para sufragar los gastos ocasionados en el movimiento del FSLN para la compra de armas mantenimiento de personal comida, alojamiento, vestuario y movilidad?

-Los fondos de nuestra organización provenían del pueblo de Nicaragua y de los exiliados en Venezuela, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, y Cuba. Los exilados organizaron colectas en las organizaciones populares de los países mencionados, lo mismo que dentro de los pueblos respectivos. El responsable de recibir los fondos destinados al movimiento era Noel Guerrero Santiago.

-Además de las armas ya explicadas en su declaración ¿de qué otros países y qué medios emplearon para introducirlas en Honduras?

-No se obtuvieron armas fuera de Honduras.

-¿Quiénes integran la directiva del FSLN, en el movimiento del 63, con su base en Honduras?

-Noel Guerrero Santiago, que era el responsable de finanzas, Silvio Mayorga Delgado, responsable político, Santos López, responsable militar, Bayardo Altamirano López, responsable político y yo que era responsable político también y de organización, Orlando Quant, responsable militar, Rodolfo Romero Gómez, delegado en Cuba, Jorge Navarro Ortega, encargado del Frente interno en Nicaragua, Marvin Guerrero, enlace entre Nicaragua y Honduras; Manuel de Jesús Andará Ubeda, encargado de política y propaganda.

-Del grupo que usted dice lograron reunir cincuenta, dé los nombres de ellos.

-Además de los ya mencionados, los siguientes: Pedro Pablo Ríos, Heriberto Rodríguez, Iván Baca, Cristóbal Guido, Ramón Raudales hijo, Faustino Ruiz, Francisco Buitrago, Iván Sánchez, Modesto Duarte, Mauricio Córdoba, Boanerges Santamaría, Entimo Carias, Leopoldo Rodríguez, Jorge Cabrera, Santos Gómez, Pedro Sarmiento, Antonio Escorcia (José Francisco Escorcia Urbina), Rolando Rosales, Francisco Rojas, Victoriano Castrillo, Higinio González, Dolores Rugama, Narciso Cepeda Vásquez, Germán Hernán Coronado Pomares Ordóñez.

-¿Con qué personas hondureñas estaban vinculados para facilitar su movimiento?

-Yo no intervenía en los contactos con estas personas, yo me abstenía de conocer esos nombres para, en caso de que surgieran problemas más adelante, salvar mi responsabilidad.

-Diga usted, ¿bajo qué nombre viajó a La Habana en octubre del 60, y junio del 61, y con qué pasaporte?

-Para entrar y salir de Cuba en las ocasiones mencionadas usé el nombre de Valentín Hernández Nolasco, y con pasaporte de nacionalidad hondureña.

-Diga usted ¿de qué personas se valió para conseguir el pasaporte hondureño, siendo usted nicaragüense?

-Yo lo hice directamente, presentándome con el nombre supuesto que mencioné para obtener la cédula de identidad y con esa cédula me presenté a Relaciones Exteriores donde me dieron el pasaporte. Este nombre supuesto lo conseguí por medio de un abogado que tenía acceso a los libros de registro.

-Diga usted quién actuaba como jefe del movimiento del FSLN en Honduras.

-Quien estuvo prácticamente de jefe fue Noel Guerrero Santiago, o sea que él no había sido nombrado para tal cargo a través de un acuerdo entre todos, pero por el hecho de controlar en sus manos los fondos, estaba en condiciones de decidir sobre las cuestiones más importantes. La posición de éste se refiere a la responsabilidad general; pero lo estrictamente militar estaba bajo la jefatura del compañero Santos López.

-Diga usted quiénes eran los jefes del frente interno, durante la preparación del FSLN.

-Como lo he dicho anteriormente, todos los cuadros del movimiento fueron absorbidos en el trabajo de la guerrilla, y por consiguiente no pudimos crear una dirección desarrollada en el interior del país, de modo que el único dirigente capaz que pudimos tener en el frente interno del FSLN fue el compañero Jorge Navarro Ortega.

-Diga usted ¿con qué propósito entró clandestinamente a Nicaragua y con qué fines?

-A Nicaragua ingresé con el fin de constatar lo que quedaba de la organización interna del FSLN, porque de comprobar la extremada debilidad que teníamos, había que pensar en nuevos métodos de lucha, distintos a la lucha armada. Entré en forma clandestina y no en forma legal porque consideré excesivamente imprudente confiar en las garantías ofrecidas por el gobierno, pensé que si entraba legalmente se podría repetir lo que me aconteció en el año de 19£0, en que a pesar de las amnistías que se habían decretado, fui expulsado por la fuerza por el gobierno de Somoza hacia el extranjero.

-Explique usted en qué forma sería establecida esa nueva lucha del FSLN, en su nuevo plan de subversión.

-Como es sabido, nuestra organización ha adoptado en su trabajo una línea que consiste en una lucha armada popular. Es la única que puede decidir el triunfo de un gobierno revolucionario. De comprobarse, como en efecto se estaba comprobando, que no contábamos con una organización desarrollada para ponerse al frente de la dura lucha armada, en el tiempo presente e inmediato estaba contemplado esperar que transcurriera un nuevo período más o menos largo, que permitiera hacer la nueva selección de compañeros, con condiciones para tomar las armas de manera victoriosa, o sea que en el futuro inmediato debía continuarse la situación que de hecho estaba existiendo, desde el fracaso del año pasado. Es decir, que a la nueva situación que estaba surgiendo debíamos dedicarnos a hacer la unidad con las demás fuerzas antisomocistas y revolucionarias, sin exclusión de ninguna de ellas. Sabíamos que también esa nueva lucha nos tenía que resultar muy difícil debido al aislamiento que habíamos sufrido a lo largo del tiempo en que nos ha tocado actuar, pero no nos quedaba más camino que seguir, a pesar de nuestros deseos de luchar con las armas contra el gobierno, porque todos los golpes que hemos resistido nos habían enseñado que no debíamos dejarnos arrastrar por nuestros deseos olvidando la realidad.

-Relate usted todas sus andanzas, sus actividades en el FSLN desde su llegada de Honduras, hasta la fecha en que fue capturado.

-Como he dicho, el objetivo del viaje hacia el interior de Nicaragua era tocar con mis propias manos la calidad de organización que había sobrevivido después de nuestros fracasos. Mi actividad en el interior del país se redujo al cumplimiento del objetivo que había trazado, y de ese modo hice contacto con los compañeros, por medio de las direcciones que se me habían dado en Honduras

Debilidad interna

-El contacto con esos compañeros lo utilicé para conocer sus capacidades, su experiencia y su nobleza. Lo que puedo decir es que con estos contactos me estaba terminando de convencer de nuestra debilidad interna. También aproveché las conversaciones para informarme de la actividad de la generalidad de los partidos opositores al gobierno. De estos informes también terminé por llegar a otra conclusión referente a la gran división que existe dentro de la fuerza opositora, tanto de las fuerzas radicales, como de las fuerzas moderadas. Comprendí que nuestra debilidad no era sólo de nosotros mismos, sino de la crítica situación del movimiento opositor en general. Una oportunidad de observar eso, la tuve al escuchar por radio las intervenciones en el Fórum Político de León organizado por el Centro Universitario.

-Diga usted ¿quién le envió la dirección del contacto que usted menciona en su declaración el cual usted recibió en Honduras?

-La dirección me llegó por medio de una persona de nacionalidad hondureña, residente en la población de El Triunfo, que a su vez la había recibido de un compañero que había llegado de Managua. Por razones de moral, me niego a dar los nombres de esas personas.

-Diga usted los nombres de los miembros del FSLN con quienes usted hizo contacto para hacer la apreciación del estado actual del FSLN.

-Humberto (Víctor Manuel Tirado López) y Ramón Santiago (José Escobar Pérez).

-Diga usted los lugares y fechas en que hizo contacto con esos sujetos.

-Las fechas no las podría precisar, pero fueron cuatro veces, incluyendo la del día que fui capturado; respecto a los lugares, fue la misma casa donde fui capturado.

-¿A qué actividades se dedicaba Víctor Manuel Tirado López (Humberto) en el FSLN en Nicaragua?

-El colabora en la discusión de los distintos problemas a fin de elaborar la línea de lucha a seguir.

-¿Cuáles eran las atribuciones de José Escobar Pérez (Santiago) dentro del FSLN?

-El era uno de los militantes en contacto con otros de los elementos con que se contaba para calibrar la situación.

-¿Quiénes integran la directiva del FSLN?

-Nuestra organización hasta este momento no se ha repuesto de la anarquía provocada por los fracasos del año pasado, o sea que no se cuenta con una dirección organizada. Prácticamente sigue la misma directiva organizada en Honduras.

Asalto al banco
-Diga usted con qué fin fue asaltada la sucursal del Banco de América, por miembros del FSLN, en mayo del 63, y qué uso le dieron a ese dinero.

-Yo ignoro totalmente la intervención del FSLN en el asalto al Banco de América.

-Diga usted ¿cómo considera el asalto a la sucursal del Banco de América por miembros del FSLN?

-Según mi conocimiento, miembros del FSLN no han participado en el asalto.

-Diga usted las veces que ha entrado al país clandestinamente, después de su expulsión en 1960, y el tiempo que permaneció dentro del país cada una de las veces.

-La primera vez fue en diciembre del 62, saliendo de nuevo en enero del 63. La otra vez ahora que fui capturado.

Revista de prensa de los estrenos en Caracas, Venezuela (abril 2012)


Cinta criolla narra la vida de Carlos Fonseca Amador

Por: LUISANA DE SARIO/CIUDAD CARACAS, 26/04/12.

26/04/12.-Hoy, a las 5:00 pm, en la sala de arte y ensayo de La Previsora se proyectará la película Carlos, el amanecer ya no es una tentación (2011), del cineasta belga nacionalizado venezolano Thierry Deronne.

Se trata del primer documental dedicado enteramente a la vida de Carlos Fonseca Amador (1936-1976), fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). “La idea es devolver al pueblo latinoamericano la figura y el pensamiento de ese otro Che en parte olvidado, pero cada día más vigente para los pueblos del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América)”, destaca su creador.

Deronne, quien se dedica a promover las realizaciones comunitarias, vio en el proceso político venezolano un punto de partida para desarrollar este trabajo. “Estamos buscando la formación integral. Mucha gente está descubriendo a Carlos Fonseca. El objetivo era traer una fuente importante al proceso de formación, sobre todo porque se estaba perdiendo su memoria y quienes lo conocieron están llegando al ocaso de su vida”, explica.

Durante dos años el cineasta anduvo entre Caracas, Managua y las montañas del norte de Nicaragua reconstruyendo la historia personal, social y política del combatiente latinoamericano. “No queríamos encerrarnos en una biblioteca sino experimentar lo que el mismo Carlos era, es decir, un hombre de pueblo”, indica Deronne.

Allá, el documentalista encontró testimonios de las generaciones nuevas, los comandantes del Frente Sandinista y esos personajes anónimos pero vitales para la guerrilla: los campesinos que daban comida y preparaban los caminos a los guerrilleros. Por tal motivo, Deronne describe este filme como un relato de la memoria popular que combina archivos y vivencias.

Entre los entrevistados también están Carlos Fonseca Terán, hijo del héroe revolucionario; y el Comandante Tomás Borge.

Fue precisamente un verso de Borge el que dio nombre al documental. “Lo que él dice es que se logró el objetivo, la revolución está en marcha. Cuando reciben los restos de Fonseca en la plaza de la Revolución en Managua él pronuncia esa frase, que es además parte del Himno de la Unidad Sandinista”, comenta Deronne.

Carlos, el amanecer ya no es una tentación fue estrenada en Nicaragua, ahora llega a Venezuela, donde se espera sea exhibida en salas comunitarias y medios de comunicación. “La idea es transmitir la memoria de pueblo a pueblo”, concluye Deronne.

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En la sala de arte y ensayo La previsora a las 5:00 pm

Mañana se estrenará documental sobre el ideólogo revolucionario Carlos Fonseca

El Correo del Orinoco, 25 abril 2012 |

 T/ Luis Jesús González Cova
F/ Miguel Romero
Caracas

Dos años de trabajo le tomó al cineasta belga-venezolano Thierry Deronne elaborar esta obra en la que se rescata la vida, obra y pensamiento del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional

Este jueves 26 de abril, a las 5:00 pm, será estrenará la película “Carlos, el amanecer ya no es una tentación”, documental realizado por el director nacido en Bélgica y nacionalizado venezolano, Thierry Deronne, sobre la vida, pensamiento y obra del combatiente e ideólogo revolucionario nicaragüenseCarlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Por los momentos, la del jueves será la primera y única función de la película. Sin embargo, el documentalista comentó al Correo del Orinoco que está prevista su exhibición en los canales de televisión comunitaria de diferentes estados del país. Además, Deronne buscará canalizar la difusión de su material en las estaciones del Sistema Nacional de Medios Públicos y en las salas regionales de laCinemateca Nacional.

El director adelantó que en este documental las espectadoras y los espectadores se van encontrar con este otro “Che” nicaragüense, desde sus pensamientos, muchas fotografías de archivo, los paisajes donde nació, creció y vendió dulces para ayudar a su madre costurera.

También están presentes en el filme la Cuba donde se exilió durante cuatro años “y todos esos paisajes carnales de una Revolución, con su gente, sus rostros, la estepa inmensa, el sonido del viento y los paisajes de la montaña donde (Carlos Fonseca) combatió y terminó perdiendo la vida bajo las balas de la Guardia Nacional somozista”, comentó Deronne.

Por una parte, la cinta “retrata al teórico e historiador que nunca dejó la práctica como algo sin importancia, sino que teorizaba para mejorar la práctica y que da vida nuevamente a Sandino. Porque Fonseca logró hacer de Sandino una fuerza moral y una propuesta ideológica nacionalista, antiimperialista, pero también proletaria, porque incluso escribió el famoso ensayo Sandino proletario, donde incluye la historia de 100 años de lucha en Nicaragua”, recalcó

El documental también da cuenta del lado humano del revolucionario, muestra al Carlos Fonseca Amador hijo que, cuando la dictadura esperaba detenerlo, se disfrazó de barrendero para estar en el entierro de su madre. Su propio hijo cuenta cuando le enseñó a enfrentar las picaduras de insectos y a preferir al sol sobre la sombra.

AL RESCATE DE UN LÍDER

Según Thierry Deronne, fue el mismo proceso Revolucionario Bolivariano lo que lo llevó a buscar a Carlos Fonseca en su documental Carlos, el amanecer ya no es una tentación.

“En el proceso venezolano siempre estamos hablando de formación integral del ser humano y el cambio integral de la sociedad. Y en este personaje encontramos precisamente, no solo al combatiente, al clandestino, al eterno exiliado, sino a un teórico de sobre cómo transformar y reconstruir una nación. Es un visionario muy importante de cambio”, justificó.

El realizador le agradeció a los libreros de la plaza España, cerca de la avenida Fuerzas Armadas, que le encendieron la chispa que dio origen a la elaboración de la primera parte del documental. Entre estos comerciantes informales del conocimiento, consiguió un ejemplar de Editorial Centauro de los años 80, en el que se publicó buena parte de la obra de Carlos Fonseca.

“Esa edición nos atrapó, porque tenía de todo, artículos, cartas a padres de mártires, ensayos históricos y de esta manera teníamos un primer hilo que halar y hasta donde podíamos encontrarnos con el gran pensador. Eso fue la primera parte”, reveló Deronne.

Para la segunda etapa de la producción, durante dos años el documentalista debió viajar entre, Managua y lugares alejados en las montañas de Nicaragua, donde registró los testimonios de otros líderes guerrilleros y otras personas que compartieron con Fonseca Amador.

A juicio del cineasta, la importancia de hacer este documental en la actualidad es que, entre otras cosas, esos testigos del Frente Sandinista de Liberación Nacional “se nos puede ir mañana, el mismo comandante, Tomas Borge, que participó mucho en la película, ha tenido grandes problemas de salud. No queremos que esa memoria se pierda para esta generación joven”, destacó.

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Carlos Fonseca es recordado desde la memoria popular en documental sobre su vida

 Daniela Pérez. Agencia Venezolana de Noticias. Caracas, 18 Abr.

– «Un pueblo de Centroamérica, un imperio, 100 años de invasiones, 45 años de dictadura, 300 latifundios, amnesia, oscurantismo, un niño miope, formar un frente revolucionario, acumular fuerzas en silencio, modestia, unidad«. Así comienza el documentalCarlos, el amanecer ya no es una tentación, del director belga Thierry Deronne, radicado en Venezuela desde 1994.

Proyectado este miércoles en las instalaciones de la televisora comunitaria Catia TV, en Caracas, este trabajo es el primer documental dedicado enteramente a la vida y a la visión del nicaragüense Carlos Fonseca Amador (1936-1976), fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

De una investigación de dos años nació este relato de la memoria popular que combina archivos con testimonios de colaboradores sobrevivientes como los campesinos que alimentaban a la guerrilla de Fonseca.

«No queríamos encerrarnos en una biblioteca con tres historiadores y poner diapositivas y hacer una  voz en off con música, sino recrear a Carlos desde la memoria popular, junto con los campesinos que colaboraron con la guerrilla que lo alimentaban, que le daban su techo. La comandante Doris Tijerino, que tiene una asociación de colaboradores históricos, nos ayudo mucho a recorrer las montañas de Matagalpa, al norte de Nicaragua».

Deronne también recibió la colaboración de Tomás Borge, miembro fundador del FSLN, sometido a intervención quirúrgica el 6 de abril último debido a una afección pulmonar.

«El comandante Borge interviene como único sobreviviente del grupo fundador del frente. Además nos ayudó a enlazar con esa gente anónima, madres que prestaban sus casas, y con todo este mundo de hormiguitas que formó Carlos como un gran ejército de cuadros populares», señala Deronne.

El trabajo audiovisual fue filmado entre 2010 y 2011 en lugares claves como León, Pancasán, Zinica, Managua, Estelí, Matagalpa y La Habana, lugar donde permaneció exiliado Fonseca durante cuatro años, y donde se formó política, histórica y militarmente a nicaragüenses para que regresaran al país a enfrentar la dictadura de la familia Somoza.

De acuerdo a Deronne, la faceta de maestro de Fonseca fue lo que lo inspiró a realizar un trabajo sobre su vida.

«De Carlos se tiene una imagen de hombre muy austero, una especie de maestro serio, pero en realidad es un hijo del pueblo que inicia su vida vendiendo dulces y periódicos para ayudar a su mamá, que es costurera; fue un niño que prefería no comer para poder comprar un libro», expresó.

Deronne considera que «el éxito de una Revolución» depende de «un gran trabajo formativo para que el pueblo sea un cerebro colectivo y pueda actuar con conocimiento de causa».

Sobre el título del documental, el realizador explicó que es una frase que Tomás Borge le dijo a Carlos Fonseca en la cárcel.

El documental será proyectado el próximo jueves, a las 5:00 de la tarde, en la sala de cine La Previsora.

Deronne es licenciado en Comunicaciones Sociales y en Artes del Espectáculo y Técnicas de Difusión (IHECS, Bruselas, 1985). Entre 1986 y 1988 impartió talleres de vídeo popular en la Nicaragua Sandinista.

Desde 1994 trabaja en Venezuela, donde fundó la Escuela Popular y Latinoamericana de Cine, TV y Teatro en 1995 y de la televisora comunitaria Teletambores en 2000 (Maracay, Edo Aragua) y participó en la fundación de la televisión comunitaria campesina Camunare Rojo TV (Yaracuy).

En 2004 se integra al proyecto de la televisión pública y participativa ViVe TV, donde se desempeña como vicepresidente hasta enero 2010. Es el realizador de documentales como El paso de los Andes (2005) (transmitido por Venezolana de Televisión y por la TV pública belga «la Deux»).

AVN 18/04/2012 18:17

«Sandino Guerrillero Proletario», por Carlos Fonseca Amador


 

Margarita Calderón, madre de A. C. Sandino

 

"Adiós a Sandino", del pintor nicaragûense Armando Morales.

 

 

INTRODUCCION

 

Augusto César Sandino es el héroe guerrillero nicaragüense cuyo nombre ha pasado a ser símbolo  de  la ya secular lucha de los pueblos de la América Latina contra el imperialismo yanqui.

 

La primera conferencia de solidaridad de los pueblos de Africa, Asia y América Latina alzó en su estrado la imagen de Sandino como representación del tradicional heroísmo latinoamericano  anti-yanqui.  Expresión del genio guerrillero de las masas populares, Augusto  César  Sandino;  precursor  del  nuevo  tiempo,  que  hoy  forjan  los  pueblos sojuzgados y tienen por paradigma cumbre el heroico Ernesto «Che» Guevara.

 

Ernesto «Ché» Guevara hoy, Augusto César Sandino ayer, marcan con heroismo la indispensable  ruta  guerrillera  que  habrá  de  conducir  a  los  pueblos  víctimas  del imperialismo a la posesión absoluta de sus propios destinos.

 

Sandino: guerrillero proletario

 

AUGUSTO CESAR SANDINO, el obrero de procedencia campesina que combatió con las armas contra los invasores norteamericanos en Nicaragua, nació en Niquinohomo el 18 de mayo de 1895. Desde la  infancia trabajó en el campo. Su natural inteligencia le permitió aprender a leer y escribir, pese a la hostilidad del medio social.

 

Desde muy joven, conoció el recrudecimiento de la intromisión yanqui en el país. En

1912, cerca del pueblo natal de Sandino, el puñado de patriotas encabezados por el héroe Benjamín Zeledón, combatió al invasor yanqui.

 

En 1912 viajó fuera del país hacia otras tierras, al igual que miles de nicaragüenses. Conoció varios  países centroamericanos, México y Estados Unidos, y de este último retornó a México, donde aún se olía a pólvora de las balas disparadas por los oprimidos campesinos que encabezó el guerrillero Emiliano Zapata.

 

En México trabajó en Cerro Azul, Veracruz, como obrero mecánico de las instalaciones de la compañía petrolera norteamericana, Huasteca Petroleum Company. Despreciando el privilegio de su condición de obrero calificado, decidió regresar a la patria y ocupar un lugar en la lucha.

 

Desembarcó en Bluefields, Costa Atlántica de Nicaragua, donde se hallaba el centro del movimiento  armado contra el gobierno títere instalado por el imperialismo. De aquí partió hacia las Segovias, montañosa zona del norte de Nicaragua.

 

El 26 de octubre de 1926, Sandino, en unión de su grupo de trabajadores, sustrajo dinamita de los almacenes de la empresa norteamericana que explotaba el yacimiento aurífero San Albino y comenzó  a combatir contra el régimen conservador de Adolfo Díaz, establecido por los yanquis. En la zona del Guazapo, en el extremo norte de las Segovias, instala su campamento rebelde. El 2 de noviembre de 1926 la bisoña tropa sostuvo en San Fernando el primer encuentro armado con elementes del gobierno. Las escasas e ineficientes armas que poseía el pequeño grupo de patriotas obligaron a Sandino a  emprender la marcha hacia el lejano Puerto Cabezas, situado en el literal Atlántico, y donde tenía su asiento el mando liberal que disponía de armas modernas para la guerra que sostenía contra el gobierno conservador. El mando liberal, forzado por los marinos yanquis, se había establecido en terrenos de la Patria.

 

Sandino y sus compañeros recorrieron mil kilómetros de río y selva en el viaje de ida y regreso entre la montaña y la costa. Los pérfidos zorros del mando liberal, desconfiados de las ideas «raras» de Sandino, le negaron las armas y pretendieron además obligarlo a desistir de operar en el norte. Pero con la  ayuda de algunas mujeres del puerto, Sandino obtuyo cerca de cuarenta armas que habían sido abandonadas por las tropas liberales.

 

El 2 de febrero de 1927, Sandino y sus compañeros regresan a Guazapo y desarrollan una campaña  ofensiva desde el Norte hasta el Centro del país en las que ocasiona repetidas derrotas a las fuerzas  del gobierno conservador. La fuerza intervencionista yanqui controla una serie de puntos del país y  además Estados Unidos le facilita al gobierno títere 3,000 rifles, 200 ametralladoras y 3 millones de cartuchos.

 

Luego de tomar la  ciudad  de  Jinotega,  Sandino  y su  columna  segoviana  de  800 hombres, muchos sin armas, se dirigieron hacia el centro del país, donde ocuparon la población de San Ramón,  en el Departamento de Matagalpa. Después continuó la marcha hacia donde se encontraban las fuerzas al mando liberal, amenazadas por el enemigo conservador. Se avecinaba la batalla final de  la guerra entre liberales y conservadores.

 

Bloor, agregado militar yanqui, ha dicho que en esos días 1,600 rebeldes liberales se enfrentaron a  3,400 conservadores. En ese momento se libró el combate de Las Mercedes, cerca de Teustepe,  en donde obtuvo una victoria estratégica decisiva la columna del jefe Sandino; este combate fue encomendado a Sandino en razón de la fama de valiente ganada en el curso de la jornada rebelde. Con toda razón diría que «los  últimos  disparos  de  aquella  guerra  constitucionalista  fueron  hechos  por  mi caballería».

 

Un peligro para sus comunicaciones navales

 

El país estaba en víspera de acontecimientos importantísimos a principios de 1927. El Departamento  de  Estado  norteamericano  había  anunciado  que  Henry  L.  Stimpson viajaría a Nicaragua como representante especial del Presidente Coolidge.

 

Stimpson había ocupado en el gabinete de Taft el cargo de Secretario de Guerra. Después de su  misión en Nicaragua fue Gobernador de las Filipinas y Secretario de

 

Estado en el gobierno de Hoover. Cuando el bombardeo atómico sobre Hiroshima y

Nagasaki, Stimpson fue el Secretario de Guerra.

 

El libro «American Policy in Nicaragua», que Stimpson publicó después de su viaje a Nicaragua,  expresa explícitamente la política norteamericana hacia el estratégico y pequeño país: «…Lo único que se quería era que reinara la paz y la estabilidad, tanto política como económica, con el objeto de que no pudiera representar nunca un peligro para sus comunicaciones navales, presentes o futuras, que eran su interés más vital».

 

Al referirse a las «comunicaciones navales», Stimpson vincula la política de Estados Unidos al potencial canalero de Nicaragua, así como la proximidad de este país al canal de Panamá y aún al mismo territorio norteamericano. Se ve la acentuación de la secular codicia colonial ante la posición geográfica nicaragüense y su istmo. En enero de 1927 habían desembarcado en el puerto de Corinto fuerzas norteamericanas integradas por

3,900 soldados, 215 oficiales y 865 marinos. Entre las fechorías que cometieron los invasores  yanquis  se  cuentan  la  ocupación  de  la  Universidad  de  León,  donde  se destruyó el instrumental de enseñanza, y a la Catedral de León, el más renombrado templo católico, fue convertido en cuartel de las tropas yanquis.

 

Meses antes, Lawrence Denis, quien había sido Encargado de Negocios en Nicaragua, dijo: «Aquí se piensa muchas veces que nosotros venimos a servir los intereses de unos contra otros, pero se equivocaron, nosotros sólo servimos nuestros intereses».

 

La traición de «El Espino Negro»

 

El 4 de mayo de 1927, el liberal José María Moncada se entrevista en El Espino Negro de  Tipitapa,  con  Henry  L.  Stimpson,  representante  del  imperio  yanqui.  Moncada traiciona entregando las armas rebeldes a Stimpson. El traidor pacto liberal de El Espino Negro demostró que la burguesía nacional nicaragüense se asociaba definitivamente a las clases feudales y reaccionarias. Más que nunca se justificaba el dicho popular de que «cinco oligarcas conservadores más cinco oligarcas liberales suman diez bandidos».

 

Es necesario decir que el ofrecimiento de Stimpson a Moncada de otorgar diez dólares por arma a los  rebeldes, que las habían conquistado al riesgo de la vida, produjo indignación. Muchos se negaron  a  sufrir la humillación que tuvo por escenario Las Banderas, a cuarenta y ocho kilómetros de Managua.

 

Sandino, el más preclaro hijo del pueblo nicaragüense, se irguió frente a la traición y continuó empuñando las armas.

 

Acerca del día en que los patriotas nicaragüenses desafiaron al imperio invasor y a los traidores, Sandino declaró: «El 4 de mayo es fiesta nacional porque fue ese el día en que Nicaragua probó ante los ojos del mundo qué su honor nacional no se humilla, que le quedaban todavía hijos que con su sangre lavarían la mancha de los demás».

 

Sandino al frente de la guerra popular

 

Sandino decide trasladarse hacia Jinotega. Entre los centenares de veteranos que lo han acompañado en la gesta libertadora selecciona a treinta que reúnen las condiciones necesarias para la nueva etapa, que se inicia el 4 de mayo. Ocho días después, en Yalí:

 

«Yo no estoy dispuesto a entregar las armas en caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos».

 

De Yalí se traslada a San Rafael del Norte, donde contrae matrimonio con la joven segoviana Blanca Aráuz. Una vez realizada la ceremonia matrimonial marcha hacia la montaña. Antes de partir suscribe  una declaración patriótica donde afirma: «No me importa que se venga el mundo encima, pero cumpliremos con un deber sagrado».

 

Más tarde,  en  el  Manifiesto  de  El  Mineral,  suscrito  desde  el  mineral  San  Albino, demuestra su patriotismo, expresa su sentimiento clasista contra los oligarcas criollos y los invasores yanquis, y destaca su preocupación por los oprimidos.

 

«El hombre que de su patria no (ni siquiera) exige un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído y no sólo ser oído sino también creído. Soy nicaragiiense y me siento orgulloso  de  que  en  mis  venas  circule, más que  cualquiera  otra,  la  sangre  india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero

 

«Soy trabajador de la ciudad, artesano, como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado de perfección sea necesario derramar la propia y ajena sangre. Que soy plebeyo, dirán los oligarcas o sea las ocas del cenegal. No importa, mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza

 

«Los grandes dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón de patriota, y así juro ante la Patria y ante la Historia,  que  mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención para los oprimidos».

 

«Venid, gleba de morfinómanos; venid a asesinarnos en nuestra propia tierra, que yo os espero a pie firme al frente de mis patriotas soldados, sin importarme el número de vosotros; pero tened  presente que cuando esto suceda, la destrucción de vuestra grandeza trepidará en el Capitolio de Washington, enrojeciendo con vuestra sangre la esfera blanca que corona vuestra famosa White House, antro donde maquináis vuestros crímenes

 

En tanto Sandino preparaba a sus valerosos guerrilleros, el gobierno antipopular de Díaz  permanecerá unos meses más, hasta tanto Moncada se haga cargo del poder, como retribución a su traición.

 

Stimpson salió de Nicaragua el 16 de mayo en el acorazado «Preston», no sin antes recibir un grado honorario de la Universidad de Granada. Ese mes el gobierno de los Estados Unidos tuvo el cinismo de plantear a sus títeres nicaragüenses, ocho millones de dólares en reclamaciones por los daños ocasionados a propiedades norteamericanas durante la guerra. Según la ley del imperialismo, éste provoca guerras y después se arroga el derecho a cobrar las destrucciones que él mismo ha organizado.

 

Los guerrilleros frente al imperio

 

El 12 de julio de 1927, el comandante yanqui Hatfield, a cargo de la plaza militar de Ocotal, envía  un  ultimátum a Sandino. El Héroe de las Segovias le contesta al día siguiente: «Recibí su comunicación ayer y estoy entendido de ella. No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero patria libre o morir. No les tengo miedo: cuento con el ardor del patriotismo de los que me acompañan. Patria y Libertad. –

 

A.C.SANDINO».

 

Cuatro días después, en Ocotal, se enfrentaron 60 hombres de Sandino contra un enemigo más numeroso, que incluso usaba aviones. En este combate, que dura quince horas, la columna patriótica aplica el método de hacerse acompañar de campesinos sin armas, con la misión de expropiar a los comerciantes en la localidad. El Jefe del Estado Mayor de los patriotas, Coronel Rufo Marín Bellorini, cae mortalmente herido, y antes de morir exclama: «Díganle al General Sandino que muero como yo quería: peleando contra los yanquis».

 

Aunque el optimismo de Sandino jamás decae, no oculta la difícil situación de su pequeño  ejército. Después del combate de Ocotal, escribiría las siguientes palabras: «Siguió la lucha enconada y hubo alternativas. Vencimos y nos vencieron.»

 

San Fernando, El Jícaro, fueron encuentros adversos a los patriotas en los primeros tiempos de la campaña sandinista.

 

Organización y estructura de la guerrilla sandinista

 

La generalidad de los guerrilleros eran procedentes de la población campesina de las regiones  combatientes y por esto tenían un dominio absoluto del terreno. A esta ventaja  se  unía  la  colaboración  que  prestaba  la  población  rural  informando  los movimientos del enemigo.

 

Existía una nutrida red de espionaje campesino que suministraba la información que requerían los  guerrilleros. De esta manera el invasor y los «perros» (miembros del ejército del país) veían un enemigo en cada campesino. Ser campesino en las regiones sandinistas era, en aquellos años, para el invasor, un delito.

 

Los guerrilleros sandinistas fueron severos con aquellos que prestaban ayuda al invasor, tanto delatores  como latifundistas traidores. A quienes podían escapar a la justicia guerríllera, se les castigaba con la destrucción de los cultivos y bienes que poseían en sus  haciendas.  De  esta  forma  los  sandinistas  infundían  confianza  en  la  población campesina, que con afecto llamaba: «los muchachos», a los guerrilleros; por su parte se denominaban entre si con la palabra «hermano».

 

Los  sandinistas  le  entregaban  a  los  propios  campesinos  que  los  acompañaban, alimentos, animales, ropas, calzado, medicinas, herramientas, etc. De esta manera se fortalecían y garantizaban  el apoyo de la población campesina. A mediados de la jornada guerrillera, Sandino escribe una  orden en la que considera categóricamente como un delito la no aceptación por los pobladores rurales de lo que es distribuido por los guerrilleros. La distribución de los bienes materiales resultó justificada debido a las condiciones en que se desarrolló la resistencia patriótica, incluso el atraso político de la población en las zonas donde operó el ejército guerrillero.

 

La vigilancia constante fue un factor principal de la guerrilla. A diferentes distancias de los campamentos se situaban postas de observación separadas desde media hora de camino hasta uno o  más días. Cumplir correctamente la misión de un posta era un deber  primordial  cuya  infracción  se   castigaba  con  la  muerte  ante  la  primera reincidencia.

 

Los soldados de Sandino, a quienes el enemigo calificaba de «bandoleros», vestían harapos. Con frecuencia no usaban más frazada que rimeros de hojas de plátanos para resistir el frío en las cumbres de las Segovias.

 

El periodista norteamericano Carleton Beals visitó los campamentos de Sandino el 29 de marzo de 1928.  En su reportaje refutó los infundios que la prensa mercenaria lanzó contra los guerrilleros cuya camisa «le caía en jirones» y «sus pies desnudos estaban metidos en los estribos hechos de palitos atados con lonjas de cuero crudo, mientras que la montura se reducía a unas bolsas superpuestas.

 

Ante la escasez de alimentos, los guerrilleros paliaban el hambre con caracoles que extraían de las quebradas, así como el palmito o cogollo de la palma de maquenque.

 

A pesar de las privaciones materiales, los sandinistas fortalecían su espíritu de sacrificio. Contrariamente,  el invasor cometía todo tipo de actos vandálicos. En una ocasión, después de la victoria de El Bramadero, los sandinistas hallaron en una mochila yanqui una custodia de oro que el invasor había robado de la iglesia de Yalí. Los sandinistas devolvieron el objeto al templo.

 

Por su  parte,  las  mujeres  campesinas  tuvieron  una  participación  relevante  como combatientes y en tareas auxiliares de la guerrilla. Junto a los guerrilleros con sus hijos de corta edad a cuestas, marchaban muchas mujeres campesinas. Ellas atendían a los heridos y a los enfermos a falta de médicos profesionales y confeccionaban la comida para los sandinistas.

 

Los guerrilleros utilizaban las armas que obtenían en el combate contra el invasor; además, fabricaban rudimentarias g r a n a d a s o bombas con dinamita extraída de los centros mineros. En latas vacías de sardinas que dejaban abandonadas los marinos o en pedazos de cuero, se introducía la dinamita junto con pedazos de clavos o chatarra. Asimismo usaban métodos ingeniosos para burlar la superioridad militar enemiga. En el cerro El Chipote se situaron en una ocasión peleles de zacate con el objeto de distraer la atención de los aviones yanquis, mientras los guerrilleros se retiraban por la dirección opuesta.

 

Entre  las  armas  del  arsenal  guerrillero,  se  destacaron  los  rifles  Krang,  Infumo, Winchester, Springfield, ametralladoras Thompson y Browning, escopetas de taquear, ametralladoras Lewis y un cañoncito al que denominaron «La Chula».

 

En el abrupto cerro El Chipote funcionó el campamento de entrenamiento guerrillero de los reclutas. A su vez, los campamentos de las distintas columnas se comunicaban entre sí a través de picadas o veredas secretas.

 

En la etapa inicial los sandinistas operan en la zona de Pueblo Nuevo, Somoto Grande, Quilalí y Ocotal,  una región cuyos extremos están a menos de cincuenta kilómetros. Gradualmente las zonas de operaciones guerrilleras se van ampliando.

 

En 1932 la zona guerrillera se extiende por la mayor parte de las áreas rurales del territorio de Nicaragua. Las zonas de operaciones guerrilleras abarcan regiones de la Costa  Atlántica,  Chontales,  Matagalpa,  Jinotega,  Nueva  Segovia,  Estelí,  Managua, Chinandega y León.

 

Durante cierto tiempo opera una columna en el Departamento de Rivas, situado en el extremo sudoccidental del país.

 

El territorio  que  controlaban  los  sandinistas  tenía  un  perímetro  de  más  de  mil kilómetros,  cuyos  puntos extremos fueron: Chichigalpa, al oeste, San Francisco del Carnicero y Santo Domingo de Chontales al sur, Puerto Cabezas y Cabo Gracias a Dios por el este y casi toda la frontera con Honduras por el norte.

 

La emboscada representó la táctica fundamental de la guerrilla para atacar la fuerza armada del invasor y sus «perros». Según el destacado jefe guerrillero sandinista Santos López, «se les dejaba  penetrar dos días sobre la montaña, aquí se les atacaba, los yanquis retrocedían, y en su retroceso se les atacaba por varios sitios a lo largo del recorrido a la entrada y a la salida. Ellos no tenían más remedio que retroceder, con bajas y heridos». También varios aviones norteamericanos fueron  derribados por los guerrilleros cuando bombardeaban criminalmente a la población civil.

 

Según la reseña, a todas luces incompletas, elaboradas por el comando de los United States Marines Corps, los combates sostenidos por los sandinistas ascendieron a 510. Distribuidos en la siguiente forma: 73 encuentros del 14 de mayo de 1927 al último día de diciembre de 1929; 120 encuentros en el año de 1930; 141 encuentros en 1931;

170 encuentros en 1932. Tal recopilación ha sido prácticamente desconocida hasta hoy. Incluso en la  reputada obra acerca de la gesta sandinista publicada por el autor

argentino Gregorio Selser se expresa la inclinación a sostener que en el año de 1930

hubo muy pocos encuentros, lo cual definitivamente no fue así.

 

La impotencia del invasor por aniquilar a los heroicos guerrilleros se convertía en crueles  represalias  contra  los  pobladores  indefensos.  Niños  de  pocos  años  eran lanzados al aire para que cayeran ensartados en las afiladas bayonetas de los soldados yanquis; estas bestias tomaban de ambas piernas a niños campesinos hasta abrirlos y descuartizarlos.

 

La componenda entre liberales y conservadores

 

Mientras los guerrilleros sandinistas mantenían a raya al invasor en las montañas, los oligarcas de ambos bandos acordaron compartir el botín del gobierno títere.

 

El  22  de  diciembre  de  1927,  el  imperialismo  acuerda  con  los  liberales  y  los conservadores  crear  una  fuerza  armada  mercenaria  que  se  denominaba  Guardia Nacional. Su misión principal  inmediata es el exterminio de los patriotas sandinistas. Durante su primera etapa la Guardia  Nacional  tiene exclusivamente una oficialidad norteamericana.

 

Un aspecto poco menos que desconocido del proceso guerrillero en Nicaragua fue la sublevación de soldados nativos contra los mandos yanquis en algunas unidades. Ellos eran objeto de todo tipo de vejámenes por parte de la despótica oficialidad yanqui.

 

Se registraron sublevaciones en los siguientes lugares: Somotillo, Paso Real, El Jícaro, Somoto,  Quisalaya, Quilalí, San Isidro, Guardia Presidencial de Managua y en dos ocasiones en Telpaneca. En tales lugares los subalternos nicaragüenses volvieron sus armas  contra  los  jefes  yanquis  y  varios  de  los  sublevados  se  incorporaron  a  las columnas patrióticas.

 

En la farsa electoral del 4 de noviembre de 1928, Moncada se convierte en Presidente. Las mesas electorales son presididas por 45 oficiales norteamericanos. El Presidente de la Comisión Electoral «Nacional» es el General Frank Ross MacCoy.

 

Ese mes, a bordo del barco «Mary Land», el Presidente norteamericano Hoover se reúne con el liberal José María Moncada y los conservadores Emiliano Chamorro y Adolfo Díaz. El Presidente Hoover dijo en esta reunión: «Ha llegado ahora una base de solución que merece la más profunda gratitud de todos nuestros pueblos y por lo cual deseo felicitar a los dirigentes de la nación nicaragüense».

 

El nuevo  Presidente  liberal  designa  como  Secretario  de  la  Comandancia  General (antesala de la Jefatura de la Guardia Nacional) y como titular temporal de Relaciones Exteriores a un obscuro  individuo que más adelante alcanzará notoriedad: Anastasio Somoza García. De acuerdo con el  mando  yanqui, Somoza es nombrado Jefe de la Guardia Nacional a finales de 1932.

 

Juan B. Sacasa aprueba la traición del Espino Negro y es designado por Moncada como representante de su gobierno en Estados Unidos.

 

La soberanía se defiende can las armas

 

Una vez asumida la Presidencia por Moncada, el Almirante D. F. Sellers envía una comunicación a Sandino en la que pretende llamarlo a poner término a la resistencia armada. El jefe guerrillero le contesta: «El patriotismo a que Ud. apela, es el que me ha mantenido  repeliendo  la  fuerza  contra  la  fuerza,  desconociendo  en  absoluto  toda intromisión  del  gobierno  de  usted en  los asuntos  interiores de nuestra  Nación,  y demostrando que la soberanía de un pueblo no se discute sino que se defiende con las armas en la mano

 

A su coraje y profundo patriotismo se unió su entereza para soportar todo tipo de privaciones y  dificultades materiales. En junio de 1930, el charnel de una bomba lanzada por la aviación yanqui  sobre Saraguasca lo hirió en la pierna izquierda. Sin asistencia médica se recuperó de la herida con la atención de sus camaradas de armas. En su conducta personal tuvo por norma la sobriedad. En una ocasión se le ofreció un trago de licor para hacer un brindis y se negó diciendo que: «El agua clara  de la montaña es lo único que he tomado en estos últimos anos

 

Con  lenguaje  sencillo  explicaba  a  los  campesinos  guerrilleros  que  los  pueblos derrotarían  definitivamente  al  imperialismo  yanqui.  El  veterano  combatiente  Simón González recuerda que le  escuchó decir: «Algún día, tendrán que ser derrotados por

 

completo los yanquis, y si acaso yo no pudiera ver ese final, las hormiguitas de la tierra me lo llegarán a contar a mi sepultura».

 

Aunque no tuvo la oportunidad de asistir a centros escolares, Sandino se cultivó por cuenta propia. En la montaña, según él mismo lo refiere, leía a la luz de fogatas. Entre los libros leídos está «El Quijote», del que memorizó párrafos enteros.

 

A un colombiano que se había sumado a las columnas guerrilleras y que lo ayudó en su instrucción cultural; el héroe nicaragüense lo llamaba «mi mentor».

 

Hay que señalar que la multiplicada intromisión del imperialismo yanqui en los países del Caribe tuvo como respuesta una acentuación de la lucha patriótica en la República de Haití, Dominicana, Puerto Rico, Cuba, México, Venezuela y otros lugares.

 

El albor de las ideas sociales que despuntó en estas luchas se proyectó en las ideas políticas del héroe guerrillero de Nicaragua. Sin embargo, las condiciones que imponía el carácter naciente del moderno movimiento antiimperialista de los pueblos no permitió a Sandino que su correcta estrategia  militar fuera correspondida con una estrategia política correcta que garantizara la continuidad del proceso revolucionario.

 

Debe   destacarse   que   el   héroe   nicaragüense   tuvo   clara   conciencia   del   papel determinante de la lucha armada en el logro de la definitiva independencia nacional y además se identificó con las ideas avanzadas de reivindicación social.

 

A lo largo de los años de su lucha se advierte en Sandino su ideario que propugna por la  transformación  social y que se refleja desde el principio hasta los finales de la resistencia. En  1933,  el periodista español Ramón Belausteguigoitia informa en sus crónicas,  que  en  el  campamento  de  Sandino  se  entona  el  himno  proletario  «La Internacional».

 

Su comprensión  del  papel  decisivo  de  los  obreros  y  campesinos  en  el  combate guerrillero se refleja al declarar en 1930: «Hasta el presente nuestro ejército reconoce el apoyo que los sinceros revolucionarios le han prestado en su ardua lucha; pero con la agudización de la lucha, con la creciente presión por parte de los banqueros yanquis, los vacilantes, los tímidos, por el carácter que toma la lucha, nos abandonan, porque sólo los obreros y campesinos irán hasta el fin, sólo su fuerza  organizada logrará el triunfo». Dos años después plantea: «Nuestro ejército se prepara para tomar las riendas de  nuestro  poder  nacional  para  entonces  proceder  a  la  organización  de  grandes cooperativas  de  obreros  y  campesinos  nicaragüenses,  quienes  explotarán  nuestras riquezas naturales en provecho de la familia nicaragüense en general».

 

El jefe guerrillero también estuvo dispuesto a empuñar el fusil en otras tierras; decía: «No será  extraño  que a mí y a mi ejército se nos encuentre en cualquier país de la América Latina donde el invasor asesino fije sus plantas en actitud de conquista».

 

Solidaridad en el aislamiento

 

La solidaridad internacional de los pueblos con la guerrilla sandinista se expresó con la participación                     de   combatientes   latinoamericanos   en   la   trinchera   nicaragüense, contándose entre ellos el venezolano Carlos Aponte, quien cayó en tierra cubana al lado

 

del líder antiimperialista Antonio Guiteras. Asimismo estuvo al lado de los guerrilleros sandinistas el mártir comunista salvadoreño Farabundo Martí, a quien recordó Sandino hasta el último momento como a un hermano.

 

Además   de   la   presencia   física   propia   en   la   montaña   guerrillera   de   algunas revolucionarios, figuras prominentes antiimperialistas exhortaron a la solidaridad con los rebeldes nicaragüenses. En 1929 Sandino viajó a México en busca de solidaridad, pero encontró  solamente  la  perfidia  de  la  burguesía  mejicana,  que  hacía  demagogia antiimperialista. Dura fue la comprensión  de quienes se decían revolucionarios, que incluso ponían en duda el carácter patriótico de la  resistencia armada nicaragüense basándose en absurdas conjeturas que surgían de una dialéctica aberrada. Considérese que México era en ese tiempo, uno de los principales centros de movimiento obrero revolucionario de América Latina.

 

Sandino comprende el aislamiento y la soledad con los que termina sufriendo su lucha. Estando  en  México,  en  1929,  escribe:  «Nos  agobia  el  silencio,  el  aislamiento,  la desesperación de permanecer ignorados. Nos hacia falta que el mundo conociera que aún estábamos en la lucha.., la lucha ha  seguido ‘en Nicaragua, tan intensa como antes, pero el dinero norteamericano nos ha hecho el silencio».

 

El 15 de diciembre de 1931 expresa desde la montaña, que ha pasado más de un año sin recibir noticias de Zepeda, para ese tiempo su representante en el exterior.

 

Ignominiosa retirada del invasor.

 

En enero de 1933 pasa a ocupar la jefatura del gobierno Juan B. Sacasa. Las columnas guerrilleras llevan ya varios años de tenaz y heroica resistencia con las armas en las manos. A la intervención armada del poderoso imperio yanqui, le ha resultado imposible vencer al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua.

 

A finales de 1932 los intelectuales Sofonías Salvatierra y Salvador Calderón Ramírez, han enviado al  héroe, victoriosos mensajes planteando la paz y la esperanza en la consolidación de la soberanía nacional.

 

El jefe  patriota  contesta  a  Salvatierra,  y  aunque  deja  abierta  las  puertas  a  las conversaciones,  crítica  enérgicamente  a  Sacasa.  Al  producirse  la  entrevista  entre Salvatierra y Sandino, en enero  de 1933, el guerrillero le presenta el documento conocido como «protocolo de paz». En tal documento el héroe nicaragüense plantea en algunos  párrafos,  que  Juan  B.Sacasa,  durante  sus  cuatro  años  de  administración «prescindirá absolutamente de intromisión extraña en las finanzas de Nicaragua, y fijará la determinación que tenga respecto a la llamada «Guardia Nacional».

 

Además, señala que «por iniciativa del Ejecutivo, el Congreso Nacional de Nicaragua, decrete el  mantenimiento íntegro en el nuevo departamento «Luz y Verdad» de los elementos bélicos que el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional ha usado durante la guerra dignificadora, de nuestro honor nacional».

 

El héroe agrega en el documento que: «el Congreso Nacional decrete extraer de los archivos   nacionales  e  incendiar  todos  los  documentos  en  que  se  califique  de bandolerismo la actitud patriótica de nuestro ejército» y que «en el convenio definitivo

 

de paz, debe dejarse constancia de que el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua,  pide la revisión de los tratados Bryan-Chamorro por ser notorio que fueron         celebrados    por            un               gobierno nicaragüense                  impuesto   por   la   intervención norteamericana».

 

El jefe guerrillero se opuso a una paz en la que, los antiguos combatientes fueran despojados de  sus armas. Por otro lado denunciaba la intromisión económica que seguía pesando sobre el país,  así como los tratados que lesionaban la dignidad y soberanía de la nación.

 

Frente al hecho de las negociaciones, los latifundistas del norte del país, expresaron su abierta inconformidad y exigieron una persecución inmediata contra los patriotas que permanecían armados en la montaña.

 

Por su parte la propaganda enemiga, calumniaba a los sandinistas, afirmando que lo que menos les interesaba era combatir la intervención armada yanqui, y que ésta era sólo un pretexto para dedicarse a cometer delitos. Este tipo de ataque no dejaba de tener algún resultado sobre una  población que carecía de una correcta orientación política. La participación de los patriotas en las  negociaciones, contribuyó a echar al suelo la propaganda antisandinista.

 

El héroe accedió a suscribir un convenio con el gobierno de Sacasa, solamente después de producirse      la               ignominiosa        retirada   de   los   invasores   yanquis   del   territorio nicaragüense.  Tal  retirada  fue  la  culminación  de  la  gran  victoria  militar  de  los guerrilleros sandinistas.

 

La patriótica protesta en diversos rumbos de América Latina, y en particular en los piases del  Caribe, en la que adquirió relieve la porfiada lucha sandinista, obligó al gobierno norteamericano a  renunciar su política de «Buena Vecindad», que era un compromiso de no intervenir militarmente en los piases de la América Latina.

 

Un mes después de la retirada el héroe, expresa en una proclama dirigida a los guerrilleros lo siguiente: «Nuestro ejército, por la magnitud de su lucha, constituye una autoridad moral continental, y en el ámbito de simpatía con que nuestro ejército cuenta en  el  mundo,  produjo  la  expulsión  completa  de  los  piratas  norteamericanos  en Nicaragua».

 

El 2 de febrero de 1933, el héroe parte hacia Managua para sostener discusiones con el gobierno  de  Sacasa.  La  oportunidad  de  ver  el  símbolo  viviente  del  patriotismo, representa un jubiloso acontecimiento para el pueblo de la ciudad capital. El mismo día se suscribe el convenio que especifica los acuerdos a que han llegado los delegados de los partidos tradicionales con los representantes del guerrillero. Por parte del Partido Liberal suscribe el documento, Crisanto Sacasa, que en las venideras décadas sería muy conocido por sus servicios al régimen anti-popular.

 

Al discutirse  las  condiciones,  Sandino  se  niega  terminantemente  al  desarme  que pretenden imponerle y sólo acepta un desarme gradual que permita mantener en armas a cierto número de guerrilleros. Además, el convenio se refiere a «mantener por todos

 

los medios racionales, adecuados y jurídicos, e1 resplandecimiento en toda su plenitud de la soberanía y la independencia política y económica de Nicaragua».

 

Aunque Sandino derrota la intervención militar del imperialismo yanqui, no le es posible evitar que continúe la dominación económica y la intromisión política. En carta enviada a la señora Lidia de Barahona, apunta:

 

«Con pena le manifiesto que nuestro gobierno no es todavía autónomo, porque existe la intervención  política y económica, que no podrá desaparecer mientras los gobiernos pertenezcan a partidos determinados».

 

Asimismo el peligro que representa para los intereses nacionales la Guardia Nacional, fuerza armada mercenaria que los agresores han dejado organizada, es advertido por Sandino en carta que dirigió a su compañero de armas, Francisco Estrada: «La situación de Nicaragua es la siguiente: La Guardia  Nacional, es una institución contraria a las leyes y a la Constitución de la República; ha sido creada  por un convenio entre el Partido Liberal y el Conservador por indicación de la intervención norteamericana».

 

[También Estrada comentó a Sandino acerca de la idea del nuevo partido político que pensaba  organizar, según la misma de Estrada del 30 de Mayo de 1933 dirigida a Enrique Rivera]*. Los objetivos de la nueva organización política son explicados por el guerrillero sandinista Francisco Estrada, en una carta en la que destaca que: «será el que acabará con los sectarismos pasados, pues en él se fundirán todas las entidades que van en el país».

 

El 1. de agosto de 1933, se produce una explosión en el Campo de Marte que refleja las siniestras maniobras que están en camino. El desarrollo de los acontecimientos indica, que la explosión ha sido provocada por el Jefe Director, Somoza, para dar a entender que existe un supuesto peligro e inestabilidad en el país’ lo que acentúa la tendencia de las clases reaccionarias en favor de un  gobierno  militar controlado por la Guardia Nacional.

 

En los primeros días de diciembre, Sandino realiza un tercer viaje a Managua. A raíz de este viaje rectifica el plan de formar un nuevo partido político, lo cual en ningún caso debe entenderse como la renuncia a la formación de una fuerza política distinta, ya que expresa: «limitaremos el mantenimiento  del sandinismo con todos sus prestigios de autoridad moral, para ser factores decisivos en los destinos de la nación, en la primera oportunidad que se presente».

 

De modo que la no formación inmediata del partido, significaba sólo un cambio de forma en la aspiración de constituirse en un movimiento político independiente, para alcanzar la influencia determinante en el devenir de la situación del país. Es importante destacar, que desde el 4 de mayo de  1927, Sandino había roto los vínculos que los ataban al Partido Liberal.

 

A partir de la expulsión de los agresores yanquis, la camarilla político-militar que fusiona a los dos bandos de la oligarquía, pasa a ser encabezada por Anastasio Somoza García. En  la  Jefatura  de  Gobierno,  Sacasa  significa  en  función  de  simples  rivalidades  la tendencia  civil  del  sector  reaccionario.  Las  discrepancias  entre  Somoza  y  Sacasa

 

carecen de un decisivo contenido clasista, ya. que ambos representan los intereses de la oligarquía y el imperialismo.

 

El crimen infame

 

Tanto la embajada como sus agentes de la oligarquía, coinciden en su temor por el prestigio nacional de Sandino, quien goza de respaldo popular.

 

El embajador Bliss Lane, quien había. sustituido a Hanna, declara sin rodeos en un telegrama enviado al Secretario de Estado que en relación a Sandino le han expresado a Somoza que tenga cuidado con una «precipitación». Esto explica que para perpetrar el crimen, se haya dejado transcurrir  un  año desde los inicios de las negociaciones. El término «precipitación» muestra claramente       que              el                     imperialismo               yanqui     había condenado a muerte alevosa al héroe, pero que al mismo tiempo se proponía evitar que los  guerrilleros  sobrevivientes  se  tomaran  una  justa  venganza  y  continuaran  la resistencia contra la MERCENARIA GUARDIA NACIONAL.

 

El 21 de febrero de 1934, el embajador Bliss Lane se comunica con Somoza en dos oportunidades.  El mismo día se reúne el procónsul yanqui con José María Moncada, íntimo de Somoza. Augusto César Sandino y sus hermanos de armas Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor y Sócrates Sandino, son asesinados.

 

Entre otros  detalles  que  se  conocen  de  la  actitud  del  héroe  ante  sus  verdugos, sobresalen las palabras que le lanzó cuando procedían a registrarle los bolsillos: «No llevo ni un sólo centavo porque jamás he tomado los fondos de la nación».

 

El vil  asesinato  del  héroe  nicaragüense  es  la  culminación  de  veinticinco  años  de crímenes  cometidos por los agresores yanquis y los oligarcas vende-patria desde la recrudecida intervención imperialista de 1909. Durante un cuarto de siglo de dolor y combate, cerca de 25,000 hijos de Nicaragua, fecundaron el suelo sagrado, que algún día inexorablemente verá florecer la libertad y la justicia.

 

En agosto  de  1934,  liberales  y  conservadores,  en  común  acuerdo,  decretan  una amnistía a favor de quienes estén implicados en el asesinato del héroe. Sacasa renuncia dócilmente a su papel decorativo y Somoza asume directamente las riendas del poder. Luego de una farsa electoral de sicario, Somoza  ocupa oficialmente la Presidencia el primero de enero de 1937.

 

Después del asesinato de Sandino, el Jefe Guerrillero Pedro Altamirano, «Pedrón» para sus enemigos, se mantendrá por varios años en la montaña, al frente de una pequeña y solitaria tropa, hasta que en 1939 muere por mano enemiga en La Garnacha.

 

La tragedia que cayó sobre Nicaragua a partir del crimen del 21 de febrero, se ha prolongado por varias décadas y aún hoy flagela la vida del pueblo de Sandino.

 

Con  la  victoria  de  la  Revolución  Cubana,  recobró  su  fulgor  el  rebelde  espíritu nicaragüense. El marxismo de Lenin, Fidel, el «Che», Ho Chi Minh, fue acogido por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que ha emprendido de nuevo la difícil senda guerrillera. Desde meses de 1958,  años tras años, se ha repetido, en más de un centenar de ocasiones, el combate guerrillero que conducirá a la liberación definitiva.

 

La emancipación nacional de Nicaragua, se alcanzará a través de la acción armada, sostenida por  las  masas populares y orientadas por los más avanzados principios revolucionarios. Las celadas enemigas del pasado fracasarán de repetirse ahora. En el nuevo tiempo, no sólo uno de cuantos  pueblos se rebelan contra el imperialismo yanqui, sino que todos juntos en creciente batalla unánime y encaminada a derrotar al ejército del dólar. Viet-Nam, Cuba, por rumbos opuestos del mundo cimero, ejemplos de la decisión actual de los pueblos.

 

En esta nueva batalla, la joven generación nicaragüense, fiel al legado de Augusto

César Sandino, prueba con su sangre, que ocupa un honroso lugar.

 

* Este texto no aparece en las tres ediciones anteriores del DEPEP, ni en las dos que la Editorial  Nueva   Nicaragua  ha  editado  en  «Bajo  las  Banderas  del  Sandinismo». Consultando con el Instituto de  Estudios del Sandinismo (IES), acordamos agregarlo para aclarar el sentido del párrafo siguiente. (N.E..).

 

 

 

 

 

 

http://www.fsln-nicaragua.com/

Reportaje fotográfico de los estrenos en Nicaragua (octubre/noviembre 2011)

Documental venezolano cuenta por primera vez la vida de Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista.

El lunes 16 de octubre 2011 se dio en la Cinemateca Nacional de Nicaragua, en Managua, el estreno del primer documental sobre el fundador del FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) Carlos Fonseca Amador (1936-1976) en presencia del Comandante de la Revolución Tomás Borge.

Posteriormente el documental fue exhibido en el Barrio heroico de San Judas,
Managua, en presencia del Embajador de Cuba Eduardo Martínez Borbonet y del Secretario Político del FSLN el Dr. Enrique Beteta.

Luego fue exhibido en la UNAN – Managua, a petición de los profesores y de los estudiantes de las carreras de Historia, en presencia del Decano de la Universidad, Dr. Luis Alfredo LobatoBlanco, de la Profesora de Historia Jilma Romero y del reconocido especialista de la literatura nicaragüense, el Dr. Jorge Eduardo Arellano.

El documental también fue transmitido por el Canal 99 CDNN de Managua el 3 de marzo del 2012.

“Carlos el amanecer ya no es una tentación” es el primer documental dedicado enteramente a la figura de Carlos Fonseca Amador (1936-1976). Se concibe como una herramienta para estimular el conocimiento de la vida y del pensamiento del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
El documental cuenta el papel determinante de Fonseca Amador en todo el proceso de construcción del Frente de Sandinista de Liberación Nacional hasta su caída en combate con la Guardia de la dictadura somocista en 1976, tres años antes del Triunfo de la revolución. Gracias al apoyo de la Comandante Doris Tijerino, el documental combina archivos y testimonios de campesinos que alimentaban a la guerrilla de Fonseca, y se propone como un relato desde la memoria popular.

A la palabra de historiadores como Aldo Díaz Lacayo, del Comandante Tomas Borge o del hijo de Carlos Fonseca, se suman las imágenes de los lugares claves para entender la vida y el pensamiento de Carlos Fonseca Amador como son el Chaparral, León, Pancasan, Cuba, Zinica.

Al observar el documental la hija del comandante Fonseca Tania Fonseca Terán expresó por su parte : “Reconocemos la laboriosidad, tenacidad y la genuina generosidad de este documental, tiene cualidades que son difíciles de encontrar hoy en día pero muy necesarias en los revolucionarios. Es un regalo no sólo para nosotros como familia sino, y sobre todo, para Nicaragua y las nuevas generaciones, que como la niña del documental, desconocen esta parte de la historia.”

Para el director venezolano Thierry Deronne quien califica este documental de «trabajo volunatrio del ALBA» y enseña el documentalismo a los movimientos sociales, “la escena inicial en la cual Tomas Borge se encuentra con una joven estudiante que desconoce quién fue el dictador Somoza recoge el objetivo del documental : rescatar a una figura fundamental de la revolución latinoamericana que los gobiernos de derecha intentaron borrar de los manuales de historia”.

El Comandante Tomás Borge quien prestó su apoyo para la realización de esta obra audiovisual venezolana escribió por su parte: “Carlos no fue un hombre del ayer. Es un hombre de hoy y del futuro. Carlos no fue un hombre de Nicaragua, fue un hombre de América Latina. Fue un hombre con dimensiones mundiales… Carlos fue un hombre de su pueblo y fue un hombre de su época.”

El Comandante Tomás Borge se dirige al público reunido para el estreno del documental en la Cinemateca Nacional de Nicaragua.

El director se dirige al público en el momento de estrenar el documental
Bertha Pineda entrevistando al director por el Canal 13 durante el estreno del documental en el Barrio Histórico e San Judas
El Embajador de Cuba con su familia y con el personal de la Embajada

El historiador y Director de la Escuela de cuadros del FSLN Carlos Midence

Estreno en la UNAN, Managua, noviembre 2011.

Thierry Deronne se dirige al público de la UNAN durante el conversatorio posterior a la exhibición del documental.

Otra exhibición en la UNAN, Managua, noviembre 2011.

El famoso historiador de Arte, de las letras y de la cultura nicaragüense y autor de casi un centenar de libros, embajador de Nicaragua en Chile (1997 – 1999) el Doctor Jorge Eduardo Arellano evoca la figura de Carlos joven bibliotecario del Instituto «Ramiro Goyena» y la importancia de su aficción devorante por la literatura.

Toma de palabra del público posterior a la exhibición del documental.

Thierry Deronne entrevistado en el Canal 13, 21 de octubre 2011

Difusión del documental por el canal

«Carlos Fonseca pertenece al pueblo nicaragüense y a latinoamérica entera» : Giorgio Trucchi entrevista a Thierry Deronne (18/10/2011).


Managua. Por Giorgio Trucchi, LINyM. | 18 octubre de 2011.


Una obra que recorre la vida del héroe y mártir sandinista, el proceso de construcción del movimiento guerrillero y de la lucha en contra de la dictadura de los Somoza, y que se propone rescatar a esa figura fundamental y extremadamente actual del movimiento revolucionario latinoamericano.

Sobre eso conversamos con el cineasta belga-venezolano Thierry Deronne.

-¿Por qué la decisión de realizar un documental sobre la vida de Carlos Fonseca Amador?

- Desde Venezuela nos interesa mucho todo lo que es formación integral dentro de la construcción del poder popular. En este sentido es necesario rescatar y estudiar a Carlos Fonseca Amador, como visionario, como pensador, como hombre de la teoría y la práctica.También queremos expresar nuestra solidaridad con esta segunda etapa de la revolución nicaragüense y respaldar la candidatura del presidente Ortega.

Han intentado separar a Carlos (Fonseca) de esta nueva etapa revolucionaria, transformándolo en un ícono etéreo. Sin embargo, estudiando su obra, es evidente la actualidad de su pensamiento y la continuidad que existe con esta nueva etapa de la revolución y con el concepto de complementariedad del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América).

-¿Cuánto tiempo tomó realizar el documental?

- Fueron dos años de viajes entre Caracas, Managua y las montañas del norte de Nicaragua. Todos estos lugares muy retirados donde Carlos creció a nivel de experiencia personal, social y política.

Fuimos a buscar la memoria del pueblo, los testimonios de la gente más humilde que contribuyó de manera decidida a la lucha. Fuimos a hablar con los campesinos y campesinas que alimentaban a la guerrilla, la costurera que sabe de verdad qué es la pobreza, la muchacha -hoy señora- que acompañó a Carlos en sus últimos momentos.

No queríamos encerrarnos en una biblioteca, sino experimentar lo que el mismo Carlos era, es decir un hombre del pueblo.

-¿De qué manera Carlos Fonseca y su pensamiento aún son actuales?

- Refiriéndose a una escena del documental, en la cual se encuentra con una estudiante que desconoce quién fue Somoza, el comandante Tomás Borge hablaba de la desorientación en la juventud nicaragüense. Y todos sabemos cómo los medios del imperio operan para destruir la memoria, en particular en la juventud.

En este sentido, Carlos (Fonseca) reivindicó el capital de la historia. Un capital que es del pueblo, porque son los pueblos que hacen la historia. Carlos en toda su vida ha demostrado que si no sintetizamos todas las experiencias históricas, no vamos a poder avanzar.

Hoy en día, cuándo las sensaciones privadas terminan siendo identidades públicas y la televisión comercial nos sigue colonizando, Carlos Fonseca nos permite regresar a la política y a la historia plena, ser seres plenos. Él siempre pensó y actuó, y lo demostró ofreciendo su vida.

-¿A quién pertenece Carlos Fonseca?

- Es capital del pueblo y pertenece al pueblo, y es por eso que en el documental hemos privilegiado la memoria del pueblo. Carlos siempre exigió que el Frente Sandinista no se separara nunca de las masas explotadas.

Fuente : http://nicaraguaymasespanol.blogspot.com/2011/10/nicaragua-carlos-fonseca-pertenece-al.html